Capítulo 8. Marakar.

La tormenta había cesado, el silencio era abrumador, la tierra mojada manchaba los zapatos del grupo de amigos que atónitos no tenían palabras por decir, todos excepto Catra que debía hablar o explotaría por guardar sus sentimientos de nuevo.

― ¿Estás loca? ―balbuceó la castaña, mirando al suelo y apretando los puños discretamente.

Adora la miró confundida, llamando la atención de ésta y haciendo que su penetrante mirada felina se fijara en ella.

― ¿De qué estás hab-

― ¡¿Cómo vas a entregarle a She-Ra?! ―interrumpió Catra―, acabas de decirme que no pudo quitártela la última vez, ¿no es cierto? No puedes dársela aunque quisieras hacerlo...

― Lo sé... ―respondió la rubia, abrazándose a sí misma―, pero no tengo alternativa, ella sabe que no pudo tomarla aquella vez y cree que la magia que sintió durante el baile fue cosa mía... ―respiró profundo―, eso quiere decir que el amuleto de Glimmer está impidiendo que la bebé libere su magia; que crea que aún tenemos algo que intercambiar por ella... es una ventaja para nosotros.

― ¿Y qué pasará cuando se dé cuenta que no puede arrebatarte a She-Ra? ―cuestionó la otra―, ¿qué pasará cuando se entere de la verdad?

― Para cuando lo sepa... ustedes ya estarán a salvo.

Adora tenía la mirada fría perdida en el suelo, Catra sintió el corazón deteniéndosele, la respiración agitada llenaba sus pulmones. Adora lo había dejado más que claro, su estúpida idea era sacrificarse para salvar a la niña y eso la llenaba de ira, ¿por qué siempre tenía que ser ella?, ¿por qué siempre Adora?

Lilith creía que la última vez no había tomado a She-Ra por completo, creyó haber confundido al origen de tan poderosa señal mágica, pero en realidad tenía a la persona correcta, sólo que el amuleto que Glimmer le había dado a la pequeña había bloqueado casi todos sus poderes, impidiendo que la extracción de magia resultara, para Adora esta era la última oportunidad que tenía para recuperar a su hija, aprovechar la confusión y ponerla a salvo antes de que lo notaran, ese era su único plan: morir.

― No voy a dejar que lo hagas ―tartamudeó―, no puedes ir y sacrificarte por todos, Adora.

― Ya la escuchaste ―respondió en seco―, sólo dos personas entran... y sólo dos salen, ella no planeaba dejarme volver de todas formas ―sonrió tenuemente, acariciando la mejilla de su compañera―, debes traerla de vuelta, yo encontraré la forma de regresar.

Catra empujó bruscamente la mano de la joven.

― Ni siquiera puedes transformarte en She-Ra, tu cuerpo está débil ―dijo―, lo único que harás es que te maten... ―observó la mirada cálida de Adora y suspiró decepcionada―, ya lo sabías...

Adora tomó el rostro de la castaña entre sus manos y pegó su frente a la suya.

― Sabes que no tenemos otra solución, Catra ―soltó, las lágrimas caían lentamente de sus ojos―, no esta vez...

― No quiero hacerlo, no puedo... ―tomó las manos de su esposa, correspondiendo el llanto con las lágrimas amargas que dejaba salir pesadamente―, no puedo... perderte otra vez.

― Pero tampoco podemos dejar que siga lastimándola ―se separó de ella y la miró a los ojos―, no puedo dejar que siga haciéndole daño, ese dolor tan horrible que sentí en la primer conexión... ―frunció el ceño―, nos necesita, Catra ―su voz comenzaba a entrecortarse―, sé que también lo sabes, incluso ahora ella debe estar llamándonos... no podemos sólo quedarnos aquí y... esperar a que la asesine.

Catra la miró suplicante, quería hacerla cambiar de parecer, pero conocía a su esposa, era terca y cuando algo se le metía a la cabeza no cedía ante nada, ni siquiera ante ella.

