En Las Prisiones De Asgard
Las avellanas del rubio se posaron en el pelinegro que yacía plácidamente dormido en las blancas sedas de la cama que yacía en medio de aquella prisión asgardiana. Aquello se había convertido en su rutina día a día. Las visitas imprevistas a aquel dios prisionero, eran una cita a la que no podía faltar. ¿Desde cuándo se había prendado de esa manera del dios del engaño? No podía recordarlo, simplemente aquel sentimiento había surgido, y ahora tenerlo a su alcance... Tan solo acariciaba la idea de poder siquiera, rozar la piel de porcelana del príncipe del engaño con la yema de sus dedos.
Podía recordarlo claramente, aquel día en que se enteró que seguía con vida, aquel día en el que Padre de todo había enviado a Thor en su búsqueda, pero este había regresado con el dios esposado y sentenciándolo a las prisiones asgardianas, mientras él se dedicaba en cuerpo y a alma aquella midgardiana. Rechinó los dientes intentando alejar esos pensamientos de su ser, enfocándose en el pelinegro que comenzaba a levantarse de su sueño. El rubio tan solo se dio media vuelta dispuesto a marcharse entre las sombras.
-No tienes porque marcharte, Fandral - Murmuró el pelinegro mientras la ilusión se desvanecía en un segundo, mostrando la figura del dios pelinegro observándolo cerca del campo de energía.
-¿Cuánto tiempo llevas ahí? - Cuestionó divertido el rubio mientras se daba media vuelta y le observaba con una sonrisa en los labios.
-El suficiente para saber qué haces esto todos los días -Contestó Loki enarcando la ceja izquierda mientras se cruzaba de igual manera de brazos.
-Bien, ya que lo sabes, procedo a retirarme - Agregó el rubio divertido para seguir con su camino.
-¿Eso es todo? - Cuestionó el dios -De vez en cuando es bueno tener compañía... - Agregó un tanto melancólico Loki mientras caminaba hacía la esquina de la habitación, dejándose caer en el piso para sentarse y observar al otro.
- ¿Me estas invitando a quedarme aun sabiendo que ... te acoso? -Contestó divertido Fandral mientras de nueva cuenta se acercaba al campo de energía.
-No entiendo del todo tus motivos, pero sinceramente no me hace mal un poco de compañía, además, me gustaría saber qué sucede fuera de estas paredes... -Susurró el pelinegro desviando la mirada.
Desde que Thor lo había puesto ahí, no había sabido mas nada del mundo. Se había encerrado en su celda alejado de todo y de todos, solo había logrado escuchar algunos rumores sobre la mortal Jane Foster, que había visitado Asgard en algunas ocasiones, además de que Thor estaba por ascender al Trono del reino y quizá, dentro de poco desposar a la midgardiana. Soltó un suspiro, no era algo que le interesara, pero simplemente le era insoportable el hecho de que Thor obtuviese todo y él simplemente estuviese ahí, en medio de la nada.
-No son demasiado difíciles de entender... Pero puedo decirte que todo es aburrido ahí arriba. -Agregó el rubio mientras tomaba asiento en el escalón cercano a la celda del dios del engaño.
-La coronación de Thor será dentro de poco, así que supongo que muchas cosas están por cambiar. Sif está ardiendo en celos, y la paz en los nueve mundos parece finalmente haber llegado. Fin del cuento -
-Parece que este es mejor lugar que el de haya arriba - Contestó el pelinegro mientras le dedicaba una sonrisa.
- Por mucho... - Murmuró el rubio poco antes de ponerse de pie. -Debo marcharme -Agregó dedicándole una nueva sonrisa al pelinegro, dándose la media vuelta para salir del lugar.
Aquel era el primer paso en muchos años. Jamás había logrado cruzar demasiadas palabras con el pelinegro, aun en su juventud, en la que pasaban demasiado tiempo juntos, Loki jamás se había separado de Thor y sus oportunidades se habían visto lejanas ante la renuencia del pelinegro a socializar, además, de que Thor siempre lo había forzado a acompañarlo a los bajos burdeles de Asgard. Soltó un suspiro poco antes de salir, saludando a los guardias del lugar. Los lograba engañar con unos cuantos billetes y algunas vagas promesas de un buen sexo con alguna asgardiana de las muchas que lo seguían.
Se encaminó entonces hacia sus aposentos, estaba cansado, necesitaba pensar, las cosas aquella tarde habían transcurrido demasiado rápido para su sorpresa, y Loki... La cabeza la dio vueltas de un momento a otro.
