Cosecha lo que siembras

La mirada azulada del dios del trueno se encontró en unos segundos con aquellas almendras que denotaban furia desbordada. El pelinegro por su parte solo observaba su obra maestra desde una distancia prudente, mientras sus prendas volvían a aparecer en su cuerpo semidesnudo.

—¿¡Como osas ponerle un dedo encima?! —Bramó furioso el espadachín mientras dirigía el filo de su espada al cuello del dios del trueno.

El rubio dios por su parte, no sabía cómo responder a aquello. Fandral era su amigo, ¿Sería capaz de ponerle una mano encima para pelear por su gran amor?

—No creo que sea lo que piensas ... —No sabía que decir, pero quería retrasar aquella escena lo más que pudiese.

—¿No es lo que pienso? ¡No me jodas, Thor! — Bramó el guerrero poco antes de abalanzarse contra el dios del trueno, quien como podía esquivaba los certeros golpes de la espada de su amigo.

El rubio dios tan solo suspiró, sujetando la muñeca izquierda del espadachín y haciendo que este soltara su espada en un instante. Pero aquello no fue suficiente, pues ahora el puño del guerrero fue a impactar en la mejilla del tronador. Aquello fue suficiente; el dios del trueno devolvió el golpe casi al instante, haciendo que el guerrero saliera volando por los aires y se impactara en una pared del amplio lugar, destruyendo todo a su paso.

—No me obligues a más, Fandral—Sentenció el fornido tronador mientras escupía un poco de sangre derivada del golpe que su amigo le había propinado momentos atrás.

—¿Obligarte? —Cuestionó divertido el espadachín mientras se ponía de pie y repetía la acción del mayor. —Tú fuiste quién tocó a mi... a Loki —Finalizó poco antes de volver su puño una vez más contra Thor.

El tronador los esquivaba como podía, pero por los dioses, que su amigo no era un despreciable guerrero. Más de uno de sus golpes fue a parar a su cuerpo y fueron devueltos con la misma intensidad.

El pelinegro solo observó la escena divertido por breves momentos, pues ahora ambos guerreros derramaban líquido vital derivado de la pelea sin sentido. ¿Habían tenido suficiente? Algo dentro de sí le obligó a intervenir en aquella batalla.

—¡¡Basta para de idiotas!! —Bramó interponiéndose en el medio de aquella contienda.

—Apártate, Loki... Este idiota se atrevió a tocarte — Murmuró Fandral mientras detenía el puño que iba a parar directo en la boca del dios del trueno.

—.... Porque yo lo permití —Murmuró un tanto divertido el pelinegro mientras el rubio abría los ojos de par en par ante aquella declaración.

El tronador observó aquello un tanto consternado, pero abandonando de inmediato su posición de pelea y a la expectativa de la situación.

—¿Me estáis jugando un broma, Loki? —Cuestionó contrariado el espadachín mientras limpiaba la sangre de la comisura de sus labios. —¿Para defenderlo? —Agregó confundido mientras observaba suplicante a su amante.

—La misma que tú me jugasteis con Stark —Agregó con el ceño fruncido poco antes de darse la media vuelta y salir del lugar.

Fandral observó al pelinegro salir de la habitación en silencio sin poder decir nada ante aquel argumento. Había cosechado lo que había sembrado.

~*~*~*~*~*~

Su cabeza estaba hecha un caos. No sabía la razón por la cual su juego había llegado tan lejos y por qué lo había permitido. Thor era un completo idiota, pero cualquier incitación a pelear era respondida por este y Fandral... De alguna manera u otra se lo merecía y con creces. Debía admitirlo, los celos le habían consumido sin tregua. Pensar en su rubio degustando los labios del castaño y después los suyos... Le causaba nauseas. Y luego estaba Thor, que recientemente le había confesado algo que ni en sus más locos sueños se hubiese imaginado, pero, ¿Qué tenía que ver Thor en todo esto? Solo la había usado... Su piel se estremeció al instante en que recordó las manos del otro en su piel. Soltó un profundo suspiro poco ante de recuperar el aliento. Su ser había despertado ante el mero recuerdo. ¿Sería la emoción del engaño?

Sonrío para sí ante el mero pensamiento.

—Me alegra que hayas colaborado con la redecoración de mi casa —Murmuró el castaño mientras observaba al dios del engaño.

