Ovejita (Jung Hoseok)
Luisa.
Estaba congelándome, no sentía los dedos de mis manos y la quijada me dolía por la tensión y el castañeo de mis dientes. Llevaba más de tres días caminando y un poco menos de un día sin comer. Debería de haber muerto.
Pero mi vida no iba a terminar así, tenía un cometido había recorrido todo este camino para obtener esto y juro que no me iré de este plano terrenal hasta conseguirlo.
—Pero que veo —me quedé estática —¿Qué hace una oveja perdida por mi territorio?
Quería levantar la mirada pero el terror que sentía me lo impedía solo veía esas botas negras, quería hablar, pero no podía.
—Al parecer es muda, entonces —se inclino hacia mi —no gritara si deseo hacerle daño.
Caí hacia atrás del susto, no quería demostrar temor pero no podía evitarlo, su presencia era abrumadora y yo estaba al punto de la inconciencia.
—Solo contéstame una cosa —se agachó moviendo su abrigo para poder abrir un poco sus piernas —¿Me buscabas?
—Si.
Después de eso me desmaye.
Cuando volví abrir los ojos, me encontraba enfrente de una chimenea cubierta con solo una cobija hecha de algún tipo de pelaje, los sonidos de la chimenea, era lo único que me acompañaba, el calor en mi cuerpo era demasiado agradable tanto que tarde mas o menos un minuto en darme cuenta que estaba desnuda.
Me senté asustada buscando mi ropa, cuando mire alrededor del lugar, observe un sofá al fondo donde estaba aquella figura oscura sentada observándome con unos ojos intimidantes, me cubrí de inmediato.
—¿Tiene sentido cubrirse? —se recargo sobre sus rodillas sosteniendo su rostro entre las manos— ¿Quién crees que te quito a ropa? Todo lo que tengas debajo de esa cobija ya lo vi.
Entre el terror, la vergüenza, y la confusión mi rostro ardía en un rojo tan intenso como las llamas.
—¿Cuál es tu nombre ovejita?
—Luu..Luu..Luisa.
Mi voz temblaba demasiado. Se levantó del sofá y se acercó a una de las mesas junto a la chimenea sirvió una taza de alguna especie de te, se acerco de nuevo a mí y la extendió.
—Bebe esto —me entrego la taza —seguirá regulando tu temperatura.
Olí un poco el contenido, pero no lo bebí.
—Es manzanilla con miel, de querer hacerte algo, tuve bastante oportunidad, relájate ovejita.
—¿Dónde esta mi ropa?
—Secándose —señalo una habitación —esta ahí, estaba congelada al igual que tú, habrías muerto si te la quedas puesta.
Bebí un poco del te tratando de evitar su mirada, si era algo malo para mí al menos quedaría inconsciente.
—¿Me dirás para que me buscabas?
—Quiero matar a mi padre —bebí de nuevo de la taza, pero él no mostró ninguna expresión —necesito matarlo, quiere casarse con mi hermana menor.
—¿Por qué no huyes con tu hermana?
—Porque es regidor de dónde vengo, no tendríamos muchos lugares a dónde ir, además la tierra es de nosotras mi madre la dejo a nosotros, no planeo dejarle algo a ese viejo cerdo.
—¿para que me necesitas? ¿no puedes matarlo por tu propia mano?
—Podría, pero es un poderoso hechicero — me toque entre los senos —seguro vio la marca, mi hermana y yo la tenemos desde que nacimos la puso ese mal nacido para que no pudiéramos usar nada en su contra, mato a mamá apenas pudimos tener el ciclo rojo —se me hacía un nudo en la garganta —quiero la fuerza para matarlo, puedo hacerlo yo, pero necesito que me quite el sello.
—¿Qué me darás a cambio? —sus ojos brillaron —dinero es claro que no tienes.
—Le daré mi vida al terminar mi cometido, no me interesa morir después, mi hermana se quedará con las tierras y por mi está bien.
Se frotó la barbilla y negó con la cabeza antes de acercarse más a mi.
—No me sirve tu vida de esa manera, pero tienes algo que deseo —su rostro quedó tan cerca que su aliento me pareció delicioso —tu cuerpo.
Me aleje de manera inmediata, cubriendo mi cuerpo, el rubor en mis mejillas se encendió, por alguna razón mi vientre cosquilleo ante la imagen de este hombre sometiéndome a sus oscuros deseos.
—Me parece extraño que estés dispuesta a morir por tu deseo, pero el entregar tu cuerpo es algo horripilante.
—Jamás he estado con nadie.
—Lo se, puedo oler que eres pura, por eso lo deseo.
—Eso es...
—¿terrible? — se sentó cerca del fuego extendiendo sus largas piernas — todos nos guiamos por nuestros deseos, el mío es tener tu cuerpo y el tuyo matar a tu padre.
—¿Solo eso? —no entendía, pero su trato no sonaba mal —después de eso me quitará el sello.
—Dame tu virginidad y yo mismo mataré a tu padre.
El pulso lo sentía en mi cuello, el hechicero es atractivo, demasiado, su rostro es cincelado y perfecto posee una piel lechosa y lisa, su cabello negro estaba en sincroniza con su atuendo y lo oscuro de su mirada. No quiero que mi primera vez sea de esta manera, si no hago el pacto mi segunda opción es padre.
—Puedes tomarte tu tiempo entiendo que no es una decisión sencilla.
Me levanté quitando la cobija que me cubría dejando ver mi cuerpo totalmente desnudo. No podía pensarlo. Pues no tenía tiempo en realidad.
—Solo sea gentil.
—Ven aquí.
