E

Eros
Corrección padre, Eros

Ya estaba todo casi listo, le coloqué un lindo traje a Eros, era de un color azul marino, tenía un lazo del mismo color en el cuello, hacía que resaltara sus hermosos cachetes y sus relucientes ojos azules, se veía presioso yo también estaba lista y su futura madrina me maquillaba o hacía el intento. Le di la leche y comencé a sacarle los gases. Con un solo brazo podía cargarlo, me encantaba sentir su cálido cuerpo en mi hombro, con la otra mano le daba pequeñas palmaditas en la espalda.

Erika se sentó por un momento en el orillo de la cama y me observó, por dos cosas: la primera porque fue un intento de maquillaje fallido y la segunda por nostalgia, sabía que eso le causaba sentimiento, recordar todo lo que perdió, entre eso su hermano menor. No lo vió crecer y le dolía, pero ella era fuerte, mucho más que yo.

—Aaaay yo lo quiero cargar —chilló Erika. Se acercó rápido a mí para que yo le entregara a mi pequeño niño.

Tomé el pañal de tela y se lo coloqué en el hombro, con mucho cuidado le di el bebé recordándole que debía tener cuidado con la cabecita, ella me obedeció y empezó a darle pequeñas palmaditas en la espalda, depositó varios besos en la cabecita de Eros y lo olía con un gran gusto.

—¡Ana!

Escuché gritar a Jonny, me volteé y lo vi entrar.

—¡Wow! Estas hermosa —dijo, sonriente.

Sus ojos verdes oscuros, me miraron profundamente, llegué a sentir que me leía, era una mirada intensa, su cabello negro estaba bien recogido y el traje que llevaba era uno hermoso de color salmón, me encantaba cuando usaba colores así. Sentí como si acabase de encontrar al príncipe de un cuento y no cualquier cuento, el más hermoso de todos, él era un joven apuesto, elegante por naturaleza y tonto para algunas cosas.

—Gracias. —Bajé la mirada al piso y me ruboricé—. ¿P-para qué me llamabas?

—Eh... yo... —Me miró confundido—, oh... ya recordé, no me se poner la corbata.

Comencé a colocarle la corbata, el miró el pequeño escote de mi vestido azul. Respiré su atractivo perfume y sentía que quería estar más cerca a él, pero Eri interrumpió el momento plácido entre nosotros.

—Uuuuh —burló—, ya se comportan como esposos.

—Erika... es mi mejor amigo —aclaré, apenada.

—¿Qué..? yo solo decía. —Nos guiñó el ojo y siguió acariciando a Eros.

—Buenos preciosas... y precioso, ya este guapetón esta más que listo, vamos al carro.

—Vale —respondió Erika y le entregó el bebé—, vayan al auto y nosotras nos terminamos de alistar.

—Bien, pero no tarden, el bautizo es a las... diez —recordó, mientras Erika lo sacaba.

—Anotado. —Mi amiga cerró la puerta y me miró—. Ese bebé les va dar un vuelta a sus vidas, lo presiento.

—¿Por qué lo dice? —La miré confundida

—Sus miradas, obvio. —Volteó los ojos.

—Erika no inventes, ni crees historias que solo me ilusionan —reclamé.

Ya tenía suficiente con mi negación a olvidarlo, como para que me siguiera armando historias en mi cabeza.

—Es la verdad, aunque no sé, yo que tú ya me hubiera follado a Jonny, viste lo bien que le queda ese traje. —Levantó su mano y la puso en su frente de forma dramática.

—Y si lo vieras sin camisa... —«tierra llamando a Anastacia»—. Ay que mentes tan cochinas, vamos, se hace tarde.

Caminamos al auto y observé a Jonny jugando con Eros, reía ante las risas de su hijo, una foto más para mi galería. Abrí la puerta y me senté en el puesto de copiloto, miré por el retrovisor la parte de atrás, donde estaba Marcos un poco perplejo cuando se percató de Erika, ellos serían los futuros padrinos.

—Marcos, ¿y tu novia? —preguntó Jonny, ajeno a los sentimientos de Erika.

—Dijo que me esperaría en la iglesia —respondió Marcos, dándole pequeñas miradas a Eri.

—La cosa está muy bello. —Jonny imitó la voz de un bebé—, ¿verdad que sí? Igual que su padre.

—Eros... —corregí—. Y deja tu egocentrismo para otro día, hoy él es el protagonista.

—Él... y yo. —Me guiñó el ojo y yo rodé los ojos con fastidio.

Jonny sabía cuanto odiaba que utilizara su "ego" para sobresalir, no sé por qué todo lo que me molestaba que hiciera, lo hacía. No comprendía su necesidad por hacerme molestar, aunque para él era tan fácil hacerme enojar y mucho más fácil hacerme reír. No estaba acostumbrada a pelear, porque era imposible no reírme con sus tonterías y su mayor tontería era tratar de hacerme pasar pena ante las personas. Era esa clase de amigos que te obligan a encajar en cualquier situación, así era Jonny.

