Capitulo 28
El sol estaba increíblemente fuerte, brillante y hoy precisamente no me había puesto una sudadera. Aparte con todo el dilema que nos metíamos Caleb y yo, hacía que me olvidara de todo. A veces odiaba eso, pero era un poco divertido hacernos la vida imposible mutuamente. Pero fingir que no me gustaba era cada vez más difícil, en especial cuando me miraba de esa forma tan profunda que me dejaba sin palabras o como cuando me decía cosas lindas y al segundo siguiente arruinaba todo. Aunque tenía que confesar que me gustaba todo de él, desde su boca, si, esa boca suya, en especial cuando pronunciaba mi nombre, hasta sus silencios, sus pausas, pero lo que más me gustaba era la razón de sacarme una sonrisa a pesar de que algunas veces quería rompérsela. Mi madre me había hablado de todo tipo de drogas, menos de esas que venían de ojos azules y una sonrisa perfecta. ¿Por qué mamá? ¿Por qué no me hablaste de esta en especial?
Está bien lo aceptaba, era torpe, escandalosa, a veces fría, seca, cortante, intensa, fastidiosa, estresante, desconfiada, todo lo que quería a mi manera. Era impaciente, a veces me ilusionaba rápido, muy rápido de hecho, era frágil, no hablaba con todo el mundo, era una persona y muchos defectos más me acompañaban. Pero si él lograba conocerme encontraría en mi sentimientos únicos, la fuerza de cientos, la dulzura de una niña, la confianza que nunca había tenido en alguien. Si, esa era yo y me amaba tal y como era. Al igual que quería cada una de las facetas de Caleb, y es que a veces era tan niño, tan hombre, tan serio, tan tierno. Era bello y no hablaba específicamente de una belleza física, él era bello por ser como era, por ser él. Por ello me sentía tonta al estar cerca suyo y sentir todo esto.
—Por favor, dime que te aplicaste bloqueador solar —la voz profunda de Caleb me inundo. Olía delicioso a pesar de haber estado jugando hacía ya más de 15 minutos.
Lo mire y lo vi estudiándome, cualquier calor o el humor en su voz pude haberlo imaginado, porque él estaba ¿Molesto?
—¿Estas usando bloqueador solar ¿O no? —volvió a preguntar.
Me las arregle para asentir y luego enderezarme, ya que estaba un poco agachada evitando su mirada.
—Bien, odiaría ver que esa suave y cremosa piel se tornara rosa.
¿Enserio él pensaba que mi piel era suave y cremosa? Como decía, Caleb te sorprendía de unas maneras increíbles, en un momento estaba diciéndote cosas malas, al rato cosas dulces y luego casas extremadamente sexis. Y yo, no podía seguir su ritmo.
—Yo, uh, me aplique un poco antes de venir aquí —conteste.
Caleb continúo mirándome. Y eso señores me volvía loca, no era física, la cosa iba más allá de ese ámbito; se trataba de sus ojos, de su sonrisa, de su manera de ser, de esas cosas tan sencillas, que yo valoraba tanto. Estaba fascinada con esas cosas tan simples. No sabía que hizo, pero me había flechado, de una manera que parecía mágica, no tenía idea qué hizo, pero, sacarlo de mi mene era imposible, con solo pensarlo y mirarlo como ahora lo estaba haciendo me ponía feliz y a la vez mi corazón sufría por no poder expresar lo que sentía. Tal vez era miedo, si, era miedo al rechazo. ¿Y quién no tenía miedo a ser rechazado?
Luche con la urgencia de hacerle un lado y salir corriendo a buscar a mi amiga para largarme de este lugar, y así que mi mente dejara de pensar tonterías. Pero cuando más manteníamos la distancia, yo quería estar más cerca. Y a este punto no sabía cómo demonios iba a solucionar todo mi intento de resistirme, aunque conociéndome no me rendiría, y eso yo ya lo llamaría acoso. Pero acoso del bueno.
—¿Qué harás mas tarde? —pregunto.
