Capitulo 21

Me había quedado en la puerta de mi casa maldiciendo mentalmente aunque también deseaba maldecir en voz alta y hacer una pataleta estilo niña de cinco años. Pero intentaba parecer y estar serena mientras forzaba una sonrisa a Caleb diciendo adiós con la mano cuando él se iba diciéndome adiós a carcajadas ¡Como odiaba este momento! Cerré la puerta de un golpe toda rendida, furiosa y avergonzada dándome la vuelta para ir a la sala a recoger mis cosas e irme a mi habitación. Cuando Lucinda me dio un susto de muerte estando parada en las escaleras con las cejas levantadas.

—¿Ya se fue? —preguntó.

—Sí, acaba de irse ¿Por qué?

Me miraba levantando las comisuras de sus labios como si fuera algo divertido, solo fruncí el ceño y pase hacía la sala por mis cosas en el proceso Lucinda me agarró del brazo haciéndome girar de golpe.

—¿Cómo te atreviste a traerlo a casa? ¿Y por qué estaba casi desnudo?

A ella que le importaba esas cosas, me hice soltar de su agarre y seguí caminando hacia la sala.

—¡Estoy hablándote! —gritó.

—No es asunto tuyo Lucinda —respondí—. Así que no te metas donde no te importa.
Suspiré y guardé mi computadora en su portador y estaba por agarrar el libro cuando otra vez sentí su mano en mi brazo ¿Pero cuál demonios era su problema?

—¿Qué te pasa? Me haces daño  —dije quejándome un poco.

—¿Daño? Por favor Alina, eres tú quien esta haciendo daño a una pobre chica que anda preocupada —mascullo.

Puse los ojos en blanco dándome cuenta de quien se trataba la conversación. Volviéndome hacer soltar el brazo crucé la sala subiendo las escaleras no haciendo caso a mi hermana, no era quien para darle explicaciones. Subía las escaleras cuando Lucy subió de dos en dos pasándome y parándose enfrente de mí, definitivamente estaba con ganas de molestar y eso realmente estaba cabreándome.

—Le diré a mamá —amenazó.

—Haz lo que quieras —contesté— ahora si me permites, tengo cosas que hacer.

—¡Eres una ZORRA! —volvió a gritarme.

—Y tú una amargada.

Con eso subí las escaleras y me fui a mi habitación cerrando la puerta con seguro porque no quería seguir insultando a mi hermana. Así que ordené mis cosas y me acosté en la cama, una cosa tenía clara… No iba a caer en las redes de Caleb, no se la pondría fácil aunque me moría de ganas de estar con él, tenía dignidad y una chica debía darse a respetar así este babeando e interesada al 100 por ciento de ese chico.
Afortunadamente estos dos días estuve muy ocupada haciendo deberes, yendo al médico para tener un nuevo Plan de Tratamiento así que no tuve tiempo para seguir peleando con Lucinda, hablar con él, solo lo había visto un par de veces con sus amigos pero no me había mirado, ni hablado ¿Eso era raro? Pues no. A veces no lo entendía pero que más podía hacer, ahora estaba aquí maldiciéndome  en haber aceptado de venir a su casa mientras conducía un Sábado por la tarde, con solo recordar el Miércoles pasado cuando Caleb se había enterado de mi ataque, cuando se había burlado de mí, de la cita que no era una cita, tenia toda la intensión de mandarlo a la mierda y que me dejara en paz y se largara de mi casa, pero era imposible hacerlo cuando se te ponía  delante de ti y caías como un costal de papa en sus manos nuevamente. Bien, ahora estaba divagando no queriendo enfrentarme a mi cruda y triste verdad.

