día 51: las mentiras que siempre se supieron.

El pabellón y el resto de la prisión parecían estar en un silencio que incómodo a Felix. Bang no había dicho ni una sola palabra y se mantuvo dos pasos delante de él en todo momento, no le dirigió la palabra y mucho menos lo miró por más de cinco segundos, seguía escapando a su mirada como si supiera todos los secretos que ocultaba. Y eso lo asustó, que él supiera las cosas de antemano lo hacían temblar del miedo que le causaba creer que él podría pensar que había traicionado la poca confianza que tanto le costó conseguir.

Felix abrió su boca tratando de decir algo, pero la cerró sin lograr que saliera alguna palabra. Retorció sus manos entre sí mientras el sudor frío caía en una fina línea desde su nuca para luego deslizarse por su espalda. La había cagado muchas veces, pero esta vez parecía ser que no lograría arreglar absolutamente nada. Sus ojos siguieron cada movimiento que el mayor hizo, su gran cuerpo siendo inmenso a su lado para luego ubicarse en el escritorio del enfermero, entonces su mirada oscura y vacía se posó en él, enarcando una ceja como esperando que por fin comenzara a hablar. Tal vez estaba molesto, pero como siempre Lix no podía leerlo bien, su rostro no tenía ni una pizca de que estuviera sintiendo algo o siquiera que estuviera pensando. Parecía... como si un cadáver estuviera clavando sus ojos muertos en su persona, un recipiente de órganos y sangre que esperaba para que le contara todo lo que sabía para luego decidir si lo llevaría a una muerte inminente.

-Lo sé todo, Felix-Murmuró, su voz saliendo baja y demasiado aterradora para querer seguir escuchándola. Lee no dudaba que Bang supiera todo, simplemente quería saber si en ese momento dejaría todo de lado... si incluso lo dejaría de lado a él-. Sabes que tengo formas de saber muchas cosas y lo que tú estabas ocultando fue fácil averiguarlo. Asesinaron a tu compañero en Japón porque creyeron que era un infiltrado de otra mafia. ¿Por qué crees que ChangBin es mi mano derecha? Él no se queda tranquilo hasta saber todo. Lo sé desde hace mucho tiempo, simplemente estaba esperando que tú me lo dijeras.

-Yo...-Respiró hondo demasiado nervioso, demasiado asustado-. Escuché rumores sobre ti en algunas ocasiones, pero nunca lo suficiente para saber tu nombre o siquiera si te habían atrapado. Te conocí por completo cuando entré aquí, Kurt me había advertido sobre ti, pero decidí no escucharlo hasta poder tenerte en frente y sacar conclusiones por mí mismo. Nunca quise traicionar tu confianza porque costó mucho que tú fueras capaz de dármela, ¿entiendes?

-Lo hago. No eres el único que sabe leer a las personas aquí, es un don con el que nací-Sus palabras rebosaban de sarcasmo mientras la sonrisa que ponía los pelos de Lix de punta surcaba sus labios color melocotón. Tenía esa manía de ser extremadamente guapo y lograr que te quedaras embelesado mirándolo cuando sonreía de esa forma-. Ven aquí, no estoy molesto-Le hizo una seña con su mano para que se acercara y Felix lo hizo con rapidez, refugiándose en sus cálidos brazos, aspirando el aroma a suavizante que su ropa desprendía y en como su aroma natural parecía llenar sus pulmones, tranquilizandolo por completo.

Bang lo abrazó con algo de fuerza mientras sentía a Felix temblar bajó calidez, parecía que el pesado peso que se había puesto en sus hombros ahora se había desvanecido y simplemente quedaba ese chico que parecía acelerar a su corazón de una forma que no podía poner en palabras. El mayor no entendía cómo es que no se había cansado de él y su nula forma para expresarse, no entendía cómo es que podía amarlo sabiendo la clase de persona que era. Él no juraba nunca, pero en ocasiones se decía a sí mismo que debía prometer todo lo que alguna vez le dijo a Felix, aunque no tuviera tiempo y aunque todo el mundo estuviera en su contra. Iría contra viento y marea para poder amarlo como debía, para poder brindarle los sentimientos que sentía agolpados en su interior.

-Gracias-Murmuró el menor, abrazándose aún más apoyando su mejilla en la contraria antes de que un sentimiento cálido se esparciera por todo su pecho, había leído alguna vez que algunos llamaban a eso como el amor líquido y él realmente juraba que eso era cierto. En ese momento estaba sintiéndolo, sentía como alguien lo amaba con una fuerza inexplicable y como a pesar de todo lo que había en su contra, seguía quedándose a su lado.

