Capítulo 2
-¿¡Namjoon!?...no, no...- Hoseok no solo miro horrorizado como su teléfono se apagaba por completo al agotarse su batería sino que su vista palpito en negro al comprender que ahora se encontraba completamente solo y a la deriva con dos hombres armados al asecho. Se tiro cuerpo a tierra abruptamente cuando un halo de luz proveniente de sus linternas reflejo en su rostro, se hizo pequeño junto al hombre en el suelo y rogó por la vida de ambos.
Todo su cuerpo temblaba incontrolablemente, estaba congelado, bajo la lluvia, en medio de la nada, solo y en la más completa oscuridad, la vegetación y la densidad del follaje mezclada junto a los arboles que cubrían como un espeso manto frondoso el tormentoso cielo nocturno bloqueaban en su totalidad cualquier luz proveniente del exterior si es que la hubiera.
Era como estar en una habitación sin ventanas, Hoseok apenas podía ver sus propias manos como leves sombras borrosas palpando lodo y restos de hojas secas guiándose a ciegas, él recordaba el camino de regreso al sendero principal pero en estas condiciones no estaba muy seguro de poder encontrarlo, sería como caminar a ciegas.
Podría escabullirse lejos y correr sin mirar atrás hasta ponerse a salvo pero entonces ¿Qué pasaría con el hombre herido?, elevo su empapado rostro para mirar a través de los arbusto, las linternas de esos hombres se veían como inmensos faros en medio del océano, cuando las agitaban de un sitio a otro la capa de fuerte lluvia deslumbraba en intensidad reflejándose en cada gota.
Estaban cuanto mucho a 100 metros de distancia, iban y venían revolviendo entre las plantas, no hacía falta ser muy listo para darse cuenta de que los buscaban a ellos o en su defecto al hombre junto a él, la desesperación y el miedo no eran buenas consejeras para Hoseok que estaba al borde del pánico.
En medio de la vorágine Hoseok comenzaba a preguntarse si esos hombres podrían ser rescatistas o trabajadores del lugar, aunque no tendría mucho sentido el qué estuvieran armados pero en cualquiera de los casos algo en su comportamiento le enfriaban la sangre haciéndolo desconfiar y mantenerse oculto.
Ellos podrían ser su salvación o su pase directo a la otra vida, todo dependía de la decisión que tomara en los próximos segundos, si dejaba que los vieran para pedir su ayuda la única forma de descubrir si se había equivocado seria obteniendo un balazo en la cabeza y no estaba dispuesto a arriesgarse a eso.
Afortunadamente antes de hacer algo estúpido pudo percibir un cambio severo en su actitud, vio como los hombres comenzaron a patear y a tirar de cualquier rama violentamente, como si ya estuvieran fastidiados de no poder encontrar lo que buscaban, sus movimientos eran bruscos e histéricos, parecía de hecho que estaban discutiendo entre ellos muy acaloradamente.
Su cuerpo dio un brinco del susto y un chillido de puro terror escapo de su boca involuntariamente cuando otros dos disparos refucilaron como relámpagos en medio de la penumbra, Hoseok espero por todos los cielos a que no lo hubieran oído ya que estaban muy cerca, -¡MALDITO!..., grito uno de los hombre con la furia de un trueno ensordecedor,... JURO QUE TE HARE PEDASOS... NO PODRAS OCULTARTE POR SIEMPRE...
El hombre giraba hacia todas partes fuera de sí gritando a viva voz,... ESTAS MUERTO MALDITO TRAIDOR... ¡ME OYES!... MUERTO..., un nuevo disparo retumbo en sus oídos disipando toda duda sobre quien le había disparado al asiático dejándolo seguramente moribundo desangrándose en medio del predio pantanoso,... SE QUE ENTIENDES LO QUE DIGO PEDAZO DE MIERDA... ¡VOY POR TI!...-
Trago saliva al imaginar al pobre sujeto herido luchando por esconderse, tratando de salvarse hasta caer rendido sin más fuerzas al suelo, se preguntaba si se habría sentido igual de acorralado que él en este momento, Hoseok miro su rostro semi oculto por la gorro de su abrigo y busco a tientas su mano fría entrelazando sus temblorosos dedos con los del hombre.
Su mano se veía pequeña y frágil a comparación, incluso el hombre inconsciente lucia más fuerte que él, acaricio con su pulgar su áspera piel y se inclino a su oído apretando los dientes para que no castañearan, gruesas lágrimas brotaban de sus ojos al escuchar la cercanía cada vez más próxima de los presuntos asesinos.
Su mente repetía una y otra vez "van a matarte... van a matarte... ellos van a matarte" sin cesar y Hoseok sabía que probablemente era cierto, conocía sus virtudes y sus carencia perfectamente, no ágil, no era rápido, no era fuerte o resistente... no podría contra ellos y lo matarían antes de que finalizara la noche.