― Sé lo que piensas ―sonrió la rubia, tiernamente―, pero es por nuestras terribles decisiones que ella está ahí... mis terribles decisiones ―corrigió―, debo arreglar esto ―miró hacia los demás, quienes no podían hacer más que escuchar su conversación―. Vayamos adentro, no podemos esperar aquí todo el tiempo.

El equipo volvió al palacio con el ánimo por los suelos, ni siquiera Sea Hawk tenía palabras para tal situación y aunque las tuviera definitivamente no podía sólo hablar, todos estaban demasiado decaídos y así es como se supone que debían de estar, intentar fingir lo contrario no serviría de nada.

Por horas intentaron plantear ideas para librar el terrible destino que Lilith le había preparado a Adora, pero ningún plan tenía ni pies ni cabeza, estaban comenzando a ceder; Adora no quería que siguieran, no había forma de que pudieran ayudarla y eso ya lo sabía.

Lo único que habían logrado conseguir hasta ese momento era un hechizo guardado en las profundidades de la biblioteca del palacio, un pequeño libro polvoriento que a duras penas se mantenía en una pieza; el hechizo consistía en formar un escudo que protegiera a Etheria de magia externa, los antiguos habitantes del planeta lo habían estado usando por generaciones, pero cuando la guerra comenzó el escudo se debilitó hasta desaparecer.

Micah y Glimmer parecían haber estado de acuerdo de inmediato en cuanto ambos lo leyeron, un escudo que los alejara del poder de Lilith era justo lo que necesitaban, así que todos accedieron a que dicho hechizo debía realizarse una vez Catra regresara con la bebé, y aunque parecía una decisión sencilla de tomar, en realidad no era algo que se había decidido a la ligera, pues entonces darían por hecho que Adora ya no volvería, sin embargo en cuanto la rubia estuvo de acuerdo con el plan, todos entendieron que debía llevarse a cabo por el bien de Etheria.

Para intentar calmar el mal rato los cocineros del palacio prepararon una deliciosa cena que los jóvenes apenas tocaron, después de la comida todos se dirigieron al salón principal, cada uno encontró lugar en un sofá, en el suelo, sobre la alfombra o en sillas colocadas al azar; Adora y Catra se encontraban tiradas contra Melog que se hallaba recostado en el suelo, la rubia recargaba su nuca sobre el pecho de la castaña, quien con su brazo rodeaba sus hombros y sostenía su mano por enfrente de ésta; Sea Hawk no había podido hacer mucho, pero Bow había tenido la idea de tocar una canción con su vieja guitarra, una melodía tenue y relajada que era abrigada por el abrazo de Glimmer sobre los hombros del joven.

Adora miró a su compañera con una sonrisa, Catra la devolvió plantándole un beso largo en la frente, mientras apretaba su agarre; no quería que esa noche terminara, no quería dejar ir a su amada Adora, no podía sólo dejarla ir, pero ya habían intentado todo, ninguna idea funcionaba... ninguna daba resultados.



Junto con la llegada del sol al amanecer, un estruendo se hizo presente en el palacio, sobresaltando a todos y terminando de golpe con la poca y última paz que les quedaba. En el jardín se abría un nuevo portal que se alzaba sólo unos centímetros del suelo. El momento había llegado, Lilith las estaba llamando.

Adora abrazó a Bow y Glimmer tan fuerte como pudo, sin decir ni una sola palabra; poco a poco al abrazo se sumaron todos quienes se encontraban con ellos, era una despedida triste y silenciosa, querían que Adora saliera de esa situación como siempre lo hacía, pero honestamente esta vez no tenían nada a su favor, así que sólo le dieron todo el apoyo que pudieron en ese cálido y largo abrazo; la rubia se separó con una sonrisa, entendiendo el gesto de sus compañeros.

― Adora... ―la llamó Micah―, encontraremos la forma de traerte de vuelta.

La rubia frunció el ceño y estiró su mano hasta el hombre.

― Me comporté como una tonta ―dijo, avergonzada―, espero que pueda perdonarme por todo lo que... dije.

Micah tomó su mano con fuerza y la llevó hasta su pecho para darle un fuerte abrazo.

― Tenías tus razones ―sonrió con tristeza―, ten cuidado allá, niña.

