23. "45° hacia una amistad"

No sabía qué día era pero ya habíamos pasado claramente unos días en el hospital. Yo solo tenía una herida grave pero me la trataron como era debido y pronto me dieron de alta. A Elmer lo sacaron poco después.
El día en que su padre lo trajo a casa no sabía cómo mirar a Charles a los ojos. Él no nos había preguntado nada mientras estábamos ingresados pero sabía que la conversación iría a surgir de un momento a otro. El único hijo que les quedaba había perdido la vista, tres dedos en la mano derecha y dos en la izquierda.

Charles cuidaba muy bien tanto de Elmer como de mí, pero me sabía muy mal hacer de víctima así que intentaba hacer las cosas por mí mismo. Aunque si había algo que no podía hacer solo era ducharme porque me mareaba a veces. Charles me ponía una silla para facilitarme el lavado pero aun así no se alejaba mucho de mí por si necesitaba ayuda. Yo cerraba la cortina para tener más intimidad y comenzaba a enjabonarme.

- Hugo, creo que tienes algo que contarme - intervino mientras me esperaba fuera.

Era mucho más fácil hablar de estos temas sin mirar a la otra persona a la cara pero era difícil de cualquier manera.
Con un suave chorro de agua desprendiéndose sobre mi cuerpo le contesté brevemente.

- Sí...

Él esperaba a que siguiera hablando pero costaba mucho más de lo que parecía encontrar las palabras. Me puse de espaldas a él e intenté buscar un comienzo.

- He...tenido muchos problemas estos años - pensé en cómo explicarle lo ocurrido sin tener que recurrir a mayor detalle -. Algunos de ellos eran con Brad y Elmer y...

- Hugo - me interrumpió -. Te dije que podías contarme lo que sea. ¿Por qué no lo hiciste?

- N-no lo sé... Es difícil.

- Más difícil es ahora. ¿Quieres que sigamos hablando fuera?

Mirándolo a la cara... Eso sería imposible.

Charles se acercó a la ducha y yo cerré el agua. Entonces vi como asomaba la mano para estrecharme una toalla.

- Hugo, no te voy a echar la culpa de nada; solo quiero saber que ha estado pasando todo este tiempo. Vamos, cúbrete.

Tomé la toalla y me sequé el cuerpo envolviéndome seguidamente la cintura. Di un paso fuera y me encontré con él ofreciéndome su mano. La acepté y me ayudó a secarme el pelo con delicadeza.

- Puedes confiar en mí - murmuró mirándome a los ojos aun con las manos sobre mi cabello -. Somos familia, ¿no?

Me ruboricé y desvié la mirada. Mi corazón se había acelerado pero sentía mucha calidez mientras Charles me seguía acariciando el pelo.

- Lo somos - respondí pensando en Brad.

Brad fue mi mejor amigo, mi novio y habría llegado a casarme con él si no fuera por las circunstancias. Habríamos tenido la familia que nunca tuve...

Charles me abrazó tiernamente. Me sorprendí mucho pero sentí como se me hacían agua los ojos.

- Sin importar lo que haya pasado, ya no se puede cambiar - dijo sin intenciones de deprimirme -. Lo que puedes cambiar es lo que ocurrirá de ahora en adelante. Equivocarse es cosa de todo ser humano, pero aprender de los errores es lo que se valora.

Levanté los brazos para corresponderle al abrazo y me agarré con fuerza de su camiseta hundiendo mi rostro en su clavícula.

- Ya está todo bien, ¿verdad? - siguió hablando -. ¿Hay algo en lo que aun pueda ayudarte?

Me froté los ojos contra su ropa y murmuré sin levantar la mirada.

- Todo...ha terminado.

Charles me acarició la cabeza y me dio un beso en la frente.

- Entonces no tienes de qué preocuparte - dijo -. Sé que eres un buen chico y que jamás habías tenido malas intenciones hacia nadie que no lo merezca. Brad te quería muchísimo y nosotros también. Incluso Elmer te aprecia de una forma que ni te puedes imaginar.

Abrí los ojos de par en par. No esperaba que hablara de Elmer en un momento así. Al menos no diciendo eso.

- Elmer, él...

- Es hermano de Brad. Algo en común tienen que tener.

- Pero yo...le hice daño.

- Elmer ve cosas en ti que nadie más ve. Si le has llegado a hacer algo alguna vez no creo que sea suficiente para que él borre la imagen que tiene. Las cosas buenas no desaparecen fácilmente.

