21. "No me podía ir sin ti"

De repente me vi en el suelo con Lorenz encima de mí y la pistola a cierta distancia de mi mano. Se me había caído tras el impacto pero... ¿por qué no había disparado?

¿Se me había olvidado quitarle el seguro o no le habían metido las balas?

Lorenz alzó un poco su cuerpo para poder mirarme y apresó mis manos rápidamente para que no pudiera volver a coger el arma. Luego enfrentó mi mirada con mucha ira.

- ¿Se puede saber... EN QUÉ ESTABAS PENSANDO? - exclamó apretando mis muñecas con fuerza -. ¿Cómo has podido plantearte siquiera el dispararte?

No sabía si reaccionar a lo que estaba ocurriendo porque hasta hacía unos segundos había visto mi vida pasar por delante de mis ojos y ahora se suponía que ya debía de estar muerto.
De pronto sentí como Lorenz posaba sus labios sobre los míos con ansias y entonces recordé porqué estaba ahí.

Esos labios que ya formaban parte de mi día a día eran el motivo por el que perdí a la persona más preciada que tenía. Eran el motivo por el que mi vida perdió toda su esencia, por el que fue completamente destruída. Eran lo que me hizo recordar que vine ahí para salvar a alguien muy importante.

Les quité el seguro a esos guantes que me puso Asier y de cuya existencia no me acordé hasta entonces, apreté fuertemente los puños y empujé a Lorenz dándole una descarga eléctrica. El hombre cayó sobre el suelo y tuve unos momentos para recoger la pistola y apuntarle a él esta vez.

Lorenz aun sentía los calambres del fuerte impacto pero se limitó a sonreírme al ver que ya no tenía otra salida.

- Eh, has cambiado mucho desde que te conocí, ¿sabes? - murmuró débilmente.

Le quité el seguro al arma.

- Eres mucho más interesante ahora - continuó hablando sin molestarse en hacer ningún movimiento -. Ten...mucho cuidado con mi padre.

Ramón. Ese era mi próximo objetivo cuando consiguiera salvar a Elmer.

- Lo tendré - dije alineando las miras y colocando el dedo sobre el disparador -. Adiós, Lorenz.

- Adiós, Jes...

No consiguió terminar de pronunciar ese nombre cuando disparé directamente a su cabeza.
Dejé caer el arma y caí de rodillas frente a su cuerpo. Mis fuerzas se evaporaron completamente de un momento a otro.

Toda mi vida...con él, odiándolo, sirviéndole... había terminado. Ya no había más prostitución, no más alquiler de mi cuerpo, no más tortura ni amenazas. Había cortado los asesinatos de raíz.
Giré mi cabeza para mirar a mi alrededor; estaba en el medio de todos los cadáveres y el ambiente era demasiado lúgubre como para que yo fuera capaz de seguir más tiempo ahí. Parecía que en cualquier momento todos irían a abrir los ojos y a echarme la culpa de su muerte, que en realidad no estarían equivocados.

Algunos cuerpos empezaron a moverse a mis espaldas y me asusté dándome la vuelta. Era Erik caminando lentamente en mi dirección.

- Hey... - habló suavemente al lograr captar mi atención.

Relajé mi mirada pero sin darme cuenta de que no la apartaba de su silueta.

- Lo...he matado - murmuré lo que ya era obvio por el cuerpo del sudamericano que yacía a mis pies.

Erik se agachó junto a mí y me pasó las mangas de su camiseta por los ojos. No pude evitar apoyar mi cabeza sobre su pecho y él me rodeó con los brazos sin decir nada.

- ¿Vamos...a casa? - preguntó al cabo de un rato en esa posición -. Puedo hacer limonada, ¿quieres?

- Sí... - dije sin ninguna fuerza en la voz -. Pero...

Miré a Brad. No podía dejarlo ahí.

Erik miró para ver a qué me refería y me ayudó a levantarme para ir en esa dirección. No tardó en reconocer a Brad y su expresión cambió a una muy apenada.