Catra miraba la escena, sonriendo torcidamente a sus compañeros, cuando Adora se separó del abrazo del hombre la castaña estiró la mano hasta su esposa, ésta la tomó firmemente y se adentraron a paso decidido por el portal frente a ellas, haciendo que éste desapareciera a sus espaldas.

Fue un drástico cambio de escenario, la luminosidad de Bright Moon, los colores chirriantes de su palacio y la amabilidad en las miradas de sus habitantes no se comparaba en nada a Marakar, el ambiente oscuro y tétrico que parecía similar a lo que antes era Fright Zone, la temperatura fría que helaba los huesos y las miradas hostiles de los pequeños seres de piel verdosa y gesto tosco.

― Que conmovedora escena ―resonó la voz socarrona de Lilith―, por poco me hacen llorar.

La hechicera había llamado la atención de ambas jóvenes, quienes la observaban con la mirada encendida.

― No me miren así ―refunfuñó burlona―, voy a devolverles a su bebita, ¿no deberían estar agradecidas?

― Termina con los juegos, Lilith ―replicó Catra―, ¿cuál es el truco?

― No hay ningún truco, gatita ―sonrió, acercándose a ambas y luciendo su porte elegante que predominaba al caminar, su esbelta figura contorneada por un largo vestido negro que se arrastraba sobre el suelo, el escote en forma de corazón que saltaba a relucir sus pechos, mientras que sobre sus hombros descubiertos caía su larga y ondulada melena pelirroja, parecía como si estuviera siendo consumida por el mismo fuego que encendía su seductora mirada marrón. Tomó el mentón de la castaña con la punta de sus finos dedos, mirándola con una sonrisa orgullosa―, por algo están ustedes dos aquí, ¿o no?

― Estamos aquí porque ese era tu plan desde el inicio ―terminó Adora, lanzando lejos de Catra la mano de la mujer.

― Ugh ―masculló―, eres tan aburrida... Adora ―la rubia abrió los ojos de golpe, captando la atención de Lilith―, ¿qué sucede? ―preguntó―, ¿creías que no sabía cuál era tu verdadero nombre? ―se alejó a pasos lentos―. Por supuesto que lo sé, sé todo sobre ustedes: Adora, Catra, el famoso beso mágico que salvó a Etheria de su destrucción ―volteó su mirada hasta ellas con una sonrisa―, lo sé todo.

Las manos de las jóvenes comenzaban a sudar, ¿su plan se había venido abajo? Si Lilith sabía acerca de todo lo suscitado en Etheria, entonces sabía perfectamente por qué no podía tomar a She-Ra.

― Hice una pequeña investigación sobre ustedes dos ―mencionó orgullosa, mientras caminaba por los largos pasillos del lugar seguida por las chicas, su voz seductora y relajada resonaba en las paredes―, tenía que saber por qué estaban taaan interesadas en recuperar a esa pequeña... criatura suya.

― ¿Dónde está? ―preguntó Adora.

― Eso es una sorpresa ―canturreó y luego aclaró su garganta―, como les decía, mi investigación sobre ustedes me llevó a descubrir todo acerca de su relación ―las miró de reojo―, algo complicada ¿no?

― Eso no es asunto tuyo ―respondió irritada la felina.

― Lo sé, lo sé, sólo que fue bastante divertido ―suspiró agotada―, en fin, a lo que voy es que descubrí cómo esa niña llegó hasta ustedes y lo que significa para ambas.

Con una sonrisa se detuvo frente a una enorme puerta metálica y la abrió de par en par, dando paso a ambas jóvenes para que se adentraran en la habitación; dudosas se acercaron a paso cauteloso, seguidas por Lilith que cerró inmediatamente la puerta detrás de ella. La habitación estaba ligeramente iluminada, Adora y Catra inspeccionaron cuidadosamente cada esquina del lugar, no podían dejar que las atacaran de la nada, pero por más que buscaron no encontraron ningún tipo de trampa, sólo una enorme habitación medianamente obscura, fría y lúgubre en donde se hallaban ellas tres y una pequeña cuna al centro, como la que habían divisado a través del portal de Entrapta, estaban dentro de la habitación de la pequeña.

