28. Fue un amor

― ¿Qué es lo que te pasa? ¿Cómo dices algo así? Jinko, no te entiendo

― estoy asustado

― se te nota, tranquilízate – se acercó lentamente – ven a recostarte, no te molestaré

― s-si... po-porque tú no me has molestado ¿verdad?

― No, no lo he hecho

― Ryu... pe-perdón mi cabeza es un lio

― Está bien, acuéstate, yo te cuido

― S-si...

Atsushi se acercó a la cama una vez más, se sentó y miro nervioso a todos lados - Ryu

― ¿Si?

― ¿te gusto?

― Sí, me gustas incluso ahora que recuperas tus recuerdos, es... raro pero lo entiendo

― Quiero cantarte la canción – susurro

― ¿Qué dices?

― ¿pu-puedo cantar?

― ¿quieres cantarme la canción? – le pregunto y el albino miro a otro lado – no tienes que preocuparte, no soy un villano Jinko, solo un pirata – sonrió sentándose a su lado en la cama – cántala

Atsushi lo miro, se recostó y el azabache tomo su mano, miro al techo y cerro sus ojos, solo quería sentir la melodía salir y la mano del azabache sosteniéndole

...

Los vientos están a mi favor
suelten el lastre y la carga ya
Aguas poco profundas iré
pues el timón a estribor girare

A puerto pronto llegaré
pues mi eterno amor me espera allí
Alegre viaje para llegar
y esposada de otro la vi

Los vientos están a mi favor
el aire mi curso tomo
y fue allí donde comprendí
mi amor el océano es

Los vientos están a mi favor
el aire mi curso tomo
y fue allí donde comprendí
mmi amor el océano es

Los vientos están a mi favor
lo que un barco es... es libertad
Pues los vientos están a mi favor
mi corazón el mar lo tomo
el aire falto
mi cuerpo se ahogó
mi amado océano es
Los vientos están a mi favor
solo los muertos cantaran
la canción de los vientos

Atsushi abrió los ojos, una vez más estaba dentro de sus recuerdos, miro alrededor, era una habitación de madera, simple y ligeramente elegante, bajo de la cama mirando sus ropas, no eran de dormir, su cintura iba ajustada y su camisa era amplia y fresca – tengo... un estilo europeo – se dijo así mismo. Salió de la habitación viendo de frente un pasillo largo y unas escaleras, se asomó por los bordes – esto... Es uno de los primeros hoteles...

― ¿te sientes mejor? – escucho bajo de él, en la primera planta. El albino bajo la mirada topándose con el azabache – dijiste que tomarías una siesta, ¿te sientes mejor? – pregunto mientras subía por las escaleras

― S-si... me siento mejor – menciono sorprendido – Ryu, ¿Dónde estabas?

― Platicando con el primer ministro, ¿sigues mareado? Viajamos mucho hasta Europa

― Es-estoy bien... - le miro – ¿Qué... año estamos?

― Cariño, parece que el mareo fue fuerte, ¿olvidaste por completo el tratado con América? Cristóbal colon quiere adueñarse de todo, pero mi platica con el ministro nos dejó quedarnos con nuestra parte – dijo sonriente – podremos hacer un enorme castillo donde viviremos

― Y-yo...

― Vamos a nuestra habitación, hablaremos mejor

― ¿eh? S-si... -le miro mejor, la misma vestimenta pero mucho más elegante y con capa negra – t-te vez sexy...

― Tú lo elegiste por mi

― Ah si

Entraron a la habitación, Atsushi sostenía su cabeza agachado ¿Qué hacía en un hotel de Europa con Akutagawa? Peor aún, ¿Cómo que habían hablado con el ministro de Europa? No lograba entender nada - ¿te sigues sintiendo mal?

― Solo... cansado y mareado – menciono intranquilo

― No te pasaba eso desde que recuperaste tus recuerdos de guardián ¿sigues sintiéndote culpable y solitario?

― No... Es que... - le miro - ¿sabes sobre mi ser?

― Claro, ¿seguro no te golpeaste? Ahora dirás que olvidaste quien soy yo

― Oh... yo

― ¿en serio? – suspiro profundo – Te amo pero odio esto de tus recuerdos yendo y viniendo, entiendo que descontrolan tu cuerpo pero a veces quisiera que esto no pasará

― Lo la-lamento Ryu

― Olvídalo, puedo entenderte. El único capaz de matarme soy yo mismo, pensar en perder mis recuerdos me frustraría, odiaría olvidarte

― ¿Qué? ¿Por qué?

― Lo olvidaste ¿no? – dijo ligeramente molesto – como sea, regresemos a América. Debo volver para el solsticio

― S-si

El azabache tomo un par de maletas, Atsushi lo siguió a pesar que usualmente en sus recuerdos seguía la línea como si nada, es decir, volvía a vivir todo como si viera una película, está vez estaba confundido de lo que ocurría. Llegaron a los muelles donde saludaron a gente de la realeza, para el albino sorpresivamente si los recordaba, entonces... ¿Por qué no recordaba al azabache? Todo siguió normal, se despidieron y subieron al navío.

Dejaron las maletas, era una habitación grande, de algo debía servir ser amigo del ministro de Europa, era una habitación elegante, Atsushi acomodo la ropa cuando el azabache se acercó por su espalda - ¿aprovechamos el lindo lugar?

