Capítulo 27
Faltaban solo quince minutos para que el partido finalizara. Todos en las graderías esperaban con ansias que marcaran el final, muchos estaban apoyando a los Bucker y otros abucheando al equipo contrario. El partido estaba muy apretado, cerrado, peleado con gran intensidad, los Bucker estaban jugando con más fuerza, los Stroamers no encontraban su juego, solo intentaban las jugadas con pelotas largas o retrasando las líneas para poder jugar desde la media cancha. Localizando a Caleb que lleva el número 8 en la espalda, vi que estaba corriendo por el centro del campo preparándose para atrapar el balón, una vez cogido, comenzó una contra logrando un pase a Benjamín que remato al arco muriendo la pelota en las manos del arquero.
Un jugador perdió la pelota y Caleb lo recupero, haciendo nuevamente una contra de la pérdida del otro jugador, que al no poder pararlo lo derribo haciendo que el juez le mostrara tarjeta amarilla. ¡Mierda! Esa cargada fue muy dura, a mi parecer eso debería haber sido para tarjeta roja por la forma de haber cortado la jugada. Viéndolo ahí quejándose y rengueando un poco me sentí fatal, se sentía la tensión dentro de la cancha estar a un gol de diferencia no te aseguraba nada. Vi a colín recriminar al otro jugador por entrar muy fuerte y golpear a su amigo.
Faltando 2 minutos que había dado de adición el árbitro, los Bucker lograban un tiro de esquina. El número 5 del equipo contrario se adelanta, se curva el arquero, haciendo que Caleb lograra agarrar la pelota, avanzar y de taquito le pasara a Benjamín la pelota, para que este corriera solo y metiera el gol. Sin lugar a dudas fue una corrida espectacular, dejando para el olvido este partido. Cientos de chicas y chicos estallan en gritos y aplausos, incluso otros se abrazaban de la emoción, incluida yo estaba brincando y alentando a los chicos por la gran victoria, mi amiga Valentina me miraba y se reía por cómo había estado gritando, renegando y ahora festejando la gran victoria.
Los Bucker habían ganado el partido, ahora jugarían la muy esperada final. Aprovechando el alboroto me escabullí entre la multitud de las graderías y haciéndole señas a mi amiga que iba al baño, cosa que era mentira. Evitando chocar a los demás que festejaban y cantaban, mis ojos recorrían la cancha buscando al número ocho, encontrándolo sacándose su camiseta y pasándose una mano por su desordenado y húmedo cabello dorado. Viéndolo así me había quedado sin aliento, verlo sin camiseta solo con short era increíble y aún más cuando ese pantalón corto estaban arremangados mostrando unas impresionantes piernas musculosas, los cuales se adherían perfectamente a sus jugosas nalgas. ¿Por qué los jugadores de fútbol siempre se veían tan increíblemente bien? ¿Por qué? Y más cuando solo les cubría solo un short y unas medias.
La verdad no me podía quejar, desde aquí tenía una perfecta vista de él, cuando sus ojos azules se encontraron con los míos, una sonrisa se extendió por todo su rostro. Hasta que alguien se cruzó en mi campo de visión, haciendo que saltara del susto y frunciera el ceño por interrumpir una magnifica vista. Dándome cuenta de quien se trataba me tranquilice un poco, era Benjamín que estaba mirándome muy atentamente.
—¡Viniste! —dijo mientras sonreía— Te daría un abrazo pero estoy todo un asco.
Mirándolo bien no estaba como él decía, en realidad se veía muy bien, pese a que recién acababa de jugar. Su cabello todo húmedo hacia que se rizaran aún más alrededor de su nuca.
—Felicidades, hoy jugaste muy bien. Y el último gol fue increíble.
—¿Esta es tu manera de felicitarme? ¿Por jugar bien y el gol? —preguntó luego de guiñarme un ojo.
Solo asentí y sonreí porque no sabía cómo más felicitarlo.
—Eh... fue increíble verte jugar y esa corrida fue épica, fue sensacional —dije.