Él estaba siendo amable, un poco al menos. Porque después de decirme cosas como que estaba condenadamente salvaje e inocente, a si me había puesto bloqueador y ahora a preguntarme que haría más tarde. Al menos no me evitaba y eso era bueno. Aunque yo quería su atención. Había un poco de magnetismo con el que no podía explicar, por parte de él. ¡Oh! Esperen. ¿Me había hecho una pregunta? Maldición, esos ojos azules suyos eran difícil que una persona como yo se concentrara. Siempre hacia que cayera en la tentación, perdiéndome en sus ojos no era mi decisión. Una mirada que solo había visto por televisión, no quería pelear con la ley de la atracción. Había un poder que me atraía hacia él. ¡Noo! Ahora ya estaba volviéndome poética.
Incluso podría decir que como un imán nuestros labios se pegarían, los besos vienen y se van, pero aquí se quedaran porque cuando tú estás, todo se vuelve posible. Tú cuerpo increíble, tiene una cosa que a mí me llama como un imán invisible, porque estaba convencida que me gustabas, las fuerzas de la naturaleza me quitan el aliento, haciendo que quisiera decir que tu toque es magnetismo, y ahora sí, estaba loca, loca.
—Mmm... ¿Qué? —le pregunte, sintiendo mi rostro calentarse.
—¿Qué, que, harás mas tarde? —volvió a preguntar suavemente.
Tenía que dejar de ponerme en ridículo cerca de él. Así que enderece mis hombros.
—Pues... Muchas cosas —conteste.
Caleb sonrió con suficiencia y miro por encima de mi hombro.
—Apuesto a que sí.
Me detuve y pensé sobre ese comentario y luego pregunte.
—¿Qué se supone que significa eso, Caleb?
Caleb dejo que su mirada siguiera la pista, abajo mi cuerpo y luego subió.
—Sabes cómo te ves Alina. Por no mencionar tu maldita sonrisa. Aquí todos los idiotas, incluso el imbécil de Santander se dio cuenta de eso.
¿Qué, que? Me emocionaba que a él le gustara mirarme, pero también me aterraba cuando lo hacía, ¿Qué si lo hacía cambiar de opinión para que no, me dejara de mirar así? ¿Podría seguirle el ritmo?
—No, sé de qué hablas Caleb.
—Esa mente tuya es increíble Alina.
—¡Basta!
—¿No te das cuenta? —pregunto con voz ronca y profunda.
Levante mi mirada hacia él. Como si no lo conociera, mi corazón se me aceleraba.
—¡Y eso que te importa!
Dio un paso cerrando el espacio entre nosotros.
—Claro que me importa.
¿Le importaba que otro niño estuviera interesado en mí? Deje escapar un suspiro y metí el cabello que seguía el viento soplando sobre mi rostro detrás de mi oreja.
—No, sé que creer. Igual no me interesa, ni pongo atención a los demás —dije, no pudiendo evitar la amargura se deslizara en mi voz.
—No era mi intención decir eso, pero era la verdad.
Como si le creyera, asentí y moví las piernas nerviosas. Murmuro una maldición y luego miro hacia el cielo un momento antes de mirarme de nuevo.
—Hay cosas sobre mí que no conoces. No soy uno de esos chicos a los que puedes domesticar. Tengo oscuridad, mucha de hecho, demasiada para alguien como tú. No soy adecuado para ti.
Deje escapar una risa dura. Esa era la peor excusa que había escuchado, ni CRISTIAN GREY había puesto tantas excusas para poder estar con Anastasia, o PATCH CIPRIANO, JUDE RIDLEY, RUSH FINLAY, JACE HERONDALE, WILL HERONDALE, TRAVIS MADDOX, LUCAS ROSS, CRISTIANNO GABBANA, entre otros más. Peor viniendo de un chico como él.
—¿Enserio? ¿Eso es lo mejor que tienes? Nunca te pedí nada más que fueras responsable con el deber que debemos hacer. No espero que te agrade o que me quieras, nunca lo hice. Estoy consciente de que tú y yo estamos en ligas diferentes. Nunca estaré a la par de ti. No tengo sangre azul, no nací en una cuna de oro, y tú Caleb, eres de diseñador.