Las intenciones de Felix no eran abandonarlo ni en sus peores momentos porque podía decir que lo amaba con locura. Adoraba tenerlo a su lado de esa forma, conociendo esa faceta tan oculta que demostraba cuando estaba a su alrededor porque parecía ser el único que lograba romper esa pared que por años había construido, esos sentimientos que por tanto tiempo había mandado hasta el fondo dejándolos de sentir para que luego llegara Ricitos de oro y mandara todo el orden que tenía a la mierda. Y Bang le agradecía a cualquier deidad en que las personales normales creyeran por haberlo mandado a su vida para tratar de mejorarla, para sanar las heridas que luego de tantos años no había podido cicatrizar por sí mismo.

Chan en algún punto de su vida trató de perdonar a esas personas que por tanto tiempo lo habían lastimado, pero la venganza siempre fue mayor y ser quien era ahora fue lo único que aprendió con el pasar de los años. Tenía a su madre siempre presente, pero nunca le perdonaría no haberse ido a tiempo, no importaba si era solo ella, de igual forma podía soportar los castigos que JungSu le impartía. El pensamiento de que iba a ser infeliz toda su vida y que luego de estar unos meses dentro de la prisión se iría de ese lugar, tomó un rumbo distinto cuando conoció a Felix. Podía decir que ahí había encontrado un poco de felicidad y que incluso cosas buenas habían comenzado a pasar en su oscura vida. Tenía una linda pareja, buenos compañeros y toda su vida creyendo que no era así, parte de su familia logró acercarse a él.

Felix era su felicidad y no importaba nada más.

Cuando el reloj marcaba las 4 de la madrugada y todo el mundo dormía en la prisión, Bang pareció tener una epifanía en sus sueños. Hacía unos cuantos días que había tratado de recordar por qué el rostro de JungHwa se le hacía tan conocido (a pesar de que parecía ser el vívido recuerdo de su padre) y por qué el hermano de Felix parecía conocerlo de alguna parte. Se levantó sudoroso y con la respiración agitada, parecía haber tenido una pesadilla, pero simplemente habían sido recuerdos muy vívidos que lograron alterarlo. Salió con rapidez de la celda, solo mirando unos segundos a Lix antes de avanzar. ChangBin se encontraba durmiendo con los pies subidos al escritorio y un libro sobre su pecho mientras soltaba leves ronquidos.

-ChangBin-Soltó moviéndolo con rapidez, haciendo que abriera los ojos y lo mirara como si estuviera a punto de soltarle un golpe.

- ¿Qué mierda quieres?-Su voz salió ronca mientras lo miraba enojado.

-JungHwa estuvo infiltrado hace unas semanas en la prisión. Sabía que lo conocía de alguna parte, pero no podía recordar de dónde-Apretó la mandíbula y negó con la cabeza, no creyendo que había sido tan imbécil como para no poder recordar eso-. Y he visto al hermano de Felix varias veces, en el casino y las carreras ilegales. También... en el lugar que maneja Minah-ChangBin no podía creer que eso había lo que lo había llevado a despertarlo del magnífico sueño que había estado teniendo.

- ¿Y eso qué?

- ¿Cómo, eso qué, imbécil? JungHwa estuvo literalmente espiandonos.

- ¿Tú lo crees?-Preguntó, su cerebro demasiado dormido como para tratar de sacar alguna buena conclusión sin que quedara como un imbécil.

Le llevó un tiempo poder descifrar lo que el jefe decía mientras trataba de sacar el sueño de su sistema a base de café, tenía sus ojos de dragón puestos en la madera del escritorio con uno de sus pies golpeando de arriba hacia abajo en el suelo de la enfermería. Todo lo que Bang había soltado parecía ser un disparate y mucho más cuando lo miraba con esos ojos de demente que le lograba darle escalofríos. Lo que sucedía era simple, JungHwa se había infiltrado en la prisión y los había estado espiando hacía no sabía cuánto tiempo.

- ¿Se hizo pasar por reo?

-Por guardia. Estuvo rondando muchas veces por el patio. Maldición, al parecer JungSu nos tenía en la mira hace tiempo.

-Puede ser, pero sabes que los rumores salen rápido de aquí. No sabes si fue por ti o por Felix. Deberías dejar eso de lado, Chan. Tu padre está muerto.

-Lo sé-Murmuró-. ¿Qué sucede con JungHwa entonces? El papel de familiar preocupado no lo compro.

