Capítulo 33
Algo de él me hacía desear hacer cosas que no debería. Como lo que me proponía en estos momentos. ¿Qué debería responder? En el fondo quería portarme mal y disfrutar un poco de lo que me estaban ofreciendo.
—Y, ¿Qué dices? —preguntó Caleb.
Aun no podía salir de la impresión de ser invitada a portarme mal o mejor dicho, salir a una cita. ¡¡¡UNA CITA!!!
—Mmm... no lo sé —respondí mientras me ponía de pies y caminaba hacia la puerta corrediza que daba al patio trasero. Era una muy bonita vista.
Pero antes de que pudiera abrir la puerta, Caleb me tomó de la cintura.
—Vamos nena, saltémonos hoy la escuela. Por favor —siguió proponiendo con voz ronca cerca mi oído.
Caleb olía de maravilla, Dios mío. Cerré los ojos disfrutando de su aroma y de sus brazos alrededor mío, antes de darle una respuesta.
—¿Estás seguro de esto? No creo que sea buena idea —dije tratando de alejarme, pero él me agarró aún más fuerte por la cintura y luego besó mi cuello. Cuando me tocaba, besaba, Dios, no podía poner mis pensamientos en orden.
—Muy seguro. Quiero llevarte a un lugar donde estemos solo los dos y disfrutemos del día.
—Lo mismo dijiste la vez pasada, y, ¿recuerdas lo que pasó?
—Ahora será diferente.
Me reí de su respuesta.
—¿De que te ríes? —preguntó mientras me acariciaba el vientre e iba dejando besos por mi cuello, mi barbilla y de nuevo en mi cuello.
—¿Qu - e - estas h - haciendo? ¿E- e- estas s-seguro? —tartamudeé a causa de sus caricias.
—Me encanta cuando me seduces. Y sí, estoy completamente seguro. Vamos, hagamos algo hoy, solo los dos.
—¿Seducirte? de qué estás hablando.
—Sí, me estas seduciendo al sentirte temblar con mis caricias. Y, aún más... viéndote usar mi ropa. Eso me está matando ¿Lo sientes?
Caleb se frotó en mí, haciendo que soltara un pequeño gemido al sentir su pene despertando al ser frotado en mi trasero. ¡¡Mierda!!
—No hagas eso.
—No te pongas tímida, si no recuerdas... ayer estuviste encima de mí y lo pasaste muy bien mientras te tocaba. Dale, Vamos.
—No puedo y no estoy tímida.
—No puedes, o no quieres.
—Sabes, ya hice demasiadas cosas ayer que... de seguro me castigaran.
—Entonces no pasara nada si hacemos algo hoy, de todos modos ya estas castigada. Y yo, quiero castigarte aún más pero con mis manos —exclamó mientras estrellaba su mano en mi trasero. Al sentir su palmada en mi trasero, grité sorprendida por su atrevimiento de golpear mi nalga y por hacerme sentir aún más caliente. —Me preguntaba, que ropa interior llevas puesta para que se vea tu trasero, tan increíble Nina.
Estaba que ardía y mentalmente me animaba para soportar esta lujuria que se encendía con cada toque, cada palabra, cada beso, cada....
Lo que no quería era que se diera cuenta que con cada toque, mi cuerpo respondía aún más. No deseaba que él se siguiera burlando de mí y al mismo tiempo que me siguiera provocando, porque no estaba segura de seguir resistirme.
—¡Caleb! ¿Por qué demonios hiciste eso? Sos un atrevido —grité cuando me había dado una nalgada.
Caleb se burló.
—Por qué no puedo evitarlo —respondió mientras volvía a repetir la acción de hace unos segundo. Salte hacia adelante.— Lo lamento, cariño. Mis manos están algo inquietas. Dicho eso, me acerco mas a él -¿Saldrías conmigo?
¡¡DIOS MÍO!! ¿Me estaba pidiendo salir con él?
—Eh...
—¿Saldrías conmigo?
—Caleb, no estoy para bromas. Además hay colegio hoy —aclaré.
—Ya, pero quien quiere ir a la escuela después de embriagarse y de tener una noche increíble.
—¿Qué demonios estas diciendo... —estaba por terminar la oración cuando Caleb me giró en sus brazos haciendo que nuestros rostros estuvieran muy, pero muy cerca. De hecho nuestras narices se rozaban causando excitación en mi parte inferior y más aún cuando deposito un besito en la punta de mi nariz.
—¿Saldrías conmigo? —volvió a preguntar alzando una ceja rubia y mirándome con esos ojos azules oscuros llenos de lujuria.