Sin una palabra, Caleb me empujo en contra la pared. Me enjaulo con sus dos manos apretadas contra la pared al lado de mi cabeza.
—No soy de diseñador, no tengo sangre azul Alina. No porque haya nacido en una familia con demasiado dinero, quiera decir que soy invisible o que mi vida es tan perfecta. Métete eso en la cabeza, no puedo tocarte. Quiero hacerlo que duele no poder, pero no lo haré, no quiero arruinarlo contigo. Eres... eres increíble, perfecta y al final nunca me perdonarías -dijo.
Mi corazón latía con fuerza contra mi pecho. La tristeza en sus ojos no era algo que había sido capaz de ver por fuera. Podía ver emoción en esos ojos azules, su frente estaba arrugada como si estuviera lastimado. Y es que el decía que era perfecta, cuando no lo era en realidad. Era demasiado agresiva, nunca me callaba cuando debería hacerlo y metía la pata conscientemente, era arriesgada, odiaba la deslealtad, las mentiras, la falsedad y las excusas. Era muy impaciente, no me gustaba esperar por nadie y en ocasiones muy amargada, a pesar de ser muy seca, tenía gestos cariñosos los cuales eran dignos de valorar, no me gustaba hablar de mis problemas, no dejando que la gente entre fácilmente a mi vida, porque era demasiado desconfiada y cuando me sentía vulnerable con alguien mis alarmas mentales sonaban y me hacían cerrar las puertas, era demasiada sarcástica e irónica como para aparentar ser una mujer boba, delicada e insípida de esas que tanto gustan, era demasiado impulsiva, como en estos momentos, que no se ponía a pensar y soltaba la lengua, y no era tan perfecta como pensaba Caleb.
—¿Y si quiero que me toques? Tal vez no soy tan perfecta, tal vez estoy corrompida —contradije.
Mi cuerpo estaba corrompido, pero mirar a Caleb me hicieron querer aliviar su dolor. No quería que se alejara de mí. Quería que no estuviera así, odiaba verlo angustiado. El paso un dedo por un lado de mi rostro y trazo la curva de mi oreja y luego rozo con su pulgar sobre mi barbilla.
—Estuve con muchas chicas, Alina. Créeme, tú eres perfecta a comparación de ellas. La inocencia que veo en tus ojos es indiscutible. Deseo quita cada centímetro de tu ropa y enterrarme dentro de ti, pero no debo, no puedo. Sé que soy un bastardo enfermo, pero no quiero hacerte daño.
¡Que no soy perfecta!, gritaba desde adentro. La verdad nunca lo había visto haciendo lo que él decía. Si, escuchaba que se follaba a muchas chicas, que ellas querían más después de estar con él, pero ¿A mí no quería tocarme, ni hacerme daño? Creía que era ¿Inocente y demasiado perfecta? Pues no lo era, al menos no mentalmente. No podía dormir con él sin darle un pedazo de mi corazón, ya desde hacía mucho tiempo comenzó a adueñarse de él, y francamente no deseaba salir herida.
—De acuerdo —le dije. No iba a discutir. —¿Al menos podemos ser amigos? —hable tartamudeando. Sonando patéticamente, ya que éramos amigos, al menos eso creía yo.
Cerró sus ojos y respiro profundamente.
—Seré tu amigo, soy tu amigo. Pero hay que ser cuidadosos. Alina, me haces desear cosas que no puedo tener, ese pequeño y dulce cuerpo tuyo se siente increíble presionado al mío —bajo su voz y bajo su boca hasta mi oreja— y... la forma en la que sabes, es adictiva. Sueño sobre ello, fantaseo sobre ello. Sé que serias tan deliciosa en... otras partes.
Me incline hacia él y cerré mis ojos mientras su respiración se volvía pesada en mi oreja.
