día 38: acabar con lo más preciado para bang chan.
Sus oscuros ojos se pusieron en la persona que estaba delante de él, tamborileando sus dedos en la madera del escritorio, el sonido molestando en sus oídos mientras trataba de concentrarse en los papeles que tenía sobre la mesa. Detrás de él y de ese caro escritorio de madera oscura con detalles en oro, se encontraba un gran ventanal con la impresionante vista de la metrópolis de Seúl, los distintos edificios que había y más allá, al fondo podía verse el comienzo del río Han. El día estaba nublado y a pesar de que parecía darle un tétrico toque a la oficina, el hombre no lo sentía de esa manera. Las duras líneas de expresión siendo más profundas cuando fruncía el ceño.
—Secretario Jun—Murmuró Yeonjun mientras sus ojos oscuros se posaban en el nombrado—, ¿ha conseguido algo?—El hombre encogió sus hombros.
—Unas pocas cosas. Es hijo del empresario Lee y la fotógrafa Chen, se ha independizado de sus padres hace un tiempo y ha subsistido por sí mismo. Es estudiante de psicología, pero su archivo está bastante manchado. Ha dormido en una celda, desde que tiene dieciocho años, más veces de las que puedo contar con mis manos. La última detención, fue la que lo condenó, tuvo muchos avisos y no hizo caso a los que los oficiales le dijeron—El hombre detrás del escritorio, quien se veía imponente con un traje a medida y de tonalidades oscuras, hizo una mueca.
El chico estaba estudiando psicología y sus sospechas se dispararon. Su hijo, era muy conocido en Busan y en ciudades aledañas, él no descartaba que también fuera conocido en los lugares más ricos porque había hecho todo lo posible para que su nombre fuera conocido a todo lugar al que iba. Toda persona que conocía por más de diez minutos a Chan, deducía que podía tener problemas mentales y Yeonjun era el único que sabía lo que su hijo realmente sufría. Había debates acerca de cómo era que alguien se volvía un sociópata, muchos alegaban que podía ser algo genético/hereditario, pero otros deducían que un sociópata se formaba gracias al ambiente en el cual crecían. Chan tenía ambos, el mal ambiente en donde había crecido y la mierda genético/hereditaria.
Yeonjun había sido diagnosticado con psicopatía a la edad de 15 años y a pesar de que sus padres habían hecho todo lo posible para que tuviera una buena terapia e incluso mejorara, cuando descubrió lo satisfactorio que era ver el sufrimiento de los demás gracias a lo que hacía con sus propias manos, lo perdieron para siempre. Yeonjun dudó mucho tiempo de sus propias acciones, pero cuanto más hacía sufrir a los demás más se creía un rey, más fuerte se volvía y más dejaba atrás su verdadera humanidad, poco a poco se había convertido en una terrorífica bestia. Tal como su hijo decía, él no amaba, nunca había amado y a pesar de que sus padres habían sido los más amorosos, él nunca había sentido la necesidad de ser como ellos. Hasta que conoció a GyeonGi, su mundo dio vueltas, por supuesto, era una chiquilla preciosa de cabello oscuro y piel sumamente blanca, sus ojos felinos y oscuros, y él la quiso para sí mismo. No le fue difícil crear una máscara que se adaptara a todo lo que ella buscaba y aunque era mayor, tenía ese carisma atrayente que encantaba a más de una persona y no le tomó mucho tiempo para convencer a todos los de su alrededor que era el indicado para esa preciosa muchacha. La enamoró... No, él no hizo eso, la engatusó para tenerla para sí mismo, para saciar a la bestia de su interior que le decía a gritos que GyeonGi era perfecta para probar sus nuevas manipulaciones... y como todo el mundo, ella cayó. En algún punto de ese noviazgo, de esa convivencia, creyó que iba a cambiar y cuando supo que estaba esperando un hijo de él, sintió que había conseguido todo. Hasta que Chan no se adaptó al plan de vida que él por años había planeado, hasta que GyeonGi comenzó a defender a su hijo y comenzó a pasar más tiempo con el niño que lo que pasaba con Yeonjun. Vio como todo parecía destruirse frente a sus ojos, pudo ver como su imperio caía a sus pies y su enfermedad se hizo insoportable, lo controló a tal punto que no podía dejar de ser esa clase de hijo de puta que aún hoy, seguía siendo.
Lee Felix... él era alguien que había llegado para interponerse y daba por hecho que se había acercado a su hijo para obtener algo, no sabía qué, pero nadie que tuviera bien su cabeza se quedaría a su lado porque quisiera o no, Chan seguía siendo su sangre, su heredero y si Yeonjun había sido más que un pedazo de mierda, ¿qué tanto más era su Tigre de invierno?