Eso era lo que cualquiera habría dicho de Brad pero...¿Elmer era tan parecido a él acaso?

Me aparté de Charles y antes de que me limpiara los ojos con el antebrazo el padre de Elmer sacó una toallita y me refrescó el rostro.

- Gracias... - murmuré.

- En familia hay que apoyarse los unos a los otros - me puso una mano sobre el hombro -. Puedes contar con cualquiera de nosotros para lo que necesites.

Bajé la cabeza después de haber asentido.

- Tengo algo que decirle...a Elmer - dije.

Charles sonrió.

- Tómate tu tiempo.

Volví a agradecer y él me ayudó a vestirme. Charles era muy amable a pesar de la apariencia seria que tenía desde un principio. Realmente parecía un padre...

Fui a mi cuarto para dejar la ropa usada sobre la cama y cogí el móvil habiendo recibido unos mensajes.

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Greg💕✨🐣: ¡Hola! ^3^

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- ¿Por qué tengo tu número así? - dije a punto de vomitar mentalmente.

Entré en la agenda para cambiarlo antes de responderle.

-------

: ??

Hetero marica🐞: ¿¿Cómo estás?? 🙊🙊

Hetero marica🐞: ¿Te sigues mareando?

Hetero marica🐞: ¿Y Elmer?

: Bien. A ratos. Bien, supongo

Hetero marica🐞: Ahhhh eso es bueno ^^

Hetero marica🐞: Os estoy haciendo algo por haber sido tan valientes

Hetero marica🐞: Bueno, y a Erik porque ha sido muy amable al traerme una flor cuando me estaban curando 💕

Hetero marica🐞: ¿Cómo lo conociste?

Hetero marica🐞: ¿Cuántos años tiene?

Hetero marica🐞: Es mayor que nosotros, ¿verdad?

: No lo conozco mucho pero creo que tiene cerca de los 20; años arriba, años abajo

: No recuerdo como lo conocí

Hetero marica🐞: A lo mejor tiene la edad de Brad

Hetero marica🐞: 19 para 20

Hetero marica🐞: Porque eran amigos también, ¿no?

: Eso parece

: Y con Elmer también se lleva muy bien

Hetero marica🐞: Erik es muy carismático

Hetero marica🐞: ¡Oh! O.O ¿Te imaginas que tiene mascota? ¡Podría hablarle por eso!

: No tiene

Hetero marica🐞: ¿Cómo lo sabes? ;-;

: Estuve en su casa y vive con Benny y Asier

Hetero marica🐞: ¿Ni un pececito? ;-----;

: Como no lo tenga alguno de sus compañeros en su cuarto...

Hetero marica🐞: Entonces no sería suyo

Hetero marica🐞: No sé de qué hablarle

: Le mola Queen y música antigua varia

: Rock sobre todo

Hetero marica🐞: ¡¿QUÉ DICES?! 😍😍😍

: Seguro que eres hetero?

Hetero marica🐞: ...

Hetero marica🐞: ¿Qué te hace pensar lo contrario?

: Qué nombre le pondrías a Erik si lo tuvieras en contactos?

Hetero marica🐞: ¡Ya lo tengo!

*captura de pantalla enviada*

: No puede ser

: "🌸🙊🐻ERIK💕✨🐣"

: Lo ves normal?

: Y ese fondo de pantalla no podría ser más adorable

Hetero marica🐞: ¡Gracias! ^^💕

: ...

: En fin

Hetero marica🐞: Voy a hablarle 👌😜

: Genial, a ver si quedáis para ir al cine o algo

Hetero marica🐞: ¡Siii!

Hetero marica🐞: Animales Fantásticos y dónde encontrarlos suena muy bien

: Gay

Hetero marica🐞: Que no lo soy >.<

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Rodé los ojos y apagué el móvil. Lo dejé sobre la mesilla y me levanté para ir al cuarto de Elmer pasando primero por la cocina para traerle una taza de capuccino como le gustaba. Seguramente estuviera tumbado en la cama descansando pero me sorprendió verlo en pie estirando.

- ¿No te duele moverte? - le pregunté rodeándolo para dejar la taza sobre el escritorio.

- No puedo estar tumbado las 24 horas del día - respondió sin dejar de hacer lo que estaba haciendo.

Me senté sobre su cama cruzando las piernas.

- No te fuerces mucho que te podría dar un chungo - comenté.

Elmer rió por lo bajo.

- Ya he tenido suficientes chungos. Paso de otro más.