—Me alegra que hayas disfrutado del partido y para ello quisiera invitarte a comer algo —comento—. Así me alegrarías el día, aun mas ¿Qué dices?
¿Ir a comer algo? En realidad no podía, tenía que volver a casa temprano para averiguar si mamá ya estaba en casa ¿Cómo le decía que no podía? Ahora ya me sentía fatal por rechazar su invitación a comer y aún más por la forma en que Caleb estaba mirándonos con el ceño fruncido, mientras seguía hablando con su entrenador. Dios ¿Por qué me tenía que pasar esto a mí? Era que me quedara con Valentina y así me evitara todo esto.
—¿No quieres celebrar el triunfo con tu equipo o amigos?
—Pues... En realidad quiero celebrarlo contigo, Alina.
Vaya, eso sí que fue muy dulce, que me dejo sin palabras por unos segundos.
—Ben...
Estaba por excúsame, pero él me interrumpió.
—Dilo de nuevo.
—¿Qué?
—Mi nombre, me gusta cómo suena cuando lo dices.
Sonreí por lo que decía, era muy adorable. Así que para darle gusto hice lo que me pedía.
—¿Ben? ¿Ahora, estas contento?
—Muy contento —respondió— ahora, ¿Aceptarías mi invitación de ir a comer algo?
Eso me dejo sorprendida, no esperaba que me invitara a comer. ¿Cómo salía de esta situación? No deseaba que pensara que era una malagradecida, al fin y al cabo él se había portado muy bien conmigo.
—Eh.
—Te decía, si aceptarías a ir a comer algo conmigo —repitió.
—Pues... me encantaría, es solo que quede con mi madre para ayudarla a hacer unas compras, lo siento —tartamudee.
Me miro un poco molesto o tal vez era mi imaginación. Pero era feo ser una perra con Benjamín, si mi amiga se enterara de lo que me negaba a ir a comer algo con él, seguramente se molestaría conmigo. Aunque no era del todo mentira, al decir de mamá ya que tenía que averiguar que pasaba con ella.
—¿Enserio? Que mala suerte —dijo desanimado— me hubiera gustado que fuéramos a comer algo, pero en otra será. Pero al menos aceptaras que te lleve a la fiesta de hoy, no puedes decirme que no a eso también.
¿Fiesta? Bueno, eso ya se había vuelto una costumbre en este lugar. Cada evento que hacían era para que hicieran una fiesta. Y bueno, no podía decirle que no nuevamente, solo esperaba que me dieran permiso.
—¿Fiesta? —pregunte.
—Sí, están organizándola los chicos —respondió. —¿Aceptas?
—Uh, pues... Está bien —conteste.
—¡Qué bueno! Creí que te negarías a ir conmigo, ahora puedo estar más tranquilo —comento.
Asentí la cabeza y le sonreí un poco, avergonzada.
—Por cierto ¿Podrías darme tú número de celular? —pregunto. Y al verme sonrió— es para poder enviarte un texto sobre la dirección de la fiesta —explico. —o para ponernos de acuerdo a qué hora podría recogerte, o en donde podríamos encontrarnos.
—Ah, bueno, está bien.
Benjamín me pasó su celular para que yo pudiera poner mi número celular.
—Ahí lo tienes —dije devolviendo su teléfono celular, tan pronto me lo dio.
—Gracias.
—No es nada.
Benjamín sonrió y me timbro. ¿Pensó acaso que le había dado un número falso?
—Bueno, ese es mi número. Ahora, debo ir a asearme.
—Oh, sí claro.
—Nos vemos esta noche —se despidió dándome un beso en la mejilla. Dios, este chico paraba sorprendiéndome cada segundo, minutos que nos encontrábamos, hablábamos. Al final Benja me dejo parada, aun sintiendo sus delicados labios en mi mejilla.
Estaba tan perdida en ese beso que me dieron en la mejilla, que no me había dado cuenta que cierta personita, al que le tenía muchas ganas se había acercado a mí. Al percatarme de su presencia, me tambalee un poco cuando me encontré con su mirada. Daría lo que fuera por cada mirada suya, cada parte de él, y agradecía a Dios por haberlo creado, bueno, daría gracias a sus padres por el buen trabajo que habían logrado hacer.
