Capítulo 30
Dios, no sabía que tenía en la cabeza o que tenía Caleb que cada vez que lo veía me hipnotizaba más y más. Ahora que lo había encontrado después de buscarlo desde que había llegado y tenerlo a unos pasos de distancia me inquietaba no pudiendo fingir que me daba lo mismo su presencia frente a mí. Cada mirada que le echaba aumentaban los latidos de mi corazón sintiendo que el tiempo se detenía al tenerlo cerca, no sabía cómo demonios explicar estos sentimientos; de como rayos de poco a poco me estaba robando mi corazón y yo sentía que él también sentía algo por mí.
Lo había dicho por la mañana que quería tocarme pero no se atrevía ya que yo era demasiado buena para él. Era un tonto, pero me gustaba que me viera de esa manera. Y es que no sabía lo que me hacía sentir, si al menos pudiera un minuto estar en mí, tal vez se fundiría en esta hoguera de mi sangre. ¿Y es que no sabía lo que me hacía sentir? Que no había momento que no pudiera dejar de fantasear con todo él. ¿Cómo podía hacer para convencerlo que a solas deseaba tenerlo? Y así que sí, estaba parada como una tonta fantaseando y mirando un ratito más porque, bueno... el arte estaba destinado a ser apreciado, y Caleb era una obra maestra.
Yo no sabía que me pasaba cuando lo tenía cerca, pero me atrevía a jugarme la vida por un par de besos. Y el efecto que causaba, el de no verle defectos y estaba segura que nada le cambiaría. Nadie se comparaba a el ¿Díganme quién?, para mi él era el más duro y estaba en otro nivel.
Caleb sonreía a algo que alguien le decía. La piel alrededor de sus ojos se arrugó con genuina calidez, sus labios se levantaron en el comportamiento más atractivo, mientras que toda su tez... se iluminó.
¡Mieerdaa! Tenía que parar con el acoso, era suficiente estar mirándolo. Así que decidí dar media vuelta para encontrar a Valentina ya que la había perdido desde que llegamos y solo descubrí que estaba bloqueada por toda esta gente que me era un poco difícil salir de esta sala. Tenía que encontrar la salida pero mi cuerpo y mi razón querían echarle una última miradita a Caleb, así que sí, señores, hice eso, darle una última miradita. Justo cuando estaba por apartar la mirada un chico le mostró algo haciendo que la curiosa sonrisa que iluminaba su espléndido rostro cayo tan pronto como miro el celular.
Sus ojos se volvieron duros hacia el chico, sus labios se apretaron mientras decía algo en un gruñido que no pude oír. El otro chico se echó a reír como si fuera algo gracioso. Pero Caleb dejó caer su vaso que tenía en la mano, si, señores directo al piso salpicando... ¿Eso era agua? No, imposible... ¿Quién bebería agua en una fiesta? Caleb agarro la camisa del otro chico con los puños y lo lanzo hacia atrás, hasta que su oponente estuvo clavado a la pared.
—¡Cállate! —rugió Caleb lo suficientemente fuerte como para que no solo yo, sino todos en la sala pudieran escuchar.
La piel se tensó sobre su dura mandíbula mientras miraba al chico que sostenía cautivo, dejando que todos supieran que no bromeaba. La sala se quedó en silencio y todos los ojos se volvieron hacia ellos. Me encogí dando un paso atrás sin saber qué hacer, justo por la mañana había visto a Caleb enojado a punto de querer golpear a su mejor amigo y ahora estaba a punto de armar una pelea con otro chico, esto no debería pasar y ¿Si se metía en problemas? Justamente alguien entraba gritando y empujando a la gente que estaba en su camino.
—¡Oye, oye, oye! ¿Qué mierda está pasando?
Ese era Cameron, que alcanzó a Caleb alejándolo del otro chico que con gratitud deslizándose al suelo jadeando y a la vez se enderezaba su camisa.
—¡Mira su celular! —ordenó Caleb a Cameron.
Sin preguntar, su amigo le arrebato el celular al chico que seguía deslizándose hacia abajo. La cara de Cam palideció antes de hacer una mueca a Caleb.
─¡Mierda! ─murmuró. Su pulgar golpeo la pantalla un par de veces antes de devolverle el celular a su dueño, haciendo que el chico frunciera el ceño.
—¡Oye! ¿Por qué la eliminaste?
—¡Oye! Idiota —replico Cam imitando al otro chico— no deberías haber tenido eso ¿De dónde la sacaste? Y ¿A quién más se la mostraste? ¿Se la enviaste a alguien más?