Sonreí al verlo más animado que los primeros días de su vuelta.
Me quedé mirando cómo se esforzaba por trabajar todo su cuerpo aunque algunos ejercicios le dolieran más que otros. Se tumbó en el suelo y empezó a hacer ejercicios de piernas. Me levanté para sentarme junto a sus rodillas dobladas para sujetarle los pies y permitirle mayor facilidad para hacer abdominales. Elmer cruzó los dedos en su nuca y empezó a levantar su torso 45° con cada movimiento. Aunque no podía ver, él fijaba su mirada en un punto fijo y ese era mi rostro. Yo tampoco apartaba mis ojos de los suyos. Quería decirle muchas cosas, agradecerle por haber estado ahí aunque acabásemos discutiendo siempre. Quería hablar con él.

- Elmer...

El castaño acabó 30 abdominales contados y se quedó tumbado mirando hacia el techo aun con la respiración algo agitada.

- ¿Qué?

Me incliné un poco hacia él para ver mejor su cara y continué.

- Quiero hablar contigo - dije.

Elmer arqueó una ceja.

- Bueno, ¿habla? No me voy a ir a ningún lado.

- Esto... - me mordí el labio -. Quería disculparme. Y antes de que digas nada déjame terminar - dije viéndolo con intenciones de interrumpirme -. Verás...me gustaría que aclarásemos algunas cosas, quiero decir, los malentendidos y eso.

- Está bien - continuó sus ejercicios y volvió a alzar su torso acercando su rostro al mío y me aparté de golpe.

- Eh...sí - busqué las palabras con cierto nerviosismo en mi tono de voz -. Quiero...que seamos amigos - confesé.

Elmer no reaccionó de ninguna forma y continuó sus ejercicios.

- Está bien - respondió.

Fruncí el ceño y me incorporé un poco.

- ¿Ya está? - me molesté -. ¿Es todo lo que tienes que decir?

- Bueno - dijo sin detenerse -, tal vez queramos decir las mismas cosas.

Me sorprendí y volví a inclinarme.

- ¿Entonces también quieres hacer las paces? - me interesé.

- Si lo dices así suena muy marica - se detuvo al haber terminado otros 30 abdominales.

Era el mismo de siempre. Reí.

- Entonces...¿podemos olvidar todas esas peleas y demás?

- Sí, perdóname también - dijo -. Me he pasado; no te merecías nada de lo que te hice.

Relajé la mirada y me recosté con ambos antebrazos sobre sus rodillas. No fue tan difícil al fin y al cabo.

- Gracias.

Elmer se extrañó mucho esta vez y se incorporó separando un poco las piernas y haciéndome caer sobre su abdomen.

- Auch - me quejé frotándome la nariz mientras alzaba un poco la cabeza sin cambiar de posición.

Elmer estaba mirando a la nada pero con la cabeza inclinada en mi dirección.

- ¿Qué te ocurre ahora? - rió -. Hemos dicho que olvidamos el malestar. No te disculpes ya porque parece que me han obligado a decirlo.

- Está bien - repetí su frase y él me empujó.

Me puse como estaba antes pero esta vez no podía borrar la sonrisa. Menos mal que Elmer no podía verla porque si no me habría soltado algún otro comentario.

Terminó de hacer sus ejercicios y me levanté para sentarme de vuelta sobre su cama en la misma posición.

- Ah y te he traído un café por si te apetecía.

- Sí, gracias - se acercó a su mesa pero fui yo quien le entregó la taza para que no se la echara encima -. Huele bien.

Me acomodé sobre el colchón y lo observé mientras bebía. Ahora que él no podía saberlo no me preocupaba por sentirme incómodo.

- Por cierto - habló -. ¿Te he dado algún otro motivo para odiarme a parte de...eso?

Como si fuera obvio respondí.

- Tú en general eras odioso.

- Oh, es bueno saberlo. Tú tampoco eras lo más agradable del mundo.

- Era mutuo entonces.

Aunque pareciera una conversación como las que solíamos tener, esta vez era distinta y el aura que irradiaba era mucho más relajada.

