CAPITULO 16

LULÚ

Al salir afuera y por más que el hombre de siempre y como se lo dijo al resto.

Esta respuesta, sí, va ser vía celular y por un mensaje dentro de las 36h.

Me quedo por un segundo y ya con la puerta cerrada.

Contra ella, algo apoyada y con ayuda de mi mano.

Porque, por solo un momento.

Un pequeñito segundo.

Y por eso miro la madera de la misma, sin comprender a eso.

Yo, sentí.

Creo.

Dos cosas.

Que alguien suspiró.

Me parece.

Pero lo que más me desequilibró y por eso, me apoyo todavía en la condenada puerta.

El aroma de Clarence.

El perfume de siempre de él y dudo que esos tres hombre lo llevaran, ya que a metro de distancia, nunca lo percibí, siendo suficiente y como una suave estela, llegar a mí, al terminar mi entrevista y poniéndome de pie para irme.

Fue ínfimo.

Casi intangible.

Pero, como una caricia familiar y después de tanto tiempo, volver a sentirlo y hacer ante el recuerdo y por eso, no solamente querer con mi alma a Clarence cerca.

Incluso, que me ponga algo triste, mientras al fin doy los primeros pasos para irme rumbo al ascensor.

Ya en la parada de autobús y tomando asiento a su espera, porque no vine con mi chachita.

Busco mi celular y entrando a mi mail, buscando el suyo, le escribo.

A Afrik38 siendo el que concretó esto, para decirle que ya terminó la entrevista como agradecerle por la oportunidad.

Me pongo de pie como otros, al ver que llegó el corredor que debo tomar.

Arriba y tomando otra vez asiento, noto que me respondió.

No acepta mi agradecimiento, pero me pregunta.

¿Crees, que te fue bien?

Me encojo de hombros como si pudiera verme y me río por eso.

Tecleo.

Ojalá, fui honesta.》

Le respondo, seguido a un emoji de fuerza y lo hace con otros, pero de aplausos.

Vuelvo a reír.

Y algo que tengo muchas ganas, pero me contuve, sigo.

¿Oye Afrik, crees podríamos hablar?

 Sé, que no correcto y menos con extraños en la red.

Pero y sin saber la causa.

Se lo adjudico al perfume de Clarence, por sentirlo y hacer que lo extrañe más.

Quiero hablar con él y no tener esa constante a través del mail, que lo hace más lento.

No me responde más.

Ni siquiera, cuando bajo de él.

Y resoplo más afligida.

Decepción, pero respetable.

CLARENCE

Y como idiota me quedo sobre el asiento de mi coche, todavía en el estacionamiento de la editorial, porque al recibir su mail, nunca me moví.

Mirando la pantalla de mi celular y leyendo como releyendo lo que me pide.

Y descanso mis brazos sobre el volante.

¿Hablar con arbolito?

Y sonrío más estúpidamente, feliz ante la idea.

Pero de golpe, dejo de hacerlo por la seria posibilidad de que reconozca mi voz.

Tiro mi pelo hacia atrás.

- ¿Qué mierda, hago? - Me pregunto, mirando todo el subsuelo del lugar por sobre el parabrisas y este, fuera a darme la respuesta que necesito.

Y resoplo.

- Al carajo. - Exclamo, enviando mi número a su mail.

LULÚ

Y empiezo a sudar al ver que su respuesta es solo su número.

Y con característica de acá.

Guau.

Porque siendo de muchas partes del planeta los usuarios, Afrik y yo de la misma ciudad.

Pero tragando aliento y valentía por más que mi dedito tiembla, tras agendar su número, aprieto llamar.

Y miro para todos lados en donde me quedé estática.

Porque necesito algo líquido y que haga circular en mi garganta por semejante osadía, mi corazón estrangulando esta, de puro coraje.

Una parte comercial como linda zona, no muy lejos de casa y única opción, que la línea de autobús, más cerca me dejaba por tomarla frente a la editorial.

Cuando mi cerebro, al fin se digna de irrigar coherencia a mi sistema, camino la poca distancia donde está el café bar que me gusta mucho y cada tanto se ir.

El teléfono deja de llamar por alguien que atiende, pero no habla.

Y yo tampoco, volviendo a quedar sin movimiento a pocos pasos de la cafetería por procurar escuchar algo sobre ese silencio, atacando mi labios con mis dedos.

Y no lo puedo evitar por la situación.

Supongo que ambos, algo tímidos al ser la primera vez.

Comienzo a reír.

Pero, de puro nervios.

Algo así, como un desesperado y nervioso ataque de risa que no disimulo para nada y debe haberlo dejado sordo, cual al pensar en eso, aumenta mi risa.

- Lo siento... - Aún y entre risas, le digo. - ...sé, que te lo pedí yo, pero muero de la vergüenza... - Y otra sonora risita suelto, mientras empujo la puerta del café para entrar.