Cuando se trataba de Caleb mis sentidos común se reducía a cero, al ver esos ojos azules el deseo, me daba una esperanza en hacer que se fijara en mi, que deseara estar conmigo, esperanza de que por fin sea él chico indicado para poder formar o hacer una  historia que durara por siempre, aunque en este siglo eso no existía eran muy pocas las personas que sentían amor de verdad o tan profundo por alguien, todos lo tomaban  a chiste, juego, solo esperaba que esto no fuera uno mas de todos. Demonios, me resultaba vergonzoso lo colada, obsesionada que estaba por ese chico y es que aún me acordaba como estaba comprobando mi vestuario en casa, la cual había perdido la cuenta  de cuantas veces estaba parada frente al espejo, había bajado al lago ya que mi madre y hermana se encontraban nadando un poco. Mi madre estaba descansando mientras leía una revista de ropa y Lucy estaba nadando, mi madre dejando a un lado su revista me miró un poco ceñuda y desconfiada.

—Alina… No vayas a llegar tarde.

—Mamá, sabes que estoy yendo a hacer deberes… Llegaré a casa cuando haya terminado.

—Ya haz escuchado lo que te dije —sentenció— si tienes que dejar de hacer la tarea para llegar a casa temprano, pues dejas de hacer ¿Qué dirán los padres del chico si te quedas hasta muy tarde?

—Me voy —dije sin más yendo hacía la casa para sacar mis cosas antes de que mi madre siguiera sermoneándome como si estuviera por ir a hacer cosas malas, aunque teniendo a Caleb frente mío, ver sus gestos, su sonrisa, sus ojos, tener esas ganas de besar sus labios, de abrazarlo fuerte y decirle lo que sentía, que juntos todo estaría bien, que podía confiar en mí y que pasara lo que pasara no lo dejaría solo, porque lo quería, porque se estaba metiendo bajo mi piel, porque me hacía sentir bien, porque cuando lo tenia cerca me sentía feliz y lo que empezaba a sentir por él era lo más sincero que había sentido en toda mi vida. Pero definitivamente eso no se lo diría jamás, era hora que dejara de pensar tonterías y enfocarme en lo que iba a hacer.

Aparqué mi coche detrás de un Mercedes rojo imaginándome que era de Caleb y al lado había una Ford F-150 Raptor gris, dejando el motor en marcha seguía preguntándome ¿Qué haría mamá si supiera que tenía estos pensamientos raros hacía mi compañerito? Me gustaría decir que ella estaría encantada, pero a veces sentía que no conocía realmente a mi madre ya que algunas veces te decía que tenías que tener el control y más a tomar el control de tú vida. Solo sabía que había salido con varios chicos pero ninguno de ellos me hacia sentir cachonda y llena de deseo como Caleb lo hacia, bastaba una mirada con esos ojos azules para empezara a perder el control.

Y ahora estaba afuera la casa de Caleb sorprendida ya que en el día se la veía mucho mejor y es que era una casa muy grande y lujosa rodeada de un hermoso jardín grande con unas vistas increíbles a los picos de las montañas, lo que era raro de verla ya que se ensanchaba hacia la calle definiendo un espacio de entrada, mientras que la terraza conectaba con el jardín, era de dos pisos, la primera planta estaba escondida en la pendiente la cual el piso principal estaba sobre el suelo hacia la calle y en el suelo hacia el jardín me imaginaba para la privacidad que querían tener ellos por último había una escalera que conectaba a la entrada y más allá había un porche. Así que deje a un lado lo maravillada que estaba por su casota y me obligué a salir de mi jeep dirigiéndome a la puerta. Cuando estaba por tocar la puerta escuché una canción que sonaba de Imagine Dragón pero no podía  identificar el nombre, dentro mío pedía que cuando tocara el timbre nadie saliera a atender así podría irme, pero eso sería poco profesional. Con tantas flojera toqué el timbre y pasando un minutos o talvez dos se oyeron unos pasos detrás de la puerta a continuación abriéndose encontrándome con un chico rubio, alto con el cabello en punta sacado de una revista y es nada más ni nada menos que uno de los amigos de Caleb, Cam creo que era su nombre.

—Eh… ¡Hola! —dijo arrastrando las palabras mientras me miraba de arriba hacía abajo con una sonrisa que deseaba borrar con un puñetazo— vaya, creo que se me adelantó mi regalo de cumpleaños ¡Qué suerte tengo che!