—¿Qué te importa? ¿O eres tú el que está haciendo eso?
—Oh, te voy a destrozar, idiota.
Esta vez fue Cam quien agarró la camisa y metió al chico contra la pared.
—Voy a golpear tu fea cara contra la pared si no me respondes a mis preguntas.
¿Qué demonios era lo que había en ese celular? Para que reaccionaran de esa manera, observe a Caleb como agarraba el hombro de su amigo y lo separaba del otro chico.
—Suficiente. Ya borraste lo que había en ese celular. Se acabó Cam, tranquilízate.
¿Quién diría que Cam no era fácil de calmar? Se notaba que se rápido se enfurecía pero calmarse parecía que le costaba. Manteniendo su mirada en el chico del celular empezó a burlarse de él.
—Claro que no he terminado. El pequeño imbécil aquí, tiene que aprender modales y respetar a los más poderosos.
—¡Vete a la mierda! —respondió el otro chico escupiendo a Cam, pero no logrando su objetivo.
¡Oh, por Dios! Eso volvió loco a Cam.
—¡Maldito infeliz! Ahora estas más que muerto.
Cam enrollando hacia atrás el brazo, con la mano ya cerrada en un puño estaba a punto de empezar una pelea. Me estremecí preparándome para el golpe a pesar que no era dirigido a mí. Pero Caleb lo interceptó, atrapándolo en su palma.
—¿Qué demonios? —gritaba Cam, mientras Caleb soltaba el puño para envolver un brazo alrededor de la cintura de su amigo y empezaba a sacarlo de la sala.
Guau, él era fuerte. Cam no era pequeño, pero Caleb ni siquiera pareció que había sudado mientras llevaba a su amigo maldiciendo bajo el brazo de Caleb. Estaba sorprendida por lo que había pasado, aun mas porque a pesar que esos dos en la mañana se habían tenido una bronca, se ayudaban. Eso era realmente muy conmovedor y bonito de ver. Así que tan pronto salió todo el mundo empezó a contar chismes. El chico del celular empezó a alardear que no les tenía miedo, y que él solo podía ganarles a los dos. ¡Por favor! Prácticamente estaba llorando de miedo y salía que podía con ellos. Definitivamente era un perdedor. Cansada de escucharlo, salí de la sala en busca de mi amiga, pero descubriendo que a unos pasos estaban hablando Caleb y Cam. Curiosa de lo que decían decidí acercarme un poco más pero sin dejarme ver.
—¿Pero por qué demonios me detuviste, Cal? Ese cabrón merecía que le diera una buena paliza.
—No quería que pelearas, después es un dolor de cabeza tratar de pararte. Además el entrenador amenazo con echarnos del equipo si nos volvíamos a meter en una pelea —terminó Caleb.
—¡A la mierda el entrenador! No, ¿Sabes qué? A la mierda tú. Debiste haber pateado su plano trasero por mí. Si, el entrenador se molestaría como la mierda, pero no podría hacerte nada. Además yo sé que por dentro le encantaría verte un poco más agresivo —dijo Cam con una sonrisa golpeando a Caleb en el hombro.
Negué con la cabeza escuchando lo que se decían asombrada por su conversación. Caleb parecía un poco divertido aunque no podía ver su rostro soltó una pequeña risa sacudiendo la cabeza.
—Que va, sabes que si empiezo no podría parar.
—Lo sé, pero enserio que quería que le partieras a ese tipo. O al menos debiste dejarme... no terminó de hablar porque Colín llegaba donde estaban los dos golpeando a Cam en el hombro. Y miraba hacia mi dirección.
—¿Alina?
Con eso Caleb se dio vuelta.
¡Mierda! Salí disparada buscando a mi amiga y escapando de él. Ahora menos que nada quería verlo, menos aun cuando me descubrieron escuchando su conversación. Además Benjamín seguramente estaría buscándome ya que me había quedado mucho tiempo observando a mi chico lindo.
—¡Alina! —gritó Valentina por encima del ruido— ¿Dónde está Benjamín?
Valentina, ahora me sentía más tranquila al verla. Estaba demasiado avergonzada después que el amigo de Caleb me había visto espiándolos.
—No lo sé.
—¿Cómo que no lo sabes?¿Que no estaba contigo?
—Bueno si... Es solo que fui al baño y me perdí volviendo.
—Ven, tomemos unos tequilas.
