día 57: bang narae conoce a lee felix.

Al día siguiente, Chan seguía demasiado enojado como para tener una conversación coherente con cualquiera que se le acercara, excepto Felix. Lix tenía algún tipo de poder que hacía que Bang calmara al demonio en el que se convertía cuando le faltaban el respeto de esa manera. Por eso ahora estaba con él, su cabeza sobre uno de los muslos del menor y envolviendo con sus brazos uno de estos, mirando hacia un punto fijo sin saber muy bien qué decir o hacer. Se estaba dejando ser con las caricias que Felix repartía en su largo cabello, sentía sus dedos moverse por todo este dudando de lo que realmente estaba haciendo, pero lo entendió cuando jaló un mechón con un poco más de fuerza de la que debería.

— ¿Quieres hablar?—Preguntó concentrado mientras pasaba un mechón de cabello negro debajo del otro, formando una linda trenza francesa que amarró con una liga que hace un tiempo le había sacado a Jisung. No la había terminado del todo sino que, la había dejado por la mitad y con el resto de cabello había formado un pequeño moño alto—. Date vuelta—Murmuró. Bang lo hizo sin quejarse para nada.

—Si lo hago me voy a enojar mucho más de lo que lo estoy—Lix puso sus ojos en blanco y comenzó a realizar la segunda trenza—. Creo que debería de haberme dado cuenta, él tenía comportamientos que realmente no comprendía para nada, pero confié y fui un idiota en hacerlo.

—Te equivocaste y es normal hacerlo, Chan. Él hizo lo que fuera para que creyeras en lo que decía, no había forma alguna para ti en reconocer que era la rata que te había traicionado—Encogió los hombros mientras los miraba unos segundos antes de volver a realizar su trabajo.

—Pero sé reconocer cuando son unas ratas.

Aunque no lo demostraba estaba molesto y mucho más que eso, pero quedaba poco tiempo para que él saliera de la prisión y buscaría a Beomhwa por mar y tierra, no dudaría en hacerlo sufrir cuando lo tuviera en sus manos. La sed de sangre parecía intensificarse con cada pensamiento que corría alrededor del traidor, él no se salvaría y mucho menos sería capaz de alardear que había jodido al gran Bang Chan.

—Terminé—Murmuró Lix mientras golpeaba su brazo suavemente para que se levantara. Bang lo miró unos segundos antes de acercarse al espejo que estaba colgado de una de las paredes.

— ¿Qué mierda me hiciste?—Preguntó tan brusco como él solo podía serlo. El menor soltó un risita y encogió los hombros, antes de señalarlo.

—Puedes quitarlas sino te gustan, estaba aburrido necesitaba hacer algo con mis manos.

Se veía tierno y gracioso, tan enorme como él era, lleno de tatuajes y el rostro lo más inexpresivo que podía poner, era extraño verlo con ese peinado. Pero Lix hizo todo lo que pudo para no soltar una carcajada mientras observaba como de confundido el otro estaba, desarmando mechón a mechón las trenzas. El menor apretó los labios juntos cuando notó la forma en la que Bang se acercaba peligrosamente a él, dando lentos pasos mientras sus fríos ojos se mantenía puestos en su persona.

—Sino sabías que hacer con tus manos, ¿por qué no las pusiste sobre mi verga?—Susurró, estaba en cuclillas frente a él, hablándole suavemente al oído mientras mordía lentamente el lóbulo de su oreja.

—No empieces—Murmuró mientras soltaba un suspiro, Chan se mantenía deslizando su nariz por el costado de su cuello deteniéndose solo para dejar besos húmedos—. No podemos—Quería sacarlo de encima, pero la forma en la que trabajaba con su lengua en su piel le hacía debilitar todas las extremidades de su cuerpo.

—Sí podemos. Siempre podemos, cariño—Mordió la piel de su clavícula y luego chupó antes de deslizar sus manos por el cuerpo contrario, llegando hasta esos muslos carnosos por los cuales se volvía completamente un demente.

Felix soltaba bajo suspiros y pequeños gemidos que incitaban a Bang a ir más allá, pero quería alargar cada caricia que estaba dedicándole, cada beso que marcaba la hermosa piel dorada porque sentía que el tiempo se le estaba yendo de las manos y en menos de tres días se separaría de este hermoso ser que lo miraba con brillantes ojos color miel. No sería un hasta siempre, él mismo sabía que estaba exagerando más de lo que debería, pero no podía evitar sentir que luego de casi dos meses estaría uno o tal vez dos días lejos de esta persona, desde el día uno parecía haber estado destinado a pasar a su lado largos días y largas noches, hablar hasta el amanecer y amarse durante el ocaso. Algo había hecho en su vida pasada para conseguir a alguien como Lee Felix y él deseaba que todo eso fuera bueno porque no podría imaginarse que luego de que ambos salieran de ese lugar se separaran para siempre.

