56
Jeon Jungkook se puso la ropa nueva que le entregó y se peinó mirando el espejo retrovisor del coche. El secretario Hong lo miró desde un lado.
No se ha afeitado durante unos días, así que tenía una ligera barba, los labios pálidos y el cabello desaliñado.
Ahora mismo no podía pensar en él como el jefe que durante mucho tiempo lo hizo sufrir de tuberculosis severa.
—…¿Está…. Bien?
Al preguntarle con cuidado, Jeon Jungkook miró fijamente al secretario Hong como preguntándole a qué se refería. La parte blanca de sus ojos estaba roja, tenía bolsas oscuras debajo de ellos, y su doble párpado tenía tres capas, como si no hubiera dormido.
El secretario Hong, que estaba consternado por la apariencia de su jefe, olvidó la carta de renuncia que había puesto en sus brazos.
Hizo varios informes dejando de lado su conmoción, y Jungkook firmó los documentos que traía después de haberlos leído. Todos fueron informados por correo electrónico con antelación. Por lo que había leído la mayoría a grandes rasgos.
El secretario Hong explicó algunas cuestiones importantes, pero ninguna de sus palabras llegó a los oídos de Jeon Jungkook. El trabajo debería de estar bien. Pero en este momento, no podía dejar de imaginar que Park Jimin podría estar tirado en una montaña aferrado a su estómago.
Ha pasado un mes y dos semanas desde que Park Jimin desapareció. Era demasiado tiempo para que una persona promedio viviera sin hogar.
Algunos de los resorts se desvincularon de ese trabajo. A pesar de que Jungkook ofreció una gran recompensa. La razón para renunciar fue que ‘no podían hacer nada más por esto’. Todos eran basura inútil. Él mismo iba a encontrar a Park Jimin con sus propias manos… ¿Pero cómo?
—Haa, mierda…
El secretario Hong, que estaba recitando las ventas de este trimestre, se detuvo repentinamente ante la maldición que surgió. La expresión de Jeon Jungkook iba más allá de las palabras.
— Bueno…, Director Ejecutivo, ¿por qué no se toma un pequeño descanso? No ha estado en su casa desde hace un tiempo.
—Lo que acaba de decir, por favor envíemelo en un correo electrónico.
—…Ya se lo he enviado…
Hizo una pequeña excusa, pero Jungkook no la escuchó. Jungkook, que estaba a punto de hacerle señas para que saliera, de repente entrecerró las cejas ante un pensamiento inesperado.
—¿Cómo está la Presidenta?
—Bueno, no ha hecho mucho. Hasta ahora.
Era algo bueno. Sin embargo, en cuanto se decidiera, podría deshacerse de Park Jimin sin que se diera cuenta. Tenía que encontrar a Jimin antes que su abuela.
***
Pasaron algunas semanas más después de eso.
Hasta que Jeon Jungkook volvió a encontrarse con Jimin en un lugar inesperado.
En cuanto a Park Jimin, después de haber comprobado el índice de coincidencia entre ellos, se investigó todo tipo de cosas respecto a él. Por supuesto, también se hicieron algunas investigaciones sobre su madre biológica.
Él había dicho que su madre biológica había muerto en un accidente. Ese hecho lo escuchó del propio Park Jimin. Y hubo una cosa que descubrió más tarde mientras investigaba. En ese momento, sus dos padres estuvieron involucrados en un accidente, pero su madre fue la que vivió un poco más.
También que fue Park Jimin quien se ocupó personalmente de su madre, que no tenía ninguna posibilidad de rehabilitación. En ese momento, Jungkook solo pensó: ‘Si fue capaz de este tipo de sacrificio, sería posible que dé a luz a un niño y lo crié él mismo’.
Pero mientras buscaba a Park Jimin, pensó de manera diferente. Park Jimin era un huérfano que no tenía familia. Dijo que ha estado solo desde que perdió a sus padres porque no tenía parientes.
Era un pensamiento extremadamente irracional que la mujer, que era la última familia de Park Jimin, pudiera darle una pista para encontrarlo.
La vecindad del hospital donde fue ingresada no estaba muy lejos del último lugar donde se encontró a Park Jimin por última vez. Y había muchos establos y graneros en los alrededores.
En un pequeño pueblo que parecía ser mayoritariamente ganadero, Jungkook encontró a Jimin en algún lugar que olía a estiércol de vaca.
Jimin llevaba un saco del tamaño de su cuerpo al lado del edificio del granero. E incluso cuando lo vio sujetar el saco con sus delgados brazos desde lejos, pudo escuchar un quejido.
El cuerpo, que ya era delgado, parecía de alguna manera más delgado y mucho más débil que el Jimin en sus recuerdos. Tenía el pelo teñido de nuevo o se había vuelto negro. Para evitarme.
El Park Jimin, que tanto había buscado, estaba allí.
Sin embargo, por alguna razón, Jungkook no pudo acercarse a él.
Jungkook tenía miedo. Estaba preocupado de que Park Jimin volviera a ponerle esa cara. Como si fuera un extraño, tenía miedo de que volviera a mirarlo de esa forma.
Tenía que correr de inmediato, agarrarlo de la muñeca y pedirle que volviera con él en lugar de estar en este otro lugar.
Pero, ¿cuál era la razón por la cual no movía los pies?
Jungkook se reprendió a sí mismo con dureza.
‘Si no te acercas ahora, es posible que vuelvas a perderlo.’
Quería evitar volver a perder a Park Jimin.
Jungkook apretó los dientes. Era la primera vez, desde que nació, que tuvo que reunir mucho valor. Paso a paso, se acercó a él como si estuviera pisando una fina capa de hielo.
