Estrategia acertada

Jungkook


Una ola de devastación se agolpó sobre mí en cuanto las puertas del ascensor se cerraron delante de mis narices, sin que pudiera llegar a tiempo para detenerlo.

Los preciosos ojitos de Minnie estaban llenos de decepción y tristeza, cosas que jamás creí que le haría sentir. Me ponía enfermo, porque lo que menos quería era que mi pequeño sufriera, pues para eso estuve siempre al pendiente de su bienestar.

Sabiendo que no podría ir tras él para excusar mi conducta, me di media vuelta para enfrentarme a la maldita mujer que me esperaba en el despacho.

Me limpié la boca con la manga de mi bata blanca, asqueado de tener su sabor en mi boca. Era repulsivo. Me consideraba sólo capaz de saborear los labios hinchados y suaves de Jiminnie; eran una fantasía hecha realidad y ninguna otra persona en este mundo sería capaz de hacerme desconectar con tan sólo un beso como me pasaba con él.

El motivo por el cual llegué a esa situación incómoda con mi secretaria, Jennie, fue por la imperiosa necesidad de quitarle algo. El arrumaco cumplió su función; con eso pude hacerme con el celular que ella tanto protegía dentro de sus bolsillos. Sin ese aparato, estaba acabada.

Despejé mi mente un poco del asunto de mi esposo. Por más que me jodiera la situación, tendría tiempo más adelante para explicarme mejor y no dudaba de que Taehyung me daría una mano, así como yo estaba haciendo con él.

Tenía que recobrar mi postura, mantener mi máscara de seguridad lo más que pudiera y continuar con la estrategia que Min Yoongi y la policía tenían planificada.

Tal como me habían informado por teléfono hacía unos minutos, consiguieron irrumpir en su casa. Lo tenían bajo control. Varias patrullas ya estaban viniendo para el hospital, con el objetivo de detenerla. Nada más me quedaba hacer tiempo, entretenerla hasta que llegaran.

–Sí que tienes tacto, Jungkook –se mofó Jennie en cuanto entré por la puerta, cerrándola con llave.

La observé.

Llevaba una sonrisa burlona en el rostro y le daba vueltas a una hoja en blanco con las huesudas manos.

–No sé a qué carajo te refieres –le increpé con aspereza.

–Pues... tu muy querido esposito podría perder ese bebé por el estrés de verte conmigo –ronroneó, llegando a mí y enredando sus manos tras mi cuello para atraerme.

Me quedé ahí mismo, pasmado, sin reaccionar por unos segundos. Mi mente trató de absorber el peso de lo que sus palabras significaban.

¿Era posible que...?

–¿Cómo puedes saber tú algo como eso?

Desenredó una de sus manos para mostrarme el papel que tenía en sus garras, dejándolo delante de mí el tiempo suficiente como para que leyera e interpretara lo que implicaban los valores allí planteados.

Repasé el nombre del paciente y, en efecto, se trataba de una hoja certificada por el hospital con el nombre de Jeon-Kim Jimin. No me lo podía creer.

–Dejó caer esta hoja en cuanto nos vio. Supongo que venía a contarte –se rio ella, lanzando a un lado los resultados de Jimin como si no fueran nada valioso. –Creo que ahora ya no querrá que formes parte de su bonita familia. Él se puede quedar con ese otro tipo y tú te quedas conmigo.

En un principio, ni siquiera me atrevía a saltarle a cuello, tal como haría en una situación normal. La conmoción por la noticia me tenía estático.

Eso no hacía más que confirmar que Jimin estaba embarazado, que había esperanzas de que la familia que tanto deseábamos se hiciera realidad. Una bolita de células estaba viva dentro de mi Minnie. Llevaba sus hermosos genes junto a los de Taehyung o los míos.

–Podemos festejar juntos. ¿Qué dices, Jungkook? ¿Seguimos con lo que estábamos?

La dosis de realidad me golpeó en cuanto su voz me provocó.

Ella retrocedió a mi escritorio, en tanto abría su bata e intentaba hacer lo mismo con su blusa abotonada. Se acercaba peligrosamente al sitio donde me encargué de tomar a Minnie con anterioridad, y eso me enfureció.

–Basta –gruñí. –La policía está en camino y toda esta porquería de la extorsión se acabó.

Sus facciones se deformaron en una mueca, sus ojos llamearon de ira, dándose cuenta de lo que significaba.