Lilith se acercó a paso lento y se colocó junto a la cuna, la bebé al notar la presencia de la mujer y asustada por una segunda "extracción mágica" comenzó a llorar desgarradoramente, las jóvenes sintieron el impulso de acudir a su llamado, pero la mirada fija de Lilith detenía sus movimientos, la hechicera les sonrió abriéndoles paso hacia la niña.

― Adelante, hace mucho que no se ven ―dijo―, ¿no es cierto?

Adora y Catra se miraron confundidas, ¿así de fácil estaba dejando que la tomaran?, para ellas algo no andaba bien, pero tampoco podían desaprovechar aquella oportunidad. El escuchar la voz de Lilith hizo que la pequeña aumentara su llanto, incitando a que las jóvenes se acercaran hasta ella, cautelosas se asomaron por encima de la cuna, clavando sus miradas en la niña que se retorcía incesantemente, mientras por sus mejillas escurría un mar de lágrimas, apretaba sus pequeños puños con fuerza a la par de sus parpados, agitándolos con el movimiento de su cuerpo; Adora miró a Lilith, esperando que no se tratara de alguna trampa, temerosa y con el temblor en las manos estiró su dedo índice hasta la pequeña, colocándolo suavemente entre sus diminutas garras, abriendo ligeramente su puño y haciendo que éste se cerrara enredando su dedo cálidamente.

La bebé abrió los ojos sorprendida ante una clase de tacto que no había tenido con nadie por semanas, ningún sirviente de Lilith (y mucho menos la misma hechicera) se había siquiera preocupado por calmarla cuando lloraba sin parar, el sentir la calidez de alguien que buscaba tranquilizarla la confundía de sobremanera, pues no había sentido nada más que tristeza durante su estancia; su mirada confundida se clavó en Adora y Catra que la miraban dulcemente. Cuando la rubia notó que los pequeños ojos hinchados de la bebé se iluminaban al ver por fin a sus dos salvadoras frente a ella no pudo contener unas cuantas lágrimas rebeldes que habían desaparecido al caer al suelo.

― Hola... ―soltó con la voz entrecortada y una sonrisa llena de lágrimas.

La pequeña frunció el ceño completamente conmovida, apretando su agarre sobre el dedo de Adora, las lágrimas volvieron a salir ferozmente de sus diminutos y enrojecidos ojos azules; estiró su mano libre hasta su madre exigiendo sus brazos entre sollozos ligeros. Adora miró nuevamente de reojo a Lilith y dirigió sus manos hasta el cuerpo de la niña, levantándola suavemente de la cuna y llevándola hasta sí, recostándola verticalmente contra su pecho, la pequeña se aferró lo más rápido que pudo al ropaje de la joven, clavando sus garras en él y restregando su rostro en el mismo, era su forma de demostrarle que la había extrañado más de lo que la chica podía imaginar.

Adora tomó su nuca para pegarla lo más posible a sí misma, restregando sus mejillas húmedas sobre los cabellos castaños de la bebé, la abrazó tan fuerte como pudo; esta vez no era otra pesadilla, era real... por fin la tenía entre sus brazos, aferrándose a ella tanto como le era posible, sus lágrimas resbalaban empapando su ropa y desapareciendo en ésta con un toque cálido; Catra se acercó hasta ambas asomando la mirada para intentar encontrarse con la de la pequeña que no despegaba su rostro del pecho de Adora; la niña se separó unos centímetros de la rubia, fijando su mirada en Catra quien la miraba con los ojos acuosos, pero intentando no mostrar ningún tipo de debilidad, la castaña le sonrió con un ligero rubor en las mejillas, la pequeña estiró su mano hasta el rostro de la joven y suavemente la colocó sobre su mejilla, sobresaltando el corazón de la morena, quien, aliviada, restregó su rostro con suavidad en la diminuta mano de su hija provocando una pequeña carcajada en ésta y una sonrisa en su esposa.

