Capítulo 4. Desconocida.

Ambas jóvenes entraron apresuradamente a su habitación, cerrando la puerta detrás de sí; Catra le abrió paso a Adora, quien apenas podía mantenerse en pie después de lo acontecido, y ésta se dirigió hasta la cama en la que había dormido la bebé la noche anterior, intentó colocarla ahí, pero en cuanto la niña sintió la separación de su cuerpo con el de Adora aferró sus pequeñas garras al vestido de la chica, jalándose a sí misma de vuelta a su pecho. Adora miró preocupada a Catra y de nuevo intentó colocar a la pequeña sobre el colchón, esta vez separando sus garras de sí, evitando lastimarla y lastimarse a sí misma con el filo de éstas, en cuanto la niña tocó la cama comenzó a soltar ligeros sollozos que paralizaron a ambas chicas, Adora inmediatamente la tomó en brazos y la acurrucó contra su pecho, Catra la miró con una ceja alzada.

― ¿Qué? ―preguntó la rubia, indignada―, ¿quieres que... explote de nuevo?

La castaña se encogió de hombros, la niña bostezó cómodamente, estirándose sobre los brazos de Adora y pegándose lo más que pudo a ella, sus pequeñas garras se incrustaban en el vestido de la joven vigorosamente, en poco tiempo se quedó dormida, pero por más que Adora intentaba separarla de su pecho las garras de ésta se encajaban más en su ropaje, la chica optó por recostarse junto a ella en la cama más grande, ésta se acurrucó contra el pecho de la rubia mientras llevaba su dedo pulgar dentro de su boca; Adora miró a la niña respirando tranquilamente contra sí, podía sentir su liviano aliento chocando contra su piel, tenía el ceño ligeramente fruncido y se aferraba ferozmente a la joven, como si estuviera lista para despertar si ésta se levantaba del colchón, la rubia sintió lastima por la preocupación de la pequeña, sabía que todo lo que había pasado era culpa suya, si ella estaba asustada de ser abandonada por ambas, era debido a sus decisiones, apenada, acarició su nuca intentando hacerle saber que todo estaría bien para que borrara la expresión de su rostro, por primera vez ponía atención en aquella sensación, sus suaves y delgados cabellos se enredaban entre sus dedos temblorosos y la calidez de su cuerpo la llenaba de una sensación extraña, algo que no había sentido antes, no pudo evitar esbozar una sonrisa apenas visible, pero que fue inmediatamente captada por Catra.

― ¿Por qué la miras así? ―preguntó con una sonrisa ligeramente burlona, sacando a Adora de su trance.

― N-No la estoy mirando de ninguna forma ―replicó, completamente sonrojada―, sólo estoy comprobando que no esté herida ―Catra rodó los ojos, incrédula―, además la magia que liberó... Catra jamás había visto algo como eso antes.

― Lo sé, ni yo ―respondió― y eso que luché contra ustedes por años y tuve a Entrapta conmigo, y luego el portal... ―bajó las orejas y después miró a la niña―, las princesas nunca dejarán de sorprenderme.

― Ella no es una princesa ―señaló Adora―, porque tú y yo no lo somos y ella es...

― ¿Nuestra hija? ―terminó Catra, mirándola con la ceja alzada.

Adora asintió avergonzada esquivando el gesto de la morena, contagió en seguida su sonrojo hacia la castaña, que acababa de captar lo que había dicho.

― P-Pero puede que no sea así ―protestó―, Entrapta se ha equivocado antes, ¿cómo sabemos que acertó esta vez?

Adora miró sus orejas, después las de la niña y finalmente la miró dejando en claro la obviedad del asunto.

― ¿En serio? ―cuestionó sarcástica, Catra desvió la mirada derrotada.

― Entonces, ¿de donde proviene la magia? ―preguntó la otra, intentando cambiar de tema.

― No lo sé ―respondió―, ¿tal vez del hecho de que haya nacido por magia?

― ¿Y por qué Bow no tiene poderes? ―objetó.

― Porque no nacieron de la misma forma... quiero pensar que es por eso.

― ¿Y si no, Adora? ―masculló―, ¿y si se debe a otra cosa?

― ¡Agh! No lo sé ¿de acuerdo? ―exclamó irritada―, me estoy volviendo loca.