Pero no podía dejarse morir sin dar pelea, sin hacer nada por salvar la vida ese hombre que corría una suerte peor que la suya, apretó el agarre de sus manos y sollozó muy consciente de lo que haría, -vas a estar bien... lo prometo, asombrosamente su voz salió entera y decidida porque él lo estaba,... resiste un poco más... por favor resiste, le rogaba susurrando suevamente a su oído apoyando la frente ligeramente sobre su sien.
Supo que el tiempo se le agotaba cuando escucho ramas crujir bajo los pies de los hombres a pesar de la lluvia, estaban demasiado cerca,... no te mueras, no te atrevas a dejarme solo, Hoseok apoyo sus labios delicadamente sobre su tibia frente, un toque demasiado cálido y suave para la circunstancias que los rodeaban.
Sus labios permanecieron unos intensos y largos segundos hasta separarse lentamente, al alejarse Hoseok se mordió el labio inferior para contener sus sollozos, miro otra vez entre los arbustos para ver a los hombre a unos terroríficos y escasos treinta metros,... buscare ayuda... volveré por ti...- le dijo para girarse y comenzar a arrastrarse entre el espeso fango con el corazón comprimido.
Gateo como un niño pequeño, sus piernas y sus brazos raspándose con la maleza espinosa y seca bajo él, su estomago recibiendo dolorosos rasguños de las ocasionales piedras que se atravesaban en su camino pero Hoseok no se detuvo, sus labios temblaban y sus ojos derramaban lagrimas incontrolablemente.
Aunque estaba aterrado moviéndose sin ver por dónde iba no podía detenerse, su cuerpo estaba torpe y entumecido, sus oídos atentos a los hombres, los miro sobre su hombro... iban a ver al asiático, ya no tenía más opciones, se impulso con sus manos tanto que sus dedos se enterraron en el blando suelo.
Sus músculos se tensaron y tiraron dolorosamente ante el repentino movimiento, un grito desgarrador escapo de sus labios pero no le importaba porque su único objetivo era llamar su atención, no estaba tan lejos de ellos como hubiera deseado cuando se encontró de pie corriendo hasta el límite de sus fuerzas y casi orina sus pantalones ante el grito de advertencia de los hombres detrás de él.
El resplandor de sus linternas golpeando a su alrededor, sus pies resbalando, su cuerpo chocando contra las plantas y las ramas bajas de los arboles, no estaba muy seguro de cuan buena había sido su idea de provocar a dos hombres armados a perseguirlo en pleno bosque pantanoso en medio de la noche bajo una horrible tormenta y a 30 kilómetros de la civilización más próxima.
Hoseok se puso a sí mismo como la carnada viviente solo para alejarlos del hombre herido y ganarle más tiempo hasta que alguien viniera a rescatarlos, era ridículo si lo pensaba bien, tal vez el sujeto moriría de todas formas desangrado o los criminales lo rematarían después de que lo alcanzaran a él y lo asesinaran tirando su cuerpo en algún zanjón poco profundo del lugar.
Un disparo voló la corteza de un árbol cuando le paso a centímetros, el ruido pito en su oído y sus brazos se alzaron en el aire por reflejo para cubrir su cabeza, trastabillo pero continúo con su carrera zigzagueando entre los árboles, la muerte de Rickon Stark si había servido de algo después de todo.
Cambiaba de dirección, intentaba desoriéntarlos y perderlos en la penumbra, los sujetos estaban persiguiéndolo como a una presa pero saber que al menos por ahora el extranjero estaba a salvo le daba más coraje para seguir adelante y mantenerlos lejos de él todo el tiempo que pudiera.
Por ahora su único plan consistía mayormente en correr y conservar su vida intacta. Hoseok los había perdido momentáneamente así que era lo más cauteloso posible para que no lo escucharan, intentaba no disminuir su velocidad mientras se movía sigilosamente y se mantenía silencioso.
Era difícil teniendo en cuenta que prácticamente no veía por donde iba pero por suerte el ruido de la lluvia y los truenos tapaban el bullicio de sus pies y su agitada respiración, cuando se detuvo para mirar a su alrededor no había ninguna señal de los criminales y de pronto todo parecía extremadamente silencioso pero de una forma perturbadora y... siniestra.
La completa calma tenebrosa que lo rodeaba lo estremeció hasta los huesos provocándole un inmenso terror que lo envolvió en pánico y asustado de muerte giro bruscamente para correr como alma que lleva el diablo pero al volverse hacia frente sus pies derraparon ante un marcado desnivel en el irregular terreno.
Los ojos se le ampliaron con horror cuando su cuerpo entero se impulso hacia delante impactando contra el suelo comenzando a rodar cuesta abajo por el barranco sin poder sujetarse de nada para evitar la caída.