¿Qué estaba haciendo este chico aquí? Era obvio que estuviera aquí, Caleb vivía aquí y de seguro él lo había invitado, pero ¿Para qué? Sin embargo era desagradable, agarrando fuerte la correa de mi mochila me preguntaba si podía volver a mi jeep antes de que él idiota de mi compañerito supiera que estaba aquí, pero mi plan de huida se frustró cuando Caleb apareció por la puerta. Estaba descalzo, vestido con unos vaqueros y una camiseta gris; con el cabello húmedo me imaginaba que recién había salido de la ducha.

—Ey, Fiera salvaje —dijo levantando las cejas —llegas tarde.

¡Idiota! ¿Qué no se acordaba que odiaba que me dijera así? Además aun era temprano.

—Aun no son las tres —dije mirándolo con los labios fruncidos al rubio que estaba parado a su lado— y tú ¿Creías realmente que era una prostituta? Por que si es así me sentiría realmente insultada.

—Cam, ¿Enserio pensaste que era una prostituta? —Caleb se giró para mirar a su amigo por una explicación— sabes muy bien que es nuestra compañera, mejor dicho mi compañera, hermano ten un poco más de respeto ¿A dónde fue tú educación?

Su amigo se echó a reír.

—No creí que fuera una puta, más bien pensé que era una bailarina de la noche —contestó Cam riéndose como si eso arreglara, ya que primero me había catalogado como una prostituta y ahora como una stripper ¿Qué le pasaba a este idiota?— Joder, solo mírala como esta vestida, ¡Por Dios!

Miré a Caleb levantando las cejas para que parara a su amigo,  para que dejara de seguir diciendo tonterías. Además no tenia nada a una Stripper ya que solo estaba vestida con un vestido negro, con bucaneras negras, botas negras sin tacones y encima un suéter largo verde oscuro, ósea nada de nada provocativa.

—Por cierto hermano quiero una Stripper para mi cumpleaños —anunció Cam— Sí, acabo de decidirlo viéndola a ella, así que ya sabes.

—Haré un par de llamadas —prometió Caleb.

¿Qué? ¿Era en serio? ¿Podían hacer eso? ¿Si aun eran menores de edad?  Su amigo sonrió alejándose yendo a Dios sabe donde.

—No voy a regalarle lo que me acaba de pedir  —confesó Caleb— lo que sí tengo en mente es regalarle otra cosa que le gustará mucho más que una Stripper.

Solté una leve risita haciendo que Caleb me mirara sorprendido.

  —¿Qué?

—Joder ¿Te has reído? No creí que pudieras hacerlo ¿Podrías hacerlo otra vez y me lo dejas grabarlo?

—No soy un robot ¿Sabes? Paro riéndome a cada momento —dije haciendo una pausa— sobre todo de ti y tus tonterías.

Caleb hizo un gesto de dolor e hizo como si le hubieran disparado en el pecho.

—Eres una diabla malvada cuando te lo propones ¿Sabes?

Resoplé negando con la cabeza entrando y cerrando la puerta detrás de los dos.

—Vamos a mi habitación —sentenció.

¿Qué acababa de decir? ¿Haríamos la tarea en su habitación? Un sueño húmedo hecho realidad, no, no ahora me estaba preocupando estar a solas con él… Y ¿Si pasaba algo? No, claro que no, hoy vine para hacer una cosa y tenia que cumplir esa meta… Sí la tarea obviamente.

—Oye, Cal ¿Es Alina? —gritó una voz masculina cuando estábamos pasando por el salón—. Oye Alina ¡Ven aquí! Quiero hablar contigo seriamente.

Miré a Caleb alarmada pero él idiota estaba sonriendo guiándome hacia las puertas corredizas de vidrios a ambos lados de la habitación donde estaba la sala y más allá estaba una piscina que por el otro lado daba al patio rodeado por un muro de piedra. En el salón había un chico de cabello oscuro con unos despiertos ojos color marrón, era tan guapo como Caleb, Cam y por la forma que empezó a levantarse, caminar hacia donde estaba, él chico era consiente de su atractivo, lo que no llegaba a entender ¿Por qué tenían que ser tan presumidos?

