Capitulo 23

Si, definitivamente esto parecía una escena de una novela cliché, pero me encantaba vivirla. Sentir su lengua contra la mía, su pecho presionado al mío, sus manos sosteniéndome como si estuviera tan hambrientas como las mías, me pregunté si este era uno de esos momentos en que la gente recordaba en sus días más oscuros y sonreían. Yo llevaría este recuerdo hasta el día en que muriera a pesar que antes de este beso, él se había portado como un patán, no me importaba, ya que recordaría lo bueno de todo esto. Poco a poco mis manos se deslizaron por debajo de su camiseta, rodando por su estómago hasta donde no había lugar donde ir, sino hasta abajo.

—Alina —respiró cuando mis dedos se posaron sobre su cinturón—. Detente.

Sus manos sostuvieron mis caderas, pero su boca se apoderó de la mía otra vez.

—Me detendré cuando tú lo hagas —murmuré.

—¡Mierda! —suspiró apartándome con sus manos, pero volviéndome a dar la bienvenida con su boca.

—¡Vaya! ¿Mira a quién tenemos aquí? —gritó una voz de pronto desde el otro lado.

—¿Qué? —murmuré pasando mis manos por mi cabello desordenado debido a los besos.

—Tranquila, yo me encargo —dijo parándose frente a mi— solo son unos idiotas.

—¿Por qué debería tranquilizarme? Es obvio que estoy tranquila.

No sabía porque decía eso, no estaba intimidada, bueno si estaba asustada, pero no iba a demostrarlo y ¿Quiénes demonios eran?

—Alina.

—¿Quiénes son? ¿Los conoces? —pregunté, cuando unas figuras oscuras se acercaban hacia nosotros.

Girándose hacía mí, sus ojos se veían tan perturbados que no podía adivinar por la situación en la que nos encontrábamos.

—No me hagas preguntas Alina. Solo quédate callada. O mejor vuelve con los chicos  —dijo tomando mis hombros girándome y empujándome suavemente en dirección por donde habíamos venido.

Sabía que tenía un mal genio, lo cual no era bueno sacarlo ahora, no pensaba hacerle caso ¿En que demonios estaba metido? Girándome de nuevo, le lance una mala mirada.

—¡No vuelvas a darme órdenes! —grité.

La expresión de Caleb se suavizó antes de volverse desesperada.

—Por favor Alina, solo hazme caso.

¿Caleb estaba suplicando? ¿Estaba asustado? ¿El gran Caleb? Lo cual hacia que me sintiera fatal por gritarle, dándome cuenta que las cuatros figuras se habían  acercado.

—¿Cómo has estado C? —dijo uno acercándose donde le daba la luz. No era tan alto como Caleb, pero si más robusto. Me miraba de arriba abajo como si me desnudara al mismo tiempo— creo que conseguiste un pedazo de carne exquisita  ¿No piensas compartir amigo?

—¿Qué? ¿Son amigos? —murmuré permitiendo que Caleb se colocara frente a mi.

—Literal, cariño —respondió el chico— se supone que los amigos lo comparten todo.
Agradecía a Caleb de taparme, ya que sino estuviera violada con los ojos de ese chico.

—Logan —dijo Caleb con tono calmado, pero mortal—. Lárgate de aquí antes que te obligue.

Logan se rió.

—Dudo que puedas hacerlo con todos nosotros, ¿Hoy no están contigo los otros dos perdedores? —habló mientras los otros chicos se acercaban a Logan— si no recuerdo bien, tienes una carrera y golpeado no creo que logres vencer a tu oponente.

¡Rayos! Una situación como esta debería aterrorizarme, pero no lo hacía ya sea por la forma en que Caleb apretaba los puños o la furia que desprendía de él. Y la carrera, ¿Cómo pudimos haberla olvidado?

—No creo que puedas lograr nada —sentenció Caleb con la mandíbula tensa— ¿Quién será el primero en venir? —preguntó llamando a los chicos con su dedo.

¿Estaba demente? Estos chicos parecían peligrosos y él los llamaba a venir hacia nosotros. Genial, ahora si estábamos en problema, ya que estábamos solos, eran cuatro contra uno por que yo no era de mucha ayuda. Lo sorprendente fue que ninguno de ellos se acerco.

—Por hoy te dejaremos C —dijo Logan al final— dejaremos que termines con lo que viniste a hacer. Pero será la última.

—Eso es una amenaza vaga, pero no te salvaras de la golpiza que te daré la próxima vez Logan.

—Como siempre C, será un gran placer— comunicó Logan, siguiendo a los otros chicos que estaban en marcha hacía la multitud de gente al otro lado del callejón— Y… un consejo para ti cariño —aclaró mirándome con una sonrisa asquerosa—. Evita venir a un lugar como este y… Asegúrate de que C use condón, no quieres contagiarte de algo.

El cuerpo de Caleb se inclinó hacia adelante, se notaba que quería darles una paliza a esos chicos, pero se relajó. Ese tipo era molesto y merecía que lo golpearan  pero Caleb no hizo nada, si quisiera y no dudaba de ello, él podría acabar con los cuatro y en lugar de eso decidió quedarse conmigo ya sea por protegerme o para seguir molestándome.

  —¡Oye idiota! —grité a Logan que se alejaba con sus secuaces haciendo que se volviera. No sé por qué estaba actuando de esta manera, pero estaba molesta con ellos por haber interrumpido algo que estaba realmente disfrutando. Así que les mostré el dedo del medio gritándole— ¡Todos ustedes, pueden irse a la mierda!