—Así que... Lee Felix—Murmuró. Saboreó ese nombre en sus venenosos labios, mirando al secretario que miró hacia el techo y negó con su cabeza—. ¿Algo más?—Preguntó, el interés calando muy profundo.
—Los rumores corren rápido, Yeonjun. Chan enfrentó a muchas personas por él... e incluso mató por ese chico, no creo que sea buena idea que te metas sabiendo que tienes muchas cosas para perder...
— ¿Y cuáles son esos rumores? Vamos, cuéntame—El hombre suspiró, poniendo sus ojos en blanco.
—De todo un poco. El más conocido fue el primero en conocerse en la prisión, él es más que un amante e incluso mucho más que una pareja... se cree que ambos se conocen desde hace mucho tiempo y que el chico comenzó a comportarse mucho peor en cuanto Chan fue arrestado. También piensan que él fue quien lo traicionó y mandó a prisión, pero por alguna razón quiso arreglar las cosas e hizo eso para estar a su lado.
— ¿A qué te refieres con que es incluso más que una pareja?
—Ya sabes, viejo. La forma en la que Chan se comporta cuando está a su alrededor, mierda, en vez de tigre es un pequeño gatito juguetón. Tú no has visto la forma en la que él lo mira, como si fuera todo su maldito mundo, como si tuviera uno de los mayores tesoros de toda la estúpida galaxia a su lado y lo respeta, mierda que lo hace, pero no intentes tocar a su joya porque te cortara los dedos, para luego desollarte vivo. Ellos... ellos tienen una conexión y Chan cambió, tanto que te aseguro que si pasas una sola maldita hora a su alrededor, no creerás que es el mismo.
—Hablé un rato con él y me sigue pareciendo el mismo maldito idiota.
—Porque te odia. ¿Qué esperabas? ¿Qué te recibiera con los brazos abiertos y creyera el cuento del padre preocupado por su niño? Lo torturaste, Yeonjun. Acabaste con su infancia e incluso cree que le quitaste a su madre, sin contar que no le dejaste conocer a su maldita hermana menor, viejo. Lo acosaste y le hiciste hacer cosas impensables. Es obvio que te va a querer devolver toda la mierda que provocaste en su mente.
— ¡Lo hice....! ¡Lo hice para que se convirtiera en un hombre! ¡Para que supiera llevar el maldito imperio que hoy quiero dejarle! Pero él no me da más opciones, él dice que no lo quiere, pero sé que se muere por poner sus manos en todo lo que yo, he logrado. Me está obligando a hacer esto, él está haciendo que le vuelva a quitar lo más preciado que tiene.
Salió de la oficina dando un portazo, dejando a Jun dentro del lugar al tiempo que tomaba su frente, sin poder creer que él no había cambiado nada, ni tan solo un poco. Yeonjun era y siempre sería el maldito diablo arrebatador en el que se había convertido. Pero él estaba seguro que no podía permitir que hiciera otra cosa más, no podía permitir que volviera a lastimar a Chan de nuevo.
Minho miró al muchacho que tenía una linda sonrisa en sus labios mientras tenía puesta una sudadera enorme al tiempo que comía un tazón de ramyeon con demasiada impaciencia. Pero la verdad es que el impaciente era él mismo, porque luego de ver la forma en la que el rostro de Chan había enfermado y el cómo parecía querer escapar lejos de esa persona que había ido a visitarlo, su duda había crecido. El oficial Minho no negaba que ese hombre era el padre del reo, pero la forma en la que había reaccionado era preocupante.
— ¿Qué sucede, amor?—Preguntó Jisung cuando el oficial se sentó a su lado, dejó el tazón a un lado y colocó una de sus tiernas manos en el brazo del contrario que lo miró con esos ojos felinos llenos de preocupación.
—Hum... ayer vino de visita el padre de Bang—Dijo con aire distraído, pero se moría de los nervios—. Y él no se veía nada bien... se veía tan malditamente enfermo, que me dejó preocupado—Él solo había escuchado de boca del mismo reo que su padre había sido el causante de haber roto sus pulgares, pero imaginaba muchas más cosas, muchas más torturas, muchos más juegos mentales.