—Escucha bien —anunció Colín con voz severa—. Mi chico necesita un diez en ese proyecto, será mejor que consigas que lo tenga.

Abrí la boca sorprendida por escuchar todas las idioteces que me estaba diciendo.

—¿O sino que? Si no sabias yo también necesito obtener diez puntos.

—¿O qué? —se burló— pues yo me enfadaré mucho, mucho —me miró divertido y sensual haciendo un barrido lento por mi cuerpo ¡Mierda! Odiaba que hicieran eso los chicos ¿Qué no podían mirar otra cosa?— Y tú no quieres que yo me enfade ¿Verdad, chica lista?

Ahora Caleb resopló.

—Colín… No pierdas el tiempo, esta chica es inmune a los coqueteos, créeme lo e intentado —dijo girándose hacia mi—. Este es Colín lo conociste la vez pasada en la fiesta, Colín, Fiera salvaje.

Este idiota.

—Alina —corregí.

—No… Me gusta más Fiera salvaje.

—Ya haz conocido a Cam en el salón —añadió Caleb señalando al chico que estaba sentado en el sofá. Me preguntaba ¿Qué habrán echo sus padres para tener hijos tan guapos? Definitivamente tenia que tener la receta para cuando decida ser madre. Ja.

—¡Hola belleza! —dijo Cam en voz alta.

Ahogué un suspiro, suponía que ahora era belleza, Fiera salvaje ¿Qué más me dirían? Claro, minutos antes pensaron que era un Stripper, de ellos podía esperar cualquier cosa. Sorpresa, sorpresa me daba cuenta que tanto Caleb como sus compinches eran unos idiotas y yo estaba metida aquí solo esperaba que no me volviera igual que ellos.

—Bueno ¿Vamos? —dijo Caleb— hasta más tarde chicos voy a terminar con esta mierda de tarea.

Siguiendo a Caleb por las escaleras que daban al segundo piso, su habitación estaba al fondo del pasillo y por el tamaño parecía que ocupaba casi toda la parte del segundo piso,  llegando a su habitación él entro y yo me quedé parada en la puerta toda indecisa de si entrar o salir corriendo rumbo a casa.

—¿No sería mejor hacer la tarea abajo?  —pregunté.

—Mmm… Creo que aquí tendremos más privacidad —contestó con una sonrisa— ¡Vamos Alina! Solo entra, no voy a hacerte nada.

¿Seguro? Pues a mí sí me hubiera gustado que me hiciera muchas cosas.

—¿Te importaría si uso el baño? —pregunté con torpeza queriendo cambiar de tema.
Caleb se tiró en la cama gigante de hecho e inclinándose hacia atrás sobre sus codos.

—Claro, adelante, me quedaré aquí esperando.

Apreté los dientes.

—Solo ve sacando las cosas para hacer lo de Filosofía.

—Eso no es divertido.

—Nada de esto es divertido.

Sin lugar a dudas estaba sorprendida por lo limpio que estaba su habitación y que decir del cuarto de baño que estaba mucho más limpio de lo que esperaba, había un débil olor a su shampoo o jabón no podía saber pero olía de maravilla, olía a Caleb. Así que hice la pis y al final me hice una coleta, cuando salí Caleb seguía en la cama con el celular y ni siquiera levantó la vista cuando empecé a sacar mis cosas y las ponía a la cama.

—¿Estas listo para esta mierda? —dije con sarcasmo lo mismo que él había dicho minutos antes a sus amigos.

Caleb habló en tono distraído.

—Sí, ¿Me das un segundo? —masculló mientras escribía y luego tiraba el celular sobre el colchón —lo siento ahora sí tienes mi atención.

Lo miré a él, luego la cama, a continuación su escritorio que estaba cerca la ventana enorme de vidrio con solo una silla enterrada bajo la mesa, la opción eran los sofás que estaban al otro lado de la habitación o el suelo que también era otra opción, aunque era de madera y parecía incómodo. La cama, no había otra opción, de mala gana me senté en él colchón doblando las piernas.