Me acerque lentamente tragando todo lo que me quedaba de dignidad, me sentía de nuevo temblar, pero esta vez no era por el frio. Me tomo de la mano tirando de mi hasta que mi cuerpo quedo totalmente encima de su entrepierna.
—No soy un desalmado, si noto que te estoy haciendo daño me detendré, si creo que no te gusta voy a parar, pero puedo leer en tu mirada que tienes curiosidad de esto y de ahí partiremos, lo primero es hidratar esos preciosos labios tuyos.
Tomo mi rostro con delicadeza y empezó a besarme, su aliento es cálido además de que sus manos me dan sensación de confianza, mis hombros se relajaron conforme avanzaba el beso, de una pequeña mordida me hizo abrir más los labios para jadear un poco y meter su lengua.
Esa sensación de dominación con los movimientos dentro de mi boca era embriagadora, el beso se volvió más salvaje tomábamos intervalos para tomar aire, pero en un momento él estaba sobre de mí, sus ojos destellaban lujuria y mis pezones duros le mostraban que estaba satisfecha con el juego previo.
—Me gustaría el preguntarte si continuamos —bajo para modere uno de los pezones sacándome un gemido intenso —pero esta dureza me contesta sin preguntar.
Sus labios delgados ahora hinchados por los fuertes besos dados, su lengua se deslizo hasta acariciar mi ombligo la sensación me hizo arquear la espalda, además de que mis piernas se abrieron ante él.
—Perfecta Luisa.
Mi nombre en su voz, ahora más gruesa hicieron que la humedad naciente entre mis piernas se extendiera como un rio, sus manos separaron mis piernas para que sus dedos alcanzaran, los pliegues de mi sexo, primero su nariz rozo la entrada para lo siguiente fue sentir de nuevo su lengua esta vez en esa parte sensible.
—Ahmmm...
Sujete su cabeza para intentar alejarlo, no porque la sensación fuera desagradable, sino porque no sabía cómo lidiar con la corriente eléctrica que recorría todo mi cuerpo.
—Ovejita sabes tan dulce —lamio de nuevo para después succionar con fiereza la parte más sensible —necesito que exclames mi nombre, que retumbe por todas partes tus gemidos diciendo Hoseok.
Sabía que el hechicero era nombrado Jung, más nunca había escuchado su nombre completo, se supone que solo los que pactan con él o tienen una conexión directa pueden llamarlo de esta manera, y a mí me estaba dando el honor de gemirlo.
—Ho..Hoseok.
—No te reprimas linda, dame esa dulzura que busco, llena mi boca con tu miel.
Metió la lengua rodeando mis paredes internas, haciendo que me temblaran las piernas y un placer sin explicación me recorriera desde la nuca hasta mi vientre, haciendo que los dedos de mis pies se doblaran fuertemente.
Se quitó la ropa mientras la sensación comenzaba a abandonar mi cuerpo, podía ver su figura iluminada por la chimenea, nunca había visto un cuerpo tan apetecible, músculos firmes, cuerpo delgado pero tonificado, solo había dejado un collar que lo hacía lucir aún más sensual, su miembro casi topaba con su estómago de tan erguido que se encontraba.
—Entrare sin más, no puedo soportar tanto el verte de esta manera sin sentirlo directamente sobre mi miembro, dolerá no te mentiré, pero valdrá la pena.
Antes de que mi respiración dejara de ser agitada se acomodó levantando mi pierna para entrar alineándose perfectamente y después hundiéndose de lleno, la punzada y ardor fueron tal que un grito salió de mi garganta, la piel se estiraba con agresividad a pesar de los húmeda que me encontraba, primero se quedó quieto besando mi muslo esperando que mi cuerpo se adaptara al tamaño de su miembro.
Como si eso fuera posible.
Volvió a moverse un poco más lento, pero enterrándose más profundo hasta que entro cada centímetro de su falo, yo arañaba sus brazos.
—Hoseok.
Se detuvo un poco solo para levantarme aun sobre su miembro, acomodándome sobre de él, me tomo las caderas con las manos mostrándome como deseaba que me moviera.
—Mírame Luisa, solo concéntrate en mi.
Sus ojos me tenían atrapada, el dolor ya era parte de un segundo plano, ahora quería moverme más rápido. El sello en mi pecho empezó a marcarse más empezando a desvanecerse, sentí un calor interno que no se podía explicar.
—Vuelve a decir mi nombre Luisa, solo una vez más.
—Hoseok.
Me aferre a su espalda liberándome nuevamente, pensé que me desmayaría, pero logre abrir los ojos antes de sentir como era llenada con ese líquido caliente que se desbordaba en mi interior, mordió un poco mis hombros al bajársele la tensión.
—Mañana al amanecer partiremos a por tu padre, el sello se ha roto, pero tus poderes no sabes usarlos aún.
—Eso no era el trato.
—Después de esto ovejita, si deseas algún reino te lo daré.
Volvió a besarme y yo ya quería reafirmar el pacto, el pensar que este sujeto me daría la cabeza de mi padre en charola de plata me había vuelto a evitar.
VOLVI PERRAS.
Mentiri les amo, pero si la verdad estaba en un hiatus muy feo, sin tiempo, sin inspiracion, deprimida, pero ya con este regrese.
Desde que salio el set de foto de mi sol hermoso la sensacion de un hoseok hechicero me inspiro, por eso cree este personaje, que sale en mi fic de ASHES, pero merecia un ONE SHOT como a mi me gusta hacerlos, asi bien indecentes,
Este one shot esta dedicado para mi preciosa Lu, que esta en mi grupo de lectoras de whatsapp, solo te lo presto poquito porque es mio, chaito les veo, y besitos en la cola.
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