¿Quienes son?

Antes que nada, debo disculparme por la demora, fue falta de inspiración, entre otras cosas. La historia continuara su curso normal, con actualizaciones semanales. Decidí meter personajes recientes, malos, etc. para darle un poco más de historia a la misma :D

Disfruten~


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Estaba bastante inquieto, no paraba de moverse de un lado a otro. La duda continuaba comiéndole por dentro así como la culpa devoraba lentamente su corazón y ser entero. Un suave suspiro se hubo apenas escapado de sus labios poco antes de darse la media vuelta y optar por salir de la torre. Se dirigió a toda prisa a los elevadores poco antes de encontrarse con el magnate multimillonario y dueño del lugar.

-¿A dónde vas tan rápido? - Inquirió Stark mientras paseaba su mirada almendrada sobre el cuerpo del asgardiano, que parecía no haber dormido ni un ápice la noche anterior y estar siendo devorado por la ansiedad misma.

-Debo encontrarlo - Respondió sin más poco antes de ignorar olímpicamente el playboy y pasar a su lado, recibiendo una mirada un tanto curiosa de parte de este.

-Te he dicho que quizá no quiera ser encontrado, ¿No lo has pensado de esa manera? Vi su escenita. -Respondió moviendo la diestra de un lado a otro mientras una pequeña sonrisa habría de dibujarse en sus labios. -Y sé que por experiencia, no es bueno presionar en esas situaciones. -

La mirada del rubio se detuvo y se transformó en aquel momento en una de asombro, ¿En serio el castaño estaba tratando de ayudarle? No, aquello no tenía ni el más mínimo sentido, haciéndole reír casi al instante, gesto en particular que no le agradó en lo más mínimo al multimillonario, él solo estaba tratando de ser amable, ¿Qué rayos le sucedía al asgardiano? Tal parecía que todos los seres de otros planetas tan solo luchaban por la supremacía en una relación y no hacían para nada las cosas de la manera correcta.

-Gracias por tus consejos, Stark, pero no planeo dejarlo solo en las calles de esta ciudad. - Añadió poco antes de llevar su diestra hasta las despeinadas hebras rubias que le obstruían la visión, acomodándolas grácilmente detrás de su oreja derecha.

Aquello solo habría arrancado un suspiro de los labios del castaño, quien finalmente habría optado por hacerse un lado y dejarle el camino libre al asgardiano. Pero este siquiera pudo avanzar más, apenas habría dado dos pasos en dirección al elevador cuando el rubio tronador hizo acto de presencia en la habitación, marcando un silencio sepulcral en la misma. Fandral tan solo rodó los ojos, tal parecía que aquello se había convertido en alguna especie de barrera que le impedía ir en búsqueda del hechicero.

-No he venido a pelear. - Añadió el dios del trueno en su defensa al notar la expresión que por aquellos momentos se habría dibujado en el rostro del espadachín, aunque a decir verdad le era indiferente, si se daba la oportunidad terminaría por golpear el bonito rostro de su amigo una vez más hasta el cansancio.

-¿Entonces qué rayos quieres? -Cuestionó hastiado el otro rubio mientras se cruzaba de brazos y le dedicaba la peor mirada de indiferencia que pudo poner en aquel momento.

-No sé dónde está... - Soltó finalmente el tronador con la expresión de preocupación que ninguno de los nueve reinos habría osado contemplar, no al menos hasta aquel instante. -Heimdall le ha pérdido el rastro. Stark... - Añadió dirigiendo su afligida mirada al multimillonario, que por aquellos momentos estaba bastante divertido imaginando la historia de telenovela que habría de escribir y mandar a la televisora mexicana más cercana.

-Ricitos - Respondió saliendo de su ensimismamiento y dedicándole una sonrisa notoriamente fingida, ya estaba un tanto harto del drama que aquellos tres habrían creado y del cual lamentablemente se habría hecho co-protagonista en algún momento. - Me temo que no...-

-Necesito que me ayudes, tienes ojos por toda la ciudad. - Inquirió interrumpiendo las palabras del castaño. Debía admitir que si quería encontrar a su amado dios debía recurrir al midgardiano, porque de solo usar su fuerza tardaría siglos en hallarle.

Fandral se habría mantenido callado durante todo aquel lapso de tiempo, tratando de asimilar la idea que le habría caído como balde de agua fría de un momento a otro. ¿Era en serio? Apenas se habrían descuidado un instante cuando todo aquello ya habría pasado debajo de sus narices.

-Me temo que no tendrán que hacer nada de eso. - Una nueva voz habría sonado en el recinto, mientras el capitán américa habría hecho acto de presencia en la habitación, y la figura de un castaño indiferente se dibujaba justo detrás de este.

Anthony tan solo abrió los ojos de sobremanera, ¿En serio Rogers se atrevía de nueva cuenta a hacer acto de presencia en el lugar y más aún, acompañado de él? Debía tener muchos huevos para hacerlo. Apretó la mandíbula dispuesto a despachar a los recién llegados del lugar, pero la mirada acusadora de ambos rubios le hicieron guardar silencio al instante.

-¿Qué sabes tú de él? -Cuestionó Fandral rompiendo el silencio que habría guardado hasta ese momento, poco antes de proceder a aproximarse hasta el recién llegado y su extraño e inusual acompañante.

-Este mundo está plagado de seres inmundos que tratan de sacar ventaja ante cualquier amigo o conocido de los vengadores - La voz esta vez provenía del castaño ojiazul que se habría mantenido en silencio justo detrás del rubio capitán. - Y si no pueden con aquel que es un dios, al menos habrán de encontrarle un talón de Aquiles, y tal parece que lo han hecho a la perfección. - Añadió poco antes de sonreír con ironía.

Días atrás, después de tantos eventos acontecidos, tras los ruegos y constantes visitas del rubio a su persona, habría terminado por ceder ante él, tratando de recuperar parte de los recuerdos pérdidos y parte de su vida con ellos. Habría pasado días enteros tratando de huir del ojo público, pero por alguna extraña razón, aquel día en que habría divisado la figura de Steve, habría ido inevitablemente a su encuentro, acto del cual se habría arrepentido días después, al notar la extraña insistencia que éste tendría para con él.

-La persona que lo tiene, se llama Helmut Zemo -Añadió el Soldado del invierno enarcando con suavidad una ceja y observando a todos los presentes en el acto. -Y me temo no está solo... - Añadió soltando un suave suspiro al recordar las demás armas que tendría bajo su poder.

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Abrió los ojos lentamente, divisando apenas un par de barrotes de metal justo enfrente de él. Quiso mover la diestra en dirección de estos, siendo detenido casi al instante al notar las ataduras que tendría en las muñecas. Quiso hablar pero pronto hubo de notar que su boca se hallaba amordazada, tal cual como había sucedido cuando el dios rubio le habría arrastrado una vez más de regreso a Asgard. Maldijo para sus adentros poco antes de enfocar mejor hacia el exterior de su ahora prisión, ¿Dónde rayos estaba? Negó rápidamente poco antes de notar como una persona se aproximaba hasta el exterior de los barrotes.

-Despertó - Gritó sin más el militar, poco antes de que una persona con rasgos que jamás habría visto antes hiciera acto de presencia en el lugar.

-Me ha costado bastante tiempo dar contigo, ¿Sabes? - Comenzó a hablar el sujeto mientras paseaba de arriba a abajo su mirada sobre el hechicero. - Después de todo, ¿Qué podemos hacer unos simples humanos en contra de los dioses de otros mundos? -Cuestionó alzando ambas manos en señal de duda -Cuando todos ustedes llegan a nuestras apacibles vidas tan solo a destruir todo... ¿Y qué hacen los supuestos vengadores? ¿Salvarnos? Patrañas - Añadió antes de girar sobre su cuerpo y darle la espalda al pelinegro. -Estoy consciente de las consecuencias que acarrearan mis actos pero ¿Sabes? - Añadió mirando de reojo al pelinegro que parecía finalmente entender hacia donde iba toda aquella plática sin sentido. - Nosotros también podemos defendernos y tener nuestras armas... -

Aquello último habría sonado más como una presentación, siendo que esta vez una hermosa joven de cabello castaño habría hecho acto de presencia en el lugar, acompañada de un alto y fornido joven de cabello peliplateado. Aquello tan solo habría arrancado un gesto de duda en el rostro del hechicero, sin entender del todo lo que estaba sucediendo.

- Sácale todo el provecho que puedas - Añadió Zemo poco antes de proceder a marcharse del lugar, dejando al par de jóvenes al mando.

La joven tan solo sonrío de medio lado poco antes de aproximarse hasta los barrotes de la celda, extendiendo lentamente sus manos en dirección al hechicero, mientras éstas comenzaban a danzar lentamente, emitiendo un hermoso destello carmesí que terminó por rodear el perfecto cráneo del pelinegro.

Loki abrió los ojos de sobremanera justo en aquel instante, ¿Acaso existían humanos con aquellas habilidades? El mundo le dio vueltas en aquel instante cuando las imágenes comenzaron a hacer acto de presencia en sus pensamientos, comenzándole a marearle al instante.

La primera imagen que hubo invadido su mente era el hermoso y mítico reino asgardiano. La figura de Padre de Todo en el trono, mientras la hermosa Frigga yacía a su lado, ambos con enorme y tan falsa sonrisa en sus labios que darían asco. Era un baile... Eso era. Un enorme baile. En el medio del salón, yacían Thor y Jane. Ambos atrajeados con atuendos que nunca en su vida habría visto. Los invitados atiborraban el enorme salón que no parecía darse abasto en el lugar. Vino, música, palmas, un enorme festejo, ¿Qué era ello? La cabeza le iba a explotar en aquel instante, pero su mente esta vez viajó hasta las celdas asgardianas, esas que alguna vez habrían sido su hogar durante el castigo impuesto por Padre de Todo. Abrió los ojos de sobremanera al notar que habría alguien que no era él en estas: Un pequeño rubio de mirada esmeralda, que no pasaría de más de los tres años era el que lloraba en el medio del desolado lugar. Algo en su ser entero mandaba una señal de advertencia. Ese niño se le hacía tan familiar... Giró entonces su cuerpo, para notar su propio reflejo en un cristal de un celda cercana: la sangre manaba de una enorme herida en su cráneo.. ¿Estaba muerto?

Un grito desesperado brotó de sus labios ante tal escena, mientras todo su ser clamaba con insistencia que aquello no era real. Él habría hecho esa clase de trucos antes cuando poseía aquella gema del infinito que en su momento le habría sido entregada por Thanos. No, aquello no era real, ¿Cierto?

Abrió de nueva cuenta los ojos, sintiendo como su cuerpo terminaba por desplomarse en el piso mientras su mente aún continuaba luchando por salir de la pesadilla que la Bruja Escarlata habría enterrado en su mente.

- ¿Lograste averiguar algo? -Inquirió Zemo apareciendo justo detrás de la chica, mientras observaba al dios completamente deshecho en el piso de la celda. Sin sus poderes era tan vulnerable como cualquier mortal de aquel mundo.

-Hemos dado en el clavo, para vencer a Thor - Respondió la chica mientras su mirada continuaba clavada en el dios que ahora yacía inconsciente en el piso del lugar. -Pero me temo que tenemos un problema - Añadió frunciendo el ceño y observando al alemán justo detrás de ella apenas por el rabillo del ojo.

-¿Qué puede ser tan malo que nos represente un problema a estas alturas? -Cuestionó el adverso mientras soltaba un suspiro resignado ante el pero de la joven.

-Me parece ilógico, jamás habría logrado extraer información de nadie. - Inquirió, sabiendo de antemano que sus poderes tan solo servían para manipular y extorsionar a su víctima, sumiéndola en algún tipo de pesadilla, pero esta vez la magia dormida de su contrario habría hecho efecto en sus habilidades, terminando por mostrarle a la chica la misma vivencia que el hechicero habría tenido. - El dios esta... - Enarcó una ceja con un dejo de duda ante lo que iba a decir. - Está esperando un hijo...

~*~*~*~*~*~

Fandral no paraba de dar vueltas de un lado a otro en la habitación. Se sentía bastante fuera de lugar, pero al parecer no sería el único, ya que el dios del trueno no se había movido del sillón carmín del lugar, mientras que el multimillonario continuaba mirando sus extraños aparatos, introduciendo datos en los cientos de computadoras que parecían procesar rápidamente los mismos.

-Usaré un programa de reconocimiento facial con los datos proporcionados por nuestro ex enemigo y ahora amigo - Añadió mirando al castaño que no parecía inmutarse ante las bromas del playboy, pues no se había movido de su lugar en la pared más alejada que podría haber encontrado, siendo vigilado de cerca en todo momento por el rubio de mirada záfiro - Buscaré a nuestro buen amigo Zemo, pero me he de temer que estoy violando muchas reglas y SHIELD estará aquí en unos, ¿Qué será, cinco minutos? Lo cual implica tener que explicarle la situación a nuestro amigo el tuerto, lo cual, traerá peores conse...-

- ¡Calla! Asgard tomará la responsabilidad de estos actos, tan solo encuéntralo. -Clamó el rubio tronador bastante desesperado ante las vueltas que el millonario le daba al asunto.

-Me temo que no tenemos que llegar hasta ese punto -Añadió la voz de la pelirroja que habría brotado de la nada. Claro, habrían olvidado todo este tiempo que la agente habría estado yendo y viniendo a la torre como se le pegara la gana. - SHIELD está al tanto de todo esto, y otorgara todos los permisos y ayuda posible, siempre y cuando el prisionero de guerra rinda cuentas ante el consejo. -

Aquellas palabras no habrían ocasionado más que una mueca de desagrado por parte de ambos asgardianos. Pero naturalmente, toda ayuda sería bienvenida, ya después habrían de arreglar cuentas con el tribunal midgardiano que clamaba por la sangre de Loki.

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