—¿Que carajos estás haciendo Alina? —siseo Caleb, volviéndome a colocar detrás suyo.

—Nada de lo que me gustaría hacerle a esos idiotas  —admití mientras los otros chicos se reían a carcajadas.

—Mira, me gusta tu acritud de chica valiente o ruda que no acepta mierda de nadie, enserio —aclaró Caleb girándose para mirarme—. Pero no deberías insultar o meterte con gente como esta.

—¿Gente como esta? Y ¿Por qué tú si puedes y yo no? —pregunté un poco molesta. Haciendo que Caleb suspirara— y ¿de dónde conoces a esos tipos?

—De este lugar, ya sabes —respondió cerrando los ojos.

—¿Por qué quieren hacerte daño?

—Haces muchas preguntas Alina.

—Solo estaba preguntándote que por que desearían hacerte daño, nada más.

Abriendo sus ojos Caleb busco mi mano.

—Tal vez por que soy bueno en lo que hago y la verdad no me interesa lo que quieran hacerme.

—Entonces que se jodan y vayan a molestar a otro lado —dije—. Debí haberlos insultado más, se ven que solo ladran para asustar.

—No —espetó— Alina, por favor. Estos chicos son peligrosos, cuando menos te lo imaginas te atacan.

Caleb tomó mi brazo, me apretó contra sí y mirándome dijo.

—No quiero que te metas con ellos o con alguna de estas personas, porque son peligrosas.

Eso me hizo rodar los ojos. Caleb estaba exagerando. Tal vez esta gente era peligrosa pero ¿Quién decía que volvería a este lugar? 

—¡Mierda, Alina! —dijo Caleb cruzando los brazos detrás de su cuello y girándose hacia donde estaba la multitud de personas  inmersa en sus propias conversaciones— no debí de haberte traído a este lugar, ahora podrías estar metida hasta la mierda de problemas.

¿Ahora se arrepentía de haberme traído aquí? Pues desafortunadamente ya era muy tarde para lamentarse. Ya que ahora podría estar en grandes problemas.

—Caleb —dije enganchando mi dedo en su cinturón. Girándose me miró con ojos cansados.

—¿Sí?

—Tranquilo, no pasará nada —le aseguré— además, me trajiste aquí para que me divirtiera y te lo agradezco, de verdad. No hare nada que nos haga poner en peligro ni a ti, ni a mí. Está bien.

Caleb me miró y luego suspiró.

—Fui un idiota contigo hoy —aclaró— y me disculpo. Aunque si fuera tú, me mandaría a la mierda.

Eso hizo que riera.

—Es cierto, te portaste como un patán. Y debería mandarte a la mierda. Pero yo también me comporte como una niña tonta — dije— así que acepto tus disculpas.

—Eres una chica increíble, Alina.

Me mordí los labios antes sus palabras. A veces no lo entendía, pero me gustaba cada una de sus facetas, se que suena loco, pero me gustaba tal como era.

—Tú también Caleb.

Me miró con esa mirada profunda que me hacia dar  ganas de abrazarlo y besarlo. Pero no podía hacer ninguna de las dos cosas, así que seguí actuando como si nada hubiera pasado, como si nunca me hubiera besado y que no sentía nada. Mientras estábamos en nuestro duelo de mirada, empezó a sonar el celular de Caleb haciéndonos saltar a los dos, lo cual viendo nuestras caras nos pusimos a reír a carcajadas por lo cómico de la situación. Hasta que nos calmamos decidió contestar el celular.

—Cam ¿Qué pasó? —preguntó.

No se que le decía su amigo a Caleb, que empezó a maldecir.

—En unos minutos estaremos ahí… Por favor Cam, solo. Cállate y espérame.

Dicho eso Caleb colgó y me miró un poco ansioso.

—¿Paso algo? —pregunté.

—Me olvide por completo de la carrera  —respondió— así que… Tenemos menos de cinco minutos para llegar donde se encuentran Cam y Colín.

La carrera ¿Cómo demonios lo habíamos olvidado? También con cada cosa que había sucedido en la última media hora.

—¡Caleb! ¿Cómo pudimos olvidarla? Deberíamos darnos prisa.

—Claro, vamos.

Con eso, Caleb agarró mi mano y nos abrimos camino hacia donde se encontraban sus amigos. Se veían que estaban en medio de apuestas con otros tipos, Dios, solo esperaba que a Caleb le fuera bien. Además esta seria la primera vez que presenciaría una carrera y a Caleb competir en ella, así que desde adentro le hacia barra para que ganara.

—¿Cómo van las apuestas? —preguntó Caleb a sus amigos al llegar donde se encontraban.

Dándose vuelta los dos amigos de Caleb nos miraron pero fue Cam quien nos miró a ambos y luego a nuestras manos frunciendo el ceño y poniendo los ojos en blanco.

—¿Qué puedo decir? —Dijo con gesto aburrido— las apuestas están parejas.

—¿Parejas? No entiendo.

—¿Quién iba a pensar que justo hoy competirías con el idiota de Benjamín?  —habló Colín sonriendo.

¿Qué acababa de decir? ¿Era enserio? No sabía que Benjamín también corría aparte de jugar al fútbol. A veces creía que estos chicos eran parecidos y a la vez diferentes.

—¿Estas de broma? ¿Correré con ese idiota? —Volvió a preguntar Caleb— ¡Mierda! Creo que esta noche esta de puras casualidades ¿No es así Alina? —indagó Caleb mirándome sonriendo.

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