1. "Causa-efecto"

Mi hermano había muerto. Yo era adoptado. Mis padres eran gays. El alquilino era gay.

Tras haber visto el cadáver de Brad, regresamos a casa porque ninguno de nosotros era capaz de seguir ahí, frente a aquella horrible sábana blanca que se abultaba con el cuerpo que cubría. Durante el trayecto de vuelta, nadie dijo una sola palabra; el silencio reinaba en el coche. A pesar de ello, a mí me invadían innumerables pensamientos incomprensibles que me hacían perder la cabeza. Se agradecía que Esteban estuviera ahí para controlarme porque nadie sabía de lo que era capaz de hacer en ese estado.

Charles cargó a Hugo en brazos hasta su cuarto y lo acostó cerrando la puerta. Yo entré en el mío, me senté en la cama cruzándome de piernas y bajé la cabeza. Poco a poco, mis pensamientos se fueron disociando y comenzaron a ser inteligibles.

Hugo lo ha matado.

Entre todos los que rondaban, esa idea era la que más se pronunciaba y repetía. 

Hugo lo ha utilizado y arrastrado consigo hasta la mismísima muerte. Él tiene la culpa. Nadie más. 

- Hugo tiene la culpa... - murmuré -. Nadie más. Brad ha muerto por su culpa...

Apreté los puños clavándome los dedos en las palmas hasta el punto de llegar a sangrar.

- Lo has...obligado a trabajar para ganarte dinero... Eres muy hipócrita. Tú nunca lo has querido como yo. No sabes que perder a alguien por el que sientes tanto amor hace que te pierdas tú mismo. No...no lo sabes.

Me levanté y avancé hasta mi escritorio cogiendo unas tijeras.

- Alguien...tiene que enseñarte cómo es la realidad.

Abrí la puerta de mi cuarto y me dirigí al suyo, el cual estaba prácticamente enfrente del mío. Al entrar, encendí la luz porque las persianas estaban bajadas y la oscuridad invadía todo el espacio. Entonces logré divisar al niño de los caramelos en la esquina más alejada de la habitación meciéndose de delante hacia atrás.

- Quiero morir... - apenas se le oía decir -. Mátame. Soy un asesino, mátame.

Él aun seguía bajo los efectos del tranquilizante por lo que no realizó ningún movimiento inesperado. Eso me proporcionó ventaja sobre él.

- Has matado a mi hermano, mariquita. Ahora mismo deberías estar muerto si de verdad lo querías.

- Sí...lo quiero mucho - respondió siempre mirando a un punto fijo -. Amo a Brad...

- ¡No mientas! - agité las tijeras -. ¡Tú no sabes nada de lo que es amar a una persona!

- A Brad...lo amo.

- ¡Cállate! - corrí en su dirección empuñando el arma y llegando a clavársela en el hombro -. ¡Vas a morir, hijo de puta!

La saqué para volver a herirlo, lo volví a hacer varias veces hasta que se me cayeron las tijeras de las manos.

No sigas.

Las recogí y alcé para atacarlo de nuevo ignorando aquella extraña interrupción.

Le estás haciendo daño.

Justo cuando iba a penetrarlo una vez más, mi cuerpo actuó por su cuenta y dejó caer las tijeras de la misma manera que antes. 

- ¿Qué cojones...? - me miré las manos ensangrentadas.

Hugo había dejado oír levemente su voz con cada tijerazo pero no pareció haber alarmado a nadie ya que mis padres no habían entrado a ver qué ocurría. Lo miré de arriba a abajo, su cuerpo encogido y pálido, como si su sangre hubiera perdido el color, y me di la vuelta.

- Esto no ha acabado aquí - dije.

***

¿Qué me había ocurrido? ¿Por qué me detuve justo cuando podía haber terminado de una vez por todas con un marica más? No le tenía ningún tipo de aprecio, eso lo tenía claro, por lo tanto no me habría importado lo más mínimo que hubiera un tipo menos como él. ¿Por qué no pude hacer nada entonces?

Había algo que no lograba recordar y que se superponía a todos mis pensamientos negativos sobre Hugo. Debía de ser muy importante para que me hiciera actuar de esa manera...

¿Pero qué?

Aquella tarde, evité encontrarme con nadie de mi familia, incluso a la hora de comer, yo no tenía hambre. Salí de casa tras haber cogido las llaves y me dirigí al lugar de siempre después de pasar por un quiosco.

- ¡Hola, Elmi! - saludó Vero habiéndome visto llegar a la estación de metro.

Sin decir nada, pasé por su lado y me senté sobre unos escalones altos sacando el paquete de cigarrillos previamente adquiridos.

- ¿Fumas? - se extrañó sentándose a mi lado.

Encendí uno y le di una calada depositándolo acto seguido entre mis labios.

La chica tenía mi edad, era guapa, rubia con mechas de colores, ojos castaños y una piel tremendamente suave. Había sido mi novia, pero nunca llegó a serlo de verdad, quiero decir, fingíamos serlo delante de ciertas personas hasta que dejó de hacer falta. Volvíamos a ser los amigos de siempre.