—Podría hacerte gritar durante toda la mañana—Soltó mientras dejaba un beso bajo su ombligo, sonriendo con burla y soplando aire caliente sobre la dermis contraria—. Podría tenerte para mí de las formas que realmente quiero—La forma en la que le hablaba, suave y ronca hacían que Felix apretara sus muslos con fuerza sintiendo como toda la sangre bajaba hacia su pene—. Podría hacer lo que fuera para marcarte como mío por completo, para que todos sepan que tienes un dueño y soy yo. Tu piel es como lienzo en blanco que toma color con cada beso que dejo en tu piel, con mis dedos marcándose en tu cuello, en tus muslos, en tu cadera y en tu rostro—El menor sintió la sonrisa contra su piel y eso lo hizo estremecerse por completo.

—Bang, Lee Felix tienen visitas—El guardia golpeó la puerta de la celda y Bang se separó insultando por lo bajo mientras observaba hacia el lugar de donde provenía el ruido.

— ¿Quiénes son?—Preguntó en voz alta viendo como la mirada de Lix aún estaba perdida, pero estaba haciendo lo posible para acomodarse la ropa..

—Es una sola persona y viene de visita para ambos—Reconoció la voz del oficial Min y abrió la puerta de la celda, observando al hombre que tenía una pequeña sonrisa en sus labios—. Muévanse, se va el tiempo.

Bang rodó los ojos, pero Lix le dio un pequeño empujón para que saliera del lugar. Ambos se miraron, confundidos sin saber quién sería la persona que quería verlos a ambos, pero no dijeron absolutamente nada mientras eran acompañados del oficial Lee.

Las esposas apretaban la piel de sus muñecas mientras seguían a Lee por el camino que llevaba hasta el salón de visitas. Le restó importancia demasiado metido en su cabeza como para prestar atención al dolor que eso tendría que provocar, Felix estaba a su lado mientras de vez en cuando hacía una pregunta que él no sabía cómo responder.

— ¿Y si es tu padre?—Preguntó cuando estuvieron fuera de la puerta a punto de entrar, el menor lo miró algo asustado y no pasó por desapercibido la manera en la que el rostro de Bang se contraía en ira porque no podía ser él.

En una mesa casi al fondo del salón, refregando sus manos entre sí y una mirada completamente asustada estaba Bang Narae, esperando con ansías ver a su hermano después de tanto tiempo y por fin conocer a la pareja de él. No levantó el rostro porque no necesitaba ver la expresión de Chan en ese momento.

— ¿Qué mierda hace acá?—Estaban a mitad de camino a llegar a la mesa y él se había parado de golpe mientras miraba atónito el como su hermana estaba esperando por ellos. Lix confundido porque no entendía su reacción mirando de él a la muchacha que no parecía atreverse a mirarlos—. Mierda.

Entonces cuando Narae levantó su cabeza, Lix se dio cuenta de quién era más no entendía por qué había pedido verlo a él también. Trató de mantener la sorpresa para sí mismo, pero se notó en todo su rostro. La muchacha era muy parecida a Chan, tenía el mismo color de pelo, la misma nariz, el mismo color de piel y los mismos ojos; Grandes, brillantes y oscuros. Los de Narae contaban mucho más que los de su hermano, podía ver el miedo y la incertidumbre en ellos.

—Hey—Murmuró ella con un tono de voz pequeño como si estuviera esperando que Bang comenzara a gritar en cualquier momento—, soy Bang Narae, es un gusto—Dijo mientras le daba una pequeña reverencia, sonriéndole suavemente.

—Lee Felix—Respondió seguro, devolviéndole la sonrisa mientras la miraba.

— ¿Qué estás haciendo acá?—Interrumpió Bang mientras la miraba, sentándose frente a ella y esperando una verdadera respuesta—. ¿Con quién haz venido?

No le gustaba verla en ese lugar y mucho menos que estuviera a su alrededor, se estaba exponiendo y no dudaba que cualquiera que la viera hablando con él se preguntara quién era ella, no quería que estuviera más consciente de lo que era su vida y la manera en la que se manejaba, él estaba más que bien con mantenerla en la ignorancia. Jungsu la había expuesto una vez y las cosas habían terminado de una manera horrible con ella lastimada, torturada y con su cerebro siendo un completo desastre por culpa de los traumas.

— ¿Y tú qué?—Refutó molesta—. ¿Qué estás haciendo acá, Chan?—Luego de las muchas sesiones que había tenido durante este tiempo había aprendido a levantar la voz y que su palabra valía de igual manera que las de las personas que se atrevían a enfrentarla, degradarla y hacer que solo por ser mujer se sintiera menos.