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Para ser sincera, de no haber sido por los policías que investigaron el caso de Eros y su verdadera madre, no lo hubiéramos bautizado. Nos facilitaron datos como: tiempo de nacido, fecha de nacimiento, el hospital donde nació y cuales vacunas tenía. Un parto complicado, una madre sola y huyó sin decir su nombre o el de el bebé.

—El bautizo es parte importante de nuestra vida, porque con el eliminamos el pecado original que nos es concebido de Adán y Eva... —tenía más de una hora en la iglesia y las palabras del padre me estaban dando sueño—. Ahora díganme ¿qué nombre han elegido para el bebé?

Yo sonreí dispuesta a contestar para que al fin terminara, miré a Eros en mis brazos y luego al Padre, Jonny aclaró su garganta, pero, cuando abrí la boca para hablar él me interrumpió.

—La cosa. —Me dio una sonrisa burlona.

Yo lo quería matar «autocontrol Ana» me decía una y otra vez a punto de un colapso nervioso.

—¡¿Qué?! —solté con un toque de rabia.

—¿Disculpa? —preguntó el padre con un tono de voz muy suave.

—Corrección padre, es Eros —corregí y Jonny no desaparecía su sonrisa triunfadora.

—Eros Gabriel. —Terminó de anunciar Jonny.

—Bien, Eros Gabriel yo te bautizo en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo, Amén.

—Amén —respondimos todos al unísono.

¡Ya mi niño estaba bautizado! Sonreí agradecida.

Eros estaba en los brazos de Erika mientras el padre roció agua bendita en su cabecita, como el agua estaba fría el bebé empezó a llorar, Marcos con gran velocidad lo secó con el paño blanco que tenía en las manos. Noté como ambos se miraron fijamente, un momento bastante incómodo para Lucy, la prometida de mi hermano, pero fue una escena muy linda para mí.

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—Aaaah, tu hermano es tan bello. —Erika no dejó de darle miradas a Marcos—, no hace linda pareja con esa.

—Pero se van a casar —aclaré.

—Sí, pero no combinan y yo se lo voy a demostrar. —Sonrió acomodando su vestido.

—No es por entrometerme, pero si mi hermano termina sufriendo te voy a matar. —advertí, la amaba, mas se trataba de los sentimientos de mi hermano mayor, yo ya lo había visto sufrir mucho y no quería verlo mal por alguna chica.

—Igual te etrometiste. —Volvió a mirar Marcos—, yo no lo voy hacer sufrir, no lo merece.

—Eso espero —amenacé y sonreí.

—Chicas estoy aburrido —anunció Marcos. Sentándose en el sofá frente a mí, al lado de Erika.

—Yo todavía no me creo que en serio le dijo "La cosa" —Erika me cambió el tema sin sentido alguno.

—¿Podemos bailar, Kaka? —le preguntó Marcos, ignorando por completo el comentario de la misma.

—¿Kaka? —Lo miré extrañada.

—Sí, es un apodo porque... —Él me iba a explicar, pero fue interrumpido por Jonny.

—¡Juntos para la foto! —gritó Jonny, todos posamos y tomó la foto—. Ahora actúen normal. —Todos posamos de formas graciosas—. Vengan vamos a bailar, ¡eh Macarena! Señorita mamá, ¿baila conmigo?

Bailé en medio de las sala del apartamento y todos juntos hicimos los pasos de la Macarena, Jonny no dejó de bailar y me miraba a los ojos, la sonrisa se había convertido en mi única opción de responderle, me daba de beber, pero el bebía más que yo, «se te están pasando las copas, eh» pensé y sólo lo observaba.

El DJ colocó una música romántica y suave, Jonny se acercó a mi mientras bailamos, tomó mi cintura y me pegó más a él, con su otra mano acarició mi cabello, mis manos se cruzaron sobre su cuello, el escondió su cara en el hueco de mi cuello, sentía su respiración cálida, calmada.

—Hueles bien —murmuró—. Eres hermosa Ana, muy hermosa y una gran mamá. Sí, una hermosa gran mamá.

—Creo que ya estas pasado de tragos. —Reí burlandome de él.

Me miró a los ojos, amaba la profundidad en sus ojos verdes, disfrutaba mirarlo, era como perderme en un laberinto de arbustos llenos de vida y brillo.

—Sí, lo estoy, así que no me creas. —Levantó mi mano para darme una pequeña vuelta hasta que apoyó mi espada a su pecho—. No me creas Ana, no me creas —susurró en mi oído, había tanta diversión en su voz, que no pude evitar sonreír.

—¡Felicidades hijo! si no vengo, no me entero.

Todos rápidamente fijaron su mirada en la señora Vanesa, la mamá de Jonny, «¿qué hace ella aquí?» me pregunté.

Su presencia allí sólo significaba una cosa: problemas, él tenía años alejando a su madre de su vida, sobretodo de mí, porque ella nunca me soportó y la única conversación que llegamos a tener, fue para darle los "Buenos días" Y ya, ella no me quería y yo, como era demasiado cerrada con las personas, jamás traté de ganar su confianza, sin embargo Jonny tampoco me dejaba estar con ella, era una gran guerra entre madre e hijo.

G e n e s i s  A .

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