- Lo siento muchísimo... - dijo intentando no seguir mirando el cadáver -. Le diré a Asier que lo lleve personalmente al morgue, no te preocupes.

Asentí con la cabeza. Quería abrazar su cuerpo por última vez pero sabía que eso solo iba a hacerme sentir peor así que dejé de mirarlo y continué caminando hacia la salida con ayuda de Erik.

Greg estaba esperándonos al cruzar las dos puertas 26 y cuando me vio en ese estado se apagó muchísimo mas no tardó en volver a sonreír incluso estando él mismo cubierto de numerosas heridas.

- Greg, sujeta a Hugo, voy a liberar a las personas de ahí dentro.

- Está bie...

- No hace falta - me solté -. Puedo solo, no os preocupéis.

Eran ellos quienes estaban heridos, no yo.

- Tened cuidado - nos dijo Erik a ambos a lo que respondimos asintiendo.

Lo perdimos de vista en cuanto entró de vuelta a esa sala.

- Eyre nos llevará en coche, vamos - dijo Greg sin dar mayor detalle.

Brad...he vengado tu muerte...
Pero aun tengo que salvar a tu hermano. Te prometo que lo conseguiré.

*****

- ...Hugo, venga.

Me froté los ojos y los abrí con dificultad logrando ver a Erik de nuevo con una mano sobre mi hombro.

- ¿Estás o no estás? - me preguntó.

Alcé ligeramente el torso y miré a mi alrededor. Estaba en una habitación que nunca había visto. En las paredes había sobre todo pósters en blanco y negro con representaciones de skaters y cantantes de rock. Reconocí el grupo de Queen en uno de ellos. Con este gusto por la nostalgia me recordaba a Greg con las películas antiguas. Por lo demás tenía el cuarto bastante ordenado y una decoración escasa.

- ¿Es...tu habitación? - cuestioné intentando despertar mientras me estiraba.

- Oh, sí, perdona si te he traído aquí pero pensé que dormirías más tranquilamente que en el salón o el coche.

- ¿Y Eyre con los demás?

- Les dije que podríamos acabar nosotros y que no hacía falta que  fuéramos todos. Lo más complicado ya está atrás - sonrió -. Has estado muy bien. Eres un tipo fuerte.

Fruncí los labios. Erik se sentó a mi lado tocándome la rodilla.

- Oye - llamó mi atención al ver que desviaba la mirada -. Ya se ha terminado lo de Lorenz. No tienes porqué preocuparte de nada más a parte de Elmer. Además, no estás solo.

- Gracias, Erik, pero estás herido. Necesitas curarte antes.

- Sí, ahora luego se lo pido a Benny. Asier aun no ha vuelto; está con Brad.

- ¿Están todos bien?

- Sí, no te preocupes por nada, de verdad.

- Qué alivio... - suspiré. Me fijé en mi ropa y no llevaba lo mismo que cuando salí de casa -. ¿Me has cambiado tú?

- Sí, espero que tampoco te importe llevar mi ropa ahora. No olían muy bien tus prendas después de todo eso, ya sabes - gestualizó -. Por cierto - Erik se levantó para traerme el móvil y me lo entregó -, "el chico que besaba bien" ¿eh?

Erik ladeó una sonrisa y yo desvié la mirada avergonzado tras haberle quitado el móvil.

- ¿Qué te hace pensar que eres tú? - dije en voz baja.

Ahora soltó una risa.

- Yo no dije nada. Pero ahora que lo pienso, los últimos mensajes que recibiste de ese supuesto "chico que besaba bien" coinciden con los últimos que te mandé. Menudas coincidencias, ¿no?

- Yo nunca guardaría tu contacto con ese nombre - mentí evitando al máximo su mirada.

- ¿Porque no beso bien? - vaciló apoyándose sobre los antebrazos prácticamente acostado sobre su cama.