Nunca antes había bebido tequila, así que estaba por decirle a Valentina que no era necesario, hoy no bebería nada y menos un tequila. Pero después de todo, había venido a divertirme para olvidar las penas. En especial a Caleb. Decidiéndome aun si debería beber, olvidarlo. Sentí una mano sentándose en mi espalda. Definitivamente esa no era una posición amistosa ¿O sí? Y al mismo tiempo sentía un cálido susurro en mi oído.
—¡Te encontré!
Me di vuelta sobresaltada para estar frente a frente con un sonriente Caleb, en realidad estaba cara con pecho. Quería mandarlo a diablo pero de nada serviría ya que la música era demasiado fuerte y sería inútil deshacerme de él. Así que me lo quede mirando.
Valentina la verlo hizo una mueca.
—¿Qué quieres tomar? —pregunto Caleb inclinándose en mi oído nuevamente para no gritar. Suponía.
¡Diablos! ¿Por qué demonios tenía que encontrarme? Además, no sabía dónde estaba Benjamín. No deseaba meterlo en una pelea con el señor pelea.
—No estoy segura —respondí, mirando a mi amiga para que pudiera ayudarme— ¿Qué puedo beber?
Los ojos de Valentina se abrieron y se rió ante la pregunta. Sabía que no estaba dispuesta a beber, y ahora que aparecía el Dios griego cambiaba de opinión. Me preguntaba qué era lo que pensaba mi amiga.
—¿Nunca has bebido antes? ¿Aparte de una cerveza?
Negué con la cabeza.
—No. Ya sabes, no soy mayor de edad aun para comprarme alcohol ¿Acaso tu si lo compras? —pregunte.
—Si te dijera que falsifique mi identificación para poder hacerlo ¿Me creerías? —respondió mirando a un divertido Caleb— ¿Sabías que vino con alguien más? Así que... Deberías ir a otro sitio amigo.
Caleb la miro y luego a mí.
—Nunca has bebido alcohol? ¿Solo cerveza?
—No, pero no pasara nada si bebo algo aparte de una cerveza ¿Verdad? —le conteste.
—Pasara que, te embriagaras y luego estarás botando hasta tus tripas.
¿Qué, que? Y desde cuando estaba dispuesta a beber. Peor aún, después de haber rechazado un vaso de cerveza a Benjamín. Pero apenas tenía a Caleb enfrente quería hacer lo contrario a lo que deseaba minutos atrás. ¡Demonios! Era una niña tonta, aparte mañana había escuela y yo aquí pretendiendo ser muy valiente como par embriagarme. Era como si otra persona se asomara y me ordenara que hiciera cosas tontas o que actuar de manera inconsciente enfrente de mi chico lindo.
—Si no bebes nada más que cerveza, necesitaras ir lento. Sino no tendrás una tolerancia muy alta —dijo Caleb mientras miraba hacia donde estaban las bebidas.
Valentina frunció el ceño y puso las manos en sus caderas. Al parecer estaba un poco molesta de que Caleb estuviera con nosotras y diciéndome que debía hacer.
—¿Qué estas mirando?
—Algo para comer.
—¡Comer! Aquí vinimos a beber, a bailar y tal vez a hacer algunas cosas malas.
Caleb no dijo nada al comentario de mi amiga. Pero note que sus hombros se ponían rígidos.
—Alina nunca ha bebido bebidas fuertes, solo cerveza. Necesita tener algo en el estómago, sino más tarde estará botando sus tripas.
¡Rayos! Definitivamente no quería estar vomitando por culpa de beber sin moderación. Peor aún, mañana había escuela y si no asistía por estar enferma, mi madre me mataría ni bien llegara de su viaje de trabajo. Ya me imaginaba a mi madre diciéndome que hacia lo que se me diera en gana, que era una niña irresponsable y más aún que no me cuidaba y que si volvería a recaer del asma me dejaría que yo asumiera las consecuencias. Y si, esa era mi madre y no la culparía, ya que serían todas verdades.
Valentina rodo los ojos y agito la mano delante de su cara como si Caleb fuera un competo idiota.
—Como sea, Alina ya tiene quien la cuide. ¿Sabes? Mejor voy en busca de algo de beber. Ya tengo suficiente a todo lo que dices y de paso le traeré algo a mi amiga también. Así que si le consigues algo para comer, que sea rápido —sugirió mientras iba por algo de beber— y no te preocupes Alina, te traeré algo de una botella cerrada.
Al mismo tiempo Caleb iba en busca de algo sin escuchar a mi amiga. A los dos minutos regreso con un plato de papas fritas, galletitas saladas.