La niña desvió ligeramente la mirada de Catra para toparse con el gesto victorioso de Lilith, borrando completamente su sonrisa y haciendo que se volviera a esconder en el pecho de Adora, la respuesta de la pequeña ante la presencia de la hechicera fue inmediatamente captada por ambas jóvenes que volvieron a incorporarse con la mirada fija en la mujer.

― Oh, lo siento ―mencionó la pelirroja―, no quería arruinar su momento.

Adora dio un suspiro pesado.

― Acabemos con esto de una vez, Lilith ―exclamó, agotada.

La hechicera sonrió de oreja a oreja acercándose a ambas, pero Catra se interpuso frente a su esposa y la pequeña.

― De acuerdo, no me acercaré más ―accedió burlonamente ante la mirada amenazante de la felina―. Si quieren sacarla de aquí ya saben lo que tienen que hacer, ¿no es cierto? ―jugueteó con una pequeña esfera de cristal que colgaba de su cuello, a forma de dije―, ustedes me dan a She-Ra y yo les entrego su boleto de vuelta a casa ―Catra miraba cada uno de los movimientos de Lilith―. Mi investigación me hizo llegar a la conclusión de que She-Ra no puede separarse de Adora ―jugueteó con su cabello mirando seductoramente a la rubia―, pero puedes quedarte conmigo para que lo intentemos, ¿no crees?

Catra se erizó de inmediato, mirando retadora a la hechicera frente a ella, captando la atención de ésta y dibujando una sonrisa socarrona en su rostro. Lilith estaba jugando con ambas, de eso no había duda, las chicas lo sabían, pero ocultar sus sentimientos ya era prácticamente imposible.

― Al parecer la última vez no tomé completamente la magia de She-Ra ―comenzó a caminar rodeando lentamente a las jóvenes―, pero ya que su pequeña no fue de mucha ayuda, es evidente que la magia que detecté aquella noche era tuya querida Adora.

Catra observó a la rubia, quien miró de reojo a la pequeña que se encontraba en sus brazos, Lilith le había puesto tan poca atención durante esas semanas que no había notado el amuleto que colgaba del cuello de la pequeña y se escondía debajo de su ropa. Si le hubiera quitado aquel pequeño regalo de Glimmer, habría obtenido toda la magia que esperaba encontrar. Adora reacomodó la vestimenta de la bebé para que el amuleto siguiera oculto.

― Entonces ¿quieres a She-Ra, pero ni siquiera sabes cómo obtenerla? ―rio Catra.

Lilith la miró molesta.

― No es necesario saberlo, cariño ―dijo, con una sonrisa malvada―, sólo le haré lo mismo que le hice a su bebé, la magia saldrá tarde o temprano, estoy de segura de que Adora será capaz de soportar tal dolor.

La mirada orgullosa y hostil de la hechicera se clavó en el pecho de ambas jóvenes que se quedaron sin aliento unos segundos, le parecía divertido haber herido de tal forma a una criatura tan inocente como aquella, le resultaba placentero recordarles el sufrimiento por el que tuvo que pasar la pequeña para llegar a estar de nuevo en los brazos de su madre.

― ¿Qué- ―Catra apenas podía articular las palabras.

― No tienen de que preocuparse ―sonrió triunfante ante el derrumbe emocional de la castaña―, ella fue... un magnifico espécimen para mi experimento, aunque claro que no era lo que estaba buscando ―mencionó decepcionada, pero feliz de que Catra estuviera a punto de lanzarse sobre ella―, y... aunque sufrió bastante, sigue con vida, eso es lo importante, ¿no?

El rostro de ambas palideció de golpe, su sangre helada apenas podía atravesar su cuerpo.

― T-Tú... ¿hiciste qué? ―la poca calma que Adora había logrado contener se esfumó de inmediato, sus ojos emanaban un brillo azul tan poderoso que erizó la piel de Lilith, haciendo que ésta tragara saliva de golpe para intentar disimularlo.

― Oh ―musitó, intentando mantener la compostura―, ¿lo ves? She-Ra sigue ahí... y yo la quiero ―el brillo en los ojos de Adora se esfumó inmediatamente―, si no me la entregas, Adora... me quedaré con tu pequeña hija.