La rubia comenzaba a exasperarse, dentro de su cabeza no había más que un sin fin de preguntas; ¿De dónde había salido esa magia?, ¿Era más peligrosa de lo que había demostrado?, ¿De qué era capaz esa niña?, ¿Por qué todo esto les vino a suceder a ellas? Los pensamientos dentro de la cabeza de Adora estaban comenzando a convertirse en preguntas sin respuesta y eso hacía que la joven se sintiera impotente, cansada y muy molesta; su arranque se vio interrumpido por la calidez de una diminuta mano que acariciaba su rostro con suavidad, dirigió la mirada hasta la pequeña junto a ella.

― ¿Por qué nos elegiste? ―cuestionó resignada con el entrecejo fruncido. Catra entendía su preocupación, ambas tenían demasiado peso sobre los hombros, un peso que llevaban por obligación, no por voluntad.

La pequeña le lanzó una enorme sonrisa moviendo sus orejas con curiosidad, provocando un gesto cálido en ambas jóvenes; la puerta se abrió de golpe dejando entrar a todo el grupo de amigos de las chicas, Glimmer y Bow seguidos por las princesas y Sea Hawk, quienes a su vez eran seguidos por el rey Micah y los padres de Bow. Adora se separó inmediatamente de la pequeña, dando un salto de la cama y quedando frente a ellos, la niña algo confundida por la acción de la rubia, pero sintiendo su lejanía comenzó a fruncir los labios, estuvo a punto de soltar en llanto antes de que Catra, quien se encontraba de pie junto a ella, jugueteara discretamente con su cola en el rostro de la pequeña, haciéndole cosquillas en la nariz.

Adora clavó su mirada en dicha escena completamente anonadada.

― ¿Q-Qué? ―replicó la otra con las mejillas sonrojadas―, ¿quieres que explote de nuevo? ―la rubia le sonrió de lado y ésta le correspondió esquivando su mirada.

― Lamento interrumpir la dulce escena ―manifestó Mermista―, ¿pero ya podemos hablar ¡de lo que acaba de pasar!? ―exclamó alterada, cortando su falsa serenidad, Sea Hawk intentó calmarla tomándola por los hombros―, ¿cómo es que esa niña que no lleva ni una semana de vida ¡casi nos mata a todos!?

― S-Si ella vuelve a llorar... ―interrumpió Scorpia―, nosotros... ya saben, ¿vamos a...? ―simuló una pequeña explosión con sus pinzas.

― Creo que yo tengo la solución para eso ―intervino Glimmer, acercándose a la pequeña y colocándole una gema alrededor del cuello.

― ¿Qué es eso? ―indagó Catra.

― Un amuleto, mamá solía usarlo conmigo cuando era pequeña ―sonrió nostálgica―, me ayudaba a controlar mis poderes hasta que supe como usarlos, debe funcionar de la misma forma con ella.

Catra no pudo evitar el sentir una terrible opresión en el pecho y desvió la mirada de la joven que se alejó de nuevo hasta su esposo.

― Bueno, eso es un alivio ―suspiró Micah―, algo menos de qué preocuparse.

― ¿Algo menos de qué preocuparse? ―exclamó Adora―, es una bomba de tiempo, su magia es peligrosa, por algo en Etheria dejaron de existir los niños que nacían como ella ¡debemos hacer algo o podríamos poner a todos en peligro!

― ¿Y en que estás pensando exactamente, Adora? ―bufó molesto. Adora guardó silencio mirándolo en forma de reto.

― ¡Yo sé que podemos hacer! ―Entrapta se abrió paso tirando de un enorme maletín que abrió de golpe frente a ellos, de él salieron disparados varios artefactos metálicos de diferentes tamaños por toda la habitación.

Adora inmediatamente alzó su brazo formando un escudo blanco con tintes dorados frente a ella, Catra y la bebé; en forma de protección hacia ambas.

― ¿Estás bien? ―preguntó a la morena a su espalda.

Catra asintió, se había puesto de cuerpo completo sobre la pequeña que la miraba desde su lugar confundida, Adora la miró ligeramente asombrada por su acción, no creía lo que acababa de ver y al parecer Catra tampoco.

― Lo siento ―exclamó Entrapta con una sonrisa nerviosa.

Todos la miraron desde sus escondites pues nadie quería tener uno de esos artefactos clavados en la cabeza, Catra se incorporó de nuevo, alejándose lentamente de la niña en un suspiro de alivio; la bebé no tardó en interceptar inmediatamente la mano de la chica antes de que ésta se alejara por completo, se aferró delicadamente a su dedo índice y sacudió su mano sin mover mucho la de la castaña que estaba más tiesa que un muerto.