-Yo tampoco. Parece un tipo tranquilo, en serio, incluso se puso todo nervioso y sudoroso cuando íbamos camino a ver a Narae. Pero no lo sé, hay algo de él que realmente me hace desconfiar-Trató de recordar si en algún momento JungHwa tuvo algún comportamiento que le dijera que sí, que debía de desconfiar más de él. Pero nada venía, se había comportado en todo momento como alguien normal, como una persona que realmente le importaba su familia. Aunque también era hermano de JungSu y JungSu tenía un alto grado de psicopatía con el cual podía llegar a manipular la mente de las personas de manera asombrosa.

- ¿Puedes mandar a alguien para que lo vigile? Que sea bueno ChangBin porque a quienes haz mandado últimamente eran unos malditos idiotas-El enfermero soltó una risa y negó con la cabeza antes de apuntarlo con el dedo índice.

-Que gran puto problema porque según tú, a quienes había mandado eran los mejores. Puedo decirle a Mark sino se encuentra haciendo algún trabajo para otra persona, él es bueno y escurridizo, JungHwa no se dará cuenta que alguien lo está siguiendo-Bang asintió mientras fruncía el ceño, su cabeza había empezado a doler mientras ese dolor en su pecho se incrementaba un poco-. Demasiado estrés, hermano. Siéntate un maldito segundo, ¿cómo mierda harás el trabajo si ahora pareces una maldita mariposa?

-Cierra la puta boca, imbécil-Soltó enderezandose en su lugar mientras sus puños se apretaban a los costados de sus muslos. Parecía que estaba a punto de reventarle la cabeza con cada conclusión que parecía sacar. ChangBin le dejó una pastilla en la palma de su mano y le estiró una botella de agua.

-Aminorara un poco el dolor, pero debes de calmarte un poco. Eres joven aún-Lo miró confundido creyendo que no quería decir o que simplemente estaba siendo sarcástico, como ChangBin era la mayoría de veces.

-Falta poco para que Felix se vaya-El enfermero lo miró y asintió con la cabeza. Sus ojos de dragón observaron el techo de la enfermería, tratando de creer que el plan que hace meses venía ideando saldría a la perfección. Había cambiado algunas cosas y tal vez su jefe podría irse el mismo día que Felix lo hiciera.

-Tengo otra cosa en mente para que te vayas y lo hagas el mismo día que Lix.

Y él comenzó a relatarle lo que tenía en mente hacía varios días atrás, lo había hablado con Mark y ambos estaban de acuerdo en que eso funcionaría a la perfección, pero nuevamente no lo sabía con claridad. Todo parecía un borroso triunfo de ver a Bang dominando las calles de Busan y ciudades aledañas nuevamente, haciendo de las suyas, pero luego sus pensamientos iban a Felix y todo parecía hacerse demasiado complicado para que él llevara una vida normal como le gustaría. Desde que lo había conocido, a ChangBin le había parecido demasiado agradable, demasiado bueno para dejarse intoxicar por la oscuridad de Chan. Lo diría ahora y las veces que fueran necesarias para que ellos lo entendieran. Lee Felix no pertenecía a la vida que ellos habían acostumbrado a llevar. Bang no era bueno para él y nunca lo sería.

Con un bostezo ruidoso y un vaso descartable de café caliente en una de sus manos, Mark observó el vecindario y luego la casa a la que lo habían mandado a observar. El movimiento no era mucho, era una residencia privada y había visto salir a unos pocos a realizar ejercicios matutinos, y a otros sacar a pasear a sus mascotas. La casa, sin embargo, se había visto con bastante movimiento desde muy temprano, aún no podía salir bien de su asombro porque unos minutos antes había salido una señora de piel blanca como la nieve y cabello oscuro que regaba las plantas con una suave sonrisa en sus labios. Estaba lo suficientemente cerca estacionado como para ver absolutamente todo y en como se le heló la sangre en cuanto la vio salir, con los pocos rayos de sol golpeando en su figura.

Dentro, JungHwa desayunaba junto a Hyo, su pareja. Ellos se notaban contentos y felices mientras el hombre le comentaba lo que había sucedido el día anterior en su nuevo lugar de trabajo. Luego de todo lo perdido en el edificio de su hermano, él había tomado la decisión de abandonar todo e irse a otro lugar. Nadie de la familia podía reclamar nada porque Chan tenía el poder de hacerlo, era el único que salía en el testamento de JungSu y... también GyeonGi, pero ella había muerto hacía muchos años atrás. JungHwa no podía comprender cómo es que su hermano había sido tan mala persona como para no mencionar que tenía una heredera más. Aunque no lo quisiera, era él quien figuraba en los papeles de nacimiento de Narae, era él quien había firmado alegando que era el padre.

