1. Mi tarea era cuidar al principe

El extraño y maravilloso océano pacifico mantiene millones de pequeñas islas, una hermosa marea y muchos lugares que descubrir, nuestro principal navío, el navío "Sorrow" teniendo como capitán al más fuerte y descabellado pirata que los 7 mares conocieran, descansaban en las islas marinas del norte, más específico, descansaban en "farallón de pájaros" una pequeña isla bucanera muy buena para aquel navío de barbaros piratas

― ¡Capitán! – escucho su llamado mientras se relajaba en la arena

― ¿Qué quieres? – dijo molesto

― Escuchamos que hay un reino, era un simple pueblo pero el rey encontró oro y ahora están haciendo de él algo enorme

― Ya veo – miro el pelinaranja a su segundo al mando – Akutagawa

― Si capitán Nakahara – respondió el azabache

― Ordena a todos – sonrió el pelinaranja – iremos por un reino lleno de oro

Mientras tanto, en Japón, más cerca que en la fosa japonesa o la corriente japonesa, se encontraba un ya no tan pequeño pueblo llamado Yokohama, el rey Nakajima había llegado hace un par de años con grandes esperanzas y promesa de fortunas para el pueblo, ellos abrieron sus brazos ante él y ahora el pueblo era recompensado por tan amable rey, su hijo y heredero al trono era amado por el pueblo por igual, Nakajima Atsushi, un chico que a pesar de ser el siguiente gobernante era bastante tierno y cauteloso, disfrutaba de una tarde de shogi con los ancianos o ayudaba a ornear pan con las señoras, sin mencionar que amaba ir de pesca y nadar con los niños del pueblo

― ¡Príncipe Atsushi-kun! – escucho el chico albino ser llamado y sonrió por su fiel caballero

― Dazai-san – sonrió el albino - ¿Qué hace aquí?

― Vine a recogerlo, su padre le está buscando

― Pero iba a ornear galletas con la señora Yumeno – dijo el albino

― Está bien, la señora Yumeno entenderá ¿verdad?

― Por supuesto chico, debes obedecer a tu padre – respondió la anciana

― Gracias – sonrió el albino – vamos Dazai-san

Una vez en el castillo Dazai no tenía de que preocuparse, podría ser un gran caballero para el reino pero jamás podría igualar a quien cuidaba del rey, su ejemplo a seguir, su rescatador, Oda Sakunosuke o como Dazai le llamaba OdaSaku

― Llegaste pequeño – dijo el rey

― Padre – sonrió el albino para abrazarle - ¿Qué estuviste haciendo toda la semana?

― Saluda primero – dijo el rey

― Lo siento – sonrió el albino – buenas tarde Sakunosuke-san

― Buenas tardes príncipe Atsushi – dijo Sakunosuke

― OdaSakuuuu – grito alegre el castaño – han vuelto por fin

― Si – respondió Oda acariciando el cabello de Dazai

― Estaremos viajando más – dijo el rey – hay muchos nuevos negocios que podrán enriquecer al pueblo – suspiro el rey – Atsushi, vas a quedarte y esta vez, no vas a jugar

― ¿eh? ¿Cómo que no voy a jugar Padre?

― Has estudiado, has aprendido y crecido, tienes 18 años – suspiro el rey – quiero que te hagas cargo completamente mientras yo no este

― Pero padre, tú solo te vas por negocios y lo mío... no es ser rey

― ¿de qué hablas hijo? Tú vives para este pueblo y ellos por ti

― Entiendo – suspiro el albino

― Dazai – le llamo el rey a lo que el castaño rápidamente le miro – eres un chico inteligente, no solo cuides de mi hijo, aconséjale sabiamente