— ¿El padre de Chan estuvo aquí? ¿Po-Por qué no me has dicho nada?—Su pareja se levantó alterado mientras sus ojos se abrían de sobremanera, pasando sus manos reiteradas veces por su cabello—. Pe-Pero él se supone que está muerto, así lo dijo Chan. Él desapareció un día y nunca más se supo en dónde estaba, lo dieron por muerto. P-Por esa misma razón su abogado venía en busca de la firma de Chan, para que pudiera heredar todo lo que ese pedazo de mierda le dejó... ¿Sabes la clase de persona qué es él?—Minho se alteró, demasiado. Jisung se encontraba parado en frente suyo, mientras su cuerpo entero temblaba, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas y pedía con su mirada asustada algo. Algo que el oficial no entendió y mucho menos supo el porqué de su comportamiento—. Bang Yeonjun es peor que Chan, mucho peor. Está dispuesto a muchas cosas con tal de lastimar a su hijo, a él no le gusta verlo feliz, no le gusta que sea normal.
—Jisung. Cariño, mantén la calma un momento. Respira hondo y siéntate, no hiperventiles—Con las manos algo temblorosas se acercó a servir un vaso de agua y acercárselo a su chico que lo miraba con esos ojos de cachorro, llenos de miedo—. ¿T-Te hizo algo a ti?—Preguntó, no queriendo hacerlo en realidad. En cuanto lo miró, Minho lo supo y no pudo evitar que su cuerpo temblara en ira.
Él sabía quién era Bang Yeonjun, sabía todo lo que había logrado y de la forma en la que lo había hecho. Cuando estuvo en la academia de policías, habían tenido un trabajo acerca de este hombre, los altos rangos enseñándoles la forma en la que se manejaba y en como parecía pasar por desapercibido, explicando la manera en la que sus mentiras llegaban a ser tan malditamente convincentes. Minho había visto las pruebas y las fotos forenses de los cadáveres que alguna vez habían sido los enemigos de Bang Yeonjun. Conocía su historial, no su cara y mucho menos nunca hubiera familiarizado a este hombre con el reo al cual le era fiel. No importaba que ambos tuvieran casi un mismo historial e incluso compartieran apellido, Minho nunca pensó en relacionarlos.
—Cuando salí con Chan hace años... No solo debía de aguantar a la imbécil de Narae sino que también, tuve que aguantar tener a ese viejo detrás mío mientras me decía que lo mejor era dejar a su hijo. Él me amenazó, tantas veces que cuando me subió a su auto y me tuvo dos días seguidos en alguna parte de Busan, supe que tenía que hablarlo con Chan. Me golpeó, algunas veces y otras me hizo hablarle de Chan, no quería hacerlo, pero le dije unas pocas cosas luego de que con una fusta cortara la piel de mis rodillas—El de mirada felina, lo recordó. Recordó las grandes cicatrices que muchas veces había acariciado y besado—. Creo que por ese motivo, él se alejó de mí. Yo no quería que se sintiera culpable y mucho menos que hiciera algo para tratar de defenderme.
—Jisung—Murmuró el oficial mientras se acercaba a él y lo tomaba del rostro, haciendo todo lo posible para que lo mirara a los ojos, besando su frente, acariciando su suave piel.
Lo prometió mientras lo miraba a los ojos, nadie podría ser capaz de volverlo a tocar ni lastimarlo. Él estaba ahí, dispuesto a cuidarlo de cualquier mal y de cualquier persona que quisiera hacer el mal. Él estaría a su lado, incluso en sus peores momentos. Y Jisung lo amó un poco, abrazándolo con fuerza y besándolo en los labios, agradeciéndole bajito que él fuera su pareja y fuera de esa manera. Jisung no podía esperar más de una persona que lo que siempre recibía con Minho y lo amaba tanto, que no lo negaría nunca.
Chan no se apareció en su celda luego de haber visto a su padre. No podía ver a Felix a la cara después de lo que sabía de lo que Yeonjun era capaz, su cerebro iba a mil por segundo, trayéndole recuerdos que él creía haber borrado mientras una punzada en el lado izquierdo le hacía apretar sus ojos con fuerza por el dolor provocado. Las náuseas no se habían ido por completo y mientras se había quedado en la enfermería bajo la vigilancia de Changbin, el enfermero pudo notar las veces que él se había levantado a vomitar, también el cómo no había dormido para nada.
Y es que, Chan no podía borrar de su cabeza la forma en la que su padre lo había tratado la mayor parte de su vida, el cómo había abusado de él tanto física como psicológicamente y tampoco podía sacar la forma cínica en la que se había comportado el día de su visita. Siempre era la misma maldita mierda, él queriendo quedar como la víctima y justificándose con argumentos que realmente no tenían sentido alguno. Si cerraba los ojos, Chan podía ver a su padre golpear su espalda, podía sentir la forma en la que el cuchillo se clavaba en su carne, aún podía escuchar la risa... esa risa que tanto escalofrío le había causado en su momento y que, al día de hoy aún seguía torturándolo. Si Bang intentaba dormir, los recuerdos lo torturaban y lo hacían inclinarse sobre el inodoro, provocándole violentas arcadas que le hacían devolver lo poco que había ingerido. Su padre lo enfermaba y a la vez lo aterraba.