—Bueno, deberíamos juntar la investigación primero, luego nos aseguraremos de revisar los puntos importantes y después empezaremos a aplicar las teorías de cada filósofo —dije.

—Sí, suena perfecto.

—Empezaremos con los antiguos, luego con lo de la edad moderna ya que sus éticas son más sencillas.

Saqué mi laptop encendiéndola y abriendo mi libro que la maestra nos había dado, en la investigación busqué todo el material de los filósofos  que había hecho en estos días ya resumidos y bien revisados. Caleb se echó bien en la cama deslizando su enorme cuerpazo, digo, cuerpo en el cabecero de la cama dejando escapar un largo suspiro que me hizo perder la paciencia haciendo que pusiera la computadora en su regazo.

—Lee —ordené.

—¿Todo?

—Sí, y en vos alta ¡Por favor!

—¿En voz alta?

—Exacto… Y cuando hayas terminado quiero que me expliques lo que has leído ¿Podrás hacerlo?

Me miró entrecerrando los ojos y luego comenzó a hacer muecas.

—Quizás… Este no sea un buen momento para decírtelo pero… ¡No aprendí a leer!

Me le quedé mirando con la boca abierta, sí, abierta ¿Era enserio?  ¡Mierda! Cómo un chico como él no sabía leer, la verdad esto era cómico y triste a la vez teniendo en cuenta que sus padres eran tan poderosos y que no hayan enseñado a leer a su hijo si que era muy feo. Estaba por decirle algo cuando se echó a reír a carcajadas.

—¿En serio te lo creíste? —preguntó, ahora frunciendo el ceño ¿En serio te haz creído que no sabia leer? ¡Joder Alina!

Le sonreí dulcemente.

—De ti no me sorprendería nada.

Y vaya que me dejó sorprendida ya que empezó a leer todo el contenido en tono suave y vocalizado, luego terminando de leer empezó a resumir los pensamientos de cada uno de los filósofos casi palabra por palabra.

—Guau, si que tienes buena memoria —lo felicité.

—Así es, soy bueno en todo incluso con los datos —dijo encogiéndose de hombros— lo malo es que no sé como explicaría y aplicaría  todas estas teorías en la vida real.

Di un suspiro frustrado ya que ni yo misma se muy bien donde, como ni cuando se aplica estas teoría como deseaba la maestra.

—¿Sabes lo que pienso? ¡Cómo diablos vamos a aplicarla! Si ni ellos mismos la aplicaron ya que se murieron y llevan muertos ¿Cuantos años? Muchos. —Dijo gruñendo— esto si que es un dolor en el trasero ¿Cómo diferencias cada teoría? Esto definitivamente es una ¡Mierda!

Mientras Caleb se quejaba su celular empezó a vibrar.

—Un segundo —dijo mientras miraba su celular frunciendo el ceño y escribiendo en el— perdona ¿En donde íbamos?

Así que los siguientes minutos no las pasamos revisando el documento, comentando cada pensamiento de cada filósofo, aunque estaba un poco cabreada ya que Caleb cada momento recibía y enviaba mensajes a ¡Dios sabe quien!
—¡Por el ángel! —exploté— ¿Podrías dejar ese celular un momento? O ¿Quieres que lo lance por la ventana?

Caleb me miró sorprendido.

—Lo siento —contestó no sé por cuantas veces en toda la tarde— lo pondré en vibrador.

—Entonces ya sabemos quienes son los filósofos  y sus métodos de pensamie… —me detuve cuando su celular empezó a vibrar nuevamente— ¿Con quién estas mensajeando tanto?

—Con nadie.

Si, claro. Le quite el celular de las manos para luego dar en el icono de WhatsApp donde esta el nombre de un grupo muy ridículo, de hecho donde no hacia falta saber quienes estaban agregados ahí porque hablaban acerca de una chica que deseaba lamer por todas partes a Cam y meter su cosita a la boca.  Si que los chicos se creían hoy en día unos Dioses del Olimpo que tenían cuerpos estructurales, aunque Caleb, Cam y Colín si tenían esos cuerpos… ¡Mierda!

—¿Es enserio?