—Me sorprende que no hayas intervenido antes —Respondió el otro mientras le sonreía.

—Me parece que era una pelea que tenía que suceder— Agregó indiferente el multimillonario mientras se cruzaba de brazos.

—¿Cogiste con él? —Cuestionó finalmente el hechicero mientras sus esmeraldas observaban las avellanas del otro.

—Vocabulario —Susurró divertido recordando las palabras de cierto rubio. —Y ciertamente no, no poseo esos gustos... tan diversos como los tuyos —Agregó frunciendo el ceño.

—¿Lo besasteis? —Cuestionó una vez más el pelinegro rogando en su interior por una respuesta negativa. Pero solo obtuvo un silencio incomodo por parte del castaño.

Sintió su corazón palpitando al cien en su pecho mientras un nudo se formaba en su garganta. ¿Cómo osaba Fandral clamar a los cuatro vientos su amor por él cuando podía llegar y hacer esas cosas con un completo desconocido?

—Esto parece una telenovela —Agregó el castaño pasando a un lado del pelinegro en dirección a la habitación donde se había llevado el encuentro entre dioses.

Abrió los ojos de par en par cuando encontró el lugar hecho un caos. ¿Tanto así podían matarse por cuernitos? Soltó un suspiro antes de ordenar a la inteligencia artificial que se hiciera cargo de la situación.

Observó al rubio acosador en una esquina del lugar, sentado sin decir una sola palabra, y ricitos... Bueno, él se había marchado momentos atrás.

—Se te ha caído el teatro —Murmuró el castaño mientras se acercaba al rubio y quedaba a una distancia prudente de este.

—Ni yo mismo entiendo del todo mi manera de actuar —Murmuró Fandral revolviéndose los rubios cabellos. Había sido un meticuloso plan para que el castaño se distrajera y se fuera con el rubio soldado al que claramente amaba, pero se le había salido de las manos cuando el aroma de aquel hombre se había infiltrado en sus sentidos. Todo se le había ido de las manos. ¿Los midgardianos tenían ese peculiar aroma? La bestia hambrienta de lujuria había brotado de nuevo desde sus entrañas y había mandado todo a la mierda, todo lo que había logrado con Loki, todo se había perdido.

~*~*~*~*~*~

El tronador observó al hechicero salir de la torre con rapidez. Tal parecía que el plan de cumplir su sentencia en Midgard al cuidado de Stark había llegado a su fin. Soltó un suspiro poco antes de aterrizar atrás del pelinegro.

—No estoy de humor, hermano —murmuró el pelinegro mientras continuaba con su camino sin mirar a su nuevo acompañante.

—No voy a dejarte solo —Agregó el rubio mientras caminaba justo detrás del hechicero.

—No vengas con sentimentalismos —Murmuró cortante el otro sin desviarse de su camino, aunque no estaba del todo seguro a donde se dirigía.

—No lo son. ¿Acaso no te he dicho que te amo? —Agregó el tronador capturando la atención de Loki al instante.

—Muy tarde —Agregó con una leve sonrisa en los labios —Me temo que ha sido muy tarde tu declaración Thor —Soltó poco antes de suspirar y mirarle finalmente a los ojos.

—¿A qué te refieres? — Cuestionó contrariado el rubio.

— Me dejaste pudrirme solo cuando el bifrost se destruyó... Me abandonaste cuando tus fantásticos amigos me dieron la paliza de mi vida y claro... Me sentenciaste en una podrida prisión asgardiana, dejándome a mi suerte para que me violaran, ¿Quieres más detalles? —Sentenció divertido el pelinegro.

—¿De haberte dicho esto antes, habrías correspondido mis sentimientos? —Murmuró confuso el tronador sin apartar la mirada de la silueta del hechicero.

—No...—... Pensó — No lo sé... —Las palabras se atoraron en su boca, quería llorar, quería gritar, se sentía demasiado confuso ante lo que estaba sucediendo a su alrededor.

Pero aquello había sido suficiente para el rubio. Se aproximó con rapidez hasta el cuerpo del otro, sujetándole de la cintura y robándole un beso al instante. Pero para su sorpresa esta vez no hubo oposición alguna por parte del hechicero, muy por el contrario, correspondió aquel gesto con la misma intensidad que era propinado el mismo.