Catra sintió como el corazón se le salía del pecho, la calidez que transmitía su diminuta mano le llenaba todo el cuerpo, la sangre se le subió a las mejillas mientras miraba estupefacta a la pequeña y ésta le sonreía alegre; Adora logró captar la escena y algo dentro de ella se encendió, como una llama que calentaba todo su interior y hacía que su pecho se comprimiera, no podía evitar mirar el rostro de su esposa que estaba completamente avergonzada, pero sin mover un solo musculo, mientras la niña la llamaba entre balbuceos y risas frágiles.

Cuando Catra por fin cayó en sí, arrancó su dedo de la diminuta mano de la bebé, con un poco más de suavidad con la que lo haría normalmente a otra persona, pero dejándola completamente confundida, en el rostro de la niña se visualizaba una sola pregunta: ¿es que acaso no la quería?

Soltó en un llanto que terminó por llevarla a los brazos de Adora, ésta intentó calmarla mientras veía con desaprobación a su esposa quien se dispuso a salir de la habitación, captando la atención confundida de los presentes.

― ¡Catra! ―llamó Adora―, ¿a dónde vas?

― No lo sé ―respondió en seco―, sólo hagan las cosas de princesas que deban hacer y déjenme tranquila.

― ¡Espera! ―exclamó la rubia pero ya era muy tarde, la castaña ya había salido del lugar, azotando la puerta detrás de sí.

― Bueno ―carraspeó Bow intentando amenizar el ambiente―, todos estamos de acuerdo en que debemos de hacer algo, ¿cierto?

― Ya les dije lo que debemos hacer ―interrumpió Adora, irritada por la situación.

La joven llevaba a la pequeña en brazos quien había logrado calmarse, jugueteaba con el amuleto en su boca mientras sacudía sus pies con alegría, como si para ella fuera sumamente dichoso estar en los brazos de Adora.

― ¡No haremos el hechizo, Adora! ―el rey Micah estaba saliéndose de sus casillas, sorprendiendo a todos pues jamás lo habían visto así antes.

― ¡¿Por qué no?! ―respondió la otra, la serenidad de Adora se iba quebrando cada vez más―, ¡ella es peligrosa, tenemos que detenerla!

― Es sólo una bebé ―exclamó el otro, la tensión entre ambos podía cortarse con un cuchillo, los demás sólo los miraban boquiabiertos―, ¡es bebe!

Adora sintió la falta de aire, incluso después de todo lo ocurrido aún era extraño que se lo dijeran a la cara, "es tu bebe", resonaba en su cabeza sin parar; por supuesto que ella ya lo sabía, pero estuvo evitándolo tanto que lo había olvidado.

― No lo es ―aseveró con la voz entrecortada, aún molesta―, yo no la deseé, ni Catra tampoco, ¡no la queremos!, ¿por qué no puede entender eso?

Micah estaba atónito, Adora hablaba en serio y por más que lo intentara él no la haría cambiar de opinión.

― Yo no pedí esto ―siguió―, no puedo hacer esto ―miró a la niña, separando de su boca el amuleto y llamando su atención, la pequeña le sonrió y dirigió sus manos hasta el rostro de la rubia―, si no quiere hacer el hechizo, de acuerdo, puede hacer lo quiera con ella ―se acercó a la cama y la colocó sobre el colchón, ésta volvió a aferrarse a la rubia, pensando que su intento volvería a funcionar para que no se alejara de ella, pero Adora fue más brusca esta vez y arrancó su agarre de golpe, colocándola sobre la cama evitando a toda costa que volviera a aferrarse a ella―, es toda suya ―miró a Micah y señaló a la niña con ambas manos.

Adora se abrió paso entre sus compañeros completamente inmóviles, disponiéndose a salir.

― A-Adora... ―Glimmer tomó su mano intentando detenerla.

― Lo siento, chicos ―musitó apenada y zafándose del agarre de su amiga―, esta vez no puedo ser la heroína.





Catra miraba por el balcón principal del palacio, la noche era fría, pero el cielo despejado dejaba ver las estrellas en plenitud, había olvidado lo hermoso que era el cielo de Etheria y la enorme diferencia que había entre él y el que solía mirar en Fright Zone, el viento chocó contra ella, atravesando sus cabellos y revoloteando entre sus orejas.

― ¿Hora nostálgica? ―Adora se acercó hasta ella, recargándose sobre la barandilla de mármol purpura―, ¿en serio debías marcharte así? ―Catra la ignoró por completo, Adora levantó la mirada al oscuro cielo que se alzaba sobre ellas―, si ella se queda, tal vez este no sea lugar para nosotras.

