Capítulo 3. Regreso.
Adora abrió los ojos aún adormilada, sintió como algo suave y cálido rozó contra su cuerpo, creyendo que se trataba de su esposa se estiró para intentar abrazarla, grande fue su sorpresa cuando notó que lo que envolvía era mucho más pequeño que el cuerpo de Catra; Adora miró a la bebé que dormitaba en el hueco entre sus brazos, la niña había sido arrastrada por ella hasta su pecho, pero sus diminutas garras felinas aún se aferraban a Catra que roncaba levemente mientras sus cabellos caían sobre su rostro.
La sangre le subió hasta las mejillas debido a su evidente error, sobresaltada se alejó de la pequeña tanto como pudo sin notar que estaba a la orilla de la cama, la rubia cayó al suelo soltando un grito agudo que terminó despertando a Catra y a Melog, el último se abalanzó sobre Adora lamiendo su rostro mientras le movía la cola.
― ¿Cómo llegaste ahí abajo? ―Catra la miraba desde arriba con una sonrisa burlona. Adora le dirigió una mirada inquisitiva.
― ¿No debería ser yo quien pregunte como es que ella llegó ahí? ―bramó molesta.
Catra le alzó las cejas y desvió la mirada nerviosa intentando pensar en su respuesta.
― Entrapta ―respondió poniendo los ojos en blanco.
Adora entendió a lo que se refería la joven, se puso de píe nuevamente y miró a la castaña que llevaba aferrada a la niña en su cola, le alzó la ceja y ésta sólo pudo encogerse de hombros tras soltar un suspiro resignado.
La puerta se abrió de golpe dejando entrar a Entrapta llena de euforia.
― ¿Qué haces aquí? ―preguntó Catra sin apartar la mirada de ella.
― ¡Adora, despertaste! ―exclamó la otra ignorando por completo a Catra―, ¿puedo quedármela? ―señaló a la niña que acababa de despertar separándose de la cola de la castaña―, Catra se puso algo inestable hace unas horas, pero seguro tú accederás ¿cierto?
― ¿Has estado afuera de nuestra puerta todo este tiempo? ―interrumpió la felina.
― Fueron sólo unas horas ―se encogió de hombros―, estuve analizando la reacción que tuviste en ese momento, es muy posible que tu instinto ya haya adoptado a esa bebé como su cachorro, entonc-
― Entrapta, ¿podrías salir, por favor? ―interrumpió Adora mirando la cara de Catra completamente enrojecida por las palabras de la joven―, en unas horas será el baile de Glimmer y necesitamos alistar algunas cosas antes de hablar con el rey Micah.
Entrapta soltó un bufido de decepción y salió arrastrando los pies. Catra dio un suspiro tan pesado que hizo que la pequeña junto a ella diera un salto.
― ¿De qué reacción hablaba? ―preguntó Adora con la ceja levantada y una sonrisa oculta.
― N-Ninguna... ―respondió desviando la mirada.
Adora la miró incrédula, acercó su rostro lo más que pudo hasta el suyo e intento analizarla con la mirada, Catra sintió el corazón saliéndole del pecho, le contuvo la mirada sonriendo nerviosa, una idea picara atravesó su cabeza y restregó su cola en el rostro de la rubia, cambiando su semblante completamente a uno mucho más seductor.
― N-No me mires así ―intentó articular la rubia, sabía que Catra sólo estaba tratando de zafarse de la situación.
― Mirarte... ¿cómo? ―la castaña cada vez tomaba más territorio, se levantaba sobre sí quedando por encima de la mirada de la joven con ayuda de la altura proporcionada por la cama.
― C-Catra... ―balbuceó la otra, aclarándose la garganta, comenzaba a sudar debido al nerviosismo, llevó sus cabellos detrás de su oreja con la mano temblorosa.
― ¿Qué sucede, Adora...? ―siguió la otra con una sonrisa seductora―, ¿te comió la lengua el gato?
