Cathy's Clown
El año pasado en el colegio hicimos un café literario entre 4to y 5to año de Arte y Literatura.
Este breve texto lo escribí unos minutos antes de irme a la escuela, aunque en realidad nunca llegué a leerlo en voz alta.
Está inspirado en la canción Cathy's Clown de The Everly Brothers (de los cuales voy a hablar otro día).
Espero que les guste.
Con cariño,
Ella ♥
PD: Recién voy a empezar a escribir el capítulo de The Night Before. No me maten.
SUSURROS AL PASAR
Cuando sientes que nadie podrá amarte, aparece esa persona.
Mi Catherine tiene los ojos marrones más hermosos que haya visto, y cada vez que los veo están siempre iluminados. Cuando estábamos en la tienda de discos, buscando el nuevo LP de Elvis, me dejó tomarla de la mano. Se ríe de mis chistes, a pesar de que sean terribles, y me deja cargarle sus libros cuando salimos de la escuela. Vamos al autocine con frecuencia, pero poco le interesan las películas. Lo único que hace es acurrucarse en mi hombro, darme palomitas y susurrarme cosas al oído. Y aunque algunas veces oigo susurros de los demás a mí alrededor, decido ignorarlos, porque cuando la beso y sus mejillas se tornan carmesí, sé que todo está bien.
Pero cuando sientes que nada ni nadie podría lastimarte, aparece esa persona.
No estoy muy seguro de si mi Catherine sigue conservando aquel brillo en sus ojos, porque cada vez que nuestras miradas intentan encontrarse, ella aparta la suya. Cuando estábamos en la tienda de discos, buscando el nuevo LP de Paul Anka, no me dejó tomarla de la mano. No se ríe de mis chistes porque le parecen muy malos, y ahora prefiere cargar sus libros ella misma cuando salimos de la escuela. De todas maneras, difícilmente la encuentro para acompañarla a casa. Muy pocas veces vamos al autocine, y cada vez que vamos, se muestra sumamente interesada en las películas, manteniendo su distancia, sólo susurrándome cuando desea que le pase las palomitas. Y a medida que sus dulces susurros disminuyeron con el tiempo, los que había a mí alrededor aumentaron significativamente. No importa a qué lugar vaya, siempre escucho a personas susurrando cosas que no logro oír, atormentándome al no querer contarme aquel secreto. Y ya no puedo ignorarlos, porque cada vez que intento besar a mi Catherine, ella me evita, y sé que algo está mal.
Un día de otoño —cuando sólo cargaba mis libros y los de nadie más— noté que a lo lejos, alguien cargaba los de ella. Alguien que seguramente era muy bueno contando chistes, porque ella reía divertida, como reía cuando le causaban gracia los míos. Alguien con quien iría a la tienda de discos a oír el nuevo LP de los Everly Brothers, y le tomaría de la mano. Alguien con quien iría al autocine a ignorar la película y no hacer más que susurrarse cosas. Alguien que le había devuelto el brillo a sus ojos y el color carmesí a sus mejillas, luego de haberla besado frente a mí. Ella me observó a la distancia, sólo por un segundo, pero al parecer no me reconoció, porque se marchó sin decirme palabra alguna.
En aquel momento, cuando sentía una amarga sensación de opresión en el pecho, decidí volver a casa, con los susurros a mí alrededor ahora más claros que nunca:
"Aquí viene él" susurraban. "Ése es el payaso de Cathy".
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