— ¿Qué mierda te interesa? ¿Desde cuándo me respondes con otras preguntas? Responde lo que te pregunté—Lix lo miró fijamente mientras volvía sus labios en una fina línea, no dispuesto a meterse en lo que sea que ellos estaban teniendo. Parecía una discusión, pero no estaba muy seguro de eso porque Bang hablaba con fuerza, seguro y dispuesto a comenzar a gritar en cambio Narae a pesar de que estaba molesta, lo hacía tranquila y como si el tono de voz de su hermano no le afectara en absoluto.

—Desde que aprendí a que valgo lo mismo que tú, imbécil. Ahora, estoy aquí para conocer a tu pareja, no para verte ¿bien? Y respecto a con quién vine, es obvio que JungHwa me trajo porque al parecer el idiota de tu mano derecha desapareció de la faz de la tierra.

— ¿Desde cuándo te dejan salir?—No se permitió sonar sorprendido, sí, Narae en ocasiones podía ser una perra sin corazón, pero nunca se había enfrentado a él de la forma en la que ahora lo estaba haciendo y a pesar de que no debería gustarle era todo lo contrario, le agradaba mucho.

—Hace un tiempo, pero no he estado aceptando las salidas transitorias hasta hace unos días. Mi psicóloga me recomendó que debería empezar con lugares tranquilos y que no me saquen de mi zona de confort, pero mírame aquí.

Felix podía decir que eran casi dos gotas de agua, pero debería de prestar un poco más de atención a ambos comportamientos si quería confirmarlo del todo. Se notaba que Narae había convivido mucho tiempo con Bang, había adoptado varios gestos que su hermano hacía y también su forma de hablar era casi idéntica, ella arrugaba la nariz de la misma manera en la que Chan lo hacía cuando no estaba conforme con algo de su entorno.

—Lamento que hayas tenido que presenciar eso, mi hermano puede ser un imbécil en ocasiones—Lo miró fijamente con esos ojos oscuros que brillaban tan lindo—. Quería agradecerte personalmente por todos los libros que me haz mandado, hay algunos que no podía conseguir y gracias a ti pude leerlos, prometo devolverlos a todos cuando los haya terminado.

—No te preocupes, puedes tenerlos. Ya los he leído muchas veces y hay algunos que me los sé de memoria.

Nerd—Escuchó que Bang murmuraba a su lado antes de hundir su codo en su costado, sacándole una pequeña risa nasal.

Narae se sorprendió mientras una pequeña sonrisa quería tirar de sus labios, ver a su hermano de esa manera hacía que las esperanzas de que él pudiera realmente amar se elevaran de una forma sorprendente. No podía pedir más que esto, que Chan haya encontrado a alguien que lo tuviera de esa manera, que lo mirara con los ojos brillantes y llenos de promesas que parecía estar dispuesto a cumplir. Y ella nunca lo había podido ver de esa manera, probablemente nunca había llegado ese alguien que logró tocar la fibra que lo ponía de esa manera y era tan hermoso que deseaba que todo lo bueno viniera a ambos.

—No puedo evitarlo—Murmuró la muchacha—, son muy lindos juntos—Juntó sus manos mientras hacía un sonidito de ternura que irritó a Bang e hizo que Lix la mirara con una sonrisa—. Hablando seriamente, me hace muy bien que hayas encontrado a alguien que te hace feliz y te haya enseñado lo que es realmente el amor.

Chan la repasó, la manera en la que ella acomodó su cabello dándose cuenta que lo tenía cortado sobre los hombros. No la recordaba de esa manera, la última vez que la había visto lo tenía largo y sobrepasando su cintura. Estaba cambiada, lo notó desde el primer momento que le habló y realmente agradeció que todo haya funcionado para que ella estuviera un poco mejor. Sabía que no podría nunca recuperarse del todo, tendría bajones que la llevarían nuevamente a los trágicos recuerdos, a los traumas y al por qué había ingresado principalmente al neuropsiquiatrico.

—Gracias—Murmuró Bang, no podía evitarlo porque cada vez que lo veía sus labios se curvaban instantáneamente.

Eran momentos como esos que a pesar de que no parecía él los apreciaba, no estaba hablando, pero Narae y Felix lo hacían, y no solo eso, estaban riendo, contando algunas cosas, dándose información mutuamente y Bang no pudo reconocer el por qué su pecho se apretaba de esa forma, el por qué su corazón latía suave y calmo, el por qué esa electricidad recorriendo su cuerpo le hacía querer reír a carcajadas, el por qué su cerebro estaba dispuesto a soltar la suficiente serotonina como para hacerlo sentir ese sentimiento al cual todavía no se acostumbraba del todo, pero de a poco comenzaba a reconocer.