—Ten, come algo. No importa lo que diga tu buena amiga borracha, necesitas comer algo para así no enfermarte más tarde —ordenó Caleb— sé que no es comida chatara, pero al menos tendrás algo en el estómago.
Mirándolo bien, hoy, Caleb estaba vestido con una camiseta blanca, vaqueros negros y que no dejaba nada a la imaginación, así era agradable a la vista y con el cabello desaliñado. Era todo una pieza de arte. Espera... ¿Le había dicho borracha a mi amiga? Evitando a reírme por lo que le decía a Valentina. Agradecí y asentí por ser tan considerado al ir a buscar algo para que yo comiera. Era un genio.
Caleb se echó hacia atrás e inclinó la cabeza para mirarme.
—Así que viniste con alguien más, ¿Puedo saber con quién? ¿Y cómo es que beberás si no sabes hacerlo a menudo? —preguntó.
Sonriendo, me encogí de hombros y mire alrededor. No veía a Benjamín por ningún lado, de todos modos no tenía por qué dar explicaciones ya que él me había cancelado por la tarde.
—Si ya sabes con quien vine, para que me preguntas —respondí tratando de molestarlo un poco— además, muy pronto beberé algo más y luego diré que ya se hacerlo.
Caleb sonrió.
—Yo que tu no diría eso. Igual, vengas con quien vengas no son rivales para mí.
—Eres demasiado presuntuoso Caleb.
—Sí, ese soy yo.
—Ya me había dado cuenta.
—Alina, Alina.. ¿Qué hare contigo?
—Tal vez dejarme sola sería una buena obra.
—No estoy seguro de poder dejarte sola. ¿Quieres bailar?
Dios, porque siempre Caleb tenía que ser tan increíblemente hermoso. Pero así me gustaría bailar con él no podía, ya que había venido con alguien más, y ese era nada más ni nada menos que Benjamín.
—Claro que quiero —conteste mientras miraba sus hermosos ojos azules— pero...mi acompañante aun no me lo pidió.
Caleb frunció el ceño.
—Creí que te lo había pedido —contestó.
—Gracias, pero no creo que sea buena idea ¿O sí?
Suspiró.
—Tal vez no. Pero ¿cómo demonios es que viniste con ese idiota?
—Ese, al que llamas idiota. Ese se portó de maravilla y no hizo su berrinche para luego cancelarme, porque tenía que hacer cosas importante —termine la última oración haciendo entrecomillas con mis dedos.
Caleb hizo una mueca. Mientras se pasaba los dedos por su desaliñado cabello.
—Si, tal vez perdí esta oportunidad. Pero créeme... Lo lamento, no sé qué más decir.
—No digas nada —dije, mientras comía mis papitas fritas descubriendo que estaban deliciosas.
—¿Están deliciosas? —preguntó mientas me miraba con una sonrisa burlona.
—Muy deliciosas —respondí llevándome otra papa frita a la boca.
—Quiero una.
Lo mire un segundo y luego le respondí.
—Si quieres, puedes comer también.
—Yo quiero que tú me des —dijo mientras abría la boca esperando la papa frita.
Sonreí.
—Tienes manos Caleb.
—Sí, pero quiero que tus lindas manos me den de comer.
Quería mirarle enfadada, pero no podía. Iba a decirle algo, cuando Valentina volvió con dos bebidas en vasos rojos.
—Ya que el tequila era para niñas como yo. Te traje algo más liviano, es dulce y delicioso.
—Deberías comer un poco más, Alina —la interrumpió Caleb.
—A la orden mi general —respondí comiendo un poco más de papas fritas. Luego Valentina me paso el vaso.
—Bébela.
—¿Qué bebida es?
—Solo bebida, Caleb. Ahora Alina Bébela, te encantara.
—Bien, ahora beberé.
Valentina sonreía y bebía su propia bebida de un solo trago. Yo hice lo mismo. Y Caleb nos miraba con el ceño fruncido observándonos cada movimiento que dábamos, esto era divertido. La bebida estaba deliciosa, un poco fuerte pero sabía a cerezas.
—Sigue comiendo —replicó.
Trate con todas mis fuerzas de no reírme a carcajadas de él. Y es que parecía un viejo gruñón ¿Y porque no estaba bebiendo como los demás? O ¿Era poco tolerante con el alcohol? Nunca lo había visto ebrio, pero más temprano estaba metiéndose en una pelea, y creo que estaba bebiendo agua... Caleb, Caleb... siempre tenía un as bajo la manga para sorprenderme.
