día 31: te quiero. (!)
Felix se quedó mucho tiempo analizando lo que Bang le había contado y mientras más se adentraba en el tema más asco le daba la clase de personas que se habían atrevido a dañar a la hermana del hombre que ahora dormía a su lado. Él lo entendía más no lo apoyaba, se ponía en su lugar, pero bien sabía que no sería capaz de hacer lo mismo si alguna vez sucediera algo así.
Observó el cuerpo grande y caliente que tenía a su lado, durmiendo muy complaciente con la respiración siendo suave y su brazo tomando su cintura, apretando sin hacer realmente presión en la carne, haciéndole cosquillas a Felix cuando en momentos comenzaba a tantear, asegurándose que él seguía a su lado. Cerró los ojos, complaciente y escondiéndose en el pecho contrario sintiendo a Bang suspirar en sueños mientras lo atraía más a él, tapándolo con su cuerpo como si de esa manera pudiera protegerlo de cualquier cosa que sucediera en ese momento.
Cuando despertó a la mañana siguiente, Chan no pudo evitar que una sonrisa se abriera paso en sus labios y mucho menos pudo evitar el sentimiento que se abrió paso por su pecho, siendo esa lava líquida que quemaba todo a su paso y hacía que miles de pequeños fuegos artificiales explotaran unos contra otros. Acarició con un tacto demasiado suave, rozando con simpleza las hebras doradas para luego dejar un beso en la cima de su cabeza y otro en su frente, siendo tan adorable como nunca lo había sido con nadie.
Su celular sonó y un pequeño y molesto gruñido dejó su garganta antes de levantarse a tomarlo, sintiendo el frío pegar contra su dermis desnuda. Dejó a Felix durmiendo mientras él salía de la celda para hablar con algo más de tranquilidad sin despertar al bello ser que se encontraba dentro.
—Narae—Dijo mientras soltaba un suspiro—, ¿qué sucede?
— ¿Estás bien?—Preguntó la aniñada voz del otro lado—. Ayer te llamé y me atendió otra persona... y