ASCENSO DEL VIERNES
—¡Te quiero! —repito.
Rebeca no me responde. Parpadea un par de veces, y continúa petrificada. Espero unos segundos a ver si se anima a declarar que ella también me ama pero... nada. No lo hace. Ante este pequeño fracaso, presiono:
—Tú... ¿me quieres?
Ahora, suspira. ¿A qué viene un suspiro? Joder. Según mis cálculos, para que esto se pudiese denominar un final feliz ya deberíamos ir por la parte del beso.
—Andrés... —comienza a hablar, por fin.
—Dime —le doy pie, y apoyo una mano en el marco de la puerta del ascensor para disimular el vaivén.
—Te has pasado bebiendo —observa. Qué lista es mi chica.
—Cierto, tan cierto como que te amo. —Arqueo una ceja y susurro—: My baby...
Ella tose nada más le llega mi aliento.
—Apestas a alcohol.
—Ah, ¡no! Es menta.
Rebeca me mira confusa y continúa con el interrogatorio:
—¿Qué te ha pasado? —Me señala la cara. Aún debo de tener manchas de sangre.
—Me he comido una puerta.
—¿Una puerta?
—Sí. Y de madera de la buena.
—Andrés... Pero ¿estás bien?
—Sí. Estoy bien, pero no tanto como tú. —Hago que se sonroje.
—Estás borracho.
—¡Que sí! ¡Borracho! Pero borracho de amor —flirteo y trato de poner cara de malote.
—Vale —pasa de mi comentario—. ¿Me dejas entrar?
—Por supuesto, señorita.
Hago una torpe reverencia, me aparto hacia atrás y me apoyo con brusquedad sobre la pared. Ella entra y me mira de arriba abajo. Juraría que lucha por aguantar la risa. Las puertas se cierran y se vuelve hacia ellas. Ascendemos.
69"
—¡Oye! ¿En serio? ¿Vas a darme la espalda hoy también?
Me ignora.
—¿Rebeca?
Me vuelve a ignorar.
—¿Estás segura de que quieres pasar de mí? Este podría ser... un ascenso mágico.
60"
Una vez más, ni se inmuta. Ante ello, con chulería, exhalo y añado:
—¡Nena! ¡Tú te lo pierdes! Vengo de una fiesta universitaria en la que he sido el king, ¿entiendes? La pista de baile era la sabana y yo el león en ella. ¡El maldito lion king!
Me parece escucharla reír.
—¿Te parece gracioso?
No me responde, pero, por más que lo intente disimular, sé que se está riendo.
50"
—Vaya, yo soy el león, pero parece que aquí también hay alguna hiena muerta de risa, eh.
Ella suelta una carcajada, se da la vuelta y, al fin contesta:
—¿Se supone que soy una hiena?
—Sí... ¿Y sabes qué hacen los leones con las hienas? ¡Se las comen! —Doy un paso al frente y trato de gruñir.
40"
Ahora sí que sí, se parte de risa, y sorprendiéndome a mí y a sí misma, musita:
—Eres genial.
Nada más lo dice, se lleva la mano a la boca, como si fuese posible retener a tiempo las palabras que ya ha soltado. Avergonzada, me vuelve a dar la espalda. Yo seré un borracho, pero ella se expresa igual que una niña de tres años, aunque no la puedo criticar, Me resulta adorable.
—Oye, me ha parecido escuchar que... ¿soy genial?
Diría que las palabras de Rebeca me han sabido a gloria, pero en estos momentos, el único sabor que percibo es el del alcohol. Cada vez siento más los restos de las diferentes bebidas que he tomado hoy invadiendo mi paladar. Creo que el efecto del caramelito de menta ya ha desaparecido por completo. Y estoy empezando a asustarme, porque tengo náuseas. Sí, quiero devolver.
Las mariposillas que nacen en mi estómago al estar junto a Rebeca se han sumado a los torbellinos de ardiente alcohol, y ahora estos pequeños insectos vuelan más que borrachos, en busca de una salida. Espero que no la encuentren. No quiero convertir mi garganta en un volcán en erupción de polillas ahogadas en licor y cerveza.
