8. "Entre rejas"
(Narra Hugo)
No me lo podía creer. ¡Fue todo tan absurdo!
Me lavaba las manos una y otra vez en el lavabo. El agua estaba ardiente y se podía ver cómo se empañaba el cristal del espejo.
Era muy estúpido. Querer ayudar a alguien y que se riesen de ti. ¿Qué clase de crueldad era esa? ¡Estaba superando los límites! Ni siquiera entendía por qué motivo decidí de pronto contribuir a la resolución de los problemas de Elmer. ¿Curiosidad? Debía de ser eso, pero JODER. ¿Besarme para burlarse de mí? Lo besé una segunda vez tras habernos separado del primero. El contacto era tan tremendamente similar al de Brad que no fui capaz de ignorarlo. Además, sus rostros se parecían mucho, pero los ojos eran idénticos. No podía apartar la mirada...
- ¿Pero en qué estoy pensando? - me eché agua en la cara.
Mi respiración era irregular y mi rostro aun estaba mojado y goteando. Bajo mis pies se había formado un pequeño charco y el ambiente en el baño comenzaba a ser un tanto sofocante.
De pronto se oyeron unos golpes en la puerta.
- ¡¿Piensas salir de ahí?! - continuó golpeando desde el otro lado -. ¡Estás perdiendo mucho de mi tiempo y tengo cosas que hacer! ¡Date prisa, niño!
Esa voz tan desagradable era de uno de mis clientes habituales. Obviamente no se le iría a cobrar por el tiempo que yo no le prestara pero el hecho de que le diera largas solo lo ponía de peor humor.
- ¡Llevas ahí ya más de media hora! ¡Sal de una puñetera vez!
Cerré el grifo. Se podía apreciar el silencio del otro lado y fue entonces cuando abrí la puerta.
- ¿Qué hay con esa cara? - me agarró del carrillo -. ¿Has estado lloriqueando acaso?
Comencé a regular mi respiración gradualmente pero mantuve el cuerpo en tensión.
- Habrás tenido una discusión con tus padres - dio unas palmaditas sobre mi rostro y justo cuando parecía que me iba a dar la espalda se volvió y me agarró violentamente del cabello -. ¿Y es por eso que me has tenido que dejar esperando durante tanto tiempo?
Solté unos quejidos pero me dejé arrastrar hasta su cama, recubierta de sábanas grises, como era usual. Me empujó sobre la misma y agitó el dedo acusador.
- No te relajes, niñato. Incorpórate y dale más energía a este cuerpo.
Ese sedoso y grasiento saco de dónuts que se había desabrochado el pantalón lo había deslizado ligeramente, lo suficiente como para sacar su tumor abultado.
Sí, adivinen quién tenía que llevarse eso a la boca.
******
Unas horas más tarde ya me encontraba recogiendo las pocas pertenencias que me solía llevar al bar y le avisé a Lorenz de que había terminado mi turno. Él era quien me llevaba a casa tras acabar ya que hubo varias ocasiones en la que pervertidos comenzaban a seguirme.
Aquella noche me echó la bronca por haber tenido solamente dos clientes cuando el bar estaba repleto de gente. Sí, podría haber tenido un tercero pero no quería. No lo habría podido soportar.
Desde el día anterior, ya no solo pensaba en Brad sino que Elmer también comenzó a invadir mis pensamientos contrarrestando los bonitos recuerdos con el dolor que me causó en la última ocasión. Lo único que quería era llegar a casa sin tener que cruzarme con él ni para ir al baño, cosa que no conseguí.
- ¿Te has quedado despierto esperándome? - cuestioné enojado sin levantar mucho el tono de voz para no despertar a nadie -. ¿Eres consciente de que son casi las 4 de la madrugada?
- Solo he ido al baño - bostezó -. Ni de coña me quitaría 6 horas de sueño esperando a que volvieras para disculparme por lo de antes. Ha sido una mera coincidencia.
- Así que tengo razón.
- He dicho que no es así - respondió monótono mientras se frotaba el pecho a través de la camiseta -. Y oye, tengo sueño, no me hagas preguntas innecesarias - agitó la mano.
Elmer se dirigió de vuelta a su cuarto y yo lo seguí con la mirada hasta que cerró la puerta.