—No quiero arruinar esto, no podemos ¡Joder! Alina. Recuerda, amigos —susurro, luego se apartó y retrocedió unos pasos.
Me recosté contra la pared y lo mire mientras se alejaba un poco más. No me sentía lista para moverme aun. Mi cuerpo estaba acalorado por sus palabras y su cercanía.
—Odio cuando Santander está cerca de ti, pero no puedo hacer nada —dijo sin mirarme. Sus manos se aferraron a mi celular, hasta que sus nudillos se pusieron blancos.
Otra vez cambiaba de tema, rayos, definitivamente era un maestro en esto. Te hacia ir al cielo con su confesión y al minuto te aterrizaba a la tierra de una manera brusca.
—Benjamín es amigo al igual que tú —murmure.
—No estoy seguro.
—¿Seguirás sosteniendo mi celular así? —pregunte.
Caleb se dio cuenta de lo que hacía y se pasó la mano por el cabello.
—Lo siento, que tonto —dijo mientras me entregaba el celular.
Se quedó un minuto más antes de decir algo pero fue interrumpido por la voz de su amigo
—¡Sepárense de una vez! —exclamo Colín casi a nuestro lado.
—¡Consíganse una maldita habitación! —lo acompaño Cam.
—Joder, cuando no ustedes, arruinando un momento increíble —se quejó Caleb.
Dios, no sabía si reír o llorar, así que solo reí algo nerviosa apoyándome bien en la pared porque tenía miedo de que si no seguía apoyada me caería. Sin duda Caleb era peligroso para mi corazón. Si íbamos a tratar de ser amigos, entonces necesitaba actuar de esa forma. O sino tendría que encontrar a alguien en quién enfocarme. Alguien que no fuera Caleb. Era la única manera de entrar caer demasiado lejos. Pero pensándolo bien era una opción increíble, y a la vez era un asco. Ya que usaría a una persona inocente y eso señores era lo más bajo que podía caer una persona.
—Hoy planean hacer una fiesta en casa de Adam —murmuro Colín- para celebrar el triunfo de hoy.
—Tengo algo mejor en mente —dijo Cam— una cama, mi habitación y...
No termino la oración, ya que Caleb lo interrumpió.
—¿No quieres celebrar el triunfo con tus amigos del alma?
—Claro que sí, pero también con una chica —contesto Cam con una mano en la cintura fingiendo estar molesto.
—Habrán muchas chicas hermano —contradijo Colín— y también habrán muchas camas y habitaciones.
—O bien la habrá, pero después de la fiesta —anuncio Caleb.
—Oh bebe, estaré esperando esa fiesta como un loco —soltó Cam antes de mirar sonriendo y guiñándonos el ojo a cada uno de nosotros.
—Alina —hablo Colín— ¿Quieres que te lleve a la fiesta hoy? ¿Pongamos que te recojo a las ochos?
No sé cuánto había agarrado y dado vuelta mi camiseta hasta que me tranquilice y respire lento a punto de contestarle.
—Colín —dije. Parecía muy seguro de sí mismo que sentí la tentación de mandarlo a la mierda o simplemente sería bueno no responder nada.
—Alina ya tiene quien la acompañe a la fiesta.
Caleb se acercó a nosotros y se plantó delante de su amigo.
—Ve a buscar otra chica, bro. Ella no está disponible y aunque lo estuviera, es lo bastante lista para saber con quién iría.
La sonrisa lobuna de Colín y Cam se incrementó. Se apartó de donde estaba parado y se enfrentó a Caleb.
—Tranquilo campeón. Todos somos amigos ¿No es cierto?
—Bueno, pues te equivocaste.
—Me lo imaginaba —dijo Cam.
—No eres de los que tiene a chicas como amigas. Disculpa por creer que Alina estaba disponible a ser invitada —se defendió Colín.
—¿Acaso ustedes dos están jugando amiguitos con derecho a roce? —se burló Cam.
Sin previo aviso, Caleb le dio un fuerte empujón tan fuerte que envió a su amigo al lado de su otro amigo que estaban con caras de sorpresa.
—Caleb.
Me recupere rápidamente de todo lo que había vivido hacia unos minutos, cogiendo del brazo a Caleb para tratar de que parara, lo que habría funcionado de haber sido capaz de levantar un tráiler.
—Alina —hablo entre dientes bajando la mirada hacia los dedos que envolvían su brazo—, suéltame, no pasa nada.
Hice lo que me pidió, porque sabía que no sería capaz de golpear a su amigo. Era una broma, al menos eso entendí yo, pero a Caleb no le había gustado nada de lo que dijeron los dos chicos que estaban parados muy sorprendidos.
—Escúchame, Cameron y presta mucha atención —le espetó—. Si jamás, ¡Jamás! Vuelves a faltarle el respeto de esa manera a Alina. Es la última vez que te lo repita, ya sabes qué pasa cuando no me escuchan o toman en serio lo que digo.
No sabía que estaba pasando, miraba a Caleb y veía su rabia que se estremecía de pies a cabeza, aunque conseguía de contenerla. Ya sea al que estaba prácticamente gritando era uno de sus mejores amigos, hermano del alma.
—Y ahora permíteme aclararte una cosa, ya que eres mi amigo, mi hermano del alma: Alina y yo somos amigos, voy a llevarla a la fiesta y espero que no estén especulando nada o no pensaras nada sobre ella que no sea respetuoso ¿Entendido?
Caleb tenía la cara roja a centímetros de los rostros de sus amigos. Sin dudas los dos se habían comportado como unos imbéciles, sí, pero estaban diciendo las cosas en forma de broma y cualquiera pensarían que habían cometido asesinato en primer grado a la vista de la reacción de Caleb. Tenía que admitir que, por mucho que confiara en él, estaba asustada.
—Entendido.
—Entendido.
—Así me gusta, buenos chicos —dijo Caleb, y les dio unas palmaditas en las mejillas de cada uno-, y ahora, si me permiten ¿No es hora de ir al vestuario a cambiarse?
Los tres se miraron enojados antes de que Cam volviera sus ojos hacia mí, que seguía pegada a la pared.
—Lo siento, Alina —se disculpó Cam— espero me disculpes y nos vemos pronto.
Iba a aceptar sus disculpa cuando Caleb contesto.
—No si yo te veo antes —musito Caleb a sus espaldas.
—Tranquilo Cal, era una broma —se disculpó Colín— Alina, lo lamentamos. De verdad, no queríamos ser maleducados contigo.
Con eso los dos se fueron hacia el vestuario o las duchas, no lo sabía. Caleb los siguió con los ojos hasta que sus dos amigos se perdieron. Algunos mirones empezaron a dispersarse, aunque alguno se quedaron a la espera de algo de acción después del partido.
—¡Largo! —ordenó Caleb.
—Así que, ¿Te peleas con tus amigos, solo porque uno me invito a ir con él? ¿Ganándote en pedirlo? —pregunte mientras me enderezaba lentamente.
—Eso es —contestó con un brillo en los ojos y una confianza.
—¿No crees que primero tendrías que haberlo pedido?
Se acercó a mí con sigilo y se puso tan cerca que sentí el calor que desprendía.
—Alina, ¿Vendrás a la fiesta conmigo? —pregunto con voz grave y aterciopelada. Lo cual me hizo sentir cosas que era mejor que no sintiera si no quería arruinar nuestro trato de ser amigos.
—Creí que quería mantener eso de ser amigos.
No era mi intensión hacerme de rogar, solo quería asegurarme de que el sabia de verdad lo que quería. Tenía ante mí a un chico que podía sorprenderte con cada acción, desde correr en una carrera clandestina a gritarles a sus amigos.
—Las fachadas me importan un bledo, lo que me importa es que la gente, incluso amigos míos te muestren algo de respeto —replicó acalorándose de nuevo—. Venga, ven conmigo.
—Creía que no te iban lo de las flores, las citas, novias ya que tienes muchas, pero mucha oscuridad y que no puedes se domesticado.
—Y no me va, como sabes, no soy fácil de domesticar —admitió, mientras me dirigía esa sonrisa que solo podía significar que me tenía calada—, pero creo que podrías hacerme cambiar de opinión.
Se me paro el corazón y empezó a latir de nuevo con un vuelco.
—¿Eso es un cumplido?
Volvió la vista hacia el cielo.
—Puedes tomártelo como quieras si vienes conmigo.
—Caleb —puse los ojos en blanco—, podrías ir con cualquier chica, mujer, súper modelo que quisieras ¿Por qué yo?
—No quiero a una chica, mujer o súper modelo. Te quiero a ti —habló— tú no me miras como las demás, como si quisieras llevarme a la cama para poder fanfarronear delante de tus amigas de haberte tirado al chico malo, millonario y popular del instituto. Tú me miras y me ves —insistió, al tiempo que sus comisuras de sus labios se curvaban lentamente—. No recuerdo la última vez que alguien me miro así, aparte de mi madre, hermano o amigos.
Caleb sabía que su táctica funcionaba que la cosa había llegado a tal punto que estaba a una sonrisa ladeada más de rendirme. Lo cual utilizo a su provecho. Se arrincono a mí y coloco una mano en mi cadera para hacerme retroceder hasta la bendita pared, mientras subía la otra mano por mi brazo y me rodeaba la nuca. Pase a ser una chica más o menos inocente, a la que le gustaba BTS, MONSTA X, LOS DRAMAS, KDRAMAS, CDRAMAS, KPOP, ANIME, historias COMO EL GRAN MAESTRO DE LA CULTIVACION DEMONÍACA o LA BENDICIÓN DEL CIELO, ETC. O una mujer con un solo propósito en mente. Todo mi cuerpo ansiaba tocarlo, y cuando sus labios acariciando los míos, fue como si esas ansias estuvieran a punto de explotar.
—Ven conmigo —susurró, mientras me chupaba suavemente el labio.
Podría haberme pedido mi alma y se la hubiera accedido igual de rápido. Pero sentir sus labios en los míos, esto no era nada a lo que habíamos acordado hacia unos quince minutos de ser amigos, y que no podía tocarme. Creo que eso se iba a diablo, ya que el magnetismo que sentíamos era mutuo y no podíamos pararlo a pesar que lo intentábamos. Porque él me volvía loca. Sabía que tenía espinas pero lo quería así, incluso si sangrara por todas partes, igual pensaría todo los días en él. Era adicta, cuando me tocaba, todo mi cuerpo reaccionaba cada día, cada noche. Era tan hermoso que no podía quitar los ojos de él, como una espina en la flor sabía que me pincharía, pero no podía tenerlo y eso me ponía tan triste. Mi cabeza decía no, pero mi corazón decía sí, a este punto me estaba volviendo loca.
—Está bien —dije, con voz temblorosa como el resto de mi cuerpo, a la vez que asentía con la cabeza.
Se enderezo, con expresión triunfal.
—Entonces ¿Eso es un sí?
—Caleb —gimoteé, tratando de recuperar la respiración—, eso es un sí, claro.
Me dio un beso fugas en la mejilla y se fue por el pasillo.
—Sera una noche increíble, Alina —gritó mientras se iba— me alegra de pasarla contigo.
Me quede mirándolo mientras se iba. No sabía que había pasado, pero al final me di cuenta que había olvidado mencionar a mi querido amigo que ya había aceptado ir con otro niño también. En que carajos está jugando, actuando. Esta no era yo, no me gustaba todo esto.
MULTIMEDIA: UNA CANCIÓN DE MONSTA X DRAMARAMA, QUE ME ENCANTA MUCHO, EN ESPECIAL LA LETRA QUE ES UN POCO ACORDE A ESTE CAPITULO.
https://youtu.be/Mp3Up5ZdLp4
Hola como están, espero disfruten de este capitulo. agradecería que pudiesen comentar y votar, eso me motivaría a seguir escribiendo.
Muchas gracias, se cuidan por favor, los quiero mucho. gracias.
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