― Si rey

― Y evita los suicidios – agrego el rey

― Lo intentaré Rey – dijo sonriente el castaño

Después de una larga conversación, la cena estuvo servida, para los Nakajima no era cuestión de honor o prestigio, no, habían llegado a ese pueblo con toda la intención de liderar a la amable gente por un mejor futuro, El rey Nakajima Ango era un hombre con grandes conocimientos marítimos, ex comandante de un puerto militar, quien al retirarse encontró una pequeña pero grata fortuna la cual uso para transportarse con su hijo a Yokohama, donde fueron acogidos y ahora cuidaban de los pobladores. Dazai no conocía mucho del rey puesto que Oda Sakunosuke le había presentado a él, todo lo que sabía era que encontró un tesoro, que se llamaba Nakajima Ango y que el pueblo los amaba

― Rey Nakajima, ¿se llevará a OdaSaku? – pregunto Dazai

El rey Ango conocía los sentimientos del pequeño Dazai y su gran admiración por el joven Sakunosuke pero no podía evitar jugar con una pequeña y nada burlona risa para el castaño – por supuesto, es quien cuida de mi Dazai, así como tú de Atsushi

― Ojala se quedaran – dijo Dazai jugando con una zanahoria

― Ojala – le siguió Atsushi

― Dazai, no juegues con la comida, Atsushi siempre está siguiéndote – regaño Oda al castaño

― Lo siento Odasaku

La mañana había llegado, con ella el rey, su hijo y ambos caballeros recorrían la ciudad, para la familia Nakajima el saludarlos a todos era parte de sus rutinas diarias no por compromiso, por placer, Atsushi disfrutaba de algunos puestos que le regalaban pan o alguna fruta, el rey aconsejaba a los campesinos sobre sus sembradíos, y tanto Oda como Dazai eran agradecidos por cuidar de ambos Nakajima, el resto de soldados les admiraba y soñaban por tener un puesto tan agradable como el que tenían Dazai y Oda

Atsushi jugaba en la playa con los niños, el rey disfrutaba de la compañía de los ancianos mientras Dazai y Oda hablaban de las nuevas vendas del castaño cuando un joven soldado se acercó a Oda

― Capitán Sakunosuke, los jóvenes vigilantes han visto un barco bucanero acercarse

― ¿un bucanero? No, no puede ser – suspiro el pelirojo – sigan vigilando, me llevaré al rey

― Si capitán – dijo aquel soldado retirándose

― Vamos Dazai, tenemos trabajo

― Si OdaSaku

Dazai y Oda se llevaron a ambos Nakajima con el pretexto de descansar, no era mentira, era cierto, no había que alterar la paz del reino y la noche... se acercaba rápidamente

La noche había caído pero Atsushi no dormía, estaba en la habitación de su padre junto a este, Dazai y Oda revisaban los muelles, aquel barco bucanero se había desaparecido, Oda regresaba con Dazai a la casa de los Nakajima, tampoco era algo de gran lujo, incluso era una casa más común que las de los demás aldeanos, solo que los Nakajima habían construido algunos puentes subterráneos

Ango y Atsushi platicaban, más bien Ango le enseñaba a Atsushi, era un padre amoroso y tierno, eso jamás lo negaría, a poco tiempo Dazai y Sakunosuke habían llegado, conociendo de las noches de enseñanza de los Nakajima se quedaron en la sala a discutir nuevas estrategias

― Siempre has sido bueno para ser estratega, pero te hace falta mejorar el hecho de honor

― Lo sé, intento ser lo más honesto posible Odasaku – dijo el castaño mirando las cartas de navegación

― ¿Sabes quién podría haberse acercado?

― Es una isla abandonada, apenas y se ven las casas, muchos traficantes podrían venir y al ver multitud retirarse, no buscarán pelea y es lo que creo que paso hoy – dijo Dazai

― En momentos así me alegra tenerte Osamu

― Gra-Gracias OdaSaku – dijo el castaño sonriente

Dazai y Oda continuaron investigando sobre lo que paso aquel día, habían pasado ya tres días desde entonces y nuevamente la noche había llegado a la casa Nakajima, está vez Atsushi descansaba, Dazai vigilaba su habitación mientras Oda y el rey Ango revisaban las cartas de navegación para su próximo viaje, Dazai aburrido decidió acercarse a ambos expertos

― Deberíamos navegar por el oriente en está ocasión mi rey

― Tus cálculos son correctos Oda, nos llevaría menos tiempo y podríamos volver con Atsushi y Osamu pronto

― Mi rey, Osamu Dazai es digno para cuidar del príncipe

― Lo sé, le has educado bien, aún recuerdo cuando lo trajiste con el pretexto de haberlo rescatado de un naufragio y veo que ambos fortalecen sus sentimientos

― Mi rey, debo decir que lo que dice es algo

― Lo sé, pero está bien para mí – suspiro el rey callándose al momento

― Rey Ango, Odasaku – si, había llegado el castaño a la habitación donde ambos mayores callaron - ¿les puedo acompañar?

