Capítulo 1

La expresión en el hermoso rostro del omega rubio era de completo desdén, su olor delataba lo disgustado que se encontraba por estar en aquel lugar, cuando lo único que quería era salir de compras y reventar la tarjeta de crédito de su padre.

Jisung no era un omega ahorrador, a él le encantaba gastar dinero, fuera suyo o de alguien más, no le importaba para nada. En lugar de eso, que fuera dinero ajeno le daba cierta satisfacción.

El cabello rubio del chico estaba ligeramente rizado, su piel estaba muy bien cuidada, sus ojos eran marrones y parecían contener todas las estrellas de la galaxia, sus labios eran gruesos y rosados. Su cuerpo estaba vestido con una simple camisa blanca de vestir y unos pantalones formales color negro, este oscuro color resaltaba su piel blanca.

Todas las miradas de los alfas presentes estaban en su persona, especificamente en su curvilíneo cuerpo.

Jisung volteó los ojos con fastidio, sus ojos marrones se dirigieron hacia su Rolex GTM-Máster II, suspiró al ver que tenía que quedarse al menos durante otras dos horas.

El omega miró a su alrededor en busca de algún conocido, hizo una mueca de disgusto porque solo pudo ver hombres viejos junto a sus hijos alfas que no podían hacer otra cosa más que mirarlo con ganas de follarlo.

Estaba tan harto de esa mierda.

Con un suspiro, el omega se dedicó a solo mirar en su teléfono sus redes sociales, en las mismas tenía muchos seguidores gracias a su identidad como hijo menor de la familia Han.

Además, sus publicaciones eran más que todo de lugares a los que iba, cosas que compraba o algunas selfis, a muchos les gustaba ver la vida de los demás para ver si tenían algún defecto que los haga sentir bien consigo mismos.

Naturaleza humana.

Estaba tan aburrido que fue pasando por los perfiles que seguían las personas importantes que conocía, amigos o socios de su padre.

El rubio se detuvo al ver la cuenta de un hombre, era pelinegro, de ojos marrones y un aura dominante.

Al parecer su padre también seguía esta cuenta, sin embargo, todavía no conocía a este guapo hombre.

Se metió en las publicaciones del pelinegro, pronto pudo identificar que era un alfa, poseía una empresa extremadamente grande dedicada a la tecnología y no lo conocía gracias a que, al comienzo de su carrera, había sido muy discreto.

No fue si no hasta hace aproximadamente medio año que el alfa pelinegro salió a la luz.

Hizo un puchero, ahora tenía muchas ganas de conocerle, y como todo lo que quería lo obtenía decidió hacer un par de llamadas a su padre y hermano mayor, los que se dedicaban a consentirlo.

Antes de poder tocar el botón de llamada Jisung observó con interés como de repente el salón se agitaba.

El omega rubio se levantó de su asiento mientras se quedaba asombrado, muy pronto llegó a su nariz un fuerte y delicioso olor a limón y menta, claramente pertenecía a un alfa, uno dominante.

Jisung había llegado a oler feromonas ricas pero ninguna como esta, esta le hacía sentir deseoso, caliente y de alguna manera, protegido.

Con pasos rápidos fue hacia el recién llegado, la gente intentaba protestar al ser empujados de manera brusca pero al darse cuenta de que era el mimado omega de la familia Han optaban por callarse.

En la entrada, hablando con lo que parecía ser una secretaria, se encontraba el mismo tipo que había visto a través de las redes sociales.

La boca de Jisung se abrió con sorpresa pero la misma no duró mucho, ya que pronto la emoción y el deseo de obtenerlo reemplazo el asombro.

Definitivamente ese alfa tenía pertenecerle, al menos por una noche.

Los pasos del omega fueron elegantes mientras caminaba hacia el alfa pelinegro, el cual según había escuchado entre la multitud, tenía por nombre Lee Minho.

Nadie era indiferente al apellido Lee.

Los Lee eran básicamente un gigante empresario, estaban casi al mismo nivel que los Han, pero seguían siendo más débiles, en cambio, la empresa fundada por Minho ya ganaba más dinero que los negocios de los Han.

¿Por qué la familia no le había heredado la empresa a Minho? No se sabía con exactitud pero había rumores de que era porque es un hijo ilegítimo, era de una madre diferente por lo que no heredó nada, además se decía que era hijo de una humilde mucama.

En menos de veinte minutos de la llegada del pelinegro, Jisung ya se había enterado de todos los rumores que circulaban por el círculo de los negocios. Algunas veces estos viejos eran más chismosos que las mujeres.

El rubio no los culpaba, para no quedarte atrás en este mundo debes estar al pendiente de los rumores que corren, incluso si son los tuyos.

A Jisung no le importaba esta mierda así que nunca preguntaba nada relacionado, sin embargo, sus amigos o su padre algunas veces le informaban cosas importantes o los rumores que corrían por ahí de él.

Pero, como se dijo antes, al omega le importaba una mierda.

Jisung era muy seguro de sí mismo, no le gustaba usar trucos baratos para conseguir que un alfa se metiera entre sus piernas.

Porque, la verdad, era muy fácil conseguirlo.

El rubio siguió caminando hacia el alfa, todos miraban el grácil caminar del omega y la mayoría quedaron hipnotizados, mirando con deseo la perfecta figura de Jisung.

El omega los ignoró directamente y siguió su cometido.

