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Desastre
La cosa está haciendo Deblin

Era lunes y como todos los lunes debía estudiar, por suerte Jonny se quedó con Eros y le dejó el día libre a la niñera. Sólo esperaba que todo estuviera bien, ¿qué era lo peor que podía pasar? Realmente no lo sabía, pero lo dejé, confiando en Jonny... confiando.

Erika aún no llegaba, necesitaba contarle todo lo que había ocurrido ese fin de semana, Jonny es tan perfecto. Todo lo hacía muy bien, se dedicó para que Eros estuviera a gusto con nosotros y yo no dejaba de halagarlo en mi mente, porque si se lo decía sería peor para su tonto ego.

—Mira a quién tenemos aquí —dijo Laura en tono acusador y todos concentraron su atención de ella—. Cuéntanos... Anastacia, ¿es verdad lo del bebé?

«El chisme vuela» pensé y pasé a ignorarla, eso era un asunto que sólo me debía importar a mí y a nadie más, porque ninguna de esas personas que escuchaban atentamente me ayudaban en mi situación actual, ni siquiera ellos pasarían a visitar, estaba más que segura que ninguno sabía en dónde vivía. Solo me conocían por ser la hija de Emilio Aba, el mejor abogado de Diontina y por el trágico accidente de mi madre, Katalina Marante, una gran actriz y mujer de buena familia.

—Laura, se te cayó la dignidad —dijo Erika, sonriente, Laura inconscientemente comenzó a buscar algo el piso y nosotras nos reímos de ella—... Siempre cae.

Laura nos malamiró y prefirió seguir en lo suyo —o eso quería pensar— sentada en el asiento al lado de nosotras. Erika se sentó frete a mí, giró como una especie de pelicula de terror para preguntarme:

—¿Qué tal Eros?

—Muy bien —comenté, con una enorme sonrisa—, es muy tranquilo e inteligente y cada día me siento más apegada a él.

—Y... ¿qué tal Cáceres? —Fijó su mirada en la mía, sentí cierta preocupación en su tono de voz.

—Todo bien con él, se empieza  comportar como padre. —Bajé la mirada al decirlo, Erika entrecerró los ojos, no me creía nada—. ¡Es de verdad...! El viernes hizo un desastre con el bebé, pero luego no fue a una típica fiesta del viernes por quedarse a dormir con Eros.

—Pero si el bebé duerme en tu cama... —Hizo una mueca pensativa—, Oh por Dios... ¡¿Jonny durmió contigo?!

—Sí, pero fue algo normal, como... amigos. —Sonreí—, le compró una cuna al día siguiente  y duró todo el fin de semana en el cuarto que le sobra al apartamento, se dedicó acomodar la habitación vacía sólo para el Eros, en serio Cáceres se está comportando bien, él dijo que lo trataría.

—Esa historia no te la crees ni tú. —Laura me interrumpió.

—¿A ti no te enseñaron modales? —atacó Erika.

—¿Y a ti no te enseñaron que mentir es malo? —Se defendió Laura sin apartar su mirada de mí—. Por favor, ¿Cáceres? uno de los jóvenes más codiciado del país ¿contigo, Anastacia? Solo en tus sueños.

—Y en los tuyos frustrados, al parecer —murmuró mi amiga.

—¡Buenos días, jovenes! —Entró la profesora para darnos la clase.

Eso me ayudó a obviar por un momento el comentario de Laura.

Yo siempre trataba de pasar desapercibida, por lo que era muy contadas las personas que sabían la amistad que tenía con Jonny, nada más las personas más cercanas, Eri, Marcos, mi papá y los amigos de Jonny —cuando me recordaban—.

Llevábamos media hora en clases y yo tenía la cabeza dividida en dos, o bueno, en tres. Una cuarta parte en la clase, la otra cuarta parte distraída y la mitad restante en Eros, no sabía si le estaba yendo bien a Jonny con Eros y eso me tenía preocupada, la última vez había resultado un desastre, «es cuestión de adaptarse...» traté de tranquilizarme, busqué pensar en otras cosas, en la clase, pero tomé el teléfono y le envié un mensaje a mi amigo.

Aba.
8:30am.
¿Todo bien, Cáceres?

Cáceres.
8:31am.
Sip. Todo bien.

Pasó media hora y escuché el teléfono, rápidamente lo leí.

Cáceres.
9:01am.
¡Dolores Anastacia!
¡Esa cosa acaba de botar algo blanco de su boca!
¿Es vómito?
¿Está enfermo?
¿Hay que llevarlo a médico?
¿Existen médicos para la cosa?

Aba.
9:02am.
¡No me llames Dolores!
Eros... y eso es buche.
No es vómito, sólo es que no le sacaste los gases bien.
No está enfermo, eso siempre pasa.

«Va a necesitar ayuda» le envié un mensaje a Marcos, por dentro sabía que me ayudaría.

Anastacia.
9:03am.
Marcos, por favor ¿puedes ir ayudar a Jonny?

Marcos.
9:03am.
¿Con el bebé? .–.

Anastacia.
9:04am.
Sí, tómalo como práctica para tu futuro.

Cáceres.
9:15am.
Aba.
¡La cosa esta llorando!
¡Ya le di comida!
¿Que hace tu hermano aquí?

Aba.
9:16am.
Quizás no llore por hambre.
Es un bebé también tiene otras necesidades.
Mi hermano te va ayudar.