Catra entendía el rostro de Adora y su preocupación, ninguna de las dos podía quedarse cerca de esa niña, sus sentimientos se confundían, era algo que simplemente no querían, además era evidente el enfado de Adora hacia el rey Micah, la rubia sólo quería evitar más problemas, quería hacer su trabajo y protegerlos a todos.

Entre los pasillos del palacio resonó el llanto de la bebé que clamaba por la presencia de sus madres, era un llanto tan desgarrador y exigente que Adora y Catra no pudieron evitar sentirse incomodas al retenerse a sí mismas para no volver a la habitación.

― Creo que te está llamando ―bufó Catra, sarcástica.

― No ―proclamó Adora―, ella no me necesita, necesita una madre real ―miró a la castaña con decisión―, cosa que ni tú ni yo somos.

― Lo sé ―rio con ironía y volvió su mirada al suelo―, entonces, ¿qué somos?

― Guerreras ―respondió―, pero sin guerra o problemas... honestamente no estoy segura de lo que seamos.

Catra dio un suspiro pesado.

― Eso creí ―terminó.

Un estruendo llamó su atención y bajaron la atención hasta los jardines que se hallaban frente a ellas, un halo de luz resplandeciente nubló la vista de ambas, un poco desubicadas intentaron observar lo que sucedía, por todo el jardín se abrían verticalmente portales que soltaban chispas y giraban a una enorme velocidad, por ellos atravesaban hombres de apariencia extraña, orejas alargadas como las de un elfo, cuerpo fornido y piel tosca, estaban cubiertos por armaduras confeccionadas con huesos de animales, junto a ellos, enormes bestias de pelaje negro y brillante se alzaban hasta su altura, tenían una mirada gélida y feroz, parecían enormes canes con colmillos filosos como navajas.

Un fuerte golpe seguido de un grito agudo interrumpió a las jóvenes que ya parecían bastante alteradas, el ruido provenía de la habitación de las chicas, ambas corrieron en dirección a éste pues sólo podían temer lo peor.

Cuando atravesaron la puerta notaron a uno de los enormes canes que había destruido la mitad del lugar debido a su enorme tamaño y fuerza, Perfuma había logrado retenerlo con sus poderes, pero parecía que pronto cedería ante el poder del animal.

― ¡Reina Glimmer! ―una de las guardias del palacio se apresuró hasta el grupo―, ¡todo el palacio está rodeado!

Adora sabía lo que tenía que hacer, estiró su brazo frente a ella para poder transformarse, pero no pasó ni un minuto cuando ya tenía una diminuta mano aferrada a su manga, miró a la niña que la miraba suplicante desde los brazos de Micah, el corazón se le aceleró, intentando ignorarla hizo aparecer a She-Ra de golpe, y con ayuda de la espada lanzó al can lejos del palacio.

La niña miró a Adora asombrada tras su transformación, esta vez sabía que se trataba de su madre, ya no tenía duda de ello, creía que había regresado por ella, entonces estiró de nuevo sus manos esbozando una sonrisa que Adora volvió a ignorar por completo y salió corriendo en busca de los agresores.

Atravesando los corredores peleaba con cada uno de los hombres y bestias que aparecían frente a ella, haciendo equipo con Catra y Melog, sus oponentes no tenían mucha oportunidad frente a ambas; llegaron hasta el origen de los portales, los jardines del palacio que estaban completamente destruidos por la evidente batalla que se estaba llevando acabo entre las princesas, guardias, Catra y Adora frente a los extraños.

Mientras peleaban, justo frente a ellas otro enorme portal se abrió de golpe, la energía que desprendía era tan grande que hacía que todo lo que estaba a su alrededor fuera tragado por él, Adora se mantuvo fija en el suelo clavando la espada en éste, sosteniendo a Catra que se mantenía lo más firme que podía con ayuda de Melog; una figura femenina se vislumbró al interior de éste, a ambas se les dificultaba distinguirla completamente, y sin previo aviso un largo látigo hecho de cuero negro salió disparado hacia Adora, envolviéndola y soltándole una descarga eléctrica que la hizo caer desapareciendo a She-Ra.

― ¡Adora! ―Catra la levantó a duras penas, usando su cuerpo de soporte.

Adora aún aturdida se puso de pie con ayuda de la felina, elevó el brazo sobre su cabeza, pero She-Ra no apareció.