Los sentidos del tronador de inmediato se embriagaron con el dulce aroma del hechicero, ¿Qué debía hacer?

—Llévame lejos de... él... —Murmuró dolido el pelinegro mientras se separaba con lentitud de los labios de quien a una vez había llamado hermano.

El dios del trueno no demoró demasiado en sujetar con firmeza el delgado cuerpo del pelinegro y hondear el Mjolnir en su diestra. De un momento a otro se encontraban en dirección al único lugar que el rubio conocía bien, donde solía pasar algunas noches de soledad en Midgard, ansiando hallar las respuestas a sus dudas. Una isla desierta a la mitad del océano midgardiano, provista solamente de la compañía de cientos de gaviotas.

Loki observó el peculiar escenario con una sonrisa en los labios, definitivamente aquel mundo aún tenía ciertas bellezas escondidas. Pero no tuvo demasiado tiempo de analizar con detenimiento el lugar. Escuchó el sonido del Mjolnir caer a la arena, dándose la vuelta casi de inmediato para observar al fornido dios que lo observaba. Sus labios entreabiertos, su cuerpo definido. ¿Ese era Thor? Toda su vida se la había vivido despreciando al que se había hecho llamar su hermano, aquel quien siempre lo había dejado al margen de todo. Aquel que lo había obligado a ser su sombra a los ojos de Odín.

Soltó un suave suspiro poco antes de avanzar con pasos firmes hasta el otro, posando una de sus manos en el pecho de este. ¿Estaba haciendo lo mismo que hace unos momentos? Aunque era claro que esta vez nadie los detendría. ¿Sería capaz? Sonrío para sí mientras su cuerpo comenzaba a elevar su temperatura.

Los labios del hechicero finalmente acabaron por encontrarse con los del rubio en un beso salvaje y apasionado. Sus lenguas se degustaron con alevosía mientras las manos del mayor de los hermanos comenzaban su deliciosa labor, recorriendo con firmeza cada curva del cuerpo del pelinegro poco antes de situarse en sus firmes y redondos glúteos. Loki gimió ante aquel contacto, despertando de inmediato la hombría del tronador con aquel simple gesto.

—Loki.. —Murmuró el rubio poco antes de tender al otro sobre la arena con suavidad, sin dejar de devorar sus labios en el acto. Por su parte el pelinegro correspondía de igual manera aquel acto, abriendo sus piernas de inmediato y permitiendo al tronador acomodarse en el espacio que se hacía para él. —Loki —Volvió a susurrar el tronador entre besos poco antes de comenzar a quitarle la chamarra al otro seguidamente de la playera negra que se adhería al cuerpo de este. El blanco pecho del hechicero de nueva cuenta le invitaba a pecar. Hundió su rostro en el cuello del menor, besando con suavidad cada espacio de este mientras sus manos recorrían con avidez la cintura del otro, llegando hasta los ceñidos pantalones del hechicero y apresurándose a deshacerse de estos.

Loki por su parte disfrutaba de aquel contacto, tan suave, tan dulce. El rubio le transmitía aquello con aquel simple acto. Observó las estrellas alzarse en el cielo mientras sus manos ayudaban al otro a deshacerse de sus prendas inferiores. Soltó un gemido ahogado al sentir sus glúteos contra la suave y fría arena, pero no duró demasiado, pues las manos del rubio finalmente se apoderaron de estos con un firme agarre.

—Thor... —Murmuró finalmente mientras sus manos se deslizaban hasta la entrepierna del otro, arrancando un gemido por parte de este al sentir como las delgadas manos del menor comenzaban a acariciar su sexo erecto por encima de sus prendas. No demoró demasiado en ponerse de pie y despojarse de sus prendas, dejando al descubierto su duro y enorme falo dispuesto para Loki.

—Vaya... —Murmuró el hechicero poco antes de prácticamente gatear hasta donde se encontraba Thor, lamiendo de inmediato el líquido pre seminal que se lograba escapar de su sexo. El rubio gimió al instante, sujetando con suavidad al menor de sus hebras negras y sintiendo como este comenzaba a succionar con suavidad su intimidad. Se sintió desfallecer cuando el pelinegro finalmente engullo por completo su falo en la boca. Su hábil lengua de plata ahora tendría otro título por la maestría con la que manejaba aquella situación.

