🎮 CAPÍTULO SEIS 🎮
CAPÍTULO SEIS
20 DE ABRIL
Jessferson.
Como es costumbre, las prácticas se encuentran paralizadas porque Anna está discutiendo con Gabriela.
La co-capitana está extremadamente molesta porque por culpa del descuido de la capitana, una de las animadoras se lesionó el tobillo. Solo porque se encontraba demasiado entretenida como para dar instrucciones y no informar que bajaría a los brazos equivocados.
Desde hace días se encuentra más en la luna que en la tierra, pero hoy gracias a su descuido perdimos a una de las mejores chicas y por desgracia no tenemos un reemplazo tan bueno. Los mejores están donde deben estar y los extras no nos convencen lo suficiente como para darles un papel tan relevante. Estamos acabados.
— ¡No! ¡Si tú estuvieras más pendiente de nosotros nada de esto habría pasando!
Los gritos son algo imposible de disimular, incluso el entrenador los escucha.
— ¡Te la pasas todo el día pendiente de cosas sin importancia en vez de estar enfocada en nosotros, en tu equipo! ¡Estamos completamente perdidos y lo que menos haces es buscar soluciones! —el odio de Anna es muy evidente.
— ¡No es problema tuyo como manejo a mi equipo!
Gabriela la empuja, recibiendo al segundo una bofetada de la otra.
Todos aguantamos un jadeo, pero ninguno se mete cuando ambas chicas comienzan a soltarse golpes y patadas como unas fieras.
Los demás comienzan a hacer apuestas.
Gabriela es hija de políticos ricachones, es obvio que sabe defensa personal desde pequeña, pero Anna es latina. Solo con quitarse los aretes ya todos sabemos a qué se enfrenta la capitana.
— ¡Le voy a Gabriela! —chilla una de sus amigas.
No sé por qué, pero todos terminan entregándome el dinero para que lleve la apuesta. Tomos los billetes lo más rápido que puedo y sonrío cuando Allison rueda los ojos. Ella odia esto y no está para nada de acuerdo con la pelea.
— ¿Puedo apostar también?
Algunos futbolistas ríen al pasar trotando por nuestro lado, el que hace la pregunta es el capitán.
El hijo del entrenador lo empuja para que deje de bromear y el otro solo sonríe, continuando con su entrenamiento.
— ¡ANNA! ¡ANNA!
Decido parar las burlas cuando la mencionada logra tumbar a la capitana. Si bien no me molestan los repetidos golpes que deja en su cara, la verdad es que sé que eso puede afectar su puesto en el equipo y más allá de eso, su cupo y las posibles futuras becas.
— ¡Suéltame, Jessferson!
Anna patalea cuando la cargo, pero no le hago caso a sus insultos porque sé que después me lo agradecerá.
Anna no es agresiva, de hecho es una de las chicas más aplicadas, inteligentes y pacíficas del instituto, pero es que Gabriela logra desesperar a cualquiera. Además de que todos sabemos que su puesto como líder fue comprado y que Anna lo merecía por su esfuerzo.
A todos nos decepcionó que la eligieran solo por la influencia de su apellido.
— ¡Maldita perra!
La chica en el suelo sigue gritando e intenta levantarse, pero Allison se entromete y la obliga a quedarse en su sitio.
Yo le guiño un ojo como agradecimiento.
—Ya estoy cansada, Jessfer —Anna llora y patea con fuerza uno de los bancos.
—Falta poco, ¿vale? Solo debemos soportarla un poco más, ya casi terminamos —pongo una mano en su hombro, intentando tranquilizarla inútilmente.
— ¿Hasta cuando la tengo que soportar? Llevo cuatro años en lo mismo y yo ya no puedo más —seca sus lágrimas y se sienta en el banco —. Todos sabemos que yo merecía ser la capitana, no ella. ¿Hasta cuando tenemos que soportar que dañe a nuestro equipo? A ella no le importa el futuro de nosotros, solo está aquí para estar cerca de Alex.