CLARENCE

Tuve que alejar un poco mi celular de mi oreja, por sorprenderme de golpe su carcajada nerviosa.

Su risa.

Una, que sabía de memoria por tantas veces escucharla, pero a su vez y por los viejos recuerdos.

No le hice justicia, porque oírla fue, aparte de contagiarme y obligando a que estacione por más manos libre.

Embargar si quedaba algo vacío, más de toda ella.

Toso sobre mi puño, para aclarar mi garganta por ser también un manojo de nerviosismo.

- No te preocupes... - Le respondí, procurando alejar lo más posible a lo que su memoria guardaba de mi tono de voz y hacerla neutra.

LULÚ

Y oh Dios de los cielos.

Su voz es muy linda y quiero darme muchas patadas mentales, porque no puedo seguir así, maldita sea.

Ya que hasta su timbre, aunque más pausado debo reconocer, pero su tono grave me es agradable, ya que lo vuelvo a comparar con Clarence por ser bastante familiares.

Pellizco mi mejilla para reaccionar y negada a continuar con eso, mientras espero por mi pedido.

Aparte y lo más importante, me digo.

Clarence está, vaya saber Dios y Afrik en la ciudad, siendo la cosa no menos importante, que su característica lo detalla.

- ¿No estás en tu casa? - Me pregunta, al escuchar supongo que jadeo por costarme llevar mi bandeja y a su vez no soltar el móvil.

 Elijo sentarme contra la vitrina.

- No, hice una parada por algo para beber y comer... - Voy sacándole el empaque de papel a mi sándwich y dando dos sorbitos a mi vaso XL de gaseosa con hielos. 

Pero dejo de hacerlo, al cruzar una de dos cosas, por mi mente.

- ¿Afrik, interrumpo tu horario laboral? - Preocupada y ríe suave.

- No, rosa roja... - Me responde, plácido y me gusta que ambos nos llamemos por los nick.

Voy por la segunda.

- ¿Oye Afrik, eres casado? - Y por no responder rápido, hago ademanes por más que no ve y a modo que no confunda las cosas. - ¡No es que esté interesada! Lo juro! - Me justifico a tientas. - ¡Solo que si lo estás, no quisiera que tengas por un pedido mío, problemas con tu mujer....

CLARENCE

Imposible que no me haga reír sus expresiones y movimientos bruscos como atolondrados, por tratar de justificar la dirección de sus preguntas y no me confunda.

Porque.

Maldición y nuevamente, linda como perversa casualidad.

Ya que y poco de llegar a casa, donde me estacioné para charlar tranquilo.

Y sigo mirando, sin poder creer lo que mis ojos reflejan.

Es en el bar café a metros de mi edificio y en su interior.

Y creer o reventar.

Está junto a la ventana, Lulú con su gaseosa y sándwich.

Sigue su arrebato de explicaciones, pero apenas la escucho.

Y cambio la postura a apoyar, casi la totalidad de mi espalda sobre mi puerta para una mejor visión.

Porque, solo focalizo en ella.

Solo ella.

Recorriéndola con la mirada el largo de su perfil sentada contra el vidrio, cual envidio por poder tocarla.

- Disculpa... - Apenas puedo murmurar, al obligarme a escuchar que me pregunta si sigo en el teléfono. 

Reacciono feliz.

Dios, ya es toda una mujer mi bonita Lulú.

- Sí, lo tengo... - Respondo a su duda, sin dejar de mirarla.

- ¿Esposa? - Dice y niego por más que no me ve, pero yo a ella sí.

Y veo que muerde por todavía estar preocupada ante eso, la pajilla de su vaso de gaseosa y yo con el impulso de reemplazar el sorbete por mis labios.

- No lo sabe, todavía... - Suelto y me sonrío al ver que ella lo hace, mientras roba miguitas de su comida y tipo pajarito, come. - Y no te preocupes, estoy seguro que si le hablo de ti, le encantarías.

Ríe bastante, elevando un brazo como si fuera algo posible, ante lo primero.

- ¿Qué es tu esposa, pero no lo sabe aún? - Exclama divertida y ahora sí, mordiendo con ganas su sándwich.

Mierda, sigue siendo tan linda y tan ella.

Rasco un rulo, para intentar explicarle.

Y resoplo divertido y más enamorado de ella.

- Nos amamos mucho y por más que no estamos juntos en este momento por trabajo... - La miro con amor. - ...cuando la tenga en mis brazos y que no falta mucho para eso, le voy a proponer matrimonio...

Y otra exclamación, pero ahora conmovida, escucho como veo en vivo y en directo.

Seguido a sentir.

Y también, ver.

Como sorbe sin parar su vaso de gaseosa con hielo, apoyando romántica su barbilla en un puño y con mirada soñadora.

Y tapo mi rostro con ambas manos, gimiendo de amor, ya que ahora y al verla.

Una sola pregunta, me hago.

¿Voy aguantar, 6 meses?


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