- ¿En qué estará pensando? - me pregunté en voz baja mientras cogía ropa limpia del armario.
Ese maldito castaño de sonrisa atracti-... ¡Horrible! Quería decir horrible, escalofriante, ¿qué demonios? ¿Cómo podría seguir viendo atractiva su sonrisa después de todo lo que había pasado? No había manera.
Resoplé. Esa persona era capaz de alterarme con su mera existencia. Era impresionante.
Entonces me acordé de que tendría que ver a Wayne pronto y él iba a acompañarme. Entendía que sus padres tenían la obligación de no dejarme salir solo desde que me "adoptaron" temporalmente pero ¿por qué Elmer?
******
Viernes. El día de visitas a los encarcelados.
No me había vestido de ninguna forma especial ya que no era un día especial y, sinceramente, tampoco echaba de menos a ese hombre. No había hecho nada por mí en todo ese tiempo por lo que no valía la pena ir a visitarlo, pero ahí estaba, frente a la puerta de comisaría.
- Él venía a ver a su padre, Wayne Chance - dijo Elmer en mi lugar.
Al verme ausente, me pisó el pie para que interviniera.
- Agh... - me aparté de él de golpe bajando de las nubes -. Sí, soy Hugo Chance - saqué mi documento de identidad -. Aquí.
Mientras el responsable se puso a teclear mis datos Elmer y yo nos enfrentábamos con la mirada diciéndolo todo sin necesidad de hablar.
- Listo - nos interrumpió el encargado -. Ahora le acompañarán a la sala.
Tal y como dijo, se nos acercó una mujer en uniforme y nos llevó a una salita, pero sólo yo tuve permiso para entrar.
No había nadie en la sala. Solo un montón de asientos libres a ambos lados de un cristal que separaba a los encarcelados de los visitantes.
Entonces una puerta al otro lado se abrió.
- Tienen 40 minutos - dijo una voz antes de que se le viese entrar a Wayne.
El hombre, en cuanto me vio pareció alumbrársele el rostro.
- Hugo, has venido... - murmuró mientras se acercaba a tomar asiento.
- ¿Necesitabas algo?
Wayne portaba una expresión relajada cuando formuló la siguiente pregunta.
- ¿Cómo...vives con los Dufault? ¿Comes bien? ¿Estás a gusto con ellos?
- Estoy bien.
- Ya veo...
Miró a sus alrededores y apoyó las manos sobre la mesa.
- El otro día...recibí una carta de tu tía y el viernes anterior me hizo una visita.
- ¿Rose?
- No, no la conoces, acaba de volver de Argentina. Se llama Eyre.
- ¿Y me odia tanto como la otra? - desvié una mirada cargada de repugnancia.
- Eyre no te odia. No le agrado yo, eso es todo.
No conseguía aceptar a un hijo de prostituta. Para Rose, el qué-dirán era esencial para mantener una buena imagen frente a la sociedad.
- Bueno - intervine -, y esa tal Eyre, ¿qué quería?
- Es una mujer viuda y ha trabajado años como educadora infantil. Tiene sus dos hijas pero le gustaría que fueras a vivir con ella por un tiempo - anunció.
- Ni hablar.
- ¿Qué problema hay?
- Me niego ir a vivir con una desconocida. Nada me garantiza que me irá mejor.
- ¡Pero es parte de tu familia! No hay nadie en este momento con quien te puedas sentir más como en casa.
Con Brad.
Él era mi hogar.
- No hay nada que eche de menos en casa.
Wayne no respondió a eso. Sabía perfectamente que él también estaba incluido en la acepción.
- Si esto es todo, me voy - dije haciendo ademán de levantarme.
- Siéntate, Hugo - repuso con autoridad -. Aun no he terminado.
Con desgana, me senté lentamente de vuelta y me crucé de brazos.
- No quiero que los padres de Brad te consideren una molestia.
Brad.
- ¿Suelo serlo?
Una molestia.
- Si por alguna razón necesitaras irte, aquí tienes la dirección de tu tía. No dudes en buscarla - me pasó una nota.
Wayne se levantó y la puerta de salida le fue abierta.
- También puedes contactar conmigo si necesitas algo.
Dejó la sala tras haberse despedido y yo me quedé solo en aquel lugar.
¿También soy una molestia para ti, Elmer?