Adora sintió como la sangre le subió hasta las orejas, el corazón le latía tan rápido que si hubiera estado pensando en algo en ese momento no habría escuchado ni sus ideas, pero la verdad es que igual tenía la mente en blanco.
Catra la tenía justo donde la quería, de no haber sido por la pequeña a su lado que reclamó inmediatamente la atención de Adora, la situación seguramente hubiera pasado a mayores.
La rubia se aclaró la garganta avergonzada desviando la mirada de Catra que estaba igual de enrojecida que ella, se acercó hasta la cama y tomó a la niña en brazos, ésta jugueteaba con sus manos metiéndolas en su boca de vez en cuando; Adora sintió un pinchazo en el pecho al mirar a aquella inocente criatura que le sonreía tiernamente, hubiera deseado que todo fuese un sueño, que ella no estuviera ahí para evitar hacer lo que tenían pensado.
― ¿Estás lista para el baile de esta noche? ―preguntó Catra, intentando apartar todas las ideas que se juntaban en la mente de Adora.
― Eso creo, aún debemos hacer cientos de cosas antes de que lleguen todos ―respondió la otra apartando la mirada de la bebé―, debido a todo el ajetreo nos despertamos más tarde de lo planeado y ahora tenemos menos tiemp-
― Adora, cálmate ―interrumpió la castaña, tomándola de los hombros con una sonrisa―, es sólo un baile.
Adora asintió avergonzada y ambas salieron de la habitación para encontrarse con sus amigos en el comedor.
Cada año después de la última batalla por Etheria se celebraba a She-Ra y a las princesas por haber salvado a todos, se hacía una lujosa fiesta que se llevaba a cabo en un palacio distinto cada vez y en esta oportunidad Glimmer sería la anfitriona.
Para cuando los invitados comenzaron a llegar estaba ya atardeciendo y apenas habían logrado terminar de preparar todo; Adora se miraba al espejo para acomodar su tiara sobre su frente y peinar sus alborotados cabellos, Catra, que llevaba un traje elegante con colores rojos y negros y un saco blanco con dorado que hacía juego con el vestido de su esposa, la miraba desde el otro lado de la habitación con una sonrisa; Adora llevaba un hermoso vestido blanco que caía hasta el suelo, los hombros descubiertos y mangas largas acampanadas, tenía detalles dorados en el pecho y los bordes que simulaban el traje de She-Ra, su cabello suelto caía sobre su espalda descubierta y la tiara en su frente llevaba una gema roja.
La rubia dirigió su atención a la felina que la miraba sonrojada mientras movía la cola de un lado a otro, pero el llanto de la pequeña que acababa de despertar de una de sus siestas interrumpió el momento entre ambas, Catra se dirigió hasta ella y la tomó en brazos, sabía que la niña quería Adora, pero no iba a dejar que interrumpiera a su esposa mientras se arreglaba, Adora le sonrió de lado y siguió mirándose al espejo, divisaba de vez en cuando a través de él a Catra sentada a su espalda, la niña jugueteaba con los cabellos del fleco de la chica y le sonreía tenuemente, Catra intentaba ignorarla por completo, pero le era imposible no sentirse avergonzada con la situación.
Adora dirigió su atención a ambas y caminó hasta Catra con un cepillo en la mano, se agachó a su altura y trató de desenredar sus encrespados cabellos, dio varios tirones sin mucho éxito.
― Lo siento ―rio la rubia―, es sólo que es realmente difícil.
― Lo sé ―expresó cariñosamente la otra mirando los mechones de su fleco que habían quedado peor que antes.
Ambas soltaron unas cuantas carcajadas y se miraron por unos segundos con una sonrisa tímida, la pequeña captó el momento como algo entre las tres y soltó una risa en los brazos de Catra, Adora la miró con ternura mientras Catra la miraba a ella de la misma forma; la niña se movió un poco y estiró sus brazos hasta Adora, ésta entendió el gesto y la tomó, recostándola verticalmente contra su pecho.
