Capítulo 5

Salí corriendo al estacionamiento esperando que mamá llegara para que nos pudiera llevar a casa, estaba realmente avergonzada, molesta, por cómo había actuado y es que no sabía cómo ser yo misma cuando lo tenía cerca de mí, cada vez que lo volteaba a ver las mariposas en mi estómago empezaban a revolotear. Mi madre llegó y rápidamente me subí al auto, Lucy subió toda tranquila y nos fuimos rumbo a casa.

—¿Cómo les fue hoy? —Nos preguntó, mamá.

—¡Increíble! —replicó Lucy— escuché por ahí que Alina anda babeando por un chico.

Mamá puso los ojos como platos volviéndose hacia mí. La miré encogiéndome de hombros.

—Hay que dejarla es su primera experiencia amorosa —siguió burlándose Lucy.

—Tienes razón nena.

Mamá hizo un movimiento para despeinarla, pero Lucy era más rápida que lo esquivó añadiendo:

—Y no es cualquier chico, ¿sabías?

—En la cocina te he dejado papas fritas y ketchup. —Le informó mamá cuando llegamos a casa.

Una vez que Lucy se iba a la cocina contenta por echarme de cabeza me senté frustrada. Mi madre se dirigió a mí.

—¿Qué pasó?

—Lo que Lucy te ha contado... —Me senté en el sofá a punto de llorar de la vergüenza.

—Oh, cariño, no debes sentirte mal por esto.

—No sé... Pero es algo nuevo para mi mamá —me atraganté—. Él es alguien por el cual no debería pensar.

Mamá se quedó boquiabierta por mis palabras, sentía que estaba exagerando.

—Cariño, no digas eso.

—Pero es que soy tan patética.

Mamá suspiró.

—Cualquier chico estaría feliz de tenerte a su lado, eres una chica muy especial, te mereces a alguien que te quiera, respete tal y como eres.

La miré con lágrimas en los ojos, tenía razón de ser fuerte, no debía exagerar mucho por solo gustarme un chico, tal vez vengan otros con los cuales pudiera conocer y bueno darse algo más... ¡Aquí no se terminaba el mundo...!

—¿Ya le has dicho a mamá cómo se llama? —gritó Lucy desde la cocina.

¡Rayos!, me daban ganas de ir donde estaba y darle unos cuantos golpes en la cabeza por metiche.

—¿Te quieres callar? —Le grité.

—Su nombre es Caleb Hamilton —continuó Lucy— ¿Te lo puedes creer? Hemos viajado hasta aquí para que Alina encuentre al amor de su vida.

—Soy consciente de la ironía.

—Pero al menos sabes su nombre—agregó mamá dulcemente.

—¿Tú también mamá?

—Vamos, cariño, sabes que estamos bromeando.

Puse los ojos en blanco levantándome del sofá rumbo a mi habitación, por hoy quería olvidarme de este asunto que si me gustaba o no Caleb. Tenía cosas realmente importantes en que pensar como en los deberes que nos habían dado en el colegio. Aparte de todo tenía que ordenar mi habitación, ya que este sería un buen ejercicio para despejar mi mente y no estar pensando en ese Dios griego.

Rápidamente, me puse a hacer mis deberes, una vez terminando de hacer todo para la escuela, empecé a desempacar y acomodar mis libros en el estante que tenía... Los ordené de acuerdo a sagas, trilogía, etc. porque así me sería más fácil buscarlos para leer, puesto que era uno de mis pasatiempos favoritos, al ordenarlos me di cuenta de que tenía más libros que ropa o cosas y eso era gracioso. Otra cosa que amaba era escuchar música en especial de BTS amaba a esos chicos (en especial a mi bias favorito V o Kim Taehyung) y por último los vídeos juegos, era adicta a esas cosas, amaba jugar que a veces mi madre me regañaba por jugar todo el día. En fin esas eran las tres cosas que más amaba y que encabezan mi lista y ahora estaba segura de que Caleb oficialmente entraba al ranking de cosas que amaba y me gustaban.

Prácticamente, Maldecía entre dientes por recordar que justo hoy me había mirado y con el ceño fruncido, ¿Qué tenía que hacer una chica para conseguir la atención de un chico en estos días sin que te miren con cara de pocos amigos? Bueno, tal vez exageraba en echarle miraditas en cada oportunidad que se me presentaba. Está bien, sé que era tan terca como patética y la verdad era que no iba a rendirme ahora ni nunca. Tal vez era una locura al decir esto, sea como sea, no iba a bajar los brazos solo porque un chico no me hiciera caso o no le agradara, no iba a renunciar a seguir viniendo al colegio... renunciar no estaba en mi sangre, Carpe diem nena.

Con ese pensamiento terminé de hacer mis cosas en mi habitación. Una vez terminada todas las tareas me acosté mirando el techo deseando que todo esto fuera un sueño, no, claro que no, jamás me arrepentiría de haberlo conocido. Despejé todo pensamiento de Caleb poniendo los auriculares a mi celular, decidiendo escuchar música, (Bts, Go go), y sacando mi libro «Ángel Mecánico» (Cazadores de sombras, los orígenes), y continué leyendo desde donde me había quedado. Amaba esta saga, amaba a William Herondale. Uno de mis personajes favoritos al igual que Jace Herondale de la saga los instrumentos Mortales.

Caleb Hamilton, el chico que no había dejado de mirar desde que entré al colegio, al cual he estado haciendo sin discreción alguna y comiéndomelo con la mirada, hoy me miro con el ceño fruncido, pero era difícil no hacerlo, ya que a simple vista parecía tan perfecto, aunque solo podría decirlo en cuanto físicamente, ya que de sentimientos no conocía absolutamente nada de cómo era. A pesar de que durante estas semanas lo estuve observando y una que otra vez me pillo infraganti, mostrándome una pequeña sonrisa o un gesto con los labios, no me atrevía a hablarle, incluso Valentina me estuvo ayudando a que pudiera superar este estúpido sentimiento.

Además, como se fijaría en mí, si por ahí decían que andaba con Megan. Así que decidí que mejor era evitar seguir acosándolo con la mirada y poner fin a este estúpido sentimiento o gusto, no quería quedar como una loca acosadora de chicos supersexy del colegio. Con ese pensamiento decidí que era hora de dormir, ya que mañana y todos los días serian un reto para mí.

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Multimedia: Estante de libros, Kim Taehyung, Libro saga Cazadores de sombras, los orígenes.

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