—No entiendo tu pregunta.
—¿Quieres salir conmigo?
Negué con la cabeza.
—Respuesta incorrecta, mi amor.
Se inclinó y me subió sobre su hombro.
—¡¡¡CALEB, IDIOTA!!! ¡¡BÁJAME!!
Ni si quiera me escucho. Salió de la cocina, paso por la sala y comenzó a subir las escaleras. No podía creer a donde me estaba llevando. ¡¡¡A SU HABITACIÓN!!!
—Estate quieta, cariño.
—¡¡¡Maldición Caleb!!! ¡A donde me llevas! ¿Crees que esto es gracioso?
—Voy a secuestrarte Alina. No voy a dejarte salir de mi habitación todo el maldito día.
Se burló mientras se reía a carcajadas. Como lo odiaba en estos momentos.
—¡¡Estás loco!! ¡¡Bájame!! Me haces gritar como una demente.
—Sí, estoy loco... pero por ti. Y me encanta escucharte gritar.
Mientras subía las escaleras Caleb volvió a darme una palmada en mi trasero. Quería darle un puñetazo en la cara, pero no podía. Moría de la vergüenza, ya que la playera se subía cada vez que movía mis piernas para que Caleb me bajara. Dejándome expuesta toda completita.
—Te ves hermosa, en especial en esa ropa interior.
—Maldito.
Cuando llegamos a su habitación, Caleb me tiro a su cama donde quede toda hecha un desastre y furiosa a la vez. Quería arrancarle la cabeza de un golpe. Caleb se pasó las manos por su desordenado cabello, mientras sus ojos azules me calaron hasta lo más profundo. Las comisuras de sus labios se curvaron hacia arriba mostrando una sonrisa oscura. Mi corazón titubeo con una sensación indiscutible erizando mi piel. Era una sonrisa que anunciaba muchas cosas, entre ellas que estaba en problemas. Lo odiaba por desafiarme a tal altura.
—¡¡ERES UN IDIOTA!! —grité tratando de levantarme de la cama. Pero eso nunca sucedió, ya que Caleb camino a una velocidad increíble hacia donde estaba y se reclinó poniéndose encima mío a horcajadas.
—Creo que ya estoy acostumbrado a ser un idiota —me susurró en el oído— estas para comerte toda, todita.
Era una insinuación, de modo que me esforcé a no ser débil. Ya que lo tenía prácticamente a unos centímetros de mi rostro. Así que comencé a golpearlo en los hombros. Pero de nada servía, porque Caleb agarro mis manos y las coloco encima de mi cabeza. Se inclinó aún más a mi rostro. Estaba indefensa en esta posición. ¿Al fin dejaría de resistirme y aceptaría la jugosa propuesta del chico que me estaba volviendo loca?
—Tranquila —susurró en mi oído haciéndome erizar la piel— No haría nada de lo que tú no quisieras hacer, bebé.
—Caleb...
—Lo siento —añadió disculpándose mientras dejaba besitos en mi cuello. Luego en mi mandíbula, mis mejillas, mi nariz. Eran besos dulces y tiernos que me calmaron de las ganas de seguir peleando, y salir de su agarre. Por último, dejo un beso en mis labios, en realidad solo fue un rose, pero lo sentí hasta lo más profundo de mi corazón. Abriendo los ojos lo mire y estaba por protestar, pero Caleb puso un dedo en mis labios haciendo que me callara.
—Muero por un beso, de esos que no son de amigos.
—...
—Sal conmigo, por favor.
Fruncí el ceño. En realidad no entendía la pregunta. ¿Quería que saliéramos a pasear o que fuera su novia? ¡¡¡AAAAAHHHH, NO ENTENDIA NADA!!!
—¿A qué te refieres? —susurré.
—Quiero que seas mía, y de nadie más.
Esa confesión hizo que me quedara callada, en shock sin poder creer lo que escuchaba y mi estúpido corazón latía como un loco.
—No tienes idea de lo que estás diciendo, Caleb.
—Estoy muy, muy seguro de lo que te estoy diciendo.
—...
—¡Que tengo que hacer para convencerte, que quiero tenerte a mi lado. No sé qué hacer, cuando te tengo cerca de mí. —Dijo Caleb mientras me miraba con una mirada profunda— y estos ojos tuyos se apoderan de mí cada vez que los miro. Tu sonrisa... Dios...
—Pero, si recuerdo bien, fuiste tú quien decía que solo podíamos ser amigos.