― Debemos hablar con Micah durante el baile ―informó Adora después de un suspiro de resignación―, él sabrá qué hacer.
Catra asintió dirigiéndole una mirada condescendiente a su esposa. Ambas salieron de la habitación topándose con Glimmer quién parecía demasiado atareada debido a la celebración, la joven les rogó por ayuda con una mirada y una sonrisa a medias, después dirigió su atención a la pequeña que Adora llevaba en brazos, realizó un hechizo rápido y en la niña apareció un vestido color crema con detalles dorados, zapatos a juego y una pequeña tiara que combinaba con la de Adora, la rubia le sonrió a su amiga y se alejaron hacia el salón.
Al llegar Adora todos los invitados se amontonaron en torno a ella, esto siempre sucedía durante las celebraciones pues constantemente había personas que no habían tenido la oportunidad de conocer a She-Ra, esta vez no fue diferente, varias personas acorralaron a Adora y Catra haciéndoles preguntas; ¿Cómo te transformas en She-Ra?, ¿Podrías transformarte ahora?, ¿She-Ra tiene magia como la reina Glimmer?, ¿Cómo derrotaste a la Horda?, ¿Cómo acabaste con el hombre alienígena aterrador?, ¿Ustedes salvaron juntas a Etheria?, ¿Ambas están casadas?, ¡¿Ya tienen un bebé?!, eran varias de las preguntas que resonaban alrededor de ambas, tanto la castaña como la rubia sólo podían sonreír amablemente, pero comenzaban a sentirse asfixiadas entre tanto ajetreo, eso sin mencionar a la pequeña que se hallaba acurrucada contra el pecho de Adora, la pobre estaba aterrada, nunca había visto a tantas personas juntas, comenzó a moverse desesperadamente hacia la rubia, tirando del escote de su vestido y de unos cuantos cabellos que caían sobre sus hombros, lloró ligeramente antes de que Catra se abriera paso entre la multitud, tomando a Adora de la mano para sacarla de ahí, ambas se alejaron a paso apresurado hasta las demás princesas esperando su protección.
― ¿Es difícil ser She-Ra, eh? ―expresó Mermista con una ceja alzada. Adora sólo pudo sonreír a medias.
La bebé que llevaba en brazos le sonrió a la rubia moviendo sus manos en dirección a su rostro, todos los presentes notaron el tierno gesto, pero específicamente Perfuma fue quien se acercó hasta ella con una sonrisa.
― ¿Puedo cargarla? ―preguntó. Adora accedió y entregó a la niña delicadamente.
Perfuma no pudo dejar de emitir sonidos provocados por la ternura de la bebé que la miraba confundida, la pequeña reconocía su rostro, pero sabía que no era su madre, por lo que sus pensamientos estaban procesando aquella situación.
Una joven etheriana se acercó hasta Adora quien miraba la escena entre Perfuma y la niña, la rubia giró su mirada confundida al sentir como la chica la llamaba tocando su hombro.
― ¿She-Ra? ―preguntó con una sonrisa. Adora asintió nerviosa―, ¿querrías bailar conmigo?
La rubia se sonrojó ligeramente, miró de reojo a sus compañeros y estos no supieron cómo reaccionar, la joven no esperó la respuesta de Adora y la llevó de la mano hasta el centro del salón, mientras bailaban la chica hablaba con Adora sobre temas comunes en la vida etheriana, por supuesto que Adora no estaba muy familiarizada con esa situación, pues desde que dejó la Horda sólo había tenido un montón de aventuras, lo cual a su compañera de baile le parecía fascinante.
Catra miraba aquella escena desde lejos acompañada por las princesas que estaban igual de confundidas que ella, sin embargo, en el rostro de Catra no se divisaba sólo confusión, la castaña fruncía los labios indiscretamente mientras le lanzaba miradas asesinas a aquella chica que había secuestrado a su esposa justo frente a sus ojos. Cuando la música se detuvo, la joven se inclinó ante Adora con una sonrisa y como despedida besó su mano cálidamente; Catra inmediatamente sintió esto como un reto y corrió a interponerse entre ambas jóvenes, mirando a la desconocida con una sonrisa retadora, indicándole que se alejara o habría problemas, la otra entendió el gesto y se alejó con nerviosismo en el rostro.