- ¿Problemas en tu familia? - insistió en saber.

Fijé un punto al frente del cual no aparté la mirada y saqué el cigarrillo.

- Mi hermano ha muerto esta mañana - dije en tono serio -. Y el chico ése mariquita del que te hablé sigue viviendo en mi casa.

Verónica mostró una expresión sorprendida e inesperada.

- ¿Lo dices en serio? - preguntó tomándome una mano -. Lo siento muchísimo...

- Ya, no eres la única que lamenta la pérdida - le di otra calada -. Aunque los hay que solo pretenden sentirlo.

- Te refieres a... al chico que vive contigo, ¿no?

- Brad estuvo trabajando muy duro los últimos meses para conseguirle dinero al capullo y al final ha terminado así.

- ¿Hugo sabe lo del dinero?

- Supongo que se lo habrá contado ya que el niño no hizo nada para impedir que trabaje 14 horas diarias. Si no supiera que trabajaba para pagarle la deuda, seguramente le habría dicho que le comería la polla si no se iba a trabajar. Ese prostituto solo piensa en el sexo y mi hermano había caído totalmente en su trampa.

- Tal vez no sea así. Deberías darle una oportunidad.

- ¿Otra? Imposible.

Nuestro odio mutuo estaba sellado.

Te voy a matar, gilipollas.

***

Pasó el fin de semana y era momento de volver a clase. Yo seguía traumatizado por la muerte de Brad pero mis padres también lo estaban; las comidas eran puro silencio, durante el día parecía una casa encantada la nuestra con unas almas rondando de un lado para otro sin nada que decir. El lunes por la mañana, algo comenzó a cambiar.

- Es hora de ir al instituto - vino Charles a levantarme de la cama -. No podemos seguir así. Vosotros aun estáis vivos y debéis agradecerlo.

No tenía fuerzas ni ganas de levantarme. Mi cabeza estaba llena de Brad.

Hugo es un asesino. Ha matado a tu hermano. Tienes que vengarte.

Tal vez no estuviera tan llena de Brad, pero no me encontraba de humor como para ir a estudiar.

- Sé que debe de resultarte difícil - dijo sentándose al borde de mi cama al verme cubrir la cabeza con la manta -. Nos está costando a todos superar que Brad ya no está. Los dos erais los mejores hijos que un padre podría pedir.

- Brad era lo mejor que cualquiera podría pedir - murmuré desde la oscuridad de mi "cueva" -. El mejor hermano, en mi caso. 

- "El arcoiris solo sale tras la tormenta" siempre me ha dicho Esteban. No hay mal que por bien no venga.

- Estás diciendo que todo irá bien después de lo que ha pasado y eso es imposible.

- Lo es si piensas así, pero no puedes volver atrás en el tiempo, solo aprender de tus errores.

- Brad...no puede haber desaparecido de un día para otro en mi vida - solté unas lágrimas.

- Elmer...

Comencé a llorar y ahogué mi rostro en la almohada para que no se me oyera. 

- Quiero...recuperarlo...

Charles me destapó y apoyó mi cabeza sobre su pecho permitiéndome llorar sobre él. Agarré su ropa con fuerza y desahogué aquel reprimido sentimiento que guardaba desde que murió mi hermano. Le conté todo lo que apreciaba de Brad, le hablé de nuestros mejores momentos, de nuestro primer día en el colegio, de su primera novia y de cómo mi hermano buscó apoyo en mí en las situaciones más difíciles.

- Él te quería mucho y estoy seguro de que te valoraba tanto como tú lo haces - añadió mi padre -. Era un chico maravilloso y no hay razón para no apreciarlo.

Me frotó los ojos con su manga y sonrió.

- Gracias - agradecí -. Supongo...que puedo ir a clase ahora que me siento un poco mejor.

- Me alegra oír eso - se levantó dándome la mano -. Verás como pronto podrás notar su presencia la cual jamás te abandonará. Siempre estará contigo.

- Voy...a vestirme.

Charles me besó la frente y me dejó solo. Al haber cerrado la puerta, entré en el baño y me miré al espejo tras echar el cerrojo. Golpeé el cristal y murmuré.

- Con que siempre estarás conmigo, ¿eh? - reí -. Me lo creeré porque confío en Charles. También creo en que no me abandonarás tan fácilmente.

Siempre has tenido la razón así que tan solo tengo que buscársela a todo lo que hayas hecho. Si has muerto también ha tenido que ser por una causa y pretendo averiguarla.

***

(Narra Hugo)

Entré en el baño y me apoyé sobre el lavabo mirando hacia abajo y viendo como resbalaban mis lágrimas por la cerámica.

- Esteban ha dicho que me sigues queriendo y que no te habría gustado verme sufrir como lo hago - murmuré -. Sé que no te habría gustado pero...no estás. No puedo evitar sentirme así, lo siento. Quiero morir para estar contigo de nuevo.

Observé mi reflejo en el cristal y pasé una mano sobre el mismo dejando un rastro de huellas.

- No pude ser como querías... Perdona por no haber alcanzado tus expectativas.