—Todos te consideramos a ti la capitana —suspiro y me siento a su lado —. Cuando la eligieron a ella sobre ti, sabíamos que su puesto estaba comprado. Hasta tú lo sabes, ¿por qué simplemente finges que no? Así hacemos todos.
—Porque ella siempre me lo recuerda de una manera humillante —aprieta sus puños —. La voy a terminar matando, Jessfer, te lo juro.
—No actúes antes que el karma —apoyo mi mano en su hombro.
Durante un largo rato nos quedamos en silencio. Ella termina de drenar la rabia llorando y yo solo me quedo a su lado, previniendo que no salga por el segundo round.
Cuando la veo más calmada, salgo con ella en busca del resto del equipo. Todos se encuentran sentados en el césped, hablando sobre sus cosas y esperando nuevas instrucciones. Dejan de hacer todo lo anterior al ver a Anna llegar.
Gabriela no se encuentra por ningún lado.
— ¿Dónde está la puta esa? —pregunta co-capitana.
Todos se levantan de inmediato.
—Hicimos una votación y nos quedamos sin seis animadores —Allison se cruza de brazos y sonríe de medio lado —. El resto decidió que quería quedarse contigo.
Alzo mis cejas y miro con sorpresa a Anna. Ella solo frunce el ceño.
— ¿A qué se refieren?
—Pues tampoco lo sabemos, estamos perdidos — Allie camina hasta mí —. ¿Qué deberíamos hacer cuando nos quedamos sin co-capitana?
Anna aprieta sus labios, conteniendo las lágrimas.
— ¿Me están echando del equipo?
Todos contienen la risa, incluyéndome.
— ¿Hice algo malo? Sé que actué con impulsividad, pero de verdad...
—Deja la ridiculez, no actuaste mal. Hiciste todo lo que nosotros queríamos hacer desde que conocimos a Gabriela —todos se ponen de acuerdo con Allison.
— ¿Entonces? —Anna se cruza de brazos.
— ¿Entonces qué? Es tu turno de darnos instrucciones, Anna. —Mi novia sonríe, abrazándome por la cintura.
—Corrígete —sonrío y paso mi brazo por encima de sus hombros —. No más "Anna", ahora la llamaremos capitana.
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26 DE ABRIL
Creo que nunca había notado los tres lunares en la mejilla de Brown.
Sí, es un pensamiento extraño, pero nunca los había visto y mucho menos con tanta claridad. Se ven más bonitos cuando sonríe. Están justo en su mandíbula, debajo de sus hoyuelos.
Le doy un trago a mi jugo de naranja y humedezco mis labios. Hoy está haciendo calor.
Estamos entrando en la primavera, por ende las temperaturas han comenzado a subir y ya no es necesario usar chaquetas pesadas. Todos nos encontramos almorzando en las bancas exteriores.
Con "todos" me refiero a Allie, Kath, el amigo de Kath, Brown y yo. El círculo de siempre, nada nuevo.
Por suerte todo volvió a ser como era antes. Tres semanas fueron suficientes para que Brown volviera a ser el mismo de siempre. Hablamos, convivimos, pasamos el rato y reímos como siempre.
Y bueno, teniendo en cuenta las miradas asesinas que le está echando al amigo de su hermana, la normalidad en el aire se respira. Él se encuentra más serio que de costumbre, pero gracias a los chistes de Allison los cinco logramos mantener una conversación animada.
Mi novia no siempre es alegre, pero al ver que yo estoy distraído, Kath y su amigo intimidados y Brown a punto de cometer un asesinato, decidió actuar como payasa y sacar a flote sus peores chistes. Y sí, son tan malos que dan risa.
Aquí va uno:
— ¿Por qué un perro alza la pata al lado de un poste cuando orina? —pregunta sin contener la risa.
— ¿Por qué? —el amigo de Kath la mira con una sonrisa.
— ¡Por si el poste se cae!
Y sí, hasta Brown se ríe de eso.
