día 8: de a poco.
Con un suspiro y dejando las esposas con fuerza arriba de la mesa, el oficial Minho supo que no podía adivinar qué es lo que pasaba por la cabeza de Bang la mayoría de veces. Había intentado adivinar cómo es que se había quitado las esposas, pero por más vueltas que le había dado al asunto se le había hecho imposible tratar de saber cuál era el truco que había utilizado. Si bien las había ajustado bien para que no hiciera lo que justamente había terminado haciendo, estaba comenzando a creer que tal vez su mente le había jugado una mala pasada y había terminado creyendo todo eso.
Sin darse cuenta y aún con su mirada en las esposas que descansaban arriba de la mesa, una cabellera rubia se asomó por la puerta y sonrió al verlo tan distraído. Minho no era así, él tenía mucha concentración y dedicación en su trabajo. Era muy extraño para Jisung verlo de esa manera, pero a la vez era lindo porque podía verlo concentrado en otras cosas. Caminando dentro como si fuera el dueño de lugar, Minho aún no había notado su presencia. Quitó la mano que descansaba sobre el muslo del oficial y se sentó en su regazo, el pálido enredando automáticamente su brazo en la pequeña cintura contraria.
Minho se aseguró que no había nadie en el lugar y miró a Jisung con el ceño fruncido. Antes de realizar suaves caricias sobre la tela de la ropa de la prisión, podía ver el cabello del otro aún algo húmedo y sonrió por lo hermoso que el recluso era. Lo sabía desde el primer momento que lo vio, asustado y llorando pidiendo que alguien lo salvara de ese lugar. Minho había intentado hacer todo lo que había podido y lo había resguardado para salvarlo de cualquier idiota que quisiera lastimarlo.
- ¿Qué sucede?-Preguntó Jisung. Sus brazos se habían enredado detrás del cuello del más alto mientras le sonreía tan dulcemente que hizo latir el corazón de Minho.
-No puedo entenderlo-Murmuró, tomó las esposas en sus dedos y las levantó para que la mirada de Jisung se pusiera en estas-. Ayer cuando llevé a Bang a que tuviera la charla con el director, él de un segundo para otro se las había quitado y estaba amenazando al viejo que parecía mearse en los pantalones-Tenía una facilidad que no creía para hablar con Jisung. Apenas lo veía y él quería contarle todo lo que había sucedido en su día-. Me aseguré de ajustarlas bien y preferí que le apretaran para ahorrarme todo eso, pero no comprendo cómo es que diablos se las quitó-Jisung soltó una risita y negó con su cabeza mirando unos segundos a Minho antes de desviar su mirada al par de esposas que estaban sobre la superficie de madera-. ¿Qué es gracioso?
-Tú y las demás personas-Soltó-. Es gracioso de ver cómo es que quieren entrar en la cabeza de Bang, como quieren comprender cada cosa que hace y por qué. No se puede porque él es una persona muy difícil de comprender, incluso yo a veces no llego a entenderlo del todo y me aterra. Él tiene muchos trucos guardados bajo su manga y tienes que saber que nunca sabrás cuando será el momento en que los use, como sucedió ayer. Si él dice que es quien manda, es porque es así-A pesar de que se comprendían a la perfección, era Minho quien vivía con una molesta interrogante cada que entablaba una charla con Jisung-. Sé lo que piensas acerca de Bang, Minho. Pero tú sabes a la perfección que ni yo sé el motivo del porqué me llevo bien con él-Soltó un suspiro e hizo un pequeño puchero-. Supongo que desde que volvimos a encontrarnos aquí es que retomamos esta extraña relación.
-Sabes que no me gusta que estés cerca de él, pero tampoco soy quién para prohibírtelo. Eres mayor, Jisung. Sabes lo que está bien o no-Hizo una mueca por lo último que había dicho y negó con su cabeza. Desde el principio es que a Minho no le gustaba que el pequeño rubio estuviera cerca de Bang, no por celos sino más bien por miedo, el peligro que rondaba cerca de las personas que se juntaban con el recluso era molesto e intimidante-. Tengo miedo que alguien pueda dañarte para poder llegar a él, me volvería loco si algo te sucede como la última vez. Me quedo tranquilo si sé que solo estás a su alrededor por conveniencia-Confesó unos minutos después de estar en completo silencio, su agarre se afianzó en la pequeña cintura de Jisung y apoyó su frente en el hombro contrario.
-Lo sé, Minhonnie. Lo sé todo, pero no estoy con él por conveniencia porque Bang no es capaz de brindarme su seguridad ¿entiendes? Bang es alguien importante en mi vida y lo sabes. No puedo simplemente alejarme de él porque sí, yo velo por su bienestar por más cosas malas que él haya hecho. Él fue la primera persona que creyó en mí y yo no voy a olvidarme de eso, fue la primera que me tendió una mano cuando todo estaba mal en mi vida.
