CAPITULO 6
CLARENCE
Y el tiempo con sus meses, fue transcurriendo.
Entre ello y con sus estaciones pasando, más cumpleaños de Luz como resto de la familia.
Inclusive los míos, que ya con 28 años y festejado como a nuestro clan gusta, que se hicieron participe mis padres, dándome la linda sorpresa de venir a América.
Todos juntos lo hicimos con abundancia de comida, regalos y hasta globos por más edad adulta.
Recibí entre muchas cosas y de la mano de la abuela Vangelis que solo llevando como chaperón para ayudar a elegirla a Lulú ya con sus jóvenes 13 años.
Una portátil de última generación y marca.
Amo las letras y la Literatura y por tal motivo estudié la misma.
Pero descubrí con el tiempo y dando clases para solventar mis gastos, por más que seguía viviendo con mis tíos que se negaban.
En especial Luz y Caylén que me independizara.
Dos cosas.
La primera, que amaba escribir y lo hacía para mí mismo en mi vieja laptop, arrancando con cuentos o crónicas cortas que mi imaginación volcaba.
Para luego, explayarme un poco más y transformando mis textos en historias de muchos capítulos.
Y la dos.
Que no era el único.
Ya que con Luz compartíamos esa pasión pese a su poca edad, cual yo lo descubrí y ella lo notó un tarde de Primavera.
Siempre disfrutando de ese jardín secreto como le decíamos, sentados en su juego de sillas y mesa, cuando capté de sus siempre cuadernos de dibujos con colores.
Y que, sobre una hoja pintada y otra que seguía.
Sin palabras, relataba una historia en cada dibujo y pasando más página correlativas de su cuaderno de turno.
Siendo la primera una pareja a la luz de la luna como estrellas, conociéndose sobre lo que parecía un puente de una gran ciudad por las luces citadinas de fondo y una rosa roja ella, en una de sus manos.
Continuo a la siguiente hoja y con esos mismos personajes, pero ahora durante el día, compartiendo una taza de café en algún bar al aire libre y rodeado ellos, también por rosas rojas decorando el lugar.
Para la siguiente y volteando la siguiente página, ver los personajes ya tomados de las manos, caminando y disfrutando de un ocaso que Lulú plasmó con sus colores ocres y amarillos en el papel y a la lejanía, divisándose un lago y minúsculos por su distancia, creo.
También, rosas rojas en su orilla.
Y así, una hoja tras otra para llegar a su historia final de estos personajes animados de su puño hecho.
El casamiento, donde ambos vestidos para la ocasión.
Ella con su vestido blanco de novia y él, de oscuro traje nupcial.
Están frente a su futura casa, una en un suave amarillo lápiz y tejas naranja como un lindo jardín de rosas rojas igual.
- Deberías escribirla... - Le dije esa tarde y aunque al principio me miro sin comprender, luego su sonrisa apareció, comprendiendo la explicación que le di.
Y desde ese momento y sobre cada dibujo de vida que hizo en cada hoja, Lulú asimismo vertió con palabras esas historias que dibujaba.
Como yo y con ese memorable como querido regalo, comencé de forma definitiva y en serio por más clases que daba.
En escribir.
Y muchas de estas cuando no estaba en el colegio, Lulú a mi lado y acompañándonos mutuamente.
A veces silenciosos y otras intercambiando palabras o Luz, consultándome algo de su novela con dibujos.
Cada día con sus semanas siguiendo su curso y estas a su vez, haciendo que pasen más meses.
Siendo una fecha y tocando Marzo en su primer quincena, cuando y desde una importante editorial que envié mi manuscrito de esa novela que escribí.
Me comunicaron que la aceptaban y su historia de Romance New Adult, era bien recibida.
Y no solo lo hicieron ellos tras firmar un contrato para su salida al mercado con formatos predeterminados.
Sino, también.
Y gran asombro me llevé, sin poder manejarlo en un principio.
Que y sobre sus primeros meses a la venta, esta se convirtió en Best Sellers y demandaba una segunda y hasta luego y después, una tercer tirada por su éxito, siendo traducida a posterior en varios idiomas, para no solo acaparar mayor mercado global.
Incluso era por la petición de otros países, reclamando el libro la gente.
Aceptaba las felicitaciones de los que me conocían, pero me rehusaba a hacerme parte de ello con respecto a publicidades y pedido de mi presencia como programas televisivos me solicitaban.
Solo aceptaba firmas ocasionales con fecha y lugar estipulado por la editorial y como el contrato reclamaba.
No tenía opción.
¿Mi única calma o sosiego, porque sabía que disfrutaba más que yo y muy orgullosa, de toda esa mierda?
Lulú entre el gentío, cuando podía acompañarme.
A veces sola y otras, sosteniendo la mano de Caylén o Tatúm.
Felices por mí y desde la distancia, lanzándome fuerzas mediante sus sonrisas mientras yo desde una mesa, con mi pluma en mano y mis novelas a un lado y por turno de la extensa fila que se formaba, firmaba e intercambiaba palabras con mis fans.
Poco tiempo, que podía mirar hacia donde estaba o estaban.
Tal vez, unos 8 segundos.
No lo sabría decir a ciencia cierta.
Pero, que era suficiente de tiempo para recargarme de fuerza y continuar...
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