Busco con la mirada la manzana en mi bandeja y la tomo justo cuando él hace lo mismo. Ambos nos quedamos paralizados por un momento.
—Es mi manzana —alzo una ceja.
—Yo la vi primero —contraataca, dándole un mordisco —. Toda tuya.
No digo nada cuando la pone en mi boca, solo le doy un mordisco y desvío la mirada para no parecer raro.
Allison no deja de mirar en nuestra dirección.
—Iré a mi clase de música, tengo práctica—él se levanta y se coloca una manga del bolso —. Cuidado con mí hermana, como te llames.
—Kalet... —Kath suspira.
—Todo tranquilo, hermano —como te llames sonríe.
—Yo tengo que ir a la biblioteca, tengo un examen el lunes y prefiero estudiar con libros —Allie me da un beso y se levanta, caminando junto a Brown —. ¿Vamos?
Él me mira por un segundo a mí.
—Vamos.
Y yo tengo la necesidad de seguirlos, pero me logro contener y decido huir al área más alejada de todas: el campo.
Decido comenzar los estiramientos y me pongo a practicar las coreografías. Lo hago con ayuda de mis airpods, así que mientras yo escucho música a todo volumen, para los demás estoy bailando al ritmo del viento.
Decido parar cuando siento una mirada sobre mí.
— ¿No tenías practica de saxofón?
Me giro hacia él, pasando una mano por mi cabello.
—Sí, pero solo fui por la partitura —me enseña las hojas blancas y sonríe —. ¿Quieres acompañarme? Me da flojera practicar solo.
Asiento sin dudarlo y camino junto a él hasta las gradas.
Casi no hay estudiantes, hoy no toca entrenamiento porque estamos en semana de exámenes y los profesores piden a los clubes y a los deportistas un poco de atención a sus materias. Cada cierto tiempo hay congelamiento de actividades.
—Si todos supieran que aparte de futbolista e inútil eres músico...
—Si todos supieran que aparte de animador, no sabes qué hacer con tu vida —sonríe y acomoda el instrumento con toda la experiencia de una vida haciéndolo.
Brown toca el saxo desde que tengo memoria. Sus padres son músicos al igual que el resto de su familia. Son músicos muy reconocidos, se podría decir que son unas leyendas y desde pequeños tanto él como Kath destacaron con un instrumento de su elección. Kath se fue más por el violín, pero no mostró mucha pasión por la música y terminó dejándolo.
A Brown sí le gusta, de hecho piensa hacer una presentación en la fiesta de graduación, esa es la canción que está practicando. Y lo hace excelente, solo que le gusta que lo evalúe porque nunca se siente lo suficientemente bueno en nada.
Y sí, lo que dijo fue una broma, pero realmente no es mentira. Aparte del baile, no tengo ningún otro talento que explotar. No se me dan muy bien las notas, estudio aquí porque el esposo de mi mamá es director ejecutivo en una empresa automotriz. Brown se cambió a este instituto porque yo me salí del anterior y más atrás de él se vinieron Kath y Allie.
Al parecer mi acompañante nota mi cambio de humor.
— ¿Estás bien? —deja de tocar y me observa preocupado.
Suspiro y paso una mano por mi cabello.
— ¿Ya sabes qué harás después del instituto?
Él parpadea sorprendido.
—Estudiaré música y me uniré al equipo de futbol de mi universidad —se encoje de hombros.
Él tiene la vida resuelta.
«Y tú no sabes hacer nada bien, pedazo de mierda»
Te odio.
—No sé por qué, pero presiento que te pasa algo —entrecierra sus ojos y deja el instrumento a un lado, sentándose cerca de mí.
Yo pienso largos minutos si contarle o no. Me cuesta mucho hablar, con la persona que más hablo es con Brown y conmigo mismo. Y con hablar me refiero a desahogarme, me cuesta mucho hacerlo porque normalmente soy de los que escuchan, pero nunca se quejan.