El mundo giro a su alrededor unas cuantas veces hasta que golpeo de forma seca y dura el suelo al detenerse por fin, sus dientes se apretaron por el punzante dolor que le recorrió el cuerpo entero, sentía el gusto metálico de la sangre en sus papilas gustativas incluso podía sentir el peculiar olor extenderse por el aire.
Fue como si sus sentidos se despertaran de pronto al percibir cada pequeña herida o molestia en su cuerpo, Hoseok se retorció hacia los costados meciéndose con el rostro contraído en una mueca agonizante, se atraganto con sus gemidos tratando de no gritar para no alertar a los hombres sobre su ubicación atrayéndolos nuevamente a él.
Temiendo que pudieran atraparlo desprevenido se forzó a levantarse pero cuando apoyo su tobillo al ponerse de pie este pálpito llevándolo al infierno provocándole un mareo que lo hizo vomitar por segunda vez en la noche, su estomago estaba vacío pero la bilis amarga inundo su boca igualmente.
Le dolía tanto que no le extraño ver como se hinchaba rápidamente pero se obligo a respirar hondo para contener las nauseas, ni siquiera quería mirar cuan grave era el asunto así que Hoseok tomo el valor que no tenia escupiendo la sangre acumulada en su boca para reanudar su huida.
Al demonio si se lo había quebrado, él no iba a detenerse, podría no ser valiente pero era perseverante y terco como ningún otro, siguió a paso rengo lo más rápido que pudo, quejidos silenciosos mantenían su garganta apretada, su respiración entrecortada agitaba su pecho violentamente mientras avanzaba a duras penas cada agonizante centímetro a la vez.
Hoseok se precipitaba de árbol en árbol sosteniéndose de ellos para no caer, impulsándose a tropezones luchando por mantenerse en posición vertical, la lluvia que no se detenía era tan fuerte como los latidos de su maltrecho corazón y a este punto no tenía idea de en donde se encontraba o como salir de allí, con ojos llorosos miro a su alrededor deteniéndose en un pequeño claro.
Tratando de distinguir algo entre las sombras su mente comenzaba a jugarle bromas pesadas como un niño pequeño que ve monstruos por doquier en la oscuridad de su habitación, extraños sonidos que tal vez eran parte del entorno natural ahora se asemejaban más a fieras salvajes asechándolo y atormentándolo justo antes de que saltaran sobre él para devorarlo con vida.
La desesperación comenzaba a carcomerlo y la incesante angustia lo desbordaba a un manojo incontrolable de nerviosismo puro, él tenía una leve noción básica de cómo la reserva se extendía por varias decenas de kilómetros y se maldeciría si había sido tan estúpido como para haberse adentrado a los sectores peligrosos del espeso pantano por sí mismo.
Aunque los criminales tras él no lo encontraran estaría muerto de todas formas si no hallaba una salida, cerró sus ojos respirando profundamente para calmarse como Namjoon le había aconsejado, de nada serviría si perdía la cabeza justo ahora.
Busco dentro suyo algo que lo aferrara a la cordura y le diera las fuerzas para no claudicar, algo que le dijera "no te rindas todavía... aún no", rebusco en su mente pensando en su vida, en su carrera profesional y en lo medianamente exitoso que había logrado ser con mucho esfuerzo y perseverancia.
Recordó a su familia, el semblante orgulloso que resplandecía en el rostro de sus padres cada vez que le contaban a todos los de su pueblo lo bien que su hijo lo estaba haciendo en la ciudad, pensó en los poco pero fieles amigos que conservaba desde la infancia y los que había hecho en el camino.
En perspectiva no podía arrepentirse o quejarse de nada, estaba sumamente conforme con todo lo que la vida le había dado pero algo en su pecho simplemente no se sentía bien, su mente lo traslado al hombre herido que hayo entre los matorrales arrojado allí como si fuera basura, como si fuera algo descartable y sin valor.
Algo dolió dentro de él y su mandíbula se apretó, se vio a si mismo bajo la lluvia diciéndole que todo estaría bien, la promesa implícita de volver por él antes de salir huyendo fluía como fuego liquido por sus venas marcándolo con un pacto inquebrantable que se negaba a desentender, Hoseok jamás se perdonaría si no luchaba hasta la última gota de su sangre y lo dejaba morir sin conseguirle ayuda.
Cuando abrió nuevamente los ojos un brillo de determinación se implantó en su rostro, su respiración ahora levemente normalizada resonaba como un toro preparándose para embestir, sus pies se movieron hacia delante sin importa la dirección o el agobiante dolor, él saldría de allí a como dé lugar y salvaría al hombre asiático así se le fuera la vida en ello.
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