-Y también fue la primera vez en...
-Shh, shh-Puso su dedo índice en los labios del moreno y negó con la cabeza sonriendo suave.
-Lo siento. Lo sé, cariño. Lo entiendo a la perfección, pero quiero que sepas que yo velo por tu bienestar y siempre quiero que estés por eso nunca quiero irme los fines de semana.
-Estoy bien, por las malas aprendí a defenderme y los chicos no van a permitir que alguien me haga algo. Pierden mercancía valiosa si sucede algo así.
El oficial Minho se estiró y besó las abultadas mejillas de Jisung haciendo que este se avergonzara y soltase una tierna risa antes de esconderse en el hueco que se formaba entre su cuello y hombro. Ambos sabían que no necesitaban nada más que tenerse el uno al otro en momentos como ese.
Felix suspiró mientras quitaba su mirada un momento de su libreta de dibujo para ponerla unos segundos en Bang, quien golpeaba una bolsa de boxeo que se encontraba colgando en el patio en donde tenían el recreo. Nuevamente, estaban compartiendo con otros pabellones y las miradas que había recibido en todo el tiempo desde que había salido, eran insoportables. Se arregló el uniforme de la prisión y mordió su labio con fuerza cuando notó a un grupo de reos acercarse lentamente hasta donde él estaba.
No sabía por qué tenían tanta obsesión con querer sacarle información acerca de Bang, él no sabía casi nada y a pesar de que había intentado averiguar cosas sobre él, ese mismo día Wooyoung lo había ido a visitar por la mañana y le había dicho que Seungmin no pudo conseguir información acerca de la tal Narae y los Capello. Sí había información de la familia, pero fuera de Corea, no eran un grupo mafioso grande y en realidad eran relativamente pequeño, pero tenían bastante poder. Y ese poder podía llegar a abarcar en Corea, pero no sabían bien porque la información no era correcta, no afirmaba ni negaba absolutamente nada. Y él realmente moría por preguntarle a Bang quién era Narae y porqué los italianos lo querían para ellos vivo porque bien sabía que muerto no lo querían, pero esa confianza que tienes con un amigo al cual le preguntas lo que te venga a la mente, no la tenían y dudaba mucho que en algún momento la pudieran tener, Chan parecía de todo menos una persona que se abriera a los demás.
-Bang-Llamó, él dejó lo que estaba haciendo y lo miró unos segundos antes de responder al llamado que Felix le hacía con su mano-. Ven, ven-Chan siguió mirándolo sin entender muy bien y sus ojos se abrieron un poco cuando lo tomó de las solapas de su camisa, atrayéndolo más cerca de él. Le sonrió con burla antes de decir-: Supongo que esos idiotas que vienen ahí querrán información sobre ti. Así que mueve tu lindo culo y has algo porque no estoy de humor para aguantar a unos imbéciles de cerebro pequeño como ellos-Chan enarcó una ceja mientras miraba a los ojos mieles del otro, negando con su cabeza.
- ¿Y por qué debo de hacerte caso a ti? Yo soy el que manda, no tú-Apoyó sus manos a los costados del cuerpo de Felix, estaba desnudo de la cintura para arriba y el menor podía ver a la perfección como las venas se marcaban en sus gruesos brazos. Bang colocó su boca en el costado del cuello de Felix, chupando esa zona con fuerza y logrando que el otro soltara un pequeño gemido que lo hizo sonreír-. ¿Ves, Ricitos? Si quiero puedo hacer que te pongas sobre tus rodillas. Ese cuerpo es mío y todo el maldito mundo debe de saberlo-Soltó, la voz baja, gruesa, ronca y excitada.
-No lo sé, Bang. ¿No te has puesto duro con tan solo hacer eso?-Quiso estirar una de sus manos y acariciar por encima de la ropa al hombre, pero Bang tomó su mano y la colocó en donde estaba anteriormente-. Recuerda la apuesta, en un mes dirás que soy el amor de tu vida y no podrás vivir sin mí. Lloraras cuando me vaya de acá-Soltó una risa y Chan se dijo que tan lindo era ese sonido no podía venir de ese pequeño saco de mierda.
-Creo que no es así, ¿quién rogó por más la otra noche?-Hizo una mueca como que estaba pensando y luego puso sus ojos en blanco.
-Tú también querías seguir follando, Bang. No me lo quieras negar-Se rió nuevamente y luego, cruzó sus brazos dejando la libreta junto al borrador y el lápiz a un lado. Desviando la mirada hacia un costado Chan observó a los cuatro que se habían acercado, sonrió burlón antes de enarcar una ceja y borrar todo sentimiento que pudiera mostrarse en su rostro.
