22. "Pies descalzos"

- ¿H-Hugo...? ¿E-eres tú?

Elmer había soltado el agarre permitiendo que el mencionado respirara como era debido pero eso no era lo que más le preocupaba en el momento. Hugo no se podía creer que había logrado encontrar a Elmer vivo. A pesar de que su estado era pésimo, estaba vivo y eso era lo más importante.

- Elmer, tenemos que salir de aquí - habló Hugo incorporándose -. La escuela está a punto de explotar.

Elmer no estaba situado ni en lugar ni en tiempo. Tampoco se encontraba en condiciones para andar ya que ni siquiera pudo levantarse.

- Elmer, ¿qué...?

Sus piernas no le respondían en absoluto, y todo el cuerpo en general le hacía sentir molesto con cualquier mínimo movimiento.

- No puedo...andar - dijo mirando a la nada a causa de la ceguera.

Hugo no se lo pensó dos veces y se levantó tomando el brazo de Elmer para rodearse el cuello y ayudarle a caminar.

- Vamos a salir de aquí ahora, aunque te tengas que cortar las piernas.

Elmer se asustó con ese comentario y empujó a Hugo cayendo de nuevo al suelo. Tenía una mirada muy atemorizada y aunque no viera nada giró la cabeza en dirección a Hugo.

- Elmer, no iba en serio...

El castaño comenzó a desprender lágrimas. Era la primera vez en la vida que Hugo lo había visto llorar. Jamás se había mostrado débil excepto en el momento en el que murió Brad. Ahí lo había visto descompuesto, pero aún así... Esto era diferente.

- N-no me hagas daño... - murmuró temblando aun con esa mirada.

Temblando. Elmer.

- Elmer, yo no...

*¡BOOM!*

Hugo se cubrió la cabeza cuando oyó la primera detonación.
Ya había empezado.

- ¡Elmer, rápido! - lo cogió en la misma posición que anteriormente pero más forzada ya que el chico seguía oponiéndose por inseguridad.

Caminaron a paso ligero bajando a la primera planta. Las aulas iban explotando una por una comenzando desde arriba. Pedazos de la estructura del techo iban cayendo y bloqueaban partes del camino por el que avanzaban hacia la salida. Las detonaciones estaban cada vez más cerca y no lograban ganar ventaja sobre ello. Cuando Hugo percibió que la siguiente iba a ser en el aula por al lado del cual estaban pasando no dudó en empujar a Elmer al suelo.

- ¡Abajo! - se lanzó para cubrirle de la explosión.

Hugo estaba a cuatro patas sobre el dañado cuerpo del castaño esperando al momento para seguir avanzando, pero fue entonces cuando levantó la cabeza y una viga lo golpeó con fuerza haciéndole caer al lado de Elmer.

El chico castaño, sin haberse dado cuenta de todo lo que acababa de pasar se incorporó un poco sintiendo el peso de medio cuerpo sobre él.

- ¿Hugo? - preguntó sin obtener respuesta.

Volvió a oír una detonación y se cubrió el rostro con una mano. Luego fue tocando el cuerpo del otro chico hasta encontrar su rostro y volvió a preguntar.

- ¿Hugo? ¿Estás bien? - sintió la viscosa sangre que desprendía de su cabeza y se asustó de nuevo -. No, no, Hugo, levanta.

Le agitó los hombros pero no reaccionaba.

- Hugo, por favor, levanta - insistió.

Pero pronto se dio cuenta de que el otro había perdido la consciencia.

- No te desmayes ahora... - suplicó -. Hugo...

Las cosas no podían terminarse ahí.

Elmer hizo el esfuerzo y se puso de rodillas. Tomó el cuerpo de Hugo con cuidado y fue levantándose lentamente ignorando el dolor.
Como si las heridas hubieran sanado, Elmer empezó a llevar a Hugo en brazos.

- No vamos...a morir aqu-...

*¡BOOM!*

Perdió el equilibrio y tropezó con algún obstáculo que había en el suelo. Le molestó la caída y en sus manos se incrustaron pequeños trozos de cristal a los que no dio importancia avanzando a cuatro patas hasta encontrar el cuerpo que dejó caer.

- He dicho...que no vamos a morir aquí...

Elmer lo volvió a coger en brazos encontrando fuerzas para levantarse junto a él. No sabía a dónde caminaba pero con los pies iba abriéndose paso. No llevaba zapatos y estaba pisando todos los cristales de las ventanas rotas de las aulas. Siguió andando hasta que oyó una voz.

- ¡Elmer!