—¡Mierda, Alina! Lo sé. Pero después lo de anoche no podría, y no quiero dejar de querer tenerte a mi lado —reveló Caleb, mirándome profundamente causando que no pudiera creer todo esto ¿Estaba soñando?— En realidad, esto no solo es de ayer. Yo... Quiero conocerte como nadie te conoce, y no quiero a más nadie que no seas tú en mi vida, en mi cama y en mi corazón.
Cerré los ojos avergonzada y con ganas de llorar. Me quede sin aliento al escuchar esas palabras. No podía sostener su mirada. No esperaba esta confesión, y menos de él. ¡¡ME QUERÍA, ME QUERÍA A SU LADO!! Estaba feliz y a la vez asustada por que todo sea parte de mi imaginación.
—No soy como las demás niñas que acostumbras salir. Tampoco soy de tu nivel social, y mucho menos soy tan perfecta como aparento ser.
Caleb curvó una sonrisa y levanto una ceja.
—Es cierto —bromeó haciendo que frunciera el ceño— no tienes nada a lo que estoy acostumbrado. Pero para mí, Alina, eres única, y eso me encanta, me fascina. Porque cada minuto, segundo que estas a mi lado —hizo una pausa mientras depositaba un suave beso en mis labios— son únicos, hermosos. No deseo alejarme de ti, no puedo dejar de mirarte e imaginarte debajo de mí, sentir y llevarte al cielo con toda la pasión que podemos hacer explotar juntos. Y lo que siento no solo es lujuria, es algo que siento aquí —. Caleb señalo su corazón, al decir que no solo sentía lujuria sino que también me quería como yo a él.
No sabía que decir, esto era, algo mágico e increíble. Mi corazón estaba brincando de alegría. Su confesión y sinceridad me ponían completamente feliz y sin poder decir una palabra.
—Caleb, no sé qué decir. No esperaba que me dijeras todo esto. Pero... tengo miedo.
—Lo se... yo también tengo miedo. Alina, mírame ¿Me quieres?
¡¡Ahhh, obvio que lo quería!! Pero tenía miedo de decirlo en vos alta. El amor era como una rosa, bella pero espinosa, no solo eso, incluso cuando sabía que podía o podríamos salir lastimados, queríamos saber cómo era el amor. Era como si supiéramos que íbamos a ser apuñalados por las espinas, pero aun así quería, queríamos recoger las hermosas rosas.
—Si... Te quiero.
Caleb sonrió y me besó. Era un beso tierno que poco a poco se iba profundizando. Deslice mis dedos por el suave cabello, acariciándolo suavemente, sintiendo el calor de su piel bajo las yemas de mis dedos. Separe los labios para recibir la cálida lengua en mi boca, era suave y dulce, un sabor al que estaba dispuesta a acostumbrarme. No podía evitar empujar mi lengua hacia atrás, pero Caleb luego rompió el beso. Me irritó que dejara de besarme lo que causo que Caleb se riera.
Después de eso, Caleb se movió para besar la punta de mi nariz, luego el lado de mi nariz, acaricio mis mejillas con la punta de su nariz, causando que gimiera. Me gustaba este tipo de cercanía, no tenía que estar caliente y ardiendo con solo tocarme así, era suficiente para enviar calor por todo mi cuerpo. Él probablemente sabia o se daba cuenta que me gustaba. Por ello seguía acariciando mis mejillas, luego beso mis mejillas muchas veces mientras sus manos acariciaban mis hombros y mis brazos haciéndome gemir de satisfacción.
—¿Quieres salir conmigo?
Sin pensarlo le conteste.
—Sí.
Nuestros labios nuevamente se encontraron, Caleb gimió mientras controlaba el duro beso. Mordiéndome el labio inferior, haciéndome sisear de dolor, los ojos de Caleb se abrieron cuando nos apartamos y vio que su mordida era un poco agresiva.
—Alina —jadeó sosteniendo mi rostro— lo siento, no quise lastimar...
No lo deje terminar ya que volvía a besarlo envolviendo mis brazos alrededor de su cuello, y atrayéndolo más cerca, lo necesitaba y mucho. Caleb acaricio mis hombros, brazos, mi abdomen y por ultimo sus manos cayeron en mi trasero, dándole un apretón fuerte. Sonreí por encima de él dándole un beso en la nariz.
—Un poco de dolor no está mal —indique mientras le sonreía.
Caleb estaba con ganas de más, se veía en sus hermosos ojos. Se lamió los labios antes de hacer lo mismo con los míos. Ambos nos miramos a los ojos mientras una sonrisa se formaba en nuestros rostros. Dios, estaba muy feliz, mi rostro estaba que ardía y mi cuerpo también. Y más aún cuando Caleb presionaba su cuerpo al mío haciéndome sentir que su pene estaba despierto y con ganas de trabajar.