Brown siempre me lo ha reprochado, eso de escuchar a todos y no tener tiempo para mí. Y es verdad... Solo que me avergüenza hacerlo. Me avergüenza hablar de mis inseguridades porque siempre son las mismas: o baja autoestima, o envidia, o celos, o todo lo anterior. Y no me gusta sentirme así. No me gusta que todos perciban una imagen así de mí.
—No sé si quiera estudiar —digo por fin —. Mi mamá me ha insistido mucho con esto de la psicología, pero sinceramente no sé si sea lo suficientemente bueno. Me da miedo que el baile sea lo único que sé hacer en la vida.
—Puedes estudiar danza.
—No quiero hacer solo eso.
—Pues no lo hagas —se encoje de hombros —. Baila en la calle hasta que llames la atención de un agente de Broadway.
—Quiero volverme famoso —ruedo los ojos —. Quiero ser reconocido... Coreógrafo de un artista internacional o algo así. Quiero tener algo con lo cual lucrarme de mi trabajo.
—Descarga TikTok.
No puedo evitar sonreír con la idea.
— ¿Verías mis vídeos? —pregunto divertido.
—Hasta los bloopers —asiente, sin una pizca de burla.
—Allison me haría bullying por el resto de mi vida —suspiro y niego.
—Que le den.
Enciende un cigarrillo y le da una larga calada. Yo aparto la mirada para que el humo no me dé directamente.
A mí no me gusta que fume, pero agarró el vicio hace un par de meses cuando su abuelo murió y fui incapaz de reprocharle la única manera en la que lograba calmar la ansiedad.
Claro que también tenía otro método, pero pensándolo bien, proponérselo ahora sería bastante extraño.
— ¿Quieres ir a mi casa hoy?
Mi pregunta parece sorprenderlo, pero aún así asiente, dándole otra calada a su cigarrillo.
No le pregunto qué le está produciendo ansiedad, solo me quedo a su lado y vuelvo a poner música, solo que dándole un auricular a él.
A él no le gusta la música que yo escucho, pero nunca me lo dice. Solo sé eso porque estando borracho —el día que vomitó toda la sala de mi casa—, me dijo que oía pura mierda.
Hasta el día de hoy no sabe que yo sé, pero me aprovecho de eso para hacerlo sufrir. Aún no puedo creer que no le guste el trap.
Obviamente tener una familia de músicos le creó un gusto muy refinado y estricto desde pequeño. Él escucha música clásica y a Adele. Ama a Adele, es su crush.
Allison llega poco tiempo después. Kath se va directamente a su casa —obviamente le envía un mensaje a Brown—, y luego de un rato nos vamos él y yo.
Mi novia decide quedarse a ensayar unos pasos, a pesar de que insisto en dejarla en su casa. Termino dándome por vencido, solo pidiéndole que me avise cuando llegue.
...
—Allison lo sabe, ¿verdad?
Admito que me voy un poco de lado cuando Brown hace esa pregunta.
Observo un punto muerto de mi habitación y trago saliva. Sí, lo sabe. Merecía saberlo porque en nuestra relación no hay ningún tipo de secretos. Nos conocemos desde pequeños, ella también es mi mejor amiga y la mujer con la que me voy a casar. También merecía saber que me besé con mi mejor amigo.
—Sí —digo en voz baja.
Él asiente y suspira, deslizando sus manos por su cara.
— ¿Por qué? ¿Te dijo algo? ―lo observo con duda.
—Intentó preguntarme "disimuladamente" si ya tenía claro lo que quería —rueda los ojos —. Supongo que está confundida por Mili.
« ¿Mili? ¿Quién carajos es Mili?»
No es tu problema.
—Sí, supongo que es eso —río y revuelvo mi cabello.
Él se sienta a mi lado en el sofá e inicia una partida de GTA, su juego favorito y un clásico.
Yo intento concentrarme en las gráficas y en los movimientos del personaje, pero solo logro concentrarme en la persona que está a mi lado.