- ¿Y cómo están las cosas con tu sobrino?-Preguntó tomando una tostada para untarla con jalea. JungHwa la miró y sonrió un poco antes de lamentarse internamente. Eran algunos días en los que Hyo podía comportarse de esta manera y aunque no lo tranquilizaba del todo, había una parte que le hacía feliz que ella se comportara de esta forma.

-Mal-Soltó una pequeña risa-. Aunque me ha dejado ir a ver a Narae, sé que no confía lo suficientemente en mí. Después de todo pasé mucho tiempo con JungSu-La sonrisa de Hyo decayó totalmente mientras tragaba saliva con fuerza antes de asentir con la cabeza. JungHwa a su lado trató de hacer todo lo posible para no entrar en una crisis de nervios que pusiera en alera a Hyo.

-Hum... puedo entenderlo-Susurró. Su mirada grande y oscura se perdió en los ventanales que daban al patio, masticando automáticamente mientras su mente se perdía en un hilo de incertidumbre. Realmente lo entendía, después de todo nadie nunca estaba cerca de JungSu solo porque sí. Entendía la desconfianza que el sobrino de JungHwa le tenía porque él no lo conocía, no sabía lo buena persona que realmente era y en como siempre había hecho lo posible para conocerlo, para brindarle un poco de su calidez y de demostrarle que no estaba solo, que nunca lo había estado porque también era su familia. Pero JungSu se encargó de arruinar todo eso diciendo mentiras y amenazas que solo dejaron a JungHwa en su lugar, con furia y decepcionado de sí mismo porque nunca había sido capaz de enfrentar a su hermano mayor como realmente quería.

Por mucho tiempo había admirado la valentía de GyeonGi, de como se enfrentaba al hombre que en su momento amó con locura solo por su hijo, por su familia. Admiró a Chan, la manera en la que él se separó de su padre, las veces en que lo enfrentó y en como acabó con él sin tenerle miedo a nada. Deseaba que todo fuera distinto y solo hubieran recuerdos buenos, pero las cosas realmente no iban a cambiar ahora y probablemente no lo haría en el futuro.

- ¿Chan es... no es así?-JungHwa asintió y toda su atención se volcó en ella. A ojos ajenos eran la pareja perfecta, pero si el mundo supiera lo que en realidad sucedía no lo seguirían creyendo de esa forma-. ¿É-Él... se parece a su padre?

-Compartían unos rasgos, pero realmente se parece mucho más a su madre.

- ¿Puedes contarme un poco más?

-Claro, cariño-Su sonrisa llena de esperanza hicieron que los ojos del hombre se llenaran de molestas lágrimas, las cuales para quitarlas disimuló muy bien-. Tiene la piel blanca como su madre y los tatuajes que se ha hecho al pasar los años resaltan mucho, su cabello es muy oscuro y tiene los ojos grandes de color chocolate. Seguramente en su niñez habrán tenido un brillo que opacaba a la galaxia entera, pero en ocasiones se ven... muy vacíos, como si nunca hubieran brillado.

- ¿En ocasiones?-Preguntó. Estaba curiosa y no había cosa que JungHwa amara más que la curiosidad con la cual la había conocido.

-Sí. En ocasiones no brillan y cuando se enoja parecieran demasiados intensos, demasiados abrumadores. Pero desde que conoció a su pareja, las cosas han cambiado para bien, Hyo. Sus ojos volvieron a brillar y nunca creí que vería a Bang Chan amar a alguien como ama a Felix.

- ¿Lo prometes?

-Claro que sí, mi amor. Iré a prepararme, debo salir al trabajo-Ella asintió y tarareó bajo cuando dejó un beso en la cima de su cabeza. Hyo apoyó los codos sobre la mesa, entrelazó sus manos y colocó su mentón en la curva que ambas formaban, mirando nuevamente hacia el patio, pero esta vez con los ojos brillantes y una sonrisa que parecía llegar a ofender al sol.

Una media hora más tarde, JungHwa estaba listo y sonrió enormemente cuando Hyo le depositó en sus manos el almuerzo que había preparado con mucho cariño. La besó en los labios y se despidió minutos después.

-Cariño-Llamó ella, él se dio media vuelta y la observó esperando que comenzara a hablar-, JungSu era estéril, él lo supo todo el tiempo. Tú y ella estaban condenados de igual forma.

¡gracias por leer!

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