18. "Alinea las miras"
Oí unas llaves abriendo la puerta y mi cuerpo reaccionó al instante levantándose del sofá esperando ver el rostro que atravesara la entrada.
Un hombre alto, pelo negro y corto, unas estrechas gafas de oficina, ropa formal y con un maletín en mano entró comenzando a descalzarse.
- ¿Charles? - me sorprendí al verlo.
El padre de Elmer me miró sonriendo y fue a dejar el maletín sobre la mesa del comedor.
- Buenas tardes, Hugo - saludó -. ¿Cómo estás?
- Bien, supongo... - quedé algo extrañado por la situación -. ¿N-no tienes trabajo hoy?
Charles se quitó la corbata y se desabrochó un botón de la camisa.
- He dejado el puesto - dijo con total naturalidad.
- ¿Qué? ¿Por qué? - me acerqué unos pasos.
- Hugo, han pasado varios días desde que apenas pisamos esta casa y no he visto aun a mi hijo desde entonces. Esteban trae un buen sueldo así que de momento podremos vivir a base de ello. Tengo responsabilidad como padre y tú también estás a mi cargo.
Había dejado su trabajo para no dejarnos sin cuidado a Elmer y a mí. Me hacía sentir muy mal pero había también un sentimiento de calidez que nunca me había dado Wayne y era...agradable.
- Lo siento, Charles...- me disculpé - por preocuparte.
- No, no tienes la culpa - me tocó el hombro -. ¿Elmer está en casa?
Elmer.
- Eh... - procuré sonar calmado -. Ahora mismo no, se tuvo que ir...esta mañana.
- ¿Sabes a dónde? Llevo sin poder contactarlo mucho tiempo.
- Se le ha estropeado el móvil - mentí.
- Ya veo... Tendré que buscarle otro porque no puedo tenerlo incomunicado - se dirigió al fregadero de la cocina a lavarse las manos tras haberse remangado la camisa -. ¿Comiste? ¿Tienes hambre?
Le acababa de mentir a Charles otra vez.
- No, estoy bien, gracias.
Le había estado mintiendo desde que me mudé con ellos.
- Voy a preparar lentejas así que si cambias de idea no dudes en servirte.
Ocultándole todo lo que estaba ocurriendo en esa casa.
- Claro... - asentí con una leve sonrisa mientras me daba la vuelta para irme a mi cuarto pero Charles volvió a hablar.
- Eh - llamó mi atención -. Si tienes cualquier problema...puedes hablar conmigo, de lo que sea. ¿Vale?
Deslicé la mirada hasta el suelo y fruncí los labios sin girarme hacia él.
- Sí... - murmuré sin ninguna estabilidad en mi tono y me fui definitivamente.
Charles sabía que me ocurría algo porque ya había que ser idiota para no darse cuenta después de mi pésima actuación. Pero yo no fui capaz de dar más de mí. Ahora tenía un problema más importante y tenía que salir de casa sin ser bombardeado a preguntas o sin que Charles se ofreciera a acompañarme.
Erik.
Cogí el móvil y me encontré con un mensaje suyo.
--------
El chico que besaba bien: Hey
Tú: El padre de Elmer está en casa y no puedo salir sin una excusa
El chico que besaba bien: Oh mierda
El chico que besaba bien: Dile que vas a hacer un trabajo o algo de eso
Tú: Pensé que tendrías una idea mejor
El chico que besaba bien: Vale vale qué tal si voy yo a hacer el trabajo a tu casa
Tú: Qué genio pero mi escuela ha cerrado por el atentado
El chico que besaba bien: Vaya
El chico que besaba bien: Y si no entro?
Hugo: Que baje yo?
El chico que besaba bien: Nunca has saltado por la ventana?
Tú: Créeme, es lo que hago cada noche
El chico que besaba bien: Entonces?
Tú: Va a estar en casa todo el tiempo y se acabará dando cuenta de que no estoy
El chico que besaba bien: Hugo
El chico que besaba bien: Si todo sale bien no tendrás que volver a hacerlo así que sería la última vez y podrías excusarte luego
Tú: Y si no?