Movió solemnemente sus dedos en dirección a las jóvenes, envolviendo a la niña en un halo mágico rojizo, intentó alejarla de la rubia, pero Adora fue más rápida y se aferró a ella tan fuerte como pudo. Catra aprovechó el momento de distracción para lanzarse sobre Lilith, dejándola en el suelo y arrebatándole el dije que llevaba en el cuello, se dirigió hasta Adora, la tomó de la mano y la sacó de ahí.

Ambas jóvenes corrieron tan lejos como pudieron, pero cada pasillo era un laberinto sin salida; hasta que se detuvieron en un ancho corredor alejado de todos, la castaña lanzó la esfera del colguije de Lilith hacia el suelo, cuando ésta se quebró un enorme portal se abrió frente a ellas y del otro lado podían divisar Etheria, su hogar.

― Catra, ¿q-qué estás haciendo? ―cuestionó Adora mirando a la castaña.

La joven dirigió su atención a la rubia.

― ¿De verdad creíste que dejaría que te sacrificaras? ―sonrió.

― Catra... ¡no! ―exclamó, alejándose de la chica―, no voy a dejarte aquí.

― Adora, si te quedas, tarde o temprano encontrará la forma de arrebatarte tu magia y pondrás en peligro a todos ―reprochó―, y si no lo hace... te matará en el intento.

― Pero... tú... ―su voz temblaba tanto como su cuerpo; estaba lista para quedarse, más no para perderla a ella.

― No puede hacer mucho conmigo ―sonrió irónica―, les daré el tiempo suficiente para colocar el escudo sobre Etheria ―acarició su rostro―, sólo así estarán a salvo.

― Catra... ―las lágrimas escurrían por sus mejillas.

La niña entendía el sentimiento de ambas, pero no comprendía que se trataba de una despedida, intentando animar a sus madres estiro sus brazos hasta ellas, jugueteando con los mechones sueltos de los cabellos de la castaña y sonriéndole animadamente. Catra tomó su mano con una sonrisa dejando que enroscara sus pequeñas garras en sus dedos y acariciando con suavidad su rostro. Miró a Adora dulcemente, indicándole que ya era el momento, pero la rubia negó con la cabeza, se detestó a sí misma por no poder transformarse en She-Ra y salvarlas a ambas.

De un momento a otro el portal junto a ellas se cerró de golpe, dejando escapar energía mágica que las lanzó a unos cuantos metros de donde se encontraban; desubicadas y escuchando el llanto de terror de la bebé intentaron volver a incorporarse, uno de los sirvientes de Lilith tomó bruscamente a la niña de los brazos de Adora, ambas intentaron detenerlo, pero los guerreros de ésta, que habían conocido durante la batalla de Bright Moon la otra noche, las detuvieron toscamente, las duplicaban en tamaño, fuerza y número, no había mucho que hacer.

― Que decepcionante ―replicó la hechicera, tomando a la pequeña en brazos―, de verdad intentaba darles al menos la oportunidad de que ustedes dos vivieran en paz un tiempo antes de dominar Etheria ―miró a Catra―, lo único que tenías que hacer era dejar aquí a tu amada Adora ―se acercó hasta ella y la obligó a mirarla―, pero como siempre los etherianos son tan sentimentales.

Los guerreros obligaron a ambas a ponerse de rodillas sobre el suelo, sosteniéndolas firmemente para evitar que escaparan, Lilith caminó frente a ellas a paso lento.

― Tendremos que hacer las cosas distintas, entonces ―espetó, agachándose a la altura de Adora―. Entrégame a She-Ra o me quedaré con ella.

Lilith apretó su agarre sobre la pequeña que soltó un berrido para llamar a cualquiera de sus madres para que la rescatara; Adora guardó silencio, mirándola fijamente con la mirada encendida, retándola.

― Bien, como quieras ―exclamó y se acercó hasta Catra. Dio una señal a sus guerreros y estos se alejaron de ella, le entregó a la niña, quien aliviada se aferró al pecho de la joven, cesando su llanto; la castaña estaba completamente confundida.