― No hay mucho de qué hablar Osamu, hemos terminado, zarparemos mañana

― Entendido, cuidaré bien del príncipe Atsushi, mi rey – respondió Dazai

Mientras tanto, en una cueva no muy lejana al puerto, un navío se encontraba, había tocado puerto, pero no precisamente el puerto, la tripulación del navío "Sorrow" estaba en sus horas de descanso, hasta que dos de ellos regresaron de su gran misión

― Capitán Nakahara – le hablo un pelirrojo

― Tachihara, Gin, han vuelto – sonrió el pelinaranja – díganme ¿Qué descubrieron del reino?

― Pudimos conocer al mismo rey en persona, el príncipe incluso nos abrazó y nos regaló pan, son muy confiados – dijo Tachihara

― Al parecer es un ex militante de la marina quien encontró el oro y lo usa para hacer mercados y negocios para el pueblo

― Ya veo ¿algo de verdad importante? – respondió Nakahara

― Si, el rey partirá en la mañana dejando al príncipe a cargo, solamente le cuida su soldado de compañía

― Siendo tan confiado será realmente fácil esté trabajo – suspiro Nakahara – está bien, iremos por el príncipe

― ¿Por qué el príncipe mi capitán?

― Akutagawa – le miro sonriente el capitán - ¿no te lo he dicho? Si quieres un gran botín, es fácil robarlo, pero si ese viejo y ahora nombrado rey fue militar debe saber cómo esconder bien ese oro y solo usar lo necesario para sus viajes

― Entonces ¿por eso tomaremos al chico? – pregunto su segundo al mando Akutagawa

― Así es mi querido segundo, ese chico es el que nos dará el oro – sonrió el capitán Nakahara

― Ya escucharon perros sarnosos – dijo Akutagawa – mañana mismo iremos por el príncipe

― Exacto, antes de que el rey entre en aguas oceánicas, no queremos que este muy lejos – dijo Nakahara sonriente

La hora había llegado, Atsushi despedía a su padre, muchos habitantes del pueblo estaban allí, querían despedir de gran forma a su rey esperando su bendecida llegada en un par de semanas, en cuanto zarparon, los habitantes llevaron a Atsushi y Dazai a su celebración como nuevo rey sustituto en lo que el Rey Ango regresaba, pastel, música y buena comida eran dueña del día

Atsushi iba de un lado a otro sonriendo y saltando con niños, el albino era bueno con eso, las mujeres le daban comida y los hombres consejos, era un niño amado y por lo tal Dazai vigilaba de lejos, no, no mal interpreten, él también era llenado de mimos y comida por cuidar de Atsushi todo el tiempo, sin mencionar algo de licor del bueno para el querido castaño cuidador del albino

― Príncipe Atsushi – le llamaron, Atsushi miro sonriente

― Oh, a usted no le había visto – sonrió el albino - ¿llego en la embarcación pasada?

― Si, su padre el rey Ango nos otorgó un grandioso viaje – contesto aquel pelinaranja

― Es un gusto señor...

― Chuuya – respondió sonriente – Nakahara Chuuya

― ¡Atsushi-kun! – gritaba Dazai mirando a todos lados – disculpe madam Jen ¿ha visto a Atsushi-kun?