Los amigos de las jóvenes trataron de contener la risa ante la evidente escena de celos de la felina, todos excepto Adora que no terminaba de comprender lo que acababa de pasar; Catra se giró hasta ella con una sonrisa triunfante y la tomó de la mano para llevarla de vuelta hasta la mesa donde se encontraban las princesas.
En cuanto Adora tomó asiento junto a Perfuma la pequeña estiró sus brazos hasta ella para que la cargara, la chica accedió con una sonrisa torcida y la sentó sobre sus piernas, Catra que estaba junto a ella no pudo evitar notar que la pequeña la miraba curiosamente, específicamente a sus orejas, la castaña las movió inconscientemente provocando una risa en la niña y que a su vez ésta pidiera ir con ella, en cuanto la niña estiro sus diminutas manos en dirección a la castaña, la chica se erizó de golpe retrocediendo sobre la silla, pero la pequeña no hizo más que seguir exigiendo ir a sus brazos.
― Si no la tomas va a terminar llorando ―mencionó Adora intentando contener la risa por los gestos de su esposa.
Catra negó rotundamente con la cabeza y desvió la mirada sonrojada, la niña siguió estirando sus manos hasta ella, con forme más se negaba la felina más fruncía los labios la pequeña.
― Catra... ―refunfuñó Adora―, por favor, no quiero que llore ahora.
La castaña soltó un bufido resignado y tomó a la niña, la pequeña se estiró hasta las orejas de la chica y comenzó a jugar con ellas mientras se reía a carcajadas, Catra sólo sentía todo el peso de la bebé sobre su rostro y evitaba que ésta fuera a caerse debido a todos los movimientos que hacía al juguetear con ella.
Los presentes no pudieron contener sus expresiones de ternura al ver tal escena, específicamente Adora quien la miraba con las mejillas sonrojadas.
― ¿Qué es lo que sucede aquí? ―el Rey Micah se acercaba al grupo de amigos acompañado por Glimmer y Bow.
Todos hicieron una ligera reverencia y éste les correspondió con una sonrisa, dirigió su atención hasta Catra quien estaba siendo atacada por una versión miniatura de ella y sólo pudo expresar confusión en su rostro.
― ¿Cómo es que... ―intentó articular señalando la escena, Catra inmediatamente alejó a la niña de sí.
― De hecho... ―interrumpió Adora―, sobre eso queríamos hablar con usted, ¿podemos ir a un lugar más privado?
El rey Micah accedió de inmediato y los tres se alejaron dejando a sus compañeros con miradas preocupadas entre sí.
Llegaron hasta la sala de reuniones que llevaba ya mucho tiempo sin ser ocupada, pues no había más guerra, por lo que estaba desarreglada y algo deteriorada, Micah se acercó hasta Catra que llevaba a la niña en brazos lo más alejada que podía de ella, la tomó no sin antes pedirle permiso a la castaña con la mirada, ésta accedió inmediatamente y le entregó a la pequeña.
Micah comenzó a juguetear con ella haciéndole cosquillas y gestos para que ésta riera sin notar que no estaba en los brazos de cualquiera de sus madres.
― ¿Alguien me explica cómo es que esto pasó? ―cuestionó mientras daba ligeros toques en la nariz de la niña.
Adora y Catra se miraron mutuamente.
― La magia de Etheria ―respondió la rubia captando la atención del hombre―, ella nació por magia de Etheria, el problema es que aunque seamos sus... ―tragó saliva― madres, nosotras no la pedimos.
El rey miró a la pequeña con lástima.
― ¿De qué querían hablar conmigo exactamente? ―preguntó.