No sabía quién era y no logró identificar el timbre pero esa persona iba corriendo y cada vez se hallaba más cerca de ellos dos.

- ¡Rápido, yo lo cojo! - se ofreció intentando coger a Hugo de entre sus brazos.

- No... - Elmer se negó aun sin reconocer a esa persona.

- ¡Elmer, soy yo, Erik!

Erik...

Cuando se acordó de él no se opuso a que tomara al chico. Erik lo cogió entre ambos brazos y empezó a caminar deprisa.
Al ver que el castaño no lo seguía volvió a por él.

- Eh.

Se dio cuenta de lo que estaba pasando cuando se fijó en sus ojos. Cambió de posición y colocó a Hugo sobre su hombro izquierdo disponiendo de total libertad de la mano derecha, la cual usó para tomar la de Elmer.

- Vamos, tío, que ya casi estamos.

Elmer, sin soltar la mano de Erik, caminaba detrás suya. No podía ver nada a parte de intensas fuentes de luz así que solo se dio cuenta de cuándo salieron del edificio.
Nada más fuera Erik tiró con más fuerza del castaño para que no quedará atrás y justo en ese momento cayó definitivamente la construcción. Se encontraron con Greg y Benny a la salida quienes ayudaron con ambos chicos.

- Vamos antes de que venga la policía - avisó Benny.

Elmer no logró dar un paso más y estuvo a punto de desplomarse cuando Greg lo cogió.

- Te tengo, Elmer.

Él dejó de reaccionar a todo. Seguramente sintiera que ya estaba en manos seguras y su cuerpo se debilitó inconscientemente por ese motivo. Tal vez ya no daba para más.

*****

(Narra Hugo)

*pi*
*pi*
*pi*

Un pitido corto y constante resonaba en mi oído desde que mi cuerpo decidió volver en sí. Empecé a abrir los ojos para intentar aclarar mi nublada vista pero solo veía luz; una luz blanca e intensa inundaba el espacio.

¿Dónde...estoy?

Pronto comenzó a aclararse y veía una estructura metálica sobre mí. Giré la cabeza a un lado y a otro; había aparatos en todas partes. Mi respiración se oía muy fuerte por algo que me estaba cubriendo la boca y que no tardé en quitarme. Entonces me fijé en mis manos las cuales estaban cubiertas de vendas.

¿Qué ha pasado?

Destapé mi cuerpo cubierto por una sábana blanca y me incorporé sacando mis piernas del colchón. Era una camilla donde estaba sentado.

- Ugh... - me froté la cabeza notando vendas rodeándome toda la frente.

Levanté la mirada y estaba rodeado de cortinas que me aislaban del resto de la sala.
De pronto oí una tos. Muy débil. Decidí levantarme para inspeccionar el lugar de donde provenía. Entonces me di cuenta de que llevaba una ridícula bata azul cian atada por detrás y con un estampado a lunares.
Estaba en el hospital.

Me acerqué a la cortina que me separaba del paciente de al lado y la abrí ligeramente para asomarme. Para mi sorpresa vi al chico castaño sentado sobre el borde de su camilla.

- Elmer... - murmuré inseguro de que me hubiese oído siquiera.

Di unos pasos hacia adentro. Él tenía los antebrazos apoyados sobre sus muslos y la cabeza agachada. También la tenía vendada pero, al contrario que yo, casi todo su cuerpo lo estaba. Llevaba la misma bata azul que yo y tenía unas agujas insertadas en las venas sujetas con esparadrapo. En las zonas que no estaban vendadas se podían observar heridas y moretones, e incluso algunas leves quemaduras.

Me acerqué un poco más a él pero no pareció inmutarse. Permaneció en la misma posición hasta que volví a pronunciar su nombre.

- Elmer - levantó la cabeza.

No me acordaba de que no me podía ver. Sus ojos blancos y vacíos conformaban una mirada inexistente que solo se guiaba por el sonido de mi voz.
No pronunció una sola palabra desde que me mostró su dañado rostro.

- ¿Cómo...estás? - pregunté en un tono muy bajo acercándome aun más a él hasta sentarme de rodillas.

Elmer estiró un brazo cuando me percibió cerca e intentó localizarme. Tomé su mano y la llevé a mi rostro.

- Estoy aquí - dije acariciando suavemente el dorso de la misma.

Luego alzó el segundo brazo y tomó mi mejilla izquierda. Fue recorriendo los rasgos de mi cara con gentileza tocándome la nariz, los párpados, dibujando la forma de mis cejas...
Mi rostro se sintió imantado al suyo conforme más me tocaba y me fui acercando poco a poco hasta quedar tremendamente cerca. Elmer me tocó los labios.