—Hola —dije ruborizada de los malditos nervios, me odiaba a veces por lo que no podía evitar que mi cuerpo reaccionara ante él.
—Has venido —respondió haciéndome sonrojar aún más.
—Sí, lo hice.
—Sí.
Respire profundamente apoyando las manos en las caderas, haciendo que Caleb me recorriera completita para luego apartar la mirada.
—Estuvieron fantásticos, sin dudas fue un partido emocionante. Gracias por invitarme.
—En realidad, fue un partido difícil. Pero logramos superar al rival —comento— me alegro que hayas disfrutado del partido —dijo mientras me arrebataba el celular de las manos y lo miraba.
¿Pero qué demonios le pasaba a este idiota?
—¿Qué diablos te pasa? —inquirí indignada— me devolverías mi celular ¿Por favor?
—No.
Eso hizo que frunciera el ceño, y me pusiera más cabreada.
—Que me lo des.
—Y yo te digo que no.
Quise quitárselo, pero él lo levantó hacia arriba. Impidiendo así a que yo pudiera quitarle. Salte varias veces para quitarle mi celular, pero era inútil, era alto, y yo parecía una idiota saltando, al final eso hizo que me enfadara aún más. No sabía si tenía que ponerme a llorar, reír, tirarme de los pelos, tirarme al suelo y hacer una escenita de niña de 5 años, eso sí sería épico o simplemente darle un puñetazo a este cabrón. Al final me tranquilice y conteniendo el enojo logre hablar.
—Caleb... Dame... El maldito, celular.
—¿Sabes? Me encanta verte enojada. Pero ¿Sabes lo que más odio?
—No, y no me interesa.
— Pues deberías... Detesto que hables con ese pendejo, cabrón... Más aun delante de mí —dijo con un tono molesto en su voz.
¿Estaba molesto? ¡Molesto! Caleb no tenía motivo para molestarse. Yo tenía o podía hablar con quien se me diera la gana.
—Sabes... Ya me tienes harta, te odio Caleb, te odio.
—Yo no diría eso Alina.
Si creía que no podía odiarlo, pues estaba muy equivocado.
—Mi celular, ¡Ahora!
—¿Ahora? ¿Para qué? ¿Para llamarlo? ¿Escribirle? —gruño mirándome serio y con el ceño fruncido.
—Eso, a ti no te importa. Además yo puedo hablar, chatear, tocar a quien se me dé la regalada gana.
Caleb me miro por unos segundos entrecerrando los ojos y haciendo un gesto con sus labios al igual que lo hacia Hwang Tae Kyung. Eso era épico, muy lindo de hecho. Al final me mostró una sonrisa coqueta y con satisfacción.
—¿Con quién te dé la gana? Sin dudas eres toda una fiera, que yo voy a domar. Y eso me encanta.
—Ojala, dejaras de decir puras tonterías Caleb. No soy ningún animal para que quieras domar. Idiota —le reproche, queriendo darle un golpe. Que no pude darle.
—Entendido, reconozco que me encanta las bromas, pero lo que acabo de decirte... No es ninguna clase de broma —revelo.
—Supongo que tener a tus amigos, Megan encima de ti. Crees que todo el mundo piensa que eres divertido, cuando en realidad no es así.
—Megan, eh. Pues no es muy rescatada —respondió.
Su respuesta hizo que sonriera, era un capullo increíble.
—Megan no sabe la definición de la palabra rescato. Eso sí, en cuanto a la palabra vulgar, creo que tiene una idea bastante clara de lo que significa —declare.
Creo que ya era demasiado tarde para retractarse de lo que había dicho de Megan. Igual no sabía por qué demonios estaba ella en nuestra conversación.
—Megan no es tan mala. Simplemente va por lo que quiere —contesto.
Haciendo que me irritara y mostrara una mueca. Caleb no pudo contener la sonrisa y eso me enfado un poco más.