― Queremos que nos ayude a realizar el hechizo de reversión ―respondió en seco la rubia.
― ¿El hechizo de reversión? ―Micah estaba desconcertado―, ¿en ella? Adora, ¿sabes lo que va a pasarle?
― Va a desaparecerla, ya lo sabemos ―interrumpió Catra―, no tenemos otra opción.
― Siempre hay otra opción ―replicó el otro.
La niña captó la presencia de sus madres lejos de ella y comenzó a llorar pidiendo que la regresaran hasta los brazos de Adora, el rey le entregó la niña a la rubia y soltó un suspiro consternado, la pequeña se acurrucó contra el pecho de la joven quien evitaba a toda costa mirarla.
― El amor no te hace débil ―comentó el hombre―, lo sabían ¿verdad?
― ¿Qué tiene eso que ver? ―preguntó la castaña.
― Etheria las eligió por algo ―siguió―, esta niña las eligió por algo. Y si ustedes no se sienten listas para cuidar de ella porque les da miedo ser vulnerables, debo recordarles que antes de Horde Prime también les aterraban sus sentimientos mutuos... ―Catra bajó la mirada sonrojada―, pero fue su amor el que salvó a toda Etheria.
Las jóvenes miraron sorprendidas al hombre que las veía suplicante.
― No se trata de amor ―explicó Adora―, no sentimos nada por ella porque no la deseábamos.
Micah la miró confundido, jamás había escuchado a Adora expresándose así, podía notar en su voz que estaba asustada, de alguna forma.
― Sé que no la deseaban ―dijo―, pero ¿están seguras de que no la quieren?
Ambas guardaron silencio desviando la mirada, apenadas.
― No podemos conservarla ―respondió Adora ligeramente irritada―, eso es todo, no tenemos más opción.
― Querida Adora, siempre hay una segunda opción ―añadió y abrió la puerta a su espalda―, síganme.
Las jóvenes siguieron al hombre de nuevo hasta la fiesta, éste las llevó hasta una pareja de etherianos que lo saludaron con una sonrisa y una reverencia.
― Quiero presentarles a Calem y Tara ―dijo señalándolos―, los conozco desde mi juventud, ellos son de Mystacor al igual que yo, pero han vivido por toda Etheria.
Adora los saludó con una sonrisa, la pareja estaba rodeada por al menos cinco niños de edades diferentes, ninguno de ellos parecía tener características en común con los otros; uno de los niños corrió hacia el otro lado del salón empujando sin querer a Adora y haciendo que se tambaleara, Catra la sostuvo para que no cayera.
― Lo lamento ―exclamó Tara―, estos niños a veces me vuelven loca.
― Son demasiados niños ―comentó Catra irritada al sentir como la más pequeña perseguía su cola sin cesar mientras ésta la movía de arriba a abajo evitándola.
― Sí ―rio la mujer, tomando a la pequeña entre sus brazos y alejándola de Catra―, pero ninguno de ellos es nuestro, quiero decir, biológicamente ―las jóvenes plantaron su atención en la mujer que acicalaba el cabello de la niña―, son niños que perdieron a sus padres durante la guerra con la Horda...
Catra sintió como se le detuvo el corazón, su semblante ensombrecido ocultaba una expresión llena de terror, sabía perfectamente que la que daba las órdenes en la Horda era ella, ni siquiera Hordak que dudaba durante momentos, Catra siempre fue la mente maestra tras cada ataque, sentía su cuerpo paralizado y la culpa recorriéndole cada nervio. Adora logró captar la expresión de su compañera, tomó su mano y le sonrió cálidamente, sabía lo que Catra estaba pensando en ese momento, sabía que sentía que no tenía forma para recompensar a esos niños, pero también sabía que antes de Catra, Hordak y Shadow Weaver eran quienes atacaban a los etherianos, y esos niños pudieron haber perdido a sus madres en cualquiera de esos momentos.