*****

Comenzamos a acostumbrarnos a vivir así; Elmer se estaba adaptando a su nueva forma de vida pero no tuvo problemas con la escuela. Él captaba rápidamente las lecciones y tan solo con asistir a clase le era suficiente para llegar a casa, recordar lo dado y grabarlo en una nota de voz. A veces me pedía ayuda con detalles que no lograba recordar pero solo ocurría en días muy puntuales y con asignaturas que requerían mayor atención por tener gran cantidad de teoría.
Por mi parte, empecé a dormir bien y pude llevar unos horarios mucho más adecuados. Pasaba muchísimo tiempo con Elmer ya que me ofrecí a ser sus ojos pero no me importaba en absoluto ya que habíamos dejado de pelear por el solo hecho de estar pisando el mismo mundo. Teníamos nuestras discusiones de vez en cuando ¿pero quién no?
En general lo llevábamos bien. Salíamos con Erik, Benny, Asier y Greg mucho más a menudo, pero sobre todo con Erik y Greg. Este último nos hizo pulseras a juego a todos después de haber salido del hospital. Eran muy horteras pero no podía rechazar algo que hizo con buenas intenciones.
Una vez decidimos ir al karaoke y acabamos yendo los cuatro a casa de Greg ya que vivía prácticamente solo; como sus padres habían desaparecido él compartía el piso con su prima ya mayor de edad que no dejaba de viajar a causa del trabajo. Ella era azafata y algunas noches no volvía a casa.

- Ahh... - Erik se dejó caer sobre el sofá dejando los brazos recostados sobre el respaldo -. Podemos presentarnos a La Voz con esos temazos.

Greg se sentó a su lado derecho y Elmer a su izquierdo cuando le solté el brazo indicándole dónde quedaba el sofá.

- Y tú a dj con el remix de "Súbete la falda" y "Despacito" - comentó Elmer -. ¿Por qué escuchas ese tipo de música, para empezar?

- A Asier le mola - respondió acompañado de un ademán -. Yo soy más de rock clásico, que por cierto, Greg, me encanta el disco que me pasaste de Pentangle. Es genial, tío - le chocó el puño contra el hombro.

- Gracias - sonrió con los ojos achinados y las manos juntas entre los muslos -. El de The Rolling Stones, "Exile on Main St.", también tienes que oírlo.

- Wow, me encantan los Rolling Stones. Voy a poner música en el altavoz ahora que estamos aquí de tranquis.

Dicho eso se levantó y puso rock algo más lento que el que solía escuchar.

- Los Beatles, chicos - abrió los brazos orgulloso de su elección -. Esto merece un baile, Hugo.

Yo aun estaba de pie y de repente Erik me cogió de la mano y simuló un breve vals que no pegaba en absoluto con la canción. Fue gracioso en realidad, hasta que nos separamos y él volvió a sentarse igual que antes, con un brazo detrás de Greg y uno por encima de Elmer, aunque este último no estaba sentado muy cerca de Erik.

- Venga, ahora en serio, que sabemos que te gusta bailar - me guiñó un ojo.

Elmer estaba muy serio cuando yo empecé a mover suavemente las caderas. Erik comenzó a silbar, tomó su botella de alcohol y bajó el brazo hasta dejarlo sobre los hombros de Greg. Este por su parte quedó asombrado por mis movimientos y se cubría la boca conforme más aceleraba el ritmo de mis pasos y más variantes les introducía.
Los bailes con meneos no eran mi estilo pero era divertido a veces, sobre todo cuando me podía acercar a bailarle a Elmer sin que se diese cuenta. Él sentado de brazos y piernas cruzados y yo a tan solo un metro de distancia moviéndome al son de la música. Pero llegó un momento en el que comenzó a sospechar por mi proximidad.

- Hugo, ¿qué haces? - preguntó.

Una persona normal se habría reído en mi lugar y habría parado, pero yo en cambio lo que hice fue aprovechar que ya intuía lo que estaba haciendo para acercarme aun más. Continué bailando con las manos apoyadas sobre sus piernas. Luego subí sobre el sofá teniendo a Elmer debajo mía y seguí desde esa posición.
Greg impactado como si nunca hubiera visto nada parecido y Erik animándome con la botella en alto. Elmer no hacía nada a parte de mirarme molesto.

- ¿Cuánto va a durar esto? - preguntó.

Rodeé su nuca con mis manos y fui acariciándolo mientras restregaba mis caderas contra las suyas. Acerqué mi rostro hasta provocar el roce de nuestras narices y susurré.

- Hasta que Erik deje el alcohol.

- Vamos que nunca.

Sonreí en respuesta y empecé a hacer olas con mi cuerpo contra el suyo.

- Oh Dios, que alguien lo pare - desvió la cabeza.

Si él quisiera ya podría haberme detenido hacía tiempo. Todos sabíamos que él no estaba sufriendo tanto como pretendía hacernos creer.
Pero estaba muy adorable de cierto modo...

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