—Tienes mal gusto en cuestión de mujeres, Caleb Hamilton —replique.
—Y supongo que Benjamín tiene un gusto increíble —pregunto acercándose a mí.
Fruncí el ceño mientras me mordisqueaba el labio. ¿Cómo diablos habíamos terminado hablando de esta mierda?
—No lo sé, igual debería encontrar alguien mejor.
—¿Tú crees? —dijo sonando indiferente.
Le eche una mirada rápida y sonriendo con un poco de tristeza, el sol brillaba junto a su espalda otorgando un suave resplandor a sus rizos rubios. Haciendo que pareciera ser intocable y perfecto.
—Creo que te estas quitando méritos, Santander te elegiría sin dudarlo.
Suspirando mire el cielo azul. Al igual que sus ojos. No quería que dijera que Benja me elegiría, quería que él me eligiera. Reí por las tonterías que pensaba.
—¿Cómo lo sabes? —pregunte.
—Cualquiera sabría la respuesta, Alina.
—¿Por qué?
—Por qué me gustaría saber porque coño hablas con el ¿Te interesa? Me gustaría saber, que la chica que empiezo a conocer tiene defectos.
—No pienso admitir mis defectos ante ti. Teniendo en cuenta que la mayor parte del tiempo son pensamientos y nunca he actuado de acuerdo a ellos.
—No te estoy pidiendo tus secretos más oscuros nena. Solo quiero saber que podrías tener tú de malo como para que Benjamín no se fijase en ti.
¿Qué? Ya estaba sonrojada. Pero eso no me impidió a mirarlo fijamente. No se lo iba a contar. Ya que no me importaba que benjamín estuviera interesado en mí.
—¿Eso crees? —dije tan bajito, haciendo que Caleb me mirara— soy como toda adolescente, que desea hacer todas las locuras, romper una que otra regla. Pero que a la vez no se atreve, tal vez sea miedo o simplemente es por la forma en la que me educaron. ¡Ahora, ya sabes mis secretos más oscuros!
—Sí, ahora soy cómplice de tus secretos.
—Ahora, quiero mi celular.
—¿Y donde lo quieres?
Otra vez con sus bromas.
—¿Qué?
Tomando mi mano lentamente la coloco sobre su abdomen, él estaba sin camiseta por lo que pude sentir su cálida piel. Él me miró fijamente y fue bajando su mirada hacia mis labios, mis pechos y su abdomen. Mientras con unos de mis dedos recorría su piel, hasta llegar a su ombligo.
—¿Aquí lo quieres? —pregunto. Mientras me ponía contra la pared, su rostro, su cuerpo, estaban tan cerca de mí. Que incluso podía sentir su entrepierna.
De pronto mi respiración empezó a estar entrecortada, haciendo que un cotilleo recorriera todo mi cuerpo. Como si deseara que él me tocara cada una de esas partes. Caleb quito suavemente mi cabello para dejar mi oreja al descubierto. Mientras que con una de sus manos recorría mi entumecida piel, hasta llegar a mi cintura, para susurrarme al oído.
—¿Por qué eras tan condenadamente salvaje e inocente a la vez? Sobre todo una chica irresistible.
Comencé a reír ¿En verdad Caleb había dicho eso? No sé si él tenía razón, pero sonaba un poco gracioso y a la vez excitante. Estábamos en nuestra burbuja, ya que aún había gente alrededor de nosotros que tal vez estuvieran mirando tal escena. Dios, todo esto era una locura, una locura extremadamente sexy, él me miraba impresionado, sin tomar en cuenta que estábamos en un estadio de fútbol, demostrando algo que no había, no existía o simplemente no queríamos admitir que nos gustábamos.
Multimedia: Algo así quise narrar el último gol de los BUCKER. (del partido que ganó mi equipo favorito, River Plate.)
https://youtu.be/pLlz4h5WRq0
Gracias, espero que hayan disfrutado de este capitulo. agradecería que votaran y comentaran que les pareció. gracias nuevamente. por favor se cuidan los quiero.
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