14. "Píxeles en la cocina"

En la imagen del capítulo he dibujado el nuevo look de Hugo tal y como lo imaginé al describirlo (> • u • )> ¡Espero que os guste!

***

Dejé los archivos lo más ordenados posible, cerré bien el cajón y salí corriendo de la sala al vestuario. Me apresuré en vestirme tal cual estaba, recogí mis pertenencias y dejé el local.

Corrí lo más rápido que pude para volver a casa. A mi casa. Aun guardaba la llave aunque no pudiera vivir legalmente solo siendo menor de edad pero ese era el único lugar donde nadie me iría a buscar en ese momento.

Después de entrar, cerré la puerta y me senté de espaldas a ella tapándome el rostro.

¿Por qué Brad estaba tachado? ¿Por qué tantas fotos suyas? ¿Qué relación tenía él con todo esto? ¿Y Elmer? ¿Dónde lo tenía? ¿POR QUÉ LO HABÍA SECUESTRADO EN PRIMER LUGAR?

Eran muchas preguntas de las cuales ansiaba una respuesta.

¿Y esa mujer? ¿Quién era y por qué estaba entre mis datos?

- ¿Q-qué está ocurriendo? - tartamudeé comenzando a arañarme la cara.

¿Lorenz acabó con Brad? ¿Fue él?

¿Cómo murió Brad realmente?

Brad Brad Brad Brad Brad bRAd bRAD BRad BRAD BRAD BRAD BRAD ¿QUE TE HAN HECHO Y QUÉ VAN A HACERLE A ELMER?

*****

Mi móvil comenzó a sonar sacándome de mis pensamientos. Era Lorenz.

No, no podía volver ahí.

La llamada dejó de sonar y en unos segundos se empezó a oír de nuevo.

- Para...por favor... - supliqué hundiendo mi cabeza entre mis piernas -. No lo voy a coger.

Si no lo hacía tendría que volver a pasar por lo de hacía tan solo un par de horas o incluso por algo mucho peor. Lorenz era muy temible e ir en su contra causaba destrozos. Si me alejaba de él...¿alguien más podría sufrir?

- ¿Qué hago?

¿Qué era lo correcto?

Lorenz tenía a Elmer y tenía planeado matarlo. No podía permitir eso, pero huir de él no era la solución y menos aun cuando el contrato entre nosotros seguía en pie.

Me levanté del suelo y tomé el móvil. Contesté.

- ¿Dónde estás? - preguntó desde el otro lado -. Estás tardando mucho y aun no te he visto en el escenario.

Mantuve un breve silencio y le respondí.

- Enseguida voy.

Mi tono de voz era seco y dolorido. También albergaba ese temor tremendo que tenía hacia mi jefe pero tenía que hacerlo si de esta forma no involucraba a nadie más.

Voy a salvarte Elmer, te lo prometo.

*****

Seguía sin haber clase ni noticias de cuándo reanudarán la escuela así que volví a quedarme en casa de Elmer. Sus padres no aparecían casi nunca a causa del trabajo y en esos dos días no les había visto el rostro a ninguno de los dos. Estaba completamente solo en el dúplex.

No lo pensé mucho y entré en la habitación de Elmer. Lo tenía todo muy ordenado y nada fuera de lugar: la cama bien hecha, el escritorio limpio, las partituras abiertas por la última canción que lo oí tocar. También tenía una consola de videojuegos, una PSP, encima de la estantería. En cada estante estaban colocados varios libros, seguramente los que le mandaban como lectura obligatoria en clase de literatura. Cuando saqué uno de ellos no tenía pinta de ser para un chico de 16 años.

- Stephen King - leí el nombre del autor en voz alta.

Los tomos eran voluminosos y tenía varios del mismo escritor. ¿A Elmer le gustaba leer?

Dejé el libro donde estaba y empecé a registrar sus apuntes para encontrar esos cálculos que una vez me enseñó sobre mi contrato. No fue muy difícil ya que solo tenía tres cuadernos a la vista y coincidió con que uno de ellos era el que yo buscaba. Además, tenía cálculos nuevos y cada vez con menos rango de error. Parecía ser que Elmer registraba con total precisión las horas que yo trabajaba cada día, lo cual explicaba por qué me lo cruzaba a veces en plena madrugada cuando iba al baño a cambiarme. Había apuntados también algunos números junto a distintos precios que coincidían con los que eran ofrecidos a los clientes por la variedad de servicios.
Teniendo todos los cálculos y datos utilizados para los mismos era más que prueba suficiente para comprobar que, efectivamente, yo ya había concluído el contrato y estaba trabajando gratuitamente para Lorenz.
Elmer tenía razón en todo lo que dijo pero no le quise creer en su momento y ahora había llegado a una situación crítica en la que necesitaba toda esa información para denunciar a Lorenz.

Denunciar... ¿Era eso lo que yo pensaba hacer? Sería imposible; moviendo él de unos cuantos hilos esa denuncia daría la vuelta y yo acabaría siendo el sancionado. Necesitaba ayuda para resolver todo aquello, ¿pero quién?

Cogí el móvil y navegué entre mis contactos. A los cinco segundos dejé caer mi cabeza.

- Wayne, Charles, Esteban, Brad y Elmer. Cinco contactos - murmuré.

De los cuales tres eran adultos y dos desaparecidos. Me sentí una persona muy afortunada.

¿Qué podía hacer ahora? No tenía a nadie a quien pedir ayuda y solo quedaban tres días para que algo mucho peor le ocurriera a Elmer, si es que seguía vivo.

¿Y si no?

Dejé todo lo que tenía entre las manos, me dirigí a una pared y me paré en frente.

¿Y si ya había matado a Elmer? ¿Y si ya era demasiado tarde para hacer nada?

Levanté el puño y golpeé con todas mis fuerzas contra el gotelé destrozándome los nudillos.

- ¡Ah, joder! - grité por el inmenso dolor que ese acto me había producido -. ¡Joder! 

¡¿Por qué había hecho eso?! No dejaba de agitarme la mano como si de esa forma me anulase el daño pero no había forma de que se calmara por si solo. Bajé rápidamente a por el botiquín y vertí todo lo que había en su interior sobre la mesa. Comencé a revolver los medicamentos en busca de algo que Brad hubiera usado conmigo encontrando varias cosas junto a unas vendas.

- Ugh, esto tiene que servir - murmuré apretando los dientes mientras me desinfectaba la sangre con agua oxigenada.

Mis heridas comenzaron a desprender una especie de espuma  y supuestamente eso era lo que debía ocurrir así que aguanté. Ya había pasado por situaciones como esa innumerables veces, lo que me daba mucho motivo para ir con precaución y no golpeando paredes rugosas, pero seguía sintiendo el insaciable deseo de volver a hacerme daño. Elmer había sido secuestrado por mi culpa y yo no tenía ni la menor idea de dónde podría estar ocultándolo Lorenz. No podía hacer nada al respecto.

Inútil.

Cobarde.

- Eh - dijo una voz a mis espaldas.

Rápidamente me di la vuelta asustado por la repentina interrupción pero no vi a nadie.

Juraría que había oído a alguien.

- Aquí - habló desde otro lugar y volví a girarme.

Me sobresalté al percibir una figura desconocida cerca de mí. No reconocía a aquel sujeto.

- ¿Q-quien eres? - di unos pasos hacia atrás.

Su rostro parecía hermoso con algunos deslumbrantes mechones rubios cayendo sobre sus ojos impidiéndome verlos con claridad.

- ¿Brad? - murmuré sin moverme del sitio.

- ¿Qué piensas de Elmer? - insistió en saber esa voz que no me era especialmente familiar.

- ¿Por qué preguntas eso? - lo recorrí con la mirada -. No eres Brad, ¿verdad?

La figura actuaba de forma muy poco natural y no la vi dar ni un solo paso o realizar un movimiento.

- Digamos que soy alguien muy cercano a ti - respondió.

- ¿Qué? ¿A qué te refieres? ¿Cómo has entrado?

- Estaba aquí desde el principio. Eres tú quien ha entrado.

Miré a mi alrededor; seguía estando en la cocina de la casa de Elmer.

- Tú no vives aquí si no eres Brad.

No podía ser él. Su voz... era extraña. Parecía como si estuviera grabada y ligeramente modificada por ordenador. De hecho, si me fijaba más, no se le veían los ojos pero no solo por el pelo sino porque parecía que la parte superior estuviera algo borrosa y no me permitiera ver.

Esa persona no era real.

- Vale, pero dejando de lado el tema de quién ha llegado primero, ¿qué es lo que quieres?

- ¿Qué es lo que quieres tú? - redigió mi pregunta.

- ¿En qué sentido?

- ¿Qué es lo que en realidad piensas de Elmer?

Eso me habría gustado saber.

- ¿Qué piensa él de mí? - pregunté como si esa persona supiera algo acerca de eso.

- No te suele importar la opinión de cualquiera.

Cualquiera.

¿Quién era "cualquiera"?

Miré por la ventana. Los transeúntes parecían atareados, todos caminando rápidamente con un propósito. No, no me importaba que cualquiera de ellos me odiara por ser como era.

Tampoco me importaba que Elmer lo hiciera. Desde que le conté sobre el riñón que le doné a Brad él comenzó a tratarme con respeto de vez en cuando pero compensaba esos momentos con muchos otros en los que mi función era ser el objeto de burla. 

Elmer conocía mi dedicación casi tanto como Brad. ¿Podría ser que Lorenz pretendiera deshacerse de todos los que sabían de eso? 

El día de antes del atentado, Elmer había estado hablando con Lorenz sin saber que no debía haberlo hecho. Cualquier palabra en su contra significaba terror. No hacía falta conocer mucho al castaño para saber que le habrá hecho preguntas sobre algo innecesario. Esa debía de ser la razón por la que Lorenz lo secuestró.

- ¿Te da igual lo que piense? - volvió a repetir la pregunta aquella persona.

Elmer odiaba a Lorenz, incluso más que Brad. Lo odiaba porque su hermano murió trabajando para él, porque me veía a mí como a una persona muerta también mientras trabajase para Lorenz. Se preocupaba por nosotros dos. 

- No es la mejor persona que podrías encontrar, pero hizo todo esto por ti - dijo el extraño -. No le eres indiferente.

- Elmer tiene más preocupaciones que Brad.

- No vas a encontrar a nadie que haya accedido a algo tan grande por ti.

Él no sabía a lo que iba ni dónde se estaba metiendo. Pero desde el principio quien los había involucrado a los dos era yo y yo era quien tenía que sacarlos a todos.

Acabando con Lorenz.

- Sabes lo que tienes que hacer - dijo.

Cuando me fijé de nuevo, esa persona ya no estaba ahí. No había terminado de reconocerla pero eso no era lo que más me importaba en ese momento.

Me vendé como pude la mano y subí las escaleras cogiendo una mochila, el móvil, las llaves, el cuaderno de Elmer y... la nota de Wayne. Iba a buscar a su hermana Eyre.




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