–Sé que eres una estafadora y que llevas tiempo haciendo esta clase de cosas –proseguí. –Pero yo soy Jeon Jungkook y conmigo no te vas a meter sin salir mal. No soy estúpido. Mucho menos para dejarte jugar con mi esposo, con mi familia o con mi trabajo, puta de mierda.

–Eres un idiota –negó, a punto de explotar, aunque se podía notar su pánico.

Saqué su celular y se lo mostré. Ella pudo reconocerlo por la funda de color y, como si esperara encontrarlo entre sus ropas, se puso a palparse.

–Cómo te atreves...

–Ya te lo dije. No soy estúpido ni voy a ser otra de tus víctimas –sonreí, tirando el aparato al suelo y destruyéndolo con un fuerte pisotón. –Hasta aquí llegaste y pagarás por el daño que has ocasionado.

Se alejó de mi escritorio, pasando por mi lado y empujándome en su paso por la salida. Forcejeó con la puerta, pero era en vano. Le había puesto el cerrojo, así que no escaparía. Cumpliría con mi misión.

–¡Abre la maldita puerta!

Su grito llegó al mismo tiempo que una serie de pasos a toda velocidad se percibían en el pasillo, deteniéndose justo del otro lado.

–¡Policía de Seúl! ¡Sabemos que están ahí! ¡Abran la puerta! –se escuchó en cuanto intentaron ingresar y no pudieron.

Jennie se alejó de allí, asustada. Me rogaba con la mirada que no hablara, que no hiciera un solo sonido.

Bien se podía ir al demonio.

–¡Ayuda! ¡Ella está aquí!

–¡Estúpido! –protestó Jennie, lanzándose sobre mí y tirándome al suelo justo cuando la policía derribó la puerta.

La psicópata me golpeaba con fuerza. Apenas podía bloquear sus manotazos y en un momento, una de sus uñas me cortó la piel del pómulo.

Por fortuna, su desplante no duró mucho. Entre dos uniformados la redujeron y la acostaron en el suelo boca abajo para poder ponerle las esposas.

Un comisario me tendió la mano para que pudiera ponerme de pie. "Hwang Hyun Jin" rezaba su placa brillante.

–Una disculpa por hacerlo esperar, director Jeon –dijo, reverenciando. –En nombre de la policía de Seúl y del Servicio de Inteligencia Nacional le agradecemos enormemente su valentía y buena predisposición. De parte del detective privado Min Yoongi, que estuvo presente en el allanamiento de morada de la criminal y supervisó lo que hacía el personal de informática, me gustaría transmitirle que un video suyo tomado sin su consentimiento ha sido debidamente eliminado de los aparatos electrónicos.

–Oh, Dios. Gracias. ¡Muchas gracias! –de repente, el alma me vino a los pies y un alivio enorme casi me hace tambalear. Podía respirar en paz.

–Todo es gracias a usted, director Jeon. Sin su colaboración, no habría sido posible.

***

Me quedé un rato más allí en el hospital, brindando mi declaración de los hechos. Por obvias razones, no pude estar en la cirugía que tenía programada, así que alguien más tomó mi puesto. La policía se quedó alrededor de dos horas y luego se fueron, dejándome con una horda de periodistas en la entrada del hospital, ansiosos por saber qué hacía la policía en el establecimiento.

Las indicaciones que me dieron fueron de no decir nada. Ellos se encargarían. Por supuesto que tampoco iba a andar ventilando nada.

–Qué día tuvo, director –mencionó Lee Taemin en cuanto me encontró fichando mi salida. –Imagino que irá a casa.

–En efecto, Lee. Sólo quiero ir y estar con Jimin un rato.

–Me parece excelente. No puedo ni imaginar cómo estará con todo esto –hizo una pausa y luego continuó. –Lo vi yéndose a las apuradas con el señor Kim. ¿Hablaron acerca del...?

–¿Del bebé? –completé. Él asintió. –En realidad, no me enteré en buenos términos.

–Oh, lo siento mucho, director –me reverenció, un tanto apenado por su indiscreción. –Sé que tendría que meterme en mis asuntos y no andar chusmeando.

–Ya lo creo –rodé los ojos, ajustándome el abrigo.

–Igual pecaré de chusmencio y le diré que ni siquiera pude preguntarles si necesitarían un turno con el ginecólogo para la revisión del bebé.

Claro.

Jimin necesitaría empezar con los chequeos médicos. Ultrasonidos y recetas para vitaminas no le vendrían mal.