—¡Son los chicos quienes están hablando de Sexting!

—Si, bueno y tú solo lees nada más ¿no?

—Pero lee toda la conversación —insistió— les dije que estoy ocupado, que si quieren que vayan yendo ya luego yo los alcanzaré.

Hice lo que me pedía leyendo la conversación y mientras estaba en el proceso Caleb me intentó quitar el celular porque estaba yendo demasiado lejos ¿Quién era yo para leer mensajes privados? Además el celular era personal y no tenía ningún derecho a revisarlo así fuera o no su enamorada porque hacer algo así. Tenía que admitir que decía la verdad ya que la mayor parte había respondido que estaba ocupado, haciendo la tarea, dejen de molestar, más tarde se verían. Así que antes que me quitara el celular decidí responder yo comenzando a escribir cuando Caleb intentó quitarme el celular nuevamente pero era demasiado tarde porque le había dado enviar.

—Listo —anuncié— espero que no molesten ahora.

—¡Nina, no! Juro por Dios que sí escribiste… —se calló mientras leía lo que había mandado.

Podrían dejar de perjudicar y entretener a Caleb por favor. Terminaremos en media hora, quizás menos, hasta entonces pueden disponer de su tiempo sin molestar o mantener las ganas de mandar mensajitos a su amigo.

Caleb leyó lo que había escrito mirándome a los ojos y luego riéndose tan fuerte que no pude evitar sonreír con él.

—Eso si que fue directo y claro —dijo riéndose de nuevo.

—¿Qué más podía hacer?

—Tienes razón.

—Esperemos que eso silencie a tus vagos amigos por un rato.

—No son vagos.

—¿No lo son? —solté con horror — son tal para cual.

—Oye, no sé que esperar ya de ti, primero era un idiota, luego un cretino y ahora un ¿Vago? ¿Es enserio?

—Lo siento, no quise ofenderte.

—No lo hiciste.

—Bien, será mejor si continuamos.

Más tarde le hice preguntas sobre los filósofos al igual que él a mí, empezamos a discutir, comentar sobre cuál de los filósofos tendrían razón o al menos se aplicaba más su teoría. Me alegré cuando Caleb contestó a todo correctamente incluso las preguntas trampas, aunque de mi no podía decir lo mismo. Bien, igual Caleb Hamilton no era tan tonto como pensaba. Cuando al fin habíamos terminado estaba convencida que no solo habíamos  avanzado en la información sino que aparte de eso Caleb se había memorizado y aprendido lo investigado y todo parecía que los pensamientos de los filósofos le habían gustado ya que me lo repetía una y otra vez.

—Bueno, ahora sí, tengo que irme —dije sorprendida al ver la hora.

—¿Mañana continuamos? —preguntó suspirando.

—No lo sé. Mañana es domingo.

—¿Cómo que no sabes? ¿Quién sabe entonces?

—Pero mañana es domingo.

Caleb asintió pensativo.

—Tienes razón, mañana es domingo. Entonces el lunes, ¿Después de clases? No vemos
—Claro, me parece bien —dije mientras intentaba apagar mi computadora y metía mis libros, apuntes en la mochila. Luego fui al cuarto de baño para hacer pis antes de volver a casa, cuando salí vi a Caleb con mi laptop en su mano.

—¿La has vuelto a encender? —exclamé— ¿Por qué? O ¿Para qué?

—Como aún no se había apagado —protestó— además tenia curiosidad por ver que había en tu ordenador —dijo mientras sus ojos azules seguían pegados a la pantalla mientras empezaba a reírse y a leer en voz alta los nombres de los cantantes que tenía en mi reproductora.

Bts, Adele, Sebastián Yatra, Imagine Dragons, Halsey, Ariana Grande, Monsta X,  Queen. Vaya, ¿En serio te gusta su música? —Caleb sonrió y movió la cabeza— oye ¿Quiénes son Bts?

—¡Que te importa! —dije con sarcasmo— ¿No los conoces? ¿No escuchaste su música?

—Es por ello que te preguntaba de quienes eran ellos.