El chico que besaba bien: Estaríamos muertos
El chico que besaba bien: No necesitarías la ventana igualmente
Tú: ...
Tú: Está bien, puedes venir
El chico que besaba bien: Dame 10 min ;)
------------
Dejé el móvil sobre el escritorio y comencé a preparar lo necesario. En realidad solo necesitaba ropa cómoda y esconder bien el cuaderno de Elmer por lo que no tardé más de tres minutos en terminar y me puse a colocar almohadas debajo de la manta de mi cama por si conseguía hacer algo de tiempo de esa forma. Seguidamente me apoyé sobre la ventana a la espera del moreno.
Tal y como dijo, a los 10 minutos había aparecido su silueta y silbó para atraer mi mirada. Cuando lo vi me saludó con la mano y me apresuré en sacar mis piernas fuera del marco. Lo demás ya lo tenía más que practicado; me fui apoyando en las tuberías y salientes varios para ir bajando todo lo que podía acabando por saltar el metro y medio que quedaba. Sin dejar de mirar hacia atrás comprobando que Charles no se había dado cuenta de mi huida avancé ágilmente hasta el joven quien me tocó la espalda acompañando ese gesto de un "bien hecho" y abriéndome la puerta del coche.
- ¿No te has traído nada que pudieras perder? - preguntó mientras conducía.
- Solo llevo el móvil.
- Puedes dejarlo en el coche cuando salgamos.
- Está bien.
- Eso que te dije sobre que teníamos cosas guays para este tipo de situaciones, Benny ya lo ha preparado todo. Vamos a subir al piso para equiparnos.
- Vale.
Probablemente Erik me había notado algo tenso porque cambió de tema.
- Ey, ¿recuerdas que te dije que me gustaría repetir lo del otro día? - hizo alusión a la noche en la que tuvimos sexo.
- Sí, eso dijiste.
Mantuvo una breve pausa como si estuviera recordando aquella vez y le trajera recuerdos agradables.
- ¿Podemos...hacerlo cuando acabemos con todo esto? - cuestionó finalmente.
- ¿Por qué lo preguntas ahora? - me interesé.
Erik sonrió sin dejar de mirar la carretera.
- Me gusta...hacer promesas cuando nos estamos jugando la vida - respondió -. Es una forma de marcarse un objetivo por el que no morir.
- Tampoco es algo tan importante como para llegar a ser eso.
- No siempre vives por cosas que a los demás les parezcan importantes.
Me quedé mirando a Erik unos minutos mientras seguíamos en silencio, pero desvié la mirada cuando lo vi girar la cabeza.
- ¿En qué piensas? - me preguntó.
Solo me había dado cuenta de lo poco que sabía de otras personas y de su forma de pensar. Todos eran tan diferentes. Brad, por ejemplo, vivía pensando en cómo construirse un futuro, al contrario que Elmer quien no dejaba de recordar hechos pasados sobre los que basaba sus acciones. Pero Erik se parecía a mí por no tener tantas preocupaciones por el futuro o el pasado como por el presente.
- Nada importante - contesté a su pregunta previa.
Enseguida llegamos al piso de Erik y su compañeros. Ellos ya estaban preparados y lo primero que vi fue a Asier afilando una daga mientras que Benny se dedicaba a comprobar la conexión entre los aparatejos que tenía ocupando dos mesas.
- ¡Qué pronto habéis llegado! - exclamó Asier -. ¿Vives cerca, Hugo?
- En el pueblo contiguo - se adelantó a responder Erik acercándose a Benny y poniéndose un casco -. ¿Funciona? - habló apretándoselo ligeramente contra la oreja.
Benny le mostró el pulgar tras haber recibido las señales sonoras.
- Todo en orden - añadió.
- Perfecto.
El chico de las gafas se levantó y se acercó a mí con algunos dispositivos de diminuto tamaño.
- Nadie los podrá ver si no sabe dónde buscarlos - me enganchó un pequeño auricular a la oreja de un color que se camuflaba con la piel -. También dispone de micrófono así que nos podremos comunicar entre los cuatro. Tú estarás a cargo de la chica que irá contigo.