¿Es por eso que me desprecias tanto?
*****
(Narra Elmer)
-----
Vero🌹✨: son 40 min cierto?
Tú: Sí, se supone, pero dudo que aguante todo ese tiempo ahí con él.
Vero🌹✨: estas muy positivo hoy
Tú: ...
Tú: Hugo no se lleva nada bien con su padre. Las pocas veces que se lo he mencionado se ha puesto de aun peor humor y siempre dice eso de "no es mi padre". No tardará en salir.
Vero🌹✨: y luego que haras?
Tú: Lo llevaré de vuelta a mi casa y supongo que bajaré a desinfectar la moto.
Vero🌹✨: por que no empiezas ese trabajo que tenias que hacer con el?
Tú: Con él y otra pesadilla.
Vero🌹✨: con el y otra pesadilla
Vero🌹✨: perfecto
Vero🌹✨: vas a hacerlo?
Tú: Ya veré. Si Hugo no se va otra vez de puteo puede que funcione.
-----
La puerta de la sala de visitas se abrió y entonces salió el chico con cara de descontento.
-----
Tú: El pajarillo ha salido.
Tú: Te escribo luego.
Vero🌹✨: que tierno que lo llames pajarillo ^3^
Tú: Es una palabra de desprecio. Ya te contaré lo que ocurrió ayer.
-
----
Guardé el móvil en el bolsillo y me levanté.
Hugo pasó por mi lado sin levantar la mirada del suelo y entonces lo detuve.
Se soltó de mi agarre.
¿Le habrá ido mal con su padre o era yo otra vez?
Lo volví a detener.
- ¿Qué quieres? - preguntó con reproche.
- ¿Por qué esa cara de molestia?
- ¿Es nueva acaso?
Fruncí el ceño y lo seguí conforme se fue alejando de mí, dirigiéndose a la salida.
Su padre o yo, su padre o yo...
- Wayne me quiere hacer conocer familiares que nunca antes se habían manifestado - no era yo - Familiares que, por algún motivo no tienen ningún problema en acogerme en su casa.
- Eso es raro, sí - añadí aun agradeciendo que el problema no estuviera en mí.
- Encima la mujer ha pasado la vida con bebés y cree que puede cuidarme bien teniendo ella dos niñas.
- Causas las mismas molestias que un recién nacido - dije como si fuera obvio.
Hugo dejó de andar y por poco me choqué con él. Apretó los puños con fuerza y cambió de dirección conforme continuaba su camino.
- ¡Eh! ¿A dónde vas? - exclamé.
- Voy andando.
Ágilmente subí a la moto y arranqué derrapando el suelo para alcanzar a Hugo. Bajé la velocidad cuando llegué a él y le corté el camino.
- No puedes ir solo.
Sin mirarme siquiera rodeó el vehículo ignorando mi presencia.
- No pensaba pincharme en un momento así. Puedes estar tranquilo - murmuró.
- Viniendo de ti me espero cualquier cosa - dije siguiéndolo con la mirada pero en cuanto mi cabeza no alcanzaba a girar más volví a arrancar la moto y dejé una baja velocidad para ir conduciendo a su lado.
Estaba consumiendo mucha gasolina para nada. Decidí aparcar en el primer lugar que tuviera a la vista y corrí para incorporarme con Hugo.
Él me observó arqueando una ceja mientras yo me limité a mirar al frente.
- ¿Por qué me sigues? - preguntó encogiéndose de hombros.
- No te sigo. Estoy volviendo a casa.
- Me estás siguiendo. Por aquí no se va a tu casa. Y has dejado tu moto.
Guardé las manos en los bolsillos e ignoré sus argumentos.
Totalmente en dirección opuesta a mi casa, caminábamos en silencio hasta que intervine.
- Lo de ayer... No pretendía decir esas cosas - confesé -. Bueno, un poco, pero no, nada de eso.
- ¿Qué?
No encontraba las palabras adecuadas para disculparme, además de que nunca me había disculpado con Hugo y no era nada fácil.
- Nada, déjalo - me rendí rápidamente.
Hugo no me dirigió la palabra de nuevo. No nos miramos. Ninguno de los dos nos atrevíamos.
De hecho, ¿sabía alguno de nosotros a dónde nos dirigíamos?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top