Felix había preguntado mucho por él, pero supo darle su espacio. Changbin simplemente le había dicho que recibió una visita que lo había dejado algo mal y que no iba a volver a la celda hasta pasados unos días, cuando estuviera más calmado, cuando ya no le diera tanto asco pensar en sí mismo y su padre. Aunque estaba preocupado, no fue molesto y supo respetar su decisión porque sabía que Chan más que nada, estaba cuidándolo de sí mismo.
—Tienes que terminar con esta mierda—Dijo Changbin al ver lo pálido que su jefe estaba, la forma en la que las oscuras ojeras lo hacían ver aún más enfermo—. ¿Qué te dijo Yeonjun, Chan?—Él encogió los hombros mientras hacía el tazón a un lado, demasiado asqueado para dar una probada.
—Sabe de Felix—Dijo un tiempo después y el enfermero se quedó sin habla, se tomó el cabello y sus ojos de dragón pudieron ver el miedo en los contrarios—. Si él sabe de Felix, no sé qué mierda debo esperar. No sé qué hacer, si firmo va a ser la misma mierda que vender mi alma al diablo, pero si no lo hago es Felix quien va a correr el riesgo. Ya sabes lo que pasó con Jisung años atrás.
—Tu padre debe morir y bien lo sabes—Soltó Changbin mientras veía como Chan se tomaba el cuello, apretando la piel de ese lugar. Seguramente se había lastimado la garganta al tener tantos vómitos.
—Nadie se va a atrever a enfrentarlo—Murmuró, su voz sonando rasposa—. Y yo tampoco voy a hacerlo—Dijo llevando sus ojos oscuros a la puerta cuando esta se abrió.
Ver a Jisung, parado en la puerta con sus ojitos asustados, hicieron temblar a Bang. El sudor frío estaba bajando por su columna vertebral, su cerebro ya no pensando con coherencia, la palidez incrementó y cuando se levantó nuevamente para correr al baño, tuvo un molesto mareo y la visión se le puso totalmente en negro. Cayó al suelo con un sordo sonido, como si una pesada bolsa de papa hubiera caído con una fuerza brutal que hizo saltar a Jisung en su lugar y a Changbin correr hasta donde su jefe estaba tirado.
—Oh mierda—Dijo el enfermero mientras trataba de levantar a Chan del suelo—. Jisung, no te quedes parado ahí y llama a tu novio para que venga a ayudarme—El pequeño rubio asintió y salió en busca del oficial Minho.
Soltó un suspiro corto cuando pudo ver a Hyunjin y Kyle caminar en dirección a las duchas quienes pararon de golpe cuando vieron lo alterado que Hada estaba, mirando hacia todos lados con miedo.
—Changbin necesita de su ayuda.
— ¿Qué?—Preguntó Hyunjin. Estaba desorientado, había estado durmiendo la mayor parte de la tarde, ya que, había hecho de guardia fuera de la celda de Ricitos.
— ¿Por qué? ¿Sucedió algo? Jisung contesta—Pidió Kyle, quien se alteraba con bastante facilidad.
—Je–Bang se ha desmayado—Murmuró antes de sentir como la bilis trepaba por su garganta, aferrándose con uñas ardientes a sus paredes antes de soltar todo en el suelo, justo a un lado de las botas del oficial Minho—. Y–Yo lo siento.
—No hay problema, amor. ¿Qué sucede que hay tanto alboroto?—Entendía que Jisung había terminado de comer cuatro tazones de ramyeon hacía tan solo unos minutos, lo había visto correr como un demente, como si estuviera escapando de algo, era obvio el motivo del por qué él había vomitado.
No pudo descubrir qué sucedía en la enfermería hasta la mañana siguiente, cuando entre llantos preocupados Felix fue hacia él, preguntando si sabía algo de Bang y los demás. Yoongi lo llevó a la enfermería en donde Chan estaba siendo tratado con suero y Changbin le dio una breve explicación de que probablemente él estaba deshidratado.
Felix se quedó un buen tiempo al lado del mayor, acariciando sus brazos y sus manos entrelazadas, sin embargo Chan no despertó y cuando creyó que iba a comenzar a hacerlo, los oficiales fueron a buscarlo porque tenía visitas.
Y él sabía bien que no eran buenas visitas.
¡gracias por leer!
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