Con disimulo, me inclino y me esfuerzo por calmar la tripa. Parece hacer efecto. Los torbellinos se van disipando y las mariposas... creo que, directamente, han muerto tras un coma etílico y flotan sobre el alcohol.
30"
—Bueno, entonces, ¿qué? —vuelvo al ruedo, como si nada hubiese pasado, como si no hubiese estado a punto de vomitar sobre su espalda.
Ella se vuelve otra vez hacia mí.
—¿Qué?
—Que si te gusto, nena.
Se ríe y pregunta:
—¿Por qué hablas así? Es ridículo.
20"
—No disimules. Sé que te encanta el rollo bad boy.
—¿Cómo dices?
—He visto tu biblioteca de Wattpad. ¿Te suena Una chica diferente frente a un malote potente?
—¿¡¿Perdón?!? —Abre los ojos de manera exagerada.
—Te haces fatal la tonta, eh...
—No sé de qué hablas. Me habrá entrado un virus.
Ahora el que se parte de risa soy yo. Me acerco hasta estar frente a ella, la agarro por los hombros y digo:
—Conmigo no tienes que mentir. Sé tú misma. ¡Me encantas!
10"
Ella mantiene su mirada fija en mí. Y yo trato de fijar la mía en ella, aunque, a decir verdad, ahora mismo la palabra fijar me viene grande. Todo lo que mi vista abarca parece bailar.
—Bueno, pues... Lo de antes... Sí que eres genial —suena sincera, y disfruto de sus palabras como si de una melodía se tratase. Aquí está la música que hace que todo baile.
Cierro los ojos y me inclino hacia ella. Siento que floto en una nube, y no en una nube cualquiera, sino en una de azúcar. Oh, ¡y ella es el centro del postre! La mejor parte, no la puedo dejar escapar.
0"
El ascensor se para y las puertas se abren.
—Adiós. —Se aleja.
Abro los ojos. ¡Mi algodoncito de azúcar se escapa! Avanzo y la agarro de la sudadera. De nuevo, nos detenemos en el umbral.
—¿Ya está? ¿Todo por hoy? —Me niego a que esto acabe aquí.
—Mañana hablamos, Andrés.
—¿Por?
—Estás bebido.
—¿Y? ¡No seas tan fría! —exclamo—. ¡Déjate llevar!
Saco las llaves del bolsillo y apoyo la punta de la más grande sobre su pecho.
—Abre tu corazonci... —Se me caen las llaves y se pierden por el hueco del ascensor—. Mierda.
Rebeca pone cara de susto y trato de tranquilizarla:
—Eh, nena. Yo lo arreglo.
Me agacho con brusquedad para mirar por el hueco, y la sangre debe de circular a toda velocidad hacia mi cabeza arrastrando más alcohol que nunca porque, de pronto, me mareo, y mucho.
—Uy... —Tropiezo y caigo de rodillas—. Creo que me estoy...
—¡Andrés! —escucho un grito, y mi cabeza golpea contra las baldosas del rellano—. ¡Andres! ¿Te encuentras bien?
La voz suena lejana y uso mi última gota de conocimiento para responder lo más claro que puedo:
—Estoy bien, pero no tanto como tú...
—¿Andrés? ¿Andrés...? ¡Andrés!
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Continuará...
¡Y vengo con noticias importantes! De hoy en adelante, tendréis mínimo tres capítulos diarios, hasta que finalice la historia... ¿Y cuándo se publicará el final? El 20 de mayo. Sí. El viernes que viene, 69 SEGUNDOS PARA CONQUISTARTE finalizará y estará completa en Wattpad. Muchas gracias por acompañar a Andrés en esta aventura, de verdad.
No esperaba que tanta gente fuese a leer la historia. Estoy muy emocionado y con ganas de que leáis el final. GRACIAS por leer, comentar, votar... y GRACIAS a todos los que estáis haciendo ruido en redes. ¡Cada vez somos más los que montamos en el ascensor junto a Andrés y Rebeca! ¡Se avecinan grandes noticias y pronto las celebraremos todos juntos!
69 SEGUNDOS PARA CONQUISTARTE
#69SPC
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