Tenía que concentrarme en la clases, pero era imposible, me preocupaba el bebé, no debí dejar que Jonny le diera el día libre a Bianca (la niñera).

Cáceres.
9:16am.
Dolores.
¿Donde están los pañales?

Aba.
9:17am.
Ana...
Cerca de la cuna, en un cajón.

Cáceres.
9:17am.
Dolores :p
Ok.
¿La ropa de la cosa?

Aba.
9:18am.
Ana -.-
En el armario a un lado de la puerta.
EROS.

Cáceres.
9:18am.
Dolores :p
Ok.
Oye tu hermano no tiene ni puta idea (como yo) de que se hace con un bebé.
LA COSA. :P

Aba.
9:20am.
>:(
:)
</3
>:[

Cáceres.
9:21am.
Creo que esta ocupada Dolores.
:0 la cosa está haciendo del dos :0

Aba.
9:23am.
Cáceres, es sólo un bebé que se llama Eros, el bebé es pequeño y ustedes dos unos hombres ya grandes.

Cáceres.
9:24am.
Aba :(
Ahora hay desastre :/
Le vamos a dar...
Espera.
¡Marcos botó toda la leche! </3
¡No consigo más!
¡El bebé llora!
¡Anastacia!
¡S.O.S!

Estaba en la puerta del apartamento decidida a abrir la puerta, respiré profundo. Llevaba en una mano un pote de leche para el bebé y las ganas de golpear a Jonny y a mi hermano porque también estaba allí, los amo, sí, pero sólo debían cuidar a un niño. Sé que es difícil, pero creo que ellos ese día habían exagerado. Cuando abrí la puerta vi a Marcos a punto de darle el biberón a Eros con un líquido que, lógicamente, no era leche. 

—Ni. Se te. Ocurra —dije pausadamente a Marcos. Él me miró y su rostro soltó un toque de miedo, en otros momento me hubiera reído, pero ese día lo único que quería era matarlo.

—¿Que...? —chilló.

Jonny se rió de él hasta que le di una mirada asesina, mi querido amigo no se había librado del regaño.

—¡Eso es jugó de naranja! ¡Por Dios! —Les grité—, un bebé no puede tomar cítrico, por lo menos... Oh, sí. ¡Hasta que pasen los seis meses! —Respiré profundo—, ¡¿qué diablos llevan puesto?¡ ¡¿Eso no es para protegerse de la lluvia?!

—Sí —contestó Jonny—, pero nosostros usamos estos impermeables para protegemos de su orina.

Rodé los ojos como respuesta.

—Bien. Ustedes se encargan de arreglar el apartamento y yo del bebé —ordené—. Jonny pide comida para almorzar.

—¿A la cosa le gusta la comida china o la pizza? —preguntó buscando su teléfono. Le otorgué una mirada matadora—, bien, bien, ya voy "mamá". —Se alejó con la cabeza baja.

Sonreí para mis adentros «hacen sus esfuerzo, eso lo valoro». Mantuve mi seriedad durante toda la tarde, ellos sólo me hablaban lo necesario y les respondía con monosílabos, quería que también aprendieran. Si Marcos se iba a casar, por lo menos, debía saber algo sobre cuidar a sus hijos y por más que quisiera, no sería la primera vez que Jonny compartiría con el niño. Igualmente nuestras vidas con Eros apenas empezaban.

En la página hay unos ejercicios de armonía, tenemos una semana para hacerlo... ¿Los hacemos juntas? —Erika, me estaba dando toda la información de las clases que me perdí.

—¿Cómo haces ese tipo de preguntas? Obviamente vamos hacer esos ejercicios juntas —contesté.

Jonny y Marcos daban pequeñas miradas hacia mí mientras terminan de arreglar el apartamento.

Gracias, te adoro. Oye ¿qué tal todo por allá? Estaba preocupada.

Suspiré, Eros estaba tranquilamente durmiendo en mis brazos.

—Marcos y Jonny son un desastre. —dije, ambos me miraron con recelo y yo les saqué la lengua como una niña pequeña—, les falta aprender.

—Eso lo quiero ver... Por cierto, habíamos quedado que le presentarías a tu mejor amiga, tu hermano.

—¿A Laura?

Ana... —Se quejó.

—Vale. Te voy a presentar a ¡Marcos!

Mi hermano me miró y automáticamente negó.

—No Anastacia, a mí no me vas a estar presentando a tus amiguitas —afirmó—, y si se trata de la rara de tu mejor amiga, olvídalo.

¿Ese es Marcos?

—Hermano hermoso, no hables así de ella porque ella va a ser las madrina de Eros —aclaré.

—¿Y? Eso no me va afectar en nada. —Marcos se sentó en el sofá y a su lado se sentó Jonny. Yo lo miré con diversión.

Ana... —Escuchaba las súplicas de Erika.

—¿No se han preguntado quién es el padrino? —Sonreí triunfadora.

—¿Marcos? —captó Eri.

—¿Yo? Estás loca... Me voy.

Marcos se levantó del sofá, me regaló un beso en la frente y se alejó hacia la puerta. Mi idea solamente podría traer problemas, pero el dicho dice: "Dios los hace y Ana los junta", bueno no era así, pero se le acercaba.

Lo que sí sabía era que el destino les tenía una vida preparada y yo sólo necesitaba unos padrinos... para mi pequeño.


G e n e s i s  A .

«En todos los climas, bajo todos los cielos, la felicidad siempre está en otra parte».
–Giacomo Leopardi.

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