- ¿Quieres demostrarlo? - le seguí el juego.

- Si insistes... - puso morritos cerrando los ojos desde su posición.

Meneé la cabeza sonriendo y lo empujé cubriéndole la cara.

- Lo hiciste mejor la otra vez - dije.

Erik se incorporó rápidamente sentándose más erguido y mucho más cerca de mí. Giró la cabeza en mi dirección dejando unos escasos centímetros entre nuestras bocas. Yo cerré los ojos para indicarle que continuara y pronto sentí sus labios unirse a los míos en un agradable beso que no significaba nada pero lo necesitaba en un momento como aquel. Llevó su mano a mi nuca acariciándome tiernamente mientras introducía su lengua en mi paladar. Mi cuerpo se estremecía y sentía calores que solo irían a aliviarse pasando a algo mucho más íntimo.
Pero eso nunca llegó porque alguien llamó a la puerta de la habitación.

- Erik, queda muy poco tiempo hasta las doce - oí la voz de Benny.

Erik se apartó lentamente de mí y sin dejar de mirarme a los ojos le respondió a su compañero.

- Ya salimos.

Me plantó un casto beso en la nariz y se levantó quitándose la camiseta para ponerse una más fresca que sacó de su armario. Tenía el cuerpo muy bien formado, cosa que ya había podido comprobar en otra ocasión pero disfrutaba viéndolo igualmente.

- ¿Te gusta lo que ves? - me sacó de mis pensamientos sonriéndome con la camiseta a medio poner.

- No es para tanto... - me contradije fingiendo naturalidad mientras me levantaba ajustándome la ropa de Erik. La verdad es que tenía su olor también.

Él volvió a reír terminando de vestirse, se puso su gorra de vuelta y abrió la puerta.

- Vamos a acabar esta misión de una vez por todas.

*****

23:43h.

Benny, Erik, Greg y yo habíamos llegado a la escuela casi 20 minutos antes de que la bomba detonara. Tuvimos que coger el autobús que paró a mitad de camino por una calle cortada y llegamos corriendo al lugar donde tenían a Elmer.

- Escuchad, vamos a hacer lo siguiente - habló Erik -. Todos tenemos reloj, mirad si está sincronizado.

Sacamos nuestros móviles y efectivamente marcaban la misma hora.

- Bien - continuó -. Vamos a entrar todos a buscarlo. A estas horas no habrá nadie dentro a parte de él así que nuestro único problema será encontrarlo. A menos cinco todos fuera. No quiero ver que falte nadie, ¿entendido? - al aceptar sus condiciones se apresuró en meternos prisa -. ¡Venga, venga, que tenemos menos de 10 minutos para encontrarlo!

Mi escuela tenía tres plantas pero quienes mejor la conocíamos éramos Greg y yo así que fuimos a las de arriba. Era muy extenso el territorio como para que nos diera tiempo a ver todas las clases así que teníamos que dejar un poco el destino de Elmer en manos de la suerte. Pero yo no tenía intenciones de hacer eso.
Escogí la última planta porque decidí que era donde yo escondería un cuerpo que quisiera explotar y algo me impulsaba a explorar esa zona en concreto.

(Narrador externo)

Erik y Benny buscaban a fondo en la primera planta y ya no solo a Elmer sino que pretendieron desconectar las bombas. Pero su tiempo era muy limitado como para lograr ambas cosas.
Greg recorrió ágilmente la segunda planta y Hugo llegó a la tercera. No sabía por dónde empezar a jugársela pero comprobó el primer aula por si acaso y luego fue saltándose varias. Sabía que nadie lo dejaría en la terraza porque no les salía rentable que por cualquier casual él lograra pedir ayuda así que fue el último lugar que se planteó revisar.
23:50.
No había tantas aulas restantes pero la suerte no estaba de su parte y tal vez ya hubiesen encontrado a Elmer en una planta más baja pero Hugo no se rindió con la búsqueda. Al fin y al cabo estaba en juego la vida de una persona.
23:55.
Ninguna clase estaba dando resultado pero solo le quedaban dos por comprobar. Iba a conseguirlo a tiempo.
Los otros tres chicos ya habían bajado al patio tremendamente preocupados por no haber tenido éxito ninguno de ellos. Pero Hugo no aparecía.