Jimin, que cargaba un enorme saco, finalmente lo encontró. En cuanto las miradas se encontraron, Jungkook dejó de caminar.
—Sr. Jimin.
Estaba en un apuro. Rápidamente se acercó a él y extendió la palma de la mano.
—…No huyas, por favor.
Jimin, afortunadamente, se dio la vuelta y no huyó. Sin embargo, miró a Jungkook con los ojos abiertos. Parecía más sorprendido por la apariencia de Jungkook, que por el hecho de haberle dicho que no huyera.
Sólo entonces Jungkook reflexionó sobre el hecho de que tenía un aspecto terrible. Tardíamente pensó en que debería haberse puesto algo en la cara. Hacía tiempo que no veía a Park Jimin y se veía de esta forma….
Después de restregarse la cara, Jungkook comenzó a balbucear tratando de elegir las palabras correctas. Mientras tanto, su atención estaba centrada en cada movimiento de Jimin.
Tan pronto como sus manos polvorientas, que estaban colgadas a ambos lados de sus muslos, temblaron, Jungkook sintió que su corazón se hundía.
—Por favor.
Una vez más, pronunció sus súplicas.
Jungkook nunca había suplicado a nadie en su vida. En las relaciones de negocios, o incluso en otras raras relaciones, no existía nadie por quien tuviera que ‘suplicar’.
Así que Jungkook ni siquiera sabía qué hacer cuando se le rogaba a alguien. Sin embargo, estaba tan nervioso por el temblor en los dedos de Park Jimin y sus pies.
Parecía como si fuera a desaparecer de nuevo. Al igual que cuando lo perdió aquella vez, su expresión era tan sombría como si estuviera mirando a alguien que no conocía.
—Espera, espera solo un minuto. Déjame hablar.
—…¿Cuál es la historia?
Escuchar la voz de Park Jimin después de mucho tiempo lo hizo muy feliz. Sí, nunca se había sentido tan sinceramente feliz por alguien. Jungkook sintió la necesidad de escuchar más su voz.
—Con el Sr. Park Jimin…
Quería escuchar más la voz de Park Jimin, no su terrible voz agrietada.
—Me gustaría disculparme.
Pero ahora era el momento de que él hablara.
—Dame la oportunidad de rogar por mi culpa.
‘Quería mirar hacia otro lado, pero también quería enfrentarme a Park Jimin’.
‘Quería huir de inmediato, pero sentía que debía quedarme aquí’.
La contradicción que aprendió por primera vez tiró de los tobillos de Jungkook. Se mordió los labios secos, sintiendo como su cuerpo se clavaba en el suelo.
—Eso es. Lo digo en serio.
Aproximadamente 3 metros. Un silencio llenó la distancia entre los dos. Entonces, de repente, una vaca rompió el silencio en el granero haciendo un sonido de ‘Muuu’.
Mientras tanto, los ojos de Jungkook seguían fijos en Jimin. Vio cómo sus dedos se estremecen a un lado de sus muslos. También como sus ojos parpadeaban rápidamente.
Luego suspiró y miró cómo sus labios se abrían suavemente.
—…¿Por qué se está disculpando ahora?
No había tono en las siguientes palabras de Park Jimin. No, más bien sonaba agotado.
—No quiero una disculpa del Director Ejecutivo. Ya ha pasado ese momento.
El corazón de Jungkook se estrujó cuando dijo: ‘Ya ha pasado ese momento’. Sintió que se le secaba la boca. Estaba ansioso, pero no podía ni siquiera extender la palma de la mano, ya que sentía que el agua se derramaba delante de sus ojos.
—Sólo quiero que el Director Ejecutivo me deje en paz. No venga hacia mí así.
Los pies de Jimin, que se habían mantenido firmes, se giraron. Jungkook se puso de pie y dio un paso por miedo, pero se quedó atrás porque pensó que uno de sus movimientos supondría una amenaza para Jimin.
Jimin caminó en silencio y entró tranquilamente al interior del granero. Jungkook dudó, titubeó y se dirigió hacia la entrada de este.
Jimin no se preocupó por su presencia en la entrada, cogió una de las grandes bolsas y la vertió en el comedero. El movimiento se veía bastante hábil.
El establo estaba lleno de vacas a ambos lados y no había nadie más que Jimin. ¿Cuánto tiempo llevas aquí? Park Jimin, que llevaba botas de goma y no se preocupaba en absoluto por la ropa sucia, parecía revelar cuánto había sufrido.
—…Sr. Jimin.
Necesito mucho valor para decir su nombre otra vez. Jungkook cerró y desplegó sus puños vacíos y esperó a que llenara el cubo y lo mirará. —¿Sigues aquí?
Jimin, que lo miró una vez con indiferencia, esta vez trajo un enorme rastrillo y empezó a raspar el piso dentro de una de las pesebreras.
Jimin parecía estar bien a pesar del terrible olor que desprendía.
—No sé a cuánta gente habrá traído hoy, pero aunque me secuestren ahora mismo, volveré a huir.
A pesar de escupir palabras aterradoras, no hubo ningún cambio en su expresión.
—Si me atrapa de nuevo, volveré a huir, e incluso después de tres, cuatro o docenas de veces, seguiré huyendo. Para que lo sepa.
—No hay nadie más que yo aquí. Hoy, realmente estoy aquí para disculparme.
Jungkook dio un paso dentro de granero. Jimin frenó la mano que movía el rastrillo. Jungkook, nervioso por el cambio, dio otro paso muy lentamente.
El terrible olor le atravesaba la nariz y una sustancia no identificada le pisaba los zapatos, pero no le importaba.
—Ya se lo dije. No quiero una disculpa.
Esta vez, su voz fue un poco más aguda. Pudo ver la fuerza en su mano sosteniendo el rastrillo.
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