― ¿Por qué decidieron adoptar a tantos niños? ―preguntó Adora intrigada.
― Nos gustan los niños ―respondió Calem con una sonrisa.
― Y... creemos que se puede cambiar la vida de un niño que perdió a su familia sólo con darle el amor de una madre ―siguió su esposa―, sé que nunca reemplazaremos a sus verdaderos padres, pero al menos lo intentamos.
― ¿Una madre? ―Adora miró a la niña en sus brazos―, se puede vivir sin una ¿no es así?
― A veces ―comentó Tara, mirando a Adora―, pero al final siempre necesitarás una madre.
― Nunca tuvimos una ―musitó la rubia, mirando a Catra―, es decir, tuvimos algo similar, pero... no era muy tierna con nosotras.
― Entonces no era una madre ―sonrió la mujer―, una madre es aquella que siempre está ahí para ti, que te ama y lo demuestra constantemente, te protege. ―miró a la bebé que Adora llevaba en brazos―, cuando eres madre sabes cuando tu bebé te necesita y nunca le das la espalda.
― ¿Sabes cuándo te necesitan? ―Adora sonrió con ironía―, ni siquiera... hablan.
― Tal vez no ―indicó la otra abrazando a su hija quien se había colgado de su cuello―, pero por la forma en que te miran, en que piden tus brazos, en que te sonríen ―la atención de Adora se clavó en la mujer―, en que se acurrucan contra tu pecho en las noches frías, ahí es cuando entiendes que te necesitan ―Catra sintió un escalofrió recorrerle el cuerpo.
Ellas habían pasado por todo lo que la mujer mencionaba, la niña les demostraba en incontables ocasiones que las necesitaba a ambas.
― Catra y Adora nunca han pasado por eso ―interrumpió Micah, sabía que era mentira, pero quería molestar a las jóvenes con la decisión que habían tomado―, de hecho, ellas quieren deshacerse de esa pequeña.
Las chicas sintieron un balde de agua helada cayéndoles encima, la pareja las miró apenados.
― ¿Por qué? ―preguntó el hombre.
― N-No estamos listas para... esto ―mencionó Adora, mirando la evidente escena madre e hija que Tara tenía frente a ellas.
― Creí que antes de que hicieran algo de lo que se arrepintieran después podría preguntarles a ustedes si... ―aclaró su garganta― quisieran tener un miembro nuevo en su familia.
Los esposos se miraron estupefactos por la proposición tan directa del rey, no era algo sencillo, se trataba de un bebé no de una nueva mascota, ambos miraron a las jóvenes que se encontraban avergonzadas y después a la bebé que lamía incesantemente sus puños mientras movía sus diminutos pies que colgaban de los brazos de Adora.
― B-Bueno... ―expresó el padre―, hace mucho que planeábamos tener un bebé, estos niños son nuestra adoración, pero definitivamente necesitábamos ese toque de ternura en nuestras vidas.
Adora los miró con sorpresa y un rayo de esperanza se iluminó frente a ella.
― Nos encantaría poder darle el hogar que ustedes... no pueden ―dijo Tara. Adora dirigió la atención hasta el rey Micah quien la miraba con aprobación, pero ella aún sentía dudas sobre si eso era lo correcto―, no tienen que darnos una respuesta ahora, ―interrumpió la mujer―, la fiesta acaba de comenzar, ¿por qué no lo discuten entre ustedes?
La familia se alejó de las chicas seguidos por el rey Micah que miraba a Adora y Catra con una sonrisa, esperando que tomaran la mejor de las decisiones.
Las jóvenes se sentaron a una mesa, inmóviles y sin decir una sola palabra durante varios minutos, miraban correr y jugar a los hijos de Tara y Calem y después dirigían su atención a la bebé que dormía plácidamente en los brazos de Adora.
― Entonces... ¿qué haremos? ―preguntó Catra.
― Creo que es obvio, ¿no? ―respondió la otra―, parece ser una mejor idea que sólo desaparecerla, digo, es una bebé común y corriente, nada malo puede pasarle si esta con ellos... parecen buenas personas.