-¡Fandral! ¡Mi buen amigo! ¿Dónde te habías metido? - La voz del tronador lo hizo salir de sus pensamientos, mientras era interceptado por aquel rubio impertinente de un momento a otro.
- Por ... Ahí... - Murmuró sonriéndole mientras se disponía a evitarlo.
-Hogun y Volstagg nos esperan en la taberna del sur - Agregó divertido mientras le pasaba el brazo alrededor de los hombros ajenos.
- No creo que sea buena idea, tengo muchas cosas que hacer y... -
No terminó aquella frase, cuando ya era arrastrado por el fuerte brazo del otro a la susodicha taberna. No hubo mucho más después de aquello, tan solo una extraña velada con los demás guerreros, donde el alcohol y las estupideces proliferaron al máximo; la única ausente en esos momentos, había sido Sif, la cual obviamente estaba evitando al tronador debido a sus celos desbordados.
- En cuanto subas al trono... - Susurró Fandral mientras observaba su cerveza, que estaba casi completa en el tarro -¿Consideraras liberar a tu hermano? - Cuestionó mientras le observaba de reojo, sabiendo que Thor estaba lo suficientemente ebrio como para olvidar aquella platica a la mañana siguiente.
- ¿Por qué preguntas, amigo mío? ¡Por supuesto! Mi hermano no estará más en prisión en cuanto haya aprendido su lección -Respondió divertido el tronador mientras continuaba bebiendo ávidamente de su tarro.
- Su lección - Repitió por lo bajo el guerrero mientras perdía su mirada en la cerveza.
Tenía mucho que pensar aquella noche.
~*~*~
Las esmeraldas de Loki estaban fijas en el rubio que yacía en silencio frente a él. Habían platicado gran parte de la tarde sobre varias cosas absurdas y banales, y en parte, sobre la plática que habían tenido los guerreros el día anterior, omitiendo claro, el detalle que hablaba sobre su libertad. De alguna manera, el pelinegro había comenzado a disfrutar de la compañía del rubio, que no había faltado ninguna tarde a su visita diaria a los calabozos.
-Quisiera poder tocarte... - Susurró el rubio de la nada, interrumpiendo su tranquila platica mientras sonreía por lo bajo y observaba al pelinegro. Loki tan solo guardó silencio ante aquellas palabras, desviando la mirada casi de inmediato.
-Idiota... - Murmuró el pelinegro desviando la mirada. -No hay un futuro aquí... - Agregó un tanto melancólico el dios mientras observaba un punto cualquiera de la nada.
Aquellas fueron las palabras decisivas para el rubio, quien de inmediato buscó entre sus ropas, sacando una pequeña gema de color verde y abriendo casi de inmediato la prisión del dios del engaño, quien ante esto, se quedó paralizado observando al rubio irrumpir en el lugar.
-¿No lo hay? - Cuestionó Fandral mientras sujetaba con suavidad al pelinegro de los hombros, posando su mirar en aquel par de perfectas esmeraldas que lo observan sorprendidas.
- No a mi lado... -Susurró sabiendo las intenciones del mayor.
Pero no hubo más palabras, de un momento a otro, los labios de Fandral habían comenzado a devorar los de Loki, quien en un principio se había negado a aquello, pero al final, había terminado por acceder a probar aquel fruto prohibido. Se separaron apenas ante la falta de aire en los pulmones, observándose en silencio sin saber que decir ante aquello.
-Loki, yo... -
-No lo digas -Le interrumpió el moreno mientras bajaba el rostro y se deshacía con suavidad del agarre del rubio. -Posees a cientos de mujeres a tu disposición, guerrero, ¿Por qué perder el tiempo con alguien como yo? -Cuestionó contrariado. La única persona que le había brindado amor en un pasado era y seguía siendo su madre, Frigga, y fuera de ella, ni aun el amor fraternal de Thor lo había considerado parte de aquel sentimiento. -Soy un prisionero, nada bueno... -
Sus palabras se vieron interrumpidas de nueva cuenta ante el abrazo del rubio. Loki finalmente se dejó llevar de nueva cuenta, debía admitirlo, el calor de aquel cuerpo le sentaba bien.
-Mi amor lleva cientos de años consumándose, Loki, ¿Por qué negarme esta dicha? - Cuestionó contrariado el rubio mientras acariciaba con suavidad las hebras negras del dios del engaño entre los dedos de su diestra.
Loki guardó silencio por unos segundos. Se sentí bien estar con Fandral, pero no podía admitir que lo amaba, era demasiado pronto, no había amado a nadie antes en su vida, pero la compañía y los labios del rubio lo incitaban a pecar; agregando el hecho de que ambos eran hombres, lo cual, aunque no era demasiado extraño para la sociedad de Asgard, pero lo era para él.