― Una magia poderosa ―escuchó al frente, la mujer se acercaba a ellas, pelirroja, alta, de piel pálida, ojos marrones y mirada adusta―, pero ahora me pertenece.

Las princesas miraban inmóviles desde el interior del palacio la escena, todos habían quedado paralizados ante la aseveración de la desconocida.

― ¿E-Ella... tomó a She-Ra? ―articuló Catra.

― ¿She-Ra? ―cuestionó la otra con una sonrisa fingida―, he escuchado sobre ella, pero no fue lo que me trajo hasta aquí.

― Entonces ¿a qué has venido? ―exclamó por fin la rubia, intentando guardar la compostura―, te irás si sabes lo que te conviene.

La pelirroja soltó una carcajada burlona que sobresaltó a las jóvenes.

― No viajé durante tanto tiempo sólo para irme ―exclamó―, la magia de Etheria me ha guiado durante años, justo cuando creía que no podría encontrar este lugar recibí una última pero poderosa señal de magia que terminó dándome la ubicación exacta ―miró a Adora―, y no se trataba de ti, She-Ra.

Catra le dirigió una mirada consternada a Adora que parecía haber entendido a lo que se refería, sus ojos abiertos completamente llenos de pánico reflejaban los pensamientos internos de la rubia; los agujeros volvieron a abrirse y los seres extraños regresaron a su lugar de origen, al menos la mayoría de ellos; una explosión se hizo presente dentro del palacio y la mujer desapareció justo cuando las jóvenes desviaron su atención, a paso apresurado el grupo de amigos se adentró al palacio buscando el origen del incendio.

Se toparon con el rey Micah completamente noqueado a unos metros de la habitación de las jóvenes, fue entonces cuando notaron que algo realmente malo había pasado pues no llevaba a la niña en brazos.

― ¡Micah! ―exclamó Adora, sacudiéndolo para que volviera en sí―, ¿dónde está?

― No pude detenerlos... ―articuló apenas―, tienen una magia increíblemente poderosa.

La expresión de Adora decía más que mil palabras, sus azules ojos reflejaban terror puro, mientras Catra la miraba desde su espalda sintiendo la misma preocupación que su esposa; sus orejas felinas captaron algo, se movieron con inquietud y Catra salió disparada hacia el balcón principal del palacio sin decir nada.

― ¡¿Catra?! ―Adora salió corriendo detrás de ella, pero por supuesto que la felina le llevaba una gran ventaja.

La morena llegó hasta el lugar, captando el momento justo en que aquella pelirroja se encontraba sobre la barandilla del balcón llevando en brazos un pequeño bulto envuelto en mantas blancas que se movía desesperadamente, la niña arrancó la manta de su rostro lleno de lágrimas, fijando la mirada en la joven frente a ella, angustiada la llamó entre sollozos y gritos débiles que inmediatamente sacaron a Catra de su trance, lanzándose sobre ella para intentar recuperar a la pequeña, pero fue demasiado tarde, antes de que Catra si quiera pudiera tocarla ésta ya se había lanzado al vacío con una sonrisa triunfante que heló la piel de la castaña. De no haber sido por Adora que retuvo a la felina, ésta se hubiera lanzado al vacío junto con ellas, la rubia tiró del ropaje de la chica y la llevó hasta sí, poniéndola a salvo.

Ambas jóvenes solo pudieron observar con angustia como aquella desconocida se llevaba en brazos a su pequeña a través de los portales, sin rumbo. Adora cayó de rodillas al suelo, Catra estaba furiosa, sus garras se aferraron a la barandilla con fuerza, arañando ésta inconscientemente; apenas podían mantener la respiración, escuchaban como el llanto de la niña se hacía cada vez más tenue hasta desaparecer en la oscuridad, el corazón se les heló por completo, de verdad ¿no habían podido protegerla?











Esta vez tardé un poquito más en actualizar (porque estoy trabajando en algo nuevo en colaboración con una chica muy talentosa), espero que les guste el cap. 💖💖
Les recuerdo que esta historia iba a ser pequeña, entonces yo creo que ya sólo le quedan unos 2 o 3 capítulos más (tal vez), si gustan que incluya algo especifico o les gusta como escribo y tienen una idea que quieran plantar en un escrito, pueden contactarme por privado ya sea por aquí o en mi facebook personal (el link está en mi perfil), siempre los estoy leyendo, agradezco muchísimo sus comentarios y votos, me hacen super feliz. 🥺💖
Gracias por seguir leyéndome❤️

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