—Caleb —lo mire a los ojos— Te quiero.
—También te quiero.
Dios, no podía creer esto. Estaba feliz.
—Creo que estas bastante duro —dije burlándome de Caleb.
—Y de quien crees que la culpa —contestó.
—Yo...
—Lo sé. No quiero que pienses que por esto quiero estar contigo.
—Gracias...
—Cuando estemos listos lo haremos. Lo haremos todo un día completo.
—Crees que soy un robot... que no me agotare.
—No eres un robot, eres una mujer increíble —dijo con seriedad, levantándose de encima mío y sentándose en la cama— sé que eres una mujer capaz y dueña de tus propias decisiones. Y sobre todo eres mía ahora.
—...
—Cuando digo que eres mía, no me refiero a ti como algo o un trofeo. Me refiero a ti como mi compañera, mi sol que me brillara siempre. Eres tan mía como yo soy tuyo desde ahora y para siempre. Yo no decido, ni voy a decidir sobre ti, ni tu sobre mí. Somos dos personas dueños de nuestras propias decisiones. Pero si podemos querernos bien, y respetarnos mutuamente.
Caleb era increíble. Salte a su regazo y lo abrace fuerte.
—E - e- eres increíble —tartamudee— Yo no sé qué decir... cuando me dices cosas tan bonitas.
Caleb ladeo la cabeza.
—¿Entonces estamos oficialmente juntos?
Sentía mi cara arder y mis labios hinchados cuando le sonreí.
—Mmm... estamos juntos oficialmente.
—Maldición, ahora me tienes en tus manos.
Lo abrace más fuerte y dejando un pequeño beso en su cuello. Caleb envolvió sus brazos alrededor de mí.
—Esto me recuerda a algo...
—Cállate —dije dándole un pequeño golpe en su cabeza.
Olía de maravilla. Todo de mi temblaba de la emoción, de nervios al sentir su pene, mordí mi labio inferior haciendo que doliera un poco por la mordida que me había dado Caleb minutos ante.
—Aush... sé que no soy tan romántico, pero lo intente —dijo mientas acariciaba mi trasero y me presionaba hacia su endurecido miembro.
—"Y ahora que ya estamos a solas, no me importa el día ni la hora... Tantas ganas no se controlan, y si me dices baila conmigo, yo contigo bailare. Y si me sigues, yo a ti te sigo, donde quieras llévame. Así en secretos dame tus besos, no lo pienses bésame" Cuando me tocas siento ay, ay, ay... cuando me miras siento ay, ay, ay... cuando me besas siento ay, ay, ay... y me enamoras si te vas -le tararee a Caleb una de las estrofas que me gustaba de estas canciones.
—Me encantas...
Comencé a mover mis caderas al igual que él, provocando una deliciosa especie de fricción que sentía en todo mi cuerpo, en especial mi coño. Mi cuerpo palpitaba alrededor del de Caleb. Causando que gimiéramos los dos al mismo tiempo. Caleb, jadeaba por debajo de mí, haciendo todo lo posible por recuperar el control de sí mismo y su respiración. Sus cálidas manos en mis caderas me acercan aún más y me besa duro. Su boca sabe a pecado romántico. Todo retorcido en una lengua oscura y malvada.
Sus dedos se aferran a mi cabello, acercándome más para poder consumirme con ese veneno imposible suyo. Su sabor era tan dulce como la paz y la felicidad que sentía dentro de mí.
—Creo que debemos parar —susurró Caleb con los ojos cerrados. No quiero que mis demonios internos se despierten, por qué no podría evitar de follarte ahora mismo.
Un escalofrió se apodero de mi porque yo quería ser follada. Pero no ahora.
—Lo siento.
Caleb me abrazo fuerte y me dio besos en mi sien, mi mejilla y en mi cuello. Haciendo que también lo abrace y le susurre en su oído.
—Pronto...
Me abrazo aún más fuerte con lo que acababa de decir.
—Y si... hoy deberíamos saltarnos la escuela.
Caleb se rió y deposito otro beso en mi cuello y al final un beso suave en mis labios.
Multimedia:
La canciones que tarareaba Alina son de la cantante argentina TINI que llevan de nombre duele y fresa.
Agradecer a la editoria Candyg_editorial por los banner increíbles que hicieron. Gracias.
Gracias, espero les guste el capítulo. Me gustaría que votaran y dejen sus comentario para saber que les pareció.
Besos.
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