― ¿di-disculpa?

― Tu sabes, la marea, algo hermoso, tú, yo

― Ryu...

― Lamento no haber tenido tiempo para ti, discúlpame cariño. ¿te sentiste solitario teniendo que esconder lo nuestro?

― Quizá cuando el señor Fatcher sugirió una esposa para ti – menciono sorprendiéndose de sí mismo, si recordaba.

― ¿celoso? Sabes que solo tengo ojos para ti

― La señorita Fitz parecía una hermosa mujer rubia, siempre te han gustado rubias – fingió molestia y le miro

― Como muñecas – menciono tomando la barbilla del albino – pero tengo el mayor tesoro contigo

― Hablas como pirata

― Quizá en mi próxima vida lo sea

― Jamás mueras... Se mío eternamente

― Como ordene guardián

Con los días en el barco, Atsushi notó lo buen chico que era el Akutagawa de sus recuerdos, era un chico elegante, de buen carisma con todos, siempre le protegía de todo y respetaba su relación con los demás, pues no podían hablar de su amorío, a puertas cerradas era un excelente amante, y estuvieran solo o acompañados jamás le hizo dudar.

Llegando a américa nada cambio, Akutagawa siempre era atento con él, y aun así seguía dudando. Estaban teniendo un picnic a la orilla del rio y le miro – Ryu, ¿nos conocemos de antes?

― ¿conocernos? – pregunto y suspiro - ¿estas teniendo otro momento de lucidez

― Quizá

― Te lo dije meses después que nos juntamos en ese pueblo pero creo que no he sido totalmente sincero ¿verdad? – le sonrió – dime... si lo digo, ¿seguirás amándome?

― No podría dejar de amarte Ryu, ni en está, ni en ninguna vida

― Soy Cerbero – dijo firme y el albino le miro sorprendido – antes de esto, yo te atravesé con una espada en la espalda ¿lo recuerdas? - Atsushi se quedó quieto un momento. Podía recordarlo – en ese momento me reconociste y me llamaste "hijo de satán"

― ¿Por qué me atravesaste ese día?

― Porque mi señor quería provocar una profecía

― ¿profecía?

― Aquella que dice "cuando un inmortal, un cadáver y un sacerdote profanado se unan, los guardianes se traicionarán, un demonio enamorado, calipso cantará y traerán a la tierra al grandioso Hades" – le miro – Ese chico, Osamu Dazai, era perfecto para caer a la locura y traer de vuelta al cadáver, se condenó en un inmortal, así que solo es cuestión de esperar

― ¿me harás traicionar a los guardianes?

― No, yo planeaba no seguir a tu lado – dijo firme – pero ese día en la taberna simplemente me flechaste. Creo que fue amor a primera vista, lamento haberte asesinado ese día pero... mi señor me ha permitido quedarme aquí por haber obedecido y eso me permite estar aquí contigo así que no me arrepiento. Desde su oscuro manto nos vigila y protege

― ¿alguien más sabe que eres el guardián de Hades?

― No, solo tú

Atsushi lo abrazo sorprendiendo a Akutagawa – que nadie lo sepa, si mis compañeros se enteran querrán matarte

― ¿Por qué?

― Los guardianes de los Dioses no pueden salir con otros criaturas involucradas con los inframundos, y tú eres el gran Cerbero, seguro me matan si se enteran

― Un romance prohibido... ¿podría ser más excitante esto?

― Cochino, deja de pensar así

― Atsushi... Lamento asesinarte en el pasado

― Está bien... - tomo sus manos – deberías disculparte con Dazai-san por llevarlo a un camino de perdición

― Su destino ya estaba tallado en el inframundo, si no lo hacía yo, lo haría cualquiera.

Ambos eran felices juntos, habían perdonado todo, ocultaban sus identidades, simplemente eran felices. Akutagawa debía regresar al inframundo por dos días cada seis meses, las personas lo llamaban solsticio, durante ese tiempo Atsushi hacia su vida normal, cuando algún aldeano le preguntaba por Akutagawa el solo decía que estaba descansando en casa.

Atsushi andaba en el mercado junto Akutagawa, el solsticio se acercaba y el azabache siempre regresaba hambriento del inframundo. – Atsushi – escucho como lo llamaron. El albino giro y se sorprendió de ver a su viejo compañero

― Gogol... ¿qu-que te trae por aquí?

― América es hermoso, - miro al azabache – hola, mucho gusto, soy Gogol

― Akutagawa

― Gogol ¿vienes solo?

― Oh no, conocí a un chico fabuloso en el nuevo mundo y es uuuff, creo que me enamore perdidamente de él

― Me alegro por ti

― Y tu – dijo sonriente – veo que no has perdido el tiempo

― Ah... y-yo

― Somos felices – dijo el azabache abrazando al albino

― Aaay mi dios que envidia, le contaré a Sigma

― Go-Gogol, es-espera

Para ellos solo había sido un saludo común, pero no para quien los vigilaba en las sombras. 


...

Estoy segura que no esperaban que esa canción significaría el amor de ellos, pero también significa más ¡Esperen la respuesta en el proximo capítulo!

¡Gracias por leer!

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