—Es una pena que no sepas quienes son.
—Pues estoy perdiendo el respeto por ti —dijo entrecerrando los ojos— y la verdad nunca escuche su música y menos que hayan hablado de ellos ¿Son un grupo?

—Deberías escucharlos y si, son un grupo coreano de Kpop.

—Mmm… No lo sé, talvez voy a escucharlos para poder dar una opinión —contestó— ¿Y que es el Kpop? Sabes, mejor te haré una playlist para que escuches música de verdad, música de la buena.

Lo miré poniendo los ojos en blanco y apretando los dientes le dije.

—Apaga mi computadora ¡Ahora!

—Que tal si te paso música de  The Rolling Stone, Aerosmiith, Nirvana, Jay 2 o Drake. Si no pueden ser de G- Eazy, Kendrick Lamar, Post Malón o un poco de música  Latinoamericana como de Paulo Londra, Ozuna, J Balvin o Annuel AA, Lenny Tavarez, Dalex o justin Quiles, Nicky Jam, etc.

—Mi computadora Caleb.

—Está bien, pero te lo puedes pensar que música quieres ¿Sí?

Doy grandes zancadas hasta que llegue donde el estaba sentado y le quite mi computadoras apagándola y guardándola en la mochila.

—Te veo mañana, buenas noches Caleb.
Salí de su habitación con ganas de gritar y tirarme de los pelos, no podía creer  que se hiciera la burla de mi música y aparte de todo quería pasarme otras músicas ¡Idiota! Cuando estaba bajando las escaleras Caleb me habló.

—¡Alina!

—¡Que quieres!

—¿Quieres ir a un lugar?

—¿Qué? —respondí deteniéndome en medio camino.

—¿Qué si quieres acompañarme a un lugar? —preguntó lentamente.

—¿Qué lugar?

—Si te lo digo no será sorpresa —aclaró— ¿Irás?

—No me gustan las sorpresas.

—A todos nos gustan las sorpresas y tú no creo que seas la excepción.

¿Dónde me llevaría? ¿Sería buena idea?  Quería decirle que no pero era imposible por la forma en que me estaba mirando.

—Está bien… Pero solo por una hora ya que no deseo llegar tarde a casa.

—No te preocupes, llegaras a casa temprano, sana y a salvo mi querida Cenicienta.

¿Se estaba burlando? Sin dudas era un completo idiota.

—Lo digo en serio.

—¿Me das unos minutos?

—¿Para qué? —pregunté en confusión.

—Deseo ir a vestirme bien —respondió mientras sus ojos recorrieron mi cuerpo. Caleb pasó las manos sobre su corto cabello y dejó salir un suspiro que sonó frustrado como divertido. — ¡Maldición! No me gustaría que fueras vestida así —murmuró.

No sabía si esto era un chiste o que, pero si hacía una broma por mi ropa una vez más le tiraría mi mochila, espera ¿Qué había dicho?
—¿Qué tiene mi ropa?

—Uh… Bueno, estaré listo en cinco —dijo sin responderme acerca de mi ropa volviendo a su habitación, eso no era lo que había esperado pero bueno, así que terminé de bajar las escaleras y me fui al salón a esperar a Caleb. Pasaron los minutos y Caleb bajó vestido con los mismos jeans ceñidos con una camiseta de The Rolling Stone con una chaqueta negra, era la primera vez desde que lo había conocido que tenía un aro de argolla en la oreja izquierda y tenia que admitir que estaba increíble, eso aumentaba su atractivo. Cuando mis ojos hicieron camino hasta su rostro me guiño y sonrió haciendo que le devolviera la sonrisa 

—Esta noche será fantástica y divertida —exclamó.

—¿Tú crees? —bromee.

—¡Claro! Ya lo veras ¿Vamos?

Lo seguí dirigiéndonos hacia la puerta, Caleb la abrió y retrocedió dándome paso a mí para que pudiera salir yo primero, y me sorprendía ya que se estaba comportando muy raro.

—¿Por qué no tomamos uno de mis autos mejor? Y tu Jeep lo dejamos, además estaremos más cómodos en uno de mis autos.
Eso hizo detenerme y lo miré en respuesta.