Colocó una de sus manos en el muslo de Lix, apretando suavemente y logrando tener su atención por unos segundos antes de que la volviera a su hermana, hizo una mueca, pero lo dejó pasar. Sus ojos miraron a su alrededor, notando que nadie estaba prestando la suficiente atención como para que Bang comenzara a creer que nuevamente estarían detrás de su hermana. El peligro aún corría a cada parte que fuera, pero trataba de que solo persiguiera a él y no a sus allegados porque luchar con tanto era simplemente arriesgarse a perder muchas cosas en el camino, por eso temía por la integridad de Lix, no podía soportar pensar en que algo podría llegar a sucederle cuando saliera completamente solo de ese lugar.

—Me quedan tres días más—Dijo su pareja mientras miraba a Narae—, he sido citado últimamente y tengo la confirmación que estaré fuera el próximo lunes—Tenía una sonrisa muy linda en su rostro, casi tímida y también desde el ángulo que lo veía podía notar el suave sonrojo que tenía en sus mejillas.

— ¿Y a ti?—Volvió su mirada al mayor mientras este soltaba un suspiro.

—Diez años—Soltó sin importarle, mirándola fijamente y esperado una reacción sorpresiva, incluso una explosiva.

— ¿Tan poco?—Preguntó en cambio, Bang sonrió con sarcasmo, empujando su lengua contra el interior de su mejilla.

—Saben algunas cosas—Dijo, estaba claro que Narae no sabía mucho, pero ahora estaba pasando tiempo con JungHwa y no dudaba que él le hubiera contado algunas cosas que no debía o incluso que ella misma haya buscado sobre él en internet. No estaba toda su vida, pero sí los delitos por los cuales lo habían encerrado y ella tenía imaginación también podía darse cuenta por sí misma que su hermano era un ser despiadado que había pasado gran parte de su vida con las manos manchadas de sangre y teniendo trabajos en el bajo mundo, la cabeza de Bang no valía una suma millonaria por nada. Los anuncios, las noticias, las fotografías, todo estaba en la red—. Tienes cinco minutos—Murmuró cuando el oficial Min se asomó por la puerta haciéndole una seña.

— ¿Por qué tú estás esposado y Lix no?—Parecía una niña curiosa que no entendía algunas cosas por más que se lo hayan explicado.

—Yo soy peligroso, Lix no—Dijo antes de pararse del asiento metálico, dándole una sola mirada desde su gran altura. Ella tampoco se quedaba atrás incluso competía con el metro con setenta y cinco de Felix—. Nos vemos y por lo que más quieras, no vengas nunca más. Te veré cuando esté afuera.

— ¿En diez años?—Hizo una mueca inconforme.

—No eres imbécil, Narae. Las personas como yo no duran mucho en este lugar, solo estoy esperando a que Lix sea el primero en irse.

—Oh, está bien.

—Fue un gusto conocerte.

—El gusto fue mío, hace semanas que quería conocerte y ver quién era el responsable de haber robado el corazón de uno de mis hermanos mayores—Sonrió muy lindo e incluso esos dientes frontales se asomaban más que el resto—. Nos veremos muy pronto.

—Claro y podremos charlar de algunas cosas que quedaron pendientes—Le guiñó el ojo antes de saludarla con una reverencia que fue correspondida a base de pasos torpes y sonrojos inevitables.

Siguió a Bang unos segundos después cuando este ya estaba pasando por la puerta que los llevaría nuevamente al pabellón. Lee se colocó detrás de ambos mientras los miraba atentos, Felix parecía demasiado feliz con la situación que había vivido minutos atrás y Bang... él siempre parecía molesto con todo y con todos, pero el oficial pudo notar la pequeña sonrisa que curvaba sus labios.

Narae se retiró de la prisión mientras JungHwa observaba su comportamiento, le estaba contando muchas cosas a la vez mientras sonreía en grande, de vez en cuando juntaba las manos y hacía expresiones graciosas. Le abrió la puerta de copiloto asegurándose que se hubiera sentado bien antes de cerrar la puerta. Pero el movimiento que había en el estacionamiento le llamó mucho la atención, habían enormes hombres que parecían guardaespaldas rodeando un auto demasiado lujoso y de último modelo como si estuvieran esperando que bajara alguien del lugar.

— ¡Jefe!—Escuchó el grito que hicieron al unísono mientras un hombre de traje bajaba del vehículo.

Mierda—Apresurandose a subir al asiento de piloto, reconociendo a la persona que estaba adentrándose a la prisión. Al principio había creído que algún político e incluso el alcalde se habían atrevido a pisar el lugar, pero luego lo reconoció y supo que quien fuera que estaba metido con ellos, estaba más que jodido.

El jefe de los Ssangkal había llegado a la prisión.     

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