― Si, fue a saludar a los nuevos – sonrió la Madam

― Gracias madam Jen – dijo Dazai siguiendo buscando al albino

Busco y busco pero no le encontró, comenzaba a preocuparse, el albino no desaparecía así nada más y un indicio del destino le ayudo, logro ver a un hombre no muy alto con una capa negra que cargaba con Atsushi a sus espaldas

― ¡ATSUSHI-KUN! – grito Dazai y corrió mientras gritaba - ¡ARMADA! ¡SOLDADOS!

― ¡PIRATAS! – se escuchó el grito de un forajido

― Maldita sea – dijo Dazai mirando aquello – piratas...

Dazai siguió corriendo, debía proteger a Atsushi, los soldados se encargarían del pueblo y los piratas, si el rey volvía y no estaba su hijo sería ejecutado, peor aún Oda sería ejecutado por haber otorgado su confianza, no podía permitirlo, no le daba miedo morir pero pensar en Oda era otra demanda.

Dazai corrió y corrió hasta que logró alcanzar a aquel chico de capucha negra, le enfrento con su espada logrando dejar a ambos chicos en el suelo

― ¿últimas palabras? – dijo burlón

― Claro, buenas noches

― ¿disculpa? – fue todo lo que Dazai dijo antes de ser golpeado en la cabeza

― Vaya, vaya – decía Chuuya mirando el cuerpo del castaño tirado en la arena – mira que trajo la marea, carne fresca... - sonrió el pelinaranja

― Capitán, sus ordenes

― Llévate al príncipe, yo me hare cargo del traidor

Dazai sentía el olor podrido de la madera, se levantó ligeramente tallando su cabeza, le dolía y mucho, miro a su alrededor, una tripulación de mala muerte y suspiro

― ¿Dónde está Atsushi-kun? – pregunto Dazai mirando molesto a la tripulación, está solo se soltó a grandes y fuertes risotadas

― "Atsushi-kun" está encerrado y escondido – sonrió nuevamente el pelinaranja abriéndose paso entre sus subordinados piratas – bienvenido al precioso Sorrow, Osamu Dazai ExCapitan

― Chuuya... - le llamo molesto - ¿Dónde está Atsushi-kun?

― Oh disculpe mi ex capitán, que atrevido de mi parte el no darle la bienvenida al más frio, codicioso, tirano, cruel y despiadado capitán de los 7 mares... - desenvaino su espada y miro al castaño – ¿tu noble puesto de caballero te ha hecho olvidar lo que es el código o acaso las vendas te aprietan demasiado?

― Mis vendas están perfectas – dijo levantándose – ¿piensas blandir espadas conmigo? Si ni siquiera porto una, debo apostar a que he sido desvestido

― Lleven al ex capitán a su hermoso camarote, estoy seguro que disfrutará de las ratas alrededor – dicto Chuuya

― Si capitán – dijeron los piratas

― Oh y – sonrió mirando al castaño – enciérrenlo con el perro también

― ¡¿Qué?! ¡¿Un perro?! ¡Está me las pagas Chuuya!

Por otra parte, Atsushi despertaba de su gran sueño, un golpe en la cabeza para un joven chico no es nada bueno, miro a su alrededor, un pequeño navío, realmente pequeño, pero con bandera negra, piratas tenían que ser, miro a su alrededor y por fin noto que llevaba esposas en sus manos y suspiro, su padre le advirtió tantas veces y ahora estaba en una de esas situaciones

― Por fin despiertas – escucho Atsushi y volteo a ver a su captor, un joven de piel pálida y sucia, cabellos negros tan oscuros como la noche pero puntas tan blancas como la luna, una capa larga y negra endurecía su ya rostro rudo, pero dejaba a sus ojos a la vista, unos preciosos ojos grises, tan grises que podría compararlos con la preciosa luna por las noches estrelladas

― ¿qui-quien eres tú? – pregunto el albino

― Soy Akutagawa, segundo al mando – miro al chico de cerca – y tu verdugo si se te ocurre escapar... será mejor que le temas a la muerte

― Da-Dazai-san... - miro al horizonte- Dazai-san... ¿Dónde estás?




...

Estaré subiendo los capítulos cada semana, espero que los 7 mares no los lleven a las profundidades del averno 

¡Gracias por leer!

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