- Hugo... - murmuró.

Lo miré fijamente a los ojos y respondí.

- Sí...soy yo.

Estuvo quieto unos segundos sin apartar un dedo de mi labio inferior. Sus ojos estaban clavados en los míos como si realmente pudiera verme y yo no podía apartar mi mirada de la suya. Elmer había perdido toda la profundidad del color azabache de su iris y ahora simplemente estaba blanco. Aun así no podía negar que eran muy expresivos.

- Estoy mejor ahora - murmuró desde la misma posición -. ¿Y...tú?

No me moví tampoco al responder.

- Estoy bien.

Elmer tenía los labios ligeramente cortados en el lado derecho y un moretón justo debajo de la herida. Quería tocar su rostro. Quería acariciarlo.

- ¿Por qué...lloraste cuando te cogí? - pregunté sin embargo.

Su confusa expresión por la pregunta cambió cuando me soltó y se apartó un poco de mí.

- No he...llorado - mintió al recordar la situación que mencioné.

- ¿Tienes...miedo de mí?

- No - respondió sin pensarlo ni un instante -. ¿Cómo voy a tenerte miedo? - Elmer intentó fingir una risa pero parecía ser que le incomodó sonreír incluso.

No dijo nada más. Se sentó como estaba antes de que yo entrara y bajó la cabeza. Estaba mucho más raro de lo normal pero en esta situación podía comprenderlo perfectamente; no me hacían falta muchos detalles para saber qué le habían hecho.

- Te voy a dejar descansar entonces - dije levantándome del sitio pero él me agarró del brazo sin mirarme siquiera.

No me decía nada pero parecía que no quería que me fuera. Di un paso hacia él indicando que seguía ahí y entonces aflojó el agarre. Me senté a su lado.

Pasamos unos escasos minutos en silencio y en la misma posición hasta que Elmer me cogió de la mano. Me sorprendí por ese gesto pero no pude hacer otra cosa que mirarlo a la cara por si tenía algo que decirme. En ese momento dejó caer su cabeza sobre mi hombro.

- ¿Estás bien de verdad...? - le pregunté pensando que estaba mareado o algo por el estilo.

- Sí... - fue todo lo que dijo.

No sabía qué hacer en ese momento. Elmer estaba muy débil y acostado sobre mí. Fue una de las muy pocas veces en las que no estábamos discutiendo y me mostraba un lado suyo que apenas había podido apreciar.

- ¿Por qué...no te acuestas? - le propuse ya que de esa forma estaría más cómodo.

Elmer entrelazó sus dedos con los míos y agarró mi mano con más fuerza.

- Tengo...miedo...por no ver nada - murmuró sin levantar la cabeza para mirarme -. No sé con quién estoy, o dónde. No sé si me van a hacer daño.

- Elmer...

- Tengo miedo de que me maten - concluyó y entonces alguien irrumpió en los pocos metros cuadrados en los que nos encerraban las cortinas.

Nos apartamos al oír una voz ajena, pero nuestras manos seguían en contacto una encima de la otra.

- ¿Cómo estáis, chicos? - vi a Erik entrar con dos ramos de flores uno de los cuales se dispuso a colocarlo en un jarrón sobre la mesita de al lado de Elmer.

- Erik - me extrañó verlo -. ¿Q-qué haces aquí?

El moreno se puso de cuclillas frente a nosotros dos apoyándose con sus manos sobre nuestras rodillas.

- Vengo a veros - me entregó el segundo ramo de flores que cogí con la mano que tenía libre -. Tenéis buen aspecto.

Nos sonrió. Sabía que eso último lo dijo para animarnos porque era obvio que estábamos lamentables.

- Gracias, Erik - sonreí levemente de vuelta.

Me guiñó el ojo y luego miró a Elmer.

- Hey, tío, tu peinado mola. Algún día me raparé como tú - le tocó el cabello con aquel rapado irregular.

- No se te vería por la gorra - respondió.

- Cierto, pero molaría igualmente.

Erik se fijó en la mano de Elmer sobre la mía y cambió su expresión a una algo más seria. Luego volvió a sonreír.

- Bueno, voy a ver a Greg que también estaba herido así que si necesitáis algo Hugo tiene mi número.

Dicho eso se levantó, sacó una flor del ramo de Elmer y dejó la sala.

Miré a Elmer quien seguía observando al frente.

- Sabes - habló -, creo que llevamos ese tipo de bata que te deja el culo al aire.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top