- No sé cómo hacerlo... - Murmuró Loki sintiendo como la sangre subía por sus mejillas y las coloreaba de un leve tono carmesí.
-Déjate llevar... -Murmuró el rubio mientras le sujetaba el mentón, obligándolo a cruzar miradas. -Yo voy a enseñarte... - Agregó un tanto cómplice el guerrero mientras continuaba sonriendo.
-Haz lo que quieras... -Respondió el pelinegro desviando la mirada, mientras observaba el campo de energía que había desparecido justo detrás del rubio. Quiso huir, pero algo le detuvo al instante. ¿Engañar a Fandral y escapar de las prisiones asgardianas? ¿Quedarse y sucumbir ante aquel sentimiento que desconocía aún? La cabeza le dio vueltas. No pudo moverse de donde estaba, por alguna razón, quería quedarse a averiguarlo, anhelaba sentir lo que tantos años se le había negado, lo que Thor era capaz de sentir por Jane, aquel extraño sentimiento que le había cambiado por completo y le había vuelto un estúpido bondadoso. ¿Podía acaso surtir el mismo efecto en él?
-Gracias... -Murmuró el rubio besándole la frente sin deshacer el abrazo.
Loki tan solo se dejó hacer, sin corresponder aun el abrazo, pero sintiendo como aquel mero contacto era suficiente para transmitirle todos los sentimientos que el guerrero guardaba para con él.
~*~*~
El dios del trueno le había buscado de arriba hacia abajo por todo Asgard, pero Fandral parecía desaparecer todos los días a cierta hora de la tarde sin dejar rastro alguno. Soltó un suspiro poco antes de dirigirse al palacio, rindiéndose totalmente ante aquella búsqueda infructuosa, ya sería en otra ocasión en que lo consultase para hablarle sobre la propuesta de matrimonio y sobre sus amplios conocimientos de la mente femenina.
Caminaba escaleras arriba del palacio, cuando logró divisar la figura de Sif al final de esta, que lo observaba con cara de pocos amigos mientras se cruzaba de brazos.
-Me alegra verte, Sif, ¿Has visto a Fandral? -Cuestionó con una sonrisa el dios, esperando una respuesta por parte de la guerrera, quien solo le sonrío irónicamente mientras se acomodaba el cabello.
-Está en los calabozos -Respondió la chica mientras se daba la media vuelta -Dime Thor - Se detuvo mientras le daba espalda, capturando la atención del rubio al instante. -¿Es cierto aquel rumor de que te desposaras con la mortal? - Cuestionó la mujer, esperanzada aun por la respuesta que pudiese recibir por parte del otro.
- Sif, eso depende de su respuesta - Contestó el rubio totalmente ajeno al sentido que aquella preguntaba conllevaba en su interior.
La guerrera solo rechinó los dientes poco antes de salir del lugar a grandes pasos, dejando atrás a un Thor confundido ante aquella reacción. Bien, ya pensaría en ello después, a final de cuentas, la respuesta de la chica lo había dejado pensando aun mas que la reacción de esta. Empuñó entonces a Mjolnir en la diestra y se dirigió a toda prisa a las prisiones al noroeste de Asgard. Apenas hubo llegado, cuando notó la presencia del blanco corcel que pastaba en las cercanías de esta, era obvio quien era el dueño de aquel equino. Se apresuró entonces hasta la puerta de metal que se erguía majestuosa en la entrada del lugar. Los guardias tan solo hicieron una leve reverencia y lo dejaron pasar sin pregunta alguna, Thor no puso atención en aquellos detalles, pues la curiosidad lo consumía en aquel instante, ¿Qué hacía Fandral en las prisiones de Asgard? ¿Visitaría a alguna bella prisionera para seducirla? Sonrío ante la mera idea de que aquello pudiese suceder, el rubio era capaz de eso y mucho más. Buscó en los primeros niveles de las prisiones subterráneas, encontrándose solo con los guardias habituales y los prisioneros de más bajo nivel. Continúo descendiendo y buscando por los pasillos sin éxito alguno. Estando a punto de rendirse, decidió visitar el nivel más bajo de las prisiones, aquel donde se encontraba la única persona que quizá, valía la pena visitar en aquel lugar.
No hubo siquiera llegado a los pasillos, cuando escuchó la voz del rubio y la voz de ... Loki. Se apresuró entonces tan solo para observar la escena que ni en sus más locos sueños se hubiese imaginado quedándose paralizado mientras observaba atónito como su rubio amigo devoraba con avidez los labios de su hermano menor.
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