–Seguro, Lee. Por favor, encárgate de reservarle un turno lo antes posible –le pedí.

–Con gusto, director –sonrió. Era un empleado muy diligente y eficaz. Me agradaba que se preocupara por Jimin.

–Bueno, hasta mañana. Confío en que no habrá más inconvenientes por el resto de la jornada así que me tomaré la tarde para mí.

–Vaya, avisé que se tomaba la semana –se encogió de hombros con picardía. Qué tipo perspicaz. –Descuide que yo me encargo de todo. Vaya a descansar, director. Y tenga cuidado con los reporteros al salir.

–No me arrepiento de contratarte. Gracias, Lee.

Me despedí con la mano y salí hacia el estacionamiento. Los flashes estallaron sobre mis ojos, varios micrófonos llegaron hasta mi cara y me invadió una muchedumbre de personas preguntándome quince cosas diferentes sobre lo que había pasado hoy.

Los evadí como pude, ayudado por los miembros de seguridad del hospital, que ya me esperaban en la puerta. Me acompañaron hasta mi auto y dispersaron a quienes intentaban cruzarse en el camino para conseguir una foto mía.

Como si yo fuera el criminal.

Volanteando para entrar a la avenida principal, recordé que tenía que resolver lo que había ocurrido con Minnie. Primero necesitaba un indicio de cómo estaba el ambiente.

Llamé a Taehyung.

–Viejo, te estamos esperando –respondió.

–Lo sé –suspiré cansino, aferrándome al volante. Con una mano en el pecho, no estaba de humor como para más problemas. –Cómo está él?

–Un poco para la mierda, obvio. Te estabas dando el lote con la secretaria cuando los encontró.

–No fue realmente así. Lo que quería era...

–Sí, blablablá... –me interrumpió. Podía imaginar sus ojos poniéndose en blanco. Lo conocía tan bien como a Minnie. –Escucha. Lo importante es que ya le expliqué un poco de qué iba el asunto, te vio en las noticias saliendo del hospital y escuchó el reportaje a la policía. No es tan grave. De hecho, parece que la tormenta amainó un poco. Lo tengo sentado en el living, comiendo helado y viendo sus noveluchas baratas.

–Propio de Minnie.

–Real –estuvo de acuerdo. –Ve por un ramo grande de flores y tráele una caja de los chocolates que suele comer. Con eso te aseguro que te perdona y hasta hay follada de reconciliación.

–Cierra la boca, Tae –me reí porque era justo lo que estaba por hacer. –Cuídalo un poco más que en un rato estoy allí.

–Sí, para ti es fácil decirlo... No está enojado contigo por esconderle que tienes otro padre.

–¿Le dijiste? –vaya. Pensé que esperaría un poco para contarle eso. Decirle tantas cosas de golpe podría ser riesgoso para nuestro pequeño.

–¡Me amenazó con un cuchillo cuando llegamos a casa! Me ordenó que le dijera de una vez toooodo lo que le estábamos escondiendo porque sinó me cortaba las bolas. No me quedó de otra, Kook.

–Bueno, lo entiendo. Tengo una sorpresa para ti. Te la daré al llegar –desvié la vista al asiento del acompañante, donde había dejado los resultados de la prueba de paternidad de Taehyung y su aparente padre. Había conseguido apresurar el proceso con el personal de laboratorio con tal de que me lo dieran antes.

–Es suficiente de sorpresas. Por lo menos hasta el mes que viene.

Coincidía con él. No más sorpresas, y no más secretos a Jimin.

AL FIIIIIIIIIN! Game over para Jennie jeje. ¿Vieron que había una razón detrás de lo que hizo Kook?

Buenis, recién terminé de pasar el capítulo en limpio, porque lo tenía manuscrito. Mi compu estuvo esta semana con el técnico y para mi no es lo mismo escribir desde el celu. Pero aquí está. 

No quería irme a cenar sin dejarles el capítulo. Espero que les haya gustado, sobre todo porque ahora ya hay algo más de calma. En fin, tengan un hermoso finde, bellezas! Se les quiere a montones así que cuídense bien! 💕😘😘

Síganme en Twitter, si gustan. Me hice una cuenta con mi mismo nombre de usuario de wattpad. Tal vez spoilee algunos fragmentos de los capítulos mientras los voy escribiendo, para que la espera no se les haga tan larga aquí.. Besos!

-Neremet-

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