Uno de los tipos del cuarteto, el más bajito de todos se quedó paralizado en su lugar porque nunca había tenido de frente al gran y temible Bang, ese del que se hablaba en las calles y entre las mafias, ese mismo que había hecho caer a muchos peces grandes revelando sus más oscuros secretos, ese que se decía que si caías en sus manos no pretendieras salir vivo de sus torturas porque era una bestia, era un demonio sediento de sangre humana que no paraba hasta que su víctima estuviera totalmente destrozada. Ese que ahora mismo estaba mirándolos sin ninguna expresión en sus rostros, parecía ajeno a cualquier emoción humana como si pudiera controlarlas o tuviera un botón de apagado. El pozo sin fondo, frío y oscuro que eran sus ojos parecía poner a temblar a todos, incluso a sus compañeros que se habían acercado seguros a lo que iban, pero ahora sus pasos se veían ralentizados y se miraban entre sí, pretendiendo saber mentalmente quién sería el que lo enfrentaría. Pero ninguno decía nada porque cuando Bang se puso recto y escondió detrás de su espalda al pequeño muchacho de cabello rubio detrás de su espalda, supieron que se habían metido solitos en la boca del lobo. Él era enorme, debía de tener aproximadamente 1.85 de altura y sus músculos se veían muy bien trabajados en sus brazos, en su abdomen e incluso sus piernas. Apretó la mandíbula fuertemente cuando lo tuvieron a unos metros, sus brazos cruzados sobre su pecho, parecía un lobo dispuesto a atacar en cualquier momento. No sabía porque ese pequeño muchacho no temía de él, parecía incluso muy cómodo a su lado.
- ¿A qué mierda vinieron?-Y su voz, oh mierda, su voz. Él estaba enojado podían sentirlo en su tono de voz, ellos no eran más que unos estúpidos creyendo que podrían enfrentar a tan semejante bestia sin salir llorando por la intimidación que les estaba provocando. El aura que emanaba era asfixiante, molesta y les hacía doler la cabeza-. ¿Qué mierda quieren?-El muchacho por quien habían ido en un principio pareció mirarlos unos segundos con el ceño fruncido hasta que una de sus manos acarició uno de los tensos bíceps de Bang.
- ¿Podemos ir a tu celda?-Preguntó con un tono sumamente dulce.
-Ve tú, espérame ahí-Murmuró desviando la mirada unos segundos antes de volverla a los otros-. Me van a decir en este instante quién los mandó.
-F-Fue-Se miraron entre sí antes de asentir para que dijera la verdad-, Nicolo Capello. Pero él no está aquí adentro, maneja todo desde afuera.
-Sí saben que ahora Nicolo no los dejara en paz ¿no?-Realmente no le importaba eso, le era imposible tener empatía con unas personas como ellos. E incluso le era imposible tener empatía con cualquier persona que se le cruzara en su camino-. No se atrevan a acercarse nunca más. Nicolo podrá asustarlos, pero yo prometo buscarlos hasta encontrarlos y desollarlos con mis propias manos.
-Lo sentimos-Dijeron todos a la misma vez haciendo una profunda reverencia que lo único que provocaba en Bang era una risa, molesta y profunda.
Con un tazón de plástico de ramen y las piernas cruzadas como indio, Bang se encontraba sentado sobre una de las camillas de la enfermería mientras su amigo y mano derecha se movía por el lugar vistiendo el típico uniforme de enfermero. Haciendo un ruido con su boca por lo caliente que los fideos estaban, negó con su cabeza a la pregunta que Changbin le había hecho hacía unos tres minutos.
-Hermano son una porquería, pero como extrañaba estos malditos fideos picantes-Dijo mientras un oficial entraba a la enfermería y se lo quedaba mirando.
-Bang, ¿qué haces aquí?-Preguntó el tipo y el susodicho lo reconoció como uno de los idiotas nuevos que no conocían las reglas y, se habían atrevido a golpearlo.
-Oficial -me importa un carajo cómo se llame o se apellide- ¿Qué mierda le importa que hago acá?-Lo enfrentó. Changbin hizo un mueca con sus labios antes de sonreír fugaz. El oficial le estaba dando la espalda y él podía ver las señas que su amigo le estaba diciendo.
Cuando había llegado a la enfermería le había comentado de la situación que lo habían hecho pasar por armar una pelea el viernes que había pasado. Su jefe estaba frente a sus ojos y él no podía desobedecerlo, no podía fallarle porque a la única persona que respetaba de ese lugar era Bang Chan. Le era fiel a ese hombre y nunca pensaría en traicionarlo por nada en el maldito mundo.