Tras unos momentos, el pelinegro se separó de su premio para recuperar el aliento, siendo interrumpido casi de inmediato por el rubio quien una vez más lo recostó en la arena. Pero esta vez solo hubo silencio mientras los encendidos rostros de ambos se miraban en silencio.

—Te amo... —susurró el tronador poco antes de volver a besar los labios del menor. Loki correspondió el gesto de inmediato, mientras su cabeza aun le daba vueltas debido a la repetida confesión del otro. El fugaz recuerdo de Fandral susurrando aquellas palabras le invadió casi de inmediato. Sintió una punzada en el pecho ante aquello, poco antes de desviar el rostro.

Thor tan solo suspiró ante aquello. No sabía lo que pensaba el otro, pero obvio que no iba responder en aquel instante a su muda suplica. Se relamió los labios poco antes de lubricar un par de dedos con estos y dirigirlos hasta la rosada entrada de Loki, recapturando la atención de este en segundos.

—Thor... —Gimió por lo bajo el pelinegro mientras sentía como aquel par de intrusos se adentraban a su ser y comenzaban a hundirlo en placer. —S..Si... —Murmuró poco antes de echar la cabeza hacia atrás y comenzar a jadear. Su cabeza le daba vueltas mientras sentía como poco a poco era preparado para lo siguiente. Se aferró con firmeza a la espalda del otro y dobló las piernas para poder pegar por completo el pecho del otro al propio.

El rubio entendió la señal casi de inmediato, sacando sus dedos del cuerpo del menor y sustituyéndolos por su enorme miembro. Entró con suavidad, mientras esperaba a que el pelinegro se acostumbrara a aquello, observando atento sus reacciones.

—¿Puedo? —Cuestionó entre jadeos observando el rostro perlado en sudor de su amante. Loki tan solo sonrío ante aquello y besó con premura los labios del otro, moviendo sus caderas en el acto y terminando de clavar el sexo de Thor dentro de él. Una deliciosa sensación de dolor y placer lo recorrió al instante, mientras el rubio terminaba abruptamente el beso para dejar salir aquel gemido ronco de placer que aquello le había provocado.

El movimiento de vaivén comenzó poco a poco y suavemente, una tortura necesaria para ambos pero placentera. El pelinegro de nueva cuenta abrió los ojos y observó una vez más el cielo estrellado y el rostro de Thor... deslizó su diestra por la mejilla del mayor observándolo en silencio. El estúpido Thor, el idiota Thor, el retrasado Thor, ... Thor.

El rubio por su parte se quedó inmóvil ante aquello, no podía saber lo que el otro estaba pensando cuando lo miraba de esa manera tan peculiar.... Como nunca antes lo había hecho. No hubo más que una sonrisa por parte del hechicero poco antes de sellar aquello con un beso. El mayor se sintió desfallecer ante aquel simple gesto, envolviendo el cuerpo de Loki entre sus brazos con firmeza mientras sus caderas comenzaban a acelerar las estocadas llegando cada vez más adentro del cuerpo ajeno. Fue entonces cuando dio con ese punto, arrancando de inmediato un sonoro gemido de placer por parte de Loki. Sonrío para sí al sentir como Loki se aferró con firmeza a su cuerpo mientras daba rienda suelta a su voz cada vez que él tocaba aquel lugar.

—Sí... sí.... M..Más... —Murmuró entre jadeos el menor mientras encajaba sus uñas en la espalda del tronador, quien no dudó ni un segundo en seguir penetrándolo con fuerza y estimulando aquella zona en el cuerpo de Loki. De un momento a otro sintió como el cuerpo debajo de él se estremecía, mientras sus esfínteres lo atrapaban con fuerza. La blanquecina semilla del hechicero acabó por esparcirse en el espacio que había entre sus vientres acompañando el acto de un gemido sonoro por parte de este.

Thor no pudo resistir demasiado, pues la fricción que ahora ejercía el otro en su sexo lo atrapó, haciendo que a los pocos segundos acabara por derramarse de igual manera en el interior ajeno.

Tras aquello no hubo más que silencio, solo podían escucharse las respiraciones agitadas de ambos dioses que eran acompañadas por el suave sonido del mar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top