Minho desde que había llegado al elegante salón había notado la presencia del menor de los Han, su exquisito olor a cerezas y rosas había despertado sus instintos más primarios.

El alfa pelinegro sonrió de lado al ver como el omega caminaba hacia él, con una mirada despidió a su secretaria y esperó a Jisung mientras se sentaba en un sillón alejado de todos los presentes.

El rubio pronto llegó al lado del alfa, y con confianza, se sentó en el sillón al lado de donde se encontraba Minho sentado. Jisung se deleitó con la vista del pelinegro usando un traje negro, su mano izquierda se encontraba apoyando su mejilla y sus ojos se habían adelgazado, daba la ilusión de estar observando a su presa.

Esa sensación le encendio.

El olor de Jisung se agitó un poco, haciendo que Minho casi saltara a devorarle.

Ambos se miraron fijamente, como analizando las posibilidades de acostarse con el otro.

El primero que rompió el tenso silencio fue el omega. Minho no pudo evitar suspirar ante la melodiosa voz del rubio.

— Señor Lee, es un gusto verle por este lugar. — Minho no se sorprendió de que lo conociera y, en cambio, le entregó una sonrisa ladina llena de intenciones ocultas.

— Igualmente, señor Han. — Los dos volvieron a sumergirse en un tenso silencio, pero no era incómodo.

Era más un silencio lleno de tensión sexual, la tensión de como conseguirían que el contrario cayera en sus garras.

Ninguno de los dos habían sentido tal deseo por alguien antes, era como si esa persona fuera su activador. El activador de su lujuria.

Si hubiera una cama cerca ya estarían follando, de eso estaban seguros.

Jisung era directo y muy perspicaz, notó que el deseo del alfa era igual de alto que el suyo, sus ojos brillaron con la alegría de obtener lo que quería, decidió hacer una proposición discreta pero al mismo tiempo directa.

— Noto que el señor Lee hace ejercicio, algún día deberíamos ejercitarnos juntos. — Fue lo suficientemente discreto para no sonar tan urgido pero lo suficientemente directo para expresar sus deseos.

Minho entendió el mensaje enseguida, pero no respondió, solo se rio roncamente. Al cabo de un rato miró al omega con ojos ardientes.

Jisung notó enseguida que los ojos del alfa tenían un peligroso, pero sexy brillo carmesí.

El omega se mordió el labio, apretó las piernas, esa mirada parecía haber penetrado su alma.

— Lo siento señor Han, pero debo declinar, es una tentadora oferta la que me propone. — comenzó el alfa con una sonrisa retadora —, pero ya poseo compañeros ejercitándose conmigo todos los días.

Los ojos del omega miraron hacia el pelinegro, Minho miró con emoción como los ojos del rubio brillaban con un hermoso color violeta oscuro.

Jisung se levantó de su asiento y acercó su rostro hacia el pelinegro, sus alientos se mezclaban, podían sentir el olor y la respiración del otro, eso encendió más la lujuria de ambos, pero la arrogancia innata proveniente de su elevado estatus impidió que dieran su brazo a torcer.

Minho seguía sonriendo como si no hubiera insinuado que tenía a más personas para follar.

Jisung lo miraba molesto pero en su corazón vibraba el deseo de obtener al alfa, era la primera vez que alguien había rechazado su oferta y eso hirió su orgullo como omega dominante.

Ambos hombres se miraron por un rato, hasta que el rubio tomó la barbilla del alfa y la levantó bruscamente, Minho dejo que el omega hiciera lo que quisiera.

— Creo que le conviene aceptar mi oferta, señor Lee. — El susurro del omega fue justo en el oído del pelinegro, pudo sentir el aliento del chico en su oreja. Su lobo aulló con demanda de poseerlo, pero él no lo demostró en su perfecto rostro.

— Me parece que ya rechace su oferta hace un momento. — susurró de vuelta el alfa. El lobo del omega gruño, estaba exigiendo a ese alfa.

Jisung sintió la ronca voz del alfa en su oído, su cuerpo tembló ligeramente, se mordió los labios para no gemir y terminar avergonzándose delante de tantas personas.

El rubio soltó la barbilla del alfa y ambos siguieron mirándose, en sus miradas agudas destellaba la lujuria al igual que la sensación de sentirse en un reto. Sus ojos aún brillaban, producto de su deseo pero no querían ser los primeros en dar el paso.

Cada vez parecían estar a punto de besarse pero terminaban por no hacerlo.

Repentinamente, Jisung se alejó del alfa, sus ojos habían vuelto a la normalidad y no parecía que hubiera estado a punto de explotar de deseo hace apenas unos segundos.

Su porte volvió a ser arrogante y digno, a Minho le sorprendió el rápido cambio del omega.

— Espero que no se arrepienta, señor Lee. —Y con una cortés sonrisa, el omega dejo el salón, no se despidió de nadie y solo se fue del lugar en silencio.

El rubio sintió su orgullo un poco herido, aunque le emocionaba el sentimiento de conquista al ser algo nuevo, igual era extraño, ya que nunca le habían negado algo en toda su vida. Jisung se prometió, obtendría a ese alfa sea como sea.

Minho se lamió los labios y sus ojos volvieron a brillar con un tono rojizo.

Definitivamente, ese omega sería suyo, a cualquier costo.

¡Nueva adaptación espero les guste!

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