Así que si, le hice caso de seguir comiendo y Valentina alzándose unas cuantas galletas saladas.
—¡Quieres más? Traje en esta botella —indico Valentina una botella de licor carmesí.
—Si, por favor.
Valentina me sirvió más bebida en mi vaso.
—Ah, me encontré con Ben ¿Estas lista para divertirte con él?
Caleb se movió un poco más cerca de mí, su calor y la calidez de mi estómago me hacían dar ganas de acercarme más a él, abrazarlo. Pero no podía ni debía hacer eso, además había venido con Benjamín y mi amiga me lo estaba recordando.
Asentí.
—Tu, Caleb. Deberías ir a divertirte con tus amigos —dijo Valentina.
Caleb solo la ignoro con el ceño fruncido.
—Ellos saben cómo divertirse sin mí, y yo... sé cómo divertirme sin ellos —respondió.
—¡Aquí estas! —la dulce voz de Benjamín me sorprende mirándolo a él y a Caleb a la vez.
—Eh —me aclaro la garganta— sí, aquí estoy con Valentina.
Caleb cierra los labios con disgusto,
—Santander. Una fiesta increíble ¿Eh?
¡Mierda! Solo espero que estos dos no se peleen. Ya que se sentía la tensión. Benjamín estaba muy serio y no me gustaba ni lo mas mínimo esta situación ¡Que alguien venga a ayudarme, por favor! Echando un vistazo a Caleb descubrí que estaba de la misma forma de Benjamín.
—No quieres una cerveza? Pregunta Benjamín a Caleb.
—Naah, estoy bien.
—Bien, si me permites vengo por mi chica.
¿Qué? ¡Chica! ¿Estaba poniéndome colorada? No, joder no. Sentía que iba a morir de la vergüenza y no porque Benjamín había dicho que era su chica, sino de la situación en la que me ponían los dos.
—¿Tu chica?
—Sí, ella vino conmigo hoy.
—Caleb, por favor.
—Claro —dijo Caleb dándose vuelta y mirándome— ten cuidado. Estaré por aquí si me necesitas— anunció en voz baja.
Solo asentí sin saber que más decir. Me hubiera gustado que hoy fuera diferente y que con el que tuviera que estar en la fiesta era con mi chico de ojos azules.
—No habrá necesidad. Yo la cuidare. Vamos Alina.
—Vamos.
Benjamín me tendió la mano, deslizando mi mano en la suya mientras me llevaba a la pista de baile.
—¿Puedo conseguirte una bebida? —preguntó con una sonrisa.
—Chupitos de cerezas, le gusta —respondió Valentina a mi lado, dándole a su primo la botella que ella había traído minutos antes.
Cubrí mi boca evitando reírme. Valentina me miro divertida y me guiño un ojo perdiéndose entre la multitud dejándome sola con Benjamín.
—Vaya prima que tengo —habló Ben mientras me daba la botella de licor— ¿No sabía que bebías chupitos de cereza?
—Gracias... En realidad yo tampoco sabía que me gustaba. Y no deberías quejarte, ella es muy divertida y espera que yo también pueda divertirme.
—No es que me queje. Pero ¿No es muy fuerte para beberlo? —señaló con la cabeza la botella que estaba bebiendo.
—De hecho, no. Me gusta.
—No pierde el tiempo —señaló con la cabeza en dirección donde habíamos dejado a mi Dios griego.
¡No debí haber mirado a esa dirección! Ya que Megan estaba con Caleb riendo y coqueteando y lo peor haciéndolo sonreír. No quise parecer una chica celosa o que le interesara lo que hacían. Así que solo levante los hombros en son de respuesta que no me importaba. Apartando los ojos de Caleb y la coqueta de Megan.
—Umm, uh...
Puse la botella en mis labios y bebí el contenido muy rápido.
—Ven, bailemos —dijo Benjamín tomando mis manos y poniéndolas alrededor de su cuello. Deslizando sus manos alrededor de mi cintura, acercándome más a él.
Multimedia: Espero les guste este videíto..😊
https://youtu.be/3uarRS03cZE
Hola, como están? espero que bien.
Aquí subí nuevo capítulo, espero les guste. por favor pueden comentar y votar, se los agradecería mucho. Muchas gracias.
Por favor se cuidan... y desde aquí voy a tratar de seguir escribiendo. gracias, los quiero mucho, y un abrazo para todos.
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