Asentí mostrando aceptación.
Asier y Erik se ponían lo mismo que yo pero luego el primero se fue para traer una caja enorme que colocó sobre el sofá.
- Benny hace cosas guays con mis armas - dijo sacando un guante y comenzando a ponérselo -. ¿Ves? ¿A que parece un guante normal?
Erik sonrió por la ilusión que le hacía esa demostración porque seguramente no fuera la primera vez que la veía.
- ¡Bum! - cerró con fuerza el puño y le salieron unos nudillos afilados -. Esto es cosa mía - dijo orgulloso -. Pero esto...
Asier se dirigió a la barra de la cocina y pegó un golpe al metal que recubría la superficie de la cual salieron chispas y numerosos rayos.
- La electricidad es cosa de Benny - me mostró el guante.
- Póntelos pero que no se te olvide quitarles el seguro cuando lleguemos - Erik me entregó un par.
El pelirrojo volvió a su caja y comenzó a sacar algunas armas para volver a introducirlas con indecisión.
- ¿Has disparado alguna vez? - me preguntó aun de espaldas a mí mientras yo me ponía esos guantes.
- Eh...no, nunca.
- Bueno, esto servirá entonces - me entregó una pistola aparentemente normal.
- Pero no sé usarla - la cogí inseguro.
Erik se acercó a mi lado y me posicionó las manos como era debido levantando el arma hacia una pared vacía.
- Sujétala de esta forma. ¿Eres diestro?
- Ambidiestro - respondí.
Me temblaban las manos incluso si las suyas me sujetaban manteniéndome de cierto modo el pulso.
- Bien, no separes mucho las piernas, pero adelanta la que tengas más débil. Dobla un poco las rodillas, así. Ahora cierra un ojo e intenta alinear las miras - me indicó cómo debía hacerlo -. Concéntrate en la delantera porque es la que va a apuntar al objetivo.
Seguía todas sus instrucciones intentando ser lo más preciso posible.
- No pongas el dedo sobre el gatillo hasta que tengas el objetivo marcado. Entonces procede y aprieta con fuerza - me ayudó a pulsar el gatillo ya que yo no tenía intenciones de disparar en su casa pero no ocurrió nada a parte de un sonido que hizo y el impulso que tuve de echarme para atrás a pesar de que Erik aun permanecía apoyándose contra mi espalda.
Asier y Benny rieron en lo bajo y el pelirrojo se acercó a mí colocándome una mano sobre el hombro cuando Erik ya se había apartado un poco.
- No está mal para la primera vez pero relaja esa cara - me dio un suave golpe en la espalda -. Lo vas a hacer bien, tío.
No sabía qué cara había puesto pero Erik también dejó escapar una leve risa cuando me miró.
- Luego repasaremos otra vez los pasos y te enseñaré a cargarla y a quitarle el seguro - dijo -. Pero escóndela mientras donde no se vea.
Asier se dirigió por tercera vez a su caja y sacó de ahí algunas armas más lanzándoselas a Erik y equipándose a sí mismo con otras.
- Nosotros dos iremos con armas blancas - explicó -. Aunque a Erik se le dan mejor los ataques a distancia. Deberías cogerte la Magnum - se dirigió a su compañero esta vez -; nunca sabes cuándo podrías necesitarla.
Erik dudó un momento pero acabó aceptando.
- Venga, pásamela - extendió la mano pillándola al vuelo al serle lanzada por Asier.
Benny había cogido todo lo que él mismo necesitaba pero también recibió un par de armas del pelirrojo.
- Estamos listos ya, ¿no? - preguntó Asier.
- Son las 15:50. Llegamos a tiempo aun - indicó Erik -. Deberíamos ir saliendo ya.
Todos preparados nos dirigimos al coche de Asier quien fue el que tomó el volante sentándose Erik en el asiento del copiloto y Benny conmigo detrás.
- Allá vamos, chicos - arrancó el coche -. Hagamos las cosas a nuestra manera.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top