Lilith hizo unos cuantos movimientos con sus manos y tanto las paredes como el suelo comenzaron a crujir, de ellos se desprendieron enormes espinas metálicas con puntas tan filosas que podían atravesar los huesos con facilidad, éstas apuntaban hacia la castaña y la bebé que llevaba en brazos. Adora, sobresaltada intentó zafarse, pero los guerreros apretaron su agarre.

― Entrégame a She-Ra o te quedarás sola para siempre ―recalcó Lilith.

Catra intentaba escapar, pero cada que se movía las espinas aparecían en un nuevo sitio, sólo podía retroceder ligeramente mientras protegía con su cuerpo a la niña que la miraba aterrada. Adora no sabía qué hacer, ¿cómo esperaba que le entregara a She-Ra?, ¿cómo podía salvarlas?

El agarre de los guerreros era cada vez más liviano, pero Lilith comenzaba a perder la paciencia.

― Te daré un incentivo ―dijo, y cerró el puño con fuerza, dejando que los picos de metal siguieran su curso a toda velocidad.

Durante unos segundos el lugar había quedado en un completo silencio, después de que se escuchara el crujir de un cuerpo atravesado por el frío metal de Lilith. 

Adora había logrado escapar e interponerse frente a su esposa, las había protegido con su propio cuerpo, el pálido rostro de Catra miraba la escena estupefacto, las espinas regresaron hasta Lilith, dejando caer a la rubia sobre los brazos de la joven.

Catra sostenía a la pequeña con un brazo mientras con el otro llevaba a la chica, la herida era demasiado profunda y el debilitado espíritu de She-Ra no podía hacer nada esta vez por Adora.

― A-Adora... ―musitaba ahogada en lágrimas―, no, no, no, no...

Catra intentaba moverla para evitar que ésta cerrara los ojos, pero la rubia sólo podía mirarla débilmente con una sonrisa cálida y hacer gestos de dolor cada que sentía la herida de su vientre.

― Tienes que irte ―susurró en un hilo de voz―, lo siento, Catra...

― Adora... no, por favor... ―el llanto cortaba cada vez más su voz―, por favor, no me dejes, no me dejes de nuevo... ―pegó su rostro al pecho de ésta―, no puedo perderte, Adora, eres mi futuro... te amo, por favor no te vayas.

Catra ahogaba sus desgarradores sollozos en el pecho de la chica, pero ya era demasiado tarde, ella se había ido, su cuerpo caía completamente sobre el agarre de la joven que no podía hacerse a la idea de haber perdido a su única compañera, creía que podría volver a salvarla con un beso, con confesarle su amor de nuevo, pero por más que lo intentaba, Adora nunca despertó.

Unos segundos después, la pequeña llamó la atención de su madre tirando de sus cabellos, Catra la miró condescendiente y después dirigió su mirada furiosa hacia Lilith, se levantó dejando suavemente el cuerpo inerte de Adora sobre el suelo y junto a ella, acurrucada contra su cuerpo, a la pequeña que buscaba los últimos tintes de calor del cuerpo de su madre. La castaña se abalanzó sobre Lilith, pero aunque su dolor y enfurecimiento le dieron la fuerza suficiente para librar a sus guerreros, la magia de Lilith aún era poderosa; la hechicera utilizó su poder para lanzar a Catra lejos de sí, dejándola inconsciente.

Lilith no contaba con la muerte prematura de Adora, miró su cuerpo que yacía a unos metros de ella, la pequeña que Catra había recostado a su lado, tiraba incesantemente de sus rubios cabellos y de su destruida ropa, entre sollozos y balbuceos, esperando que ésta despertara, pero no lo hacía; después de todo su madre no estaba dormida, pero por supuesto, ella no lo entendía.

Desesperada y entre lágrimas, intentó despertarla por medio de una conexión, como las últimas veces cuando estuvieron separadas, pero para su sorpresa ya no podía sentirla... ya no podía sentir a Adora.


Disfruten este capítulo, ojalá lloren, los amo💖 

PD. Espero que todas sus amenazas de muerte sean hacia Lilith HAHAHAAHA no me odien :(

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