—¿Qué tiene mi Jeep?

—Nada, como decía… En uno de mis autos estaremos más cómodos —respondió— además es mejor llevar mi auto a donde estamos yendo.

Oh, oh, eso hizo que las alarmas volvieran a activarse ¿A dónde estábamos yendo? Caleb y su misterio me estaban asustando maravillando a la vez. Caleb sacó un pequeño control remoto y una de sus puertas de su garaje se abrió, ahí había un auto ¡Guau! Ese auto era increíble de color blanco con negro y unas líneas rojas, la verdad ni idea de que marca de carro era parecía de carrera y deportivo.

—¿Te gustó? —preguntó Caleb sonriéndome.

—¿Qué auto es?

—Es un MSO X.

Y sí, ahora entendía por que decía que íbamos a estar más cómodos en ese vehículo.

—¡Es impresionante! —respondí.

—¿Eso significa que podemos tomar este auto? —preguntó Caleb arqueando las cejas.

—Si, bueno, usaremos tu auto si tanto insistes
Caleb me lanzó una mirada arrogante y se dirigió hacia el garaje, lo seguí de cerca donde  abrió la puerta para mi ¿Enserio? Eso era dulce y romántico pero no quería confiarme más, tenia claro que solo éramos amigos, bueno conocidos y recién estábamos comenzando a conocernos, así que debía tener en cuenta eso y dejar a un lado la atracción que sentía por él.

—¿Abres las puertas para tus amigas? —le pregunté mirándolo, su sonrisa desapareció poniéndose serio.

—No —contestó dirigiéndose hacía la puerta del conductor.

Mierda ¿Por qué tenia que arruinar este momento? ¡Demonios! Si que era una completa idiota ¿Qué no deseaba que me tomara atención siempre? Y ahorra que lo hacia lo arruinaba, debería tener la boca cerrada o al menos  haber dicho gracias. Una vez que estuvimos en su auto Caleb arrancó y condujo sin decir ninguna palabra. Odiaba esta situación igual no era muy buena haciendo conversación.

—Lo siento, no quise ser grosera contigo.
Caleb dejó escapar un suspiro u sus hombros se relajaron sacudiendo la cabeza.

—No te disculpes… De hecho no tengo amigas y no soy bueno para lo que debo o no hacer.
—Fue algo dulce —susurre.

Me preguntaba si hacia esto para sus citas, ¡Demonios Alina! Me dije a mi misma ya que estaba desviando el tema a otro lado.

—Bueno… Tú… eres una chica que merece que le abran la puerta  —respondió.

Sonreí ante eso y tenia que admitir que Caleb cuando quería podía ser muy lindo.
—Gracias, de verdad.

Se encogió de hombros y no dijo nada más. Me senté en silencio mientras Caleb se entretenía con el estéreo que parecía muy caro  al igual que todo lo que nos rodeaba. Conducimos una eternidad cuando una canción de Paulo Londra que llevaba de nombre y yo no sé comenzó a sonar haciéndome sonreír. Espere a que sonara Kiss o Kendrick Lamar, me volví para mirar a Caleb pero me sorprendí al ver que él era quién me miraba fijamente, solo sonreí en respuesta volviendo a mirar por la ventana la ciudad que poco a poco iba cambiando de lugares lujosos a lugares demasiados peligrosos, llegando a una autopista, empecé a preocuparme y a preguntarme ¿Dónde rayos estábamos yendo? Pasando la autopista se empezaban a ver camionetas, personas, varios autos lujosos de hecho y de aquí y allá unas motos, chicas, de hecho muchas chicas casi desnudas.

¿Dónde estaba? Esto me parecía algo salido de una película, Caleb siguió conduciendo sin detenerse entrando a un callejón que nos llevaba a una gran calle abandonada donde habían mas gente, autos de carrera, motos y música muy fuerte, me di vuelta para mirar a Caleb quien estaba sonriendo y saludando a las personas que se encontraban por ahí caminando.

—¿Es enserio? —pregunte asustada.

Él solo me miró sonriéndome.

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