-Oh veo que no sabe respetar a la autoridad aun cuando la tiene frente a usted-Bang asintió con una sonrisa mientras seguía comiendo de sus fideos, lo señaló con los palillos de madera.
-Y veo que a un novato como tú no le han dado las normas de cómo es que deben de comportarse en este lugar-Dejó el tazón a un lado-. Aish, se me quitó el hambre-Murmuró volviendo la mirada al oficial.
-Oficial no hay necesidad de que sigan peleando. El recluso Bang vino por un dolor de cabeza y tenía un tirón en el bíceps izquierdo-Tenía un vaso en su mano con algún líquido que el oficial no prestó atención-. Acabo de preparar limonada, ¿quiere probar un poco?-El tipo asintió y Changbin sonrió perversamente.
Unos minutos el oficial estaba tirando en el suelo, el vaso había volado de su mano y se había hecho añicos. Con un suspiro, Changbin colocó sus manos en su cintura antes de ver el desastre que se había vuelto el lugar, hizo una mueca y un sonido con su boca antes de negar con su cabeza.
- ¿Te puedes encargar?-El enfermero asintió-. Has que lo saquen por la parte de atrás y dile a alguno de los chicos que disfrute con él, que le haga cosas que no pudiera haber imaginado nunca y que le haga saber que con Bang nadie se mete y es capaz de salir con vida. Que lo mande al Hades y no le ponga monedas en los ojos, ese hijo de puta no se merece seguir vivo.
-Estuve averiguando de él cuando entraron cuatro nuevos a trabajar. Nació con una cuchara de plata en la boca y tuvo cargos contra violación, pero sus padres pagaron y todo se fue al olvido-Bang apretó la mandíbula y asintió con su cabeza.
-Vendré más seguido a verte Changbin, pero mientras tanto asegúrate de que Narae se encuentra a salvo-Changbin asintió mientras movía el cuerpo dormido del tipo hasta el fondo de la enfermería.
- ¿Te ha curado bien el nuevo enfermero, Bang?-Preguntó con burla cuando abrió la puerta de su celda.
-No es de mi gusto, oficial Minho.
- ¿En verdad? Entonces puedo confirmar cuáles son tus gustos-Sonrió burlón antes de retirarse. Bang rodó sus ojos porque se había dado cuenta que los ojos del oficial estaban pegados en la celda de Felix.
Y por alguna razón, su instinto le había dicho que pasara a ver nada más, no iba a hablarle ni nada por el estilo simplemente miraría por la ventana y se iría a su celda a dormir. Pero sus ojos se quedaron demasiado tiempo mirando dentro, a Salvatore que tenía su mirada lasciva sobre Felix analizando el como el otro dormía y cuando relamió sus labios notando el movimiento que hacía con su mano fue que la cordura abandonó un poco a Bang, entró dentro de la celda puesto que estaba abierta y aún no era el horario de dormir. Golpeó en el rostro al italiano antes de tomar unas pocas cosas de Felix y despertarlo.
- ¿Qué mierda estás haciendo?-Preguntó alterado y asustado.
-Vas a dormir en mi celda-Lo hizo salir de la suya y miró al italiano con esa mirada oscura que parecía ser un inmenso agujero negro-. No quiero verte mirarlo así nunca más en el tiempo que te quedes en este pabellón. Si te veo con tus asquerosos ojos sobre él nuevamente voy a asegurarme de cortarte la polla delante de todos y hacértela comer-Fue lo último que dijo antes de tomar de la muñeca a Felix y arrastrarlo con él.
- ¿Qué demonios te sucede? Solo estaba mirando, estaba durmiendo bien, Chan-Lloriqueo mientras entraba dentro de la celda.
- ¿Has visto que estaba matándose frente a ti?-Felix frunció el ceño sin entender muy bien a qué se refería. Su cerebro aún estaba abrumado por el sueño.
- ¿Matándose? ¿Qué significa eso?
-Significa que estaba masturbándose frente a ti, Felix-Lo había llamado por su nombre por primera vez en una situación tan extraña-. Es asqueroso-Murmuró.
-Odio a ese tipo-Soltó, sentándose en el suelo mientras pasaba sus manos sobre su rostro.
- ¡En 5 minutos se apagan las luces y se cerraran las puertas!-Gritó un oficial y el mismo mensaje se escuchó por los parlantes esparcidos por el pabellón con una voz robótica de mujer que era aterradora.
-Sigue durmiendo-Soltó Bang y Felix no esperó nada más.
Molesto, Chan se quedó despierto perdiendo tiempo en su celular mientras se preguntaba una y otra vez porqué había reaccionado de esa forma. Y Felix en su lado sonrió con algo de burla y satisfacción al saber lo bien que se escuchaba su nombre salir de los labios de Bang.
¡gracias por leer!
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