Catra asintió con la mirada esquiva y encogiéndose de hombros, ambas se pusieron de pie y se dirigieron hasta la pareja quienes debido al rostro de ambas ya sabían la decisión que habían tomado; Adora colocó a la niña en los brazos de Tara tan delicadamente como pudo para no despertarla, sabía que esa sería la última vez que la vería o que la tendría con ella y no pudo evitar sentir una opresión en el pecho. En cuanto Adora se alejó Tara y Calem abrazaron fuertemente a la niña pues no podían contener la emoción de tener a un nuevo integrante en la familia y mucho menos si se trataba de una criatura tan adorable como aquella.
Adora y Catra dieron la media vuelta despidiéndose con una tenue sonrisa, lo mejor para ambas era alejarse antes de que la niña captara que se habían ido, pero fue demasiado tarde, el abrazo había despertado a la pequeña que al no reconocer a esas dos personas frunció el ceño aterrada, buscando desesperadamente a las jóvenes que ya iban a mitad del camino, la niña soltó un grito intentando llamar su atención, Catra giró ligeramente la mirada hasta ella.
― Vamos ―insistió Adora sin mirar atrás, logrando que la castaña retomara su camino.
La pequeña al no ver respuesta por parte de ambas comenzó a llorar incontrolablemente, sacudiéndose entre los brazos de Tara y estirando los suyos en dirección a las chicas, Adora sintió la respiración cortándosele, debía seguir su camino, no podía mirar hacia atrás, de otra forma la niña se crearía una falsa esperanza, sabía que estaba haciendo lo correcto, pero si estaba haciendo lo correcto, ¿por qué se sentía tan mal al escucharla clamando por sus brazos?
La bebé al no ver reacción alguna por parte de Adora ni de Catra aumentó su llanto de golpe, lo que provocó que desprendiera de sí un halo de luz brillante que lanzó a todos los que se encontraban cerca por los aires; Catra y Adora se levantaron confundidas del suelo, al igual que los demás, quejándose entre dientes por el dolor del golpe.
― Ah... ¿A-Adora...? ―la llamó Catra quien miraba en dirección a la niña completamente atónita.
Adora giró su atención hasta ella, la pequeña se encontraba llorando, elevada del suelo, rodeada por una esfera de pura energía brillante que parecía protegerla de cualquiera que se quisiera acercar hasta ella.
La rubia, asombrada, dirigió su atención a los presentes, Calem y Tara se habían alejado tanto como pudieron de la niña después de ser lanzados por ella, ambos llevaron a sus hijos lejos para intentar protegerlos, las princesas, Bow y Sea Hawk se habían colocado al frente de los invitados para protegerlos en caso de otro ataque, el rey miraba a Adora completamente confundido mientras ésta miraba de la misma forma a los padres de Bow, exigiendo una respuesta con la mirada, pero estos sólo pudieron negar con la cabeza aterrados.
La rubia dirigió su atención a Catra que estaba igual de consternada que ella, ambas se alejaron lentamente dando pasos cortos, pero al notar esto, la bebé soltó de nuevo en llanto, tan fuerte que otra fuerza mágica fue liberada, esta vez la mayoría logró esquivar el ataque, Catra y Adora se encontraban arrodilladas en el suelo sin saber qué hacer, sabían que si se alejaban algo más pasaría y no tenían idea de lo que la pequeña era capaz de hacer, pero... ¿atacarla?, ni de broma, por lo que las princesas no podían usar ninguno de sus poderes.
Glimmer creyó que la mejor forma de mantener a todos a salvo, incluyendo a la niña era crear un campo de energía que retuviera sus poderes, así que encerró la pequeña esfera que contenía a la bebé en su interior en una caja mágica con un pentagrama en cada uno de sus lados, pero esto sólo provocó que la pequeña llorara mucho peor.
― ¡No, no, no, Glimmer, espera! ―exclamó Catra desde el otro lado del salón, la niña parecía sentirse incomoda con el encierro de Glimmer, parecía que incluso le estaba doliendo la magia de ésta―, ¡la estás lastimando!
― ¿De qué hablas? ―preguntó la rubia a su lado―, ¿cómo lo sabes?
― Sólo lo sé ―respondió―. E-Es como si esa esfera fuera una extensión de su cuerpo...
Glimmer, preocupada, desapareció su magia inmediatamente, nadie sabía qué hacer, todos parecían asustados y confundidos, Adora decidió que la mejor forma de proteger a todos sería convirtiéndose en She-Ra; alzó la mano sobre su cabeza y en segundos, iluminada por su propia magia, She-Ra reapareció, por fin, después de todos esos años.
La joven sabía que no podía atacar a la niña, pero tal vez podía usar la magia de She.-Ra para calmarla, se acercó hasta ella cautelosamente mientras sus amigos, incluyendo a Catra ponían a todos a salvo detrás de mesas que funcionaron como barricadas.
Todos miraban la escena preocupados por lo que podía suceder con Adora, sobretodo Catra que se sentía completamente impotente ante la situación, la niña dirigió su atención hasta la rubia que se acercaba a ella, no podía reconocer su rostro, aterrada volvió a llorar liberando un tercer ataque, la rubia lo bloqueó con su espada, pero la pequeña no le permitía acercarse mucho más; Adora quedó frente a la niña sonriéndole cálidamente esperando que calmara su magia, pero la pequeña seguía igual de asustada al ver a esa persona desconocida frente a ella, la joven notó que estaba a punto de liberar un cuarto ataque, fue entonces cuando su mente se iluminó.
― Hey... tranquila ―la llamó con suavidad y una sonrisa tenue mientras se acercaba sigilosamente―, soy yo.
La niña dirigió su atención a la rubia frente a ella que tenía la misma voz que su madre, la miró confundida y asustada; la joven lo había entendido de inmediato y justo frente a sus ojos She-Ra desapareció dejando a Adora con la misma cálida expresión.
― ¡Adora! ―gritó Catra preocupada, sin She-Ra, Adora era vulnerable ante la magia de la niña― ¡¿Qué estás haciendo?!
La pequeña miró a Adora con los ojos llenos de lágrimas durante unos minutos y poco después la esfera que la sostenía en el aire desapareció, dejando caer a la niña que fue interceptada por Adora, la rubia la pegó a su pecho inmediatamente y restregó su rostro contra su nuca, aliviada.
La habitación volvió a iluminarse, todo estaba completamente destruido, las princesas se acercaron a Adora, Catra se abrió paso entre ellas y se dirigió a la rubia completamente angustiada, tomándola de los hombros con una expresión de desaprobación.
― ¿En qué estabas pensando? ―reprochó―.¡Pudiste haber muerto!
― L-Lo siento ―respondió Adora apenada―, pero creo que era la única forma...
Catra miró consternada a la niña que mantenía su rostro oculto en el ropaje de su esposa y que había terminado por rasgar su vestido debido a las incontables veces que intentó aferrarse a ella con sus diminutas garras.
― Ah... ¿qué acaba de pasar? ―preguntó Mermista.
Adora miró a Glimmer.
― Lleven a todos a casa ―dijo―, la fiesta terminó.
Y se alejó hasta su habitación seguida por Catra.
Este capítulo resultó ser más largo que los anteriores, espero que les guste, a mí me gustó mucho escribirlo, me divertí bastante💖
Aprecio mucho todos y cada uno de sus comentarios, de verdad muchísimas gracias por su apoyo, son lo mejor de mi vida.❤️❤️❤️
Y pido una disculpa por mis comentarios aleatorios que coloqué durante la lectura, es sólo que eran ideas que me venían a la mente a la hora de escribirlo y no podía colocarlas en el escrito. Ojalá al menos los hagan reír💖
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