Mi mirada viaja por su pierna, que sube y baja porque él nunca deja de mover su pie. Navego por sus brazos que toman el control con fuerza, tensando sus músculos alrededor de los botones. Las venas de sus antebrazos se vislumbras, al igual que los vellos dorados que los gobiernan. Brown es rubio.
—Quiero ese auto, me lo voy a comprar.
Su comentario me saca de mis pensamientos.
Observo sus labios cuando comienza a parlotear algo acerca de su regalo de cumpleaños y trago saliva cuando humedece con su lengua la parte inferior. Él está sumergido en el juego, no parece atento a nada que tenga que ver conmigo. Tampoco parece consciente de lo mucho que me gustan los tres lunares encima de su mandíbula. O la manera en la que aprieta esta cuando se siente presionado.
— ¿Me estás escuchando?
Aparto la mirada cuando se gira hacia mí.
Él frunce el ceño y señala la pantalla, en la que se encuentra una camioneta roja idéntica a la de Cars.
—Siempre quisiste un Mate, ¿no?
—Sí, pero Mate es azul —carraspeo —. Aunque tener una roja tampoco me molestaría.
—También me gusta más de roja.
Continúa jugando y decido ir al baño antes de seguir actuando como un extraño.
¿Por qué me estoy comportando así? Es asqueroso. Yo no soy así. Iugh. Es Brown, no Allie.
¿Qué carajos me está pasando?
«Se te para por tu amigo»
¡Mentira!
Arrojo agua a mi cara y observo mi imagen horrorizada en el espejo.
Soy Jessferson Álvarez y durante mis diecisiete largos años solo me han gustado las mujeres. ¿He tenido una sola novia? Sí, pero siempre me he fijado en mujeres. Los hombres no entran en mi lista. Ni los hombres, ni Brown. Él es como un hermano. Si tuviera que estar con alguien de su familia, sería su hermana. Él jamás.
«Bésalo de nuevo para comprobarlo»
¡Noooo! ¡¿Por qué mejor no te mueres?!
«Es entretenido joderte la vida»
Gimo y arrojo más agua a mi cara. No puedo seguir así.
Entro a mi habitación pensando una excusa para que se vaya, pero me quedo en silencio al encontrarlo dormido en el sofá.
No soy tan mierda como para despertarlo.
Suspiro y paso mis manos por mi cabello sin saber qué hacer. Necesito hablar con Allie pronto, ella me entenderá mejor que nadie. Es mi novia, sabe lo que me gusta y seguramente sabrá qué es lo que me pasa.
Esto solo deben ser nervios y confusión por todo lo que me dijo Brown. Sí, es eso. Ambos tenemos dependencia emocional con el otro porque nos queremos mucho. Seguramente ese cariño fue malinterpretado y empeoró porque ambos besamos bien.
Porque sí, besa bien. Solo por eso me dio menos asco.
Cubro su cuerpo con una manta y me agacho hasta quedar a centímetros de su cara. Él tiene el sueño más pesado del mundo, así que no dudo que dormirá hasta la madrugada.
Y aprovecho eso para tocar su labio inferior. Lo hago con mi dedo pulgar, es una caricia muy suave y lenta porque lo que menos quiero es que esté fingiendo y me encuentre en una posición extraña. Descarto esa posibilidad al notar que sí está en el quinto sueño.
«Bésalo»
No.
—Jess —un susurro casi inaudible sale de sus labios.
Yo lo miro asombrado. ¿Está soñando conmigo? Qué gay.
«Es tu momento, bésalo»
¡Que no!
—Creo que quiero besarte —digo antes de siquiera pensar.
Porque no es mentira, porque es lo que quiero hacer.
Pero no me atrevo a hacerlo porque él es un chico... Y porque tengo novia.
🎮🎮🎮
Hay vida en Marte, damos y caballeras :D
Espero que les haya gustado, debo aclarar que aquí estamos un poco más avanzados que en Gemelos Problemáticos, por lo que intentaré equilibrarlos con la próxima actualización <3
Con mucho amor y un beso en la boca
—Nepasavoir.
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