- Eh, ¡¿dónde está Hugo?! - se alarmó Erik al no ver ni rastro de su presencia -. ¡La escuela va a detonar en 4 minutos!

- No lo hemos visto tampoco - se preocuparon sus compañeros.

- No, no, voy a ir a buscarlo, quedaros aquí - les ordenó saliendo disparado hacia la tercera planta.

Hugo no se lo podía creer. Elmer no estaba en ninguna de las aulas.

- ¡¿Cómo es esto posible?! - exclamó llevándose las manos a la cabeza.

Hasta que se fijó en la terraza. Aunque fuera mínima, su esperanza no era nula de encontrarlo ahí y corrió a toda prisa.
Miró a los lados. Nada. Siguió buscando por toda la extensión de la superficie hasta que localizó un poste con unas manos atadas a él.

- Por favor, dime que no está muerto... - corrió por su vida a ese lugar encontrando el cuerpo de Elmer atado de rodillas a la viga. Aunque no supiera cómo iría a acabar todo aquello sintió un alivio tremendo al lograr ver a ese chico de nuevo.

Su cabeza estaba agachada y se le podía ver un rapado muy desigual por todo el cabello, como si alguien hubiera cogido la máquina y solo tuviera intenciones de burlarse de él. La ropa que llevaba le cubría el cuerpo pero se le podían ver heridas que aun no habían sanado en los brazos y en las piernas. Sus muñecas también tenían heridas graves por la marca de la cuerda y Hugo se apresuró en cortarla con el primer objeto afilado que viera.
Sus manos tenían algunos dedos cortados y nadie se había preocupado en cortar la constante pérdida de sangre.

- ¡Elmer, despierta! - le gritó mientras lo liberaba.

Lo que él no sabía era que Elmer estaba consciente todo ese tiempo y solo esperaba a ser liberado para reaccionar lanzándose sobre quien se hubiera acercado y apresarlo contra el suelo. Se sacó el trapo que llevaba profundamente metido en la boca y logró hablar.

- ¡¿QUÉ HAS VENIDO A HACER AHORA CONMIGO?! - exclamó furioso y aun con energías a pesar de las pintas que mostraba -. ¡¿NO HAS TENIDO SUFICIENTE?! ¡¿POR QUÉ NO ME MATAS YA DE UNA PUTA VEZ?!

Al menos podía hablar porque ver no y no sabía que a quien tenía apresado con una mano del cuello no era a su torturador.

- Elmer...tus ojos - habló Hugo al verlo encima de él. No se resistió al repentino ataque del castaño así que pudo contemplarlo en cuanto lo inmovilizó.

Los ojos negros de Elmer habían perdido el color. Ahora tenían un color muy claro sin pupila que se mezclaba con todo el blanco del ojo.

- ¡TÚ ME HICISTE ESTO! - gritaba y se podía ver como se le ponían rojas las esquinas de los glóbulos -. ¡¿QUÉ MÁS ME QUIERES QUITAR PARA QUE HABLE?! ¡¿NO FUE SUFICIENTE?! ¡¡POR QUÉ NO MATAS A TODA MI FAMILIA Y ASÍ VAMOS TODOS AL INFIERNO?!

- No puede ser... - seguía observando su rostro cubierto de sangre, moretones, heridas y sus labios ligeramente partidos -. ¿Qué...te han hecho?

Elmer dejó de gritar y de repente cambió su expresión. Relajó un poco el agarre para no llegar a hacer daño.

- ¿H-Hugo...? - cuestionó inestable soltando su cuello -. ¿E-eres tú?

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