*toc toc*

- ¿Estás listo ya, Hugo? - oí la voz de Esteban al otro lado de la puerta.

Me lavé la cara y la sequé con una toalla saliendo a continuación del aseo.

- Lo estoy - respondí.

Esteban no me quitaba el ojo de encima desde que Elmer me había apuñalado varias veces en el cuerpo. Creía que me había lastimado a mí mismo y yo no pude negarlo porque lo habría hecho si el castaño no hubiese intervenido. 

Le mandé un mensaje a Lorenz pidiéndole unos días de descanso a lo que él accedió sin problema así que había dormido en mi cama las últimas dos noches. No podría decir que lo había hecho "tranquilamente" porque mi cabeza solo estaba repleta de un mismo pensamiento.

No eres nadie sin Brad.

Si no era nadie, no podía ser ese "alguien" a quien aspiraba cuando aun seguía vivo mi novio. Si tenía que seguir viviendo, no podría ser de manera diferente a como lo hacía cuando era nadie.

Sexo y droga.

Los padres de Elmer nos llevaron a ambos al instituto porque ya era lunes y teníamos clase. Tuve que soportar la odiosa mirada del castaño durante lo poco que duró el viaje pero pronto me deshice de él y me encontré con gente aun peor.

- ¡My chance! - la chica morena se lanzó a mi brazos cayendo junto a mí al suelo. Luego, los gemelos se tiraron encima de nosotros también.

Todos estaban llorando y mis entrañas también.

- Quitaros...de encima - los aparté.

Me levanté del suelo limpiándome el polvo y vi a los tres con unas caras penosas.

- Dato interesante: os veis peor que nunca.

- Nos hemos enterado...de lo que pasó - dijo Alis.

- No hemos dormido toda la noche - admitieron los gemelos.

- Debes de estar pasándolo peor que nadie.

Lo estaba pero si había algo que la vida me había enseñado era que mostrar tus sentimientos no te traía nada bueno.

- Estoy bien - avancé.

Con tal de que no digan su nombre...

- Brad se habría alegrado de...

- ¡CÁLLATE! - grité llamando la atención de todos -. ¡NO TE ATREVAS A MENCIONAR SU NOMBRE, MALDITA PERRA! ¡NO, ÉL NO ESTÁ ASÍ QUE NO PUEDES DECIR LO QUE LE HABRÍA ALEGRADO!

Me había alterado de repente solo por oír hablar de él.

- Hugo, pero...

- ¡¿QUÉ SABES DE ÉL PARA HABLAR?!

- Sé que Brad...

- ¡HE DICHO QUE CIERRES LA PUTA BOCA! - le dí una patada a un poste -. ¡NO LO MENCIONES!

Los tres me miraron sorprendidos, pero no solo fueron ellos. Todo el instituto se había girado hacia mí y comencé a oír comentarios sobre él: ¿hablan de Brad? ¿qué le pasa a Brad? ¿Brad?

Brad Brad Brad Brad Brad Brad Brad Brad Brad Brad Brad BradBrad Brad Brad Brad Brad BradBrad Brad Brad Brad Brad BradBrad Brad Brad Brad Brad BradBrad Brad Brad Brad Brad BradBrad Brad Brad Brad Brad BradBrad Brad Brad Brad Brad BradBrad Brad Brad Brad Brad BradBrad Brad Brad Brad Brad BradBrad Brad Brad Brad Brad BradBrad Brad Brad Brad Brad BradBrad Brad Brad Brad

- ¡AHHHHHHHH! - me cogí de la cabeza y caí de rodillas al suelo.

Me arranqué unos mechones de pelo y volví a gritar. Gritaba a todo pulmón porque no paraba de oír su nombre.

No lo mencionéis. Callaros todos.

- ¡Se ha vuelto loco!

- ¡Es un psicópata!

De pronto alguien me agarró de los hombros y me hizo levantar mirándolo a la cara. Seguí gritando con los ojos cerrados hasta que su voz me obligó a abrirlos y entonces me perdí en su mirada.

Mis brazos se relajaron, mi corazón disminuyó su ritmo, mi garganta se secó y no conseguía articular ni una sola palabra. Perdí lo que me quedaba de fuerzas y caí sobre el pecho de aquella persona empapando su camiseta con mis lágrimas.

Brad...


****************************************************

¡Primer capítulo de esta secuela! Espero que estéis leyendo esto después de haber terminado el primer libro porque, de lo contrario, el spoiler que uno se tragaría sería inmenso :D

Este segundo libro no va a ser tan largo como el anterior pero estimo que se acercará bastante, o eso espero al menos. Hay mucha historia detrás de todo lo ocurrido en "Solitaria realidad", cosas que parecían claras a simple vista pero que, si creías que lo entendías todo, ahora será el momento de preparar el puré y de separarlo en ingredientes (?). No sé si alguno conocéis un anime llamado Mirai Nikki pero el cacao que ahí se forma es un nivel diferente. El de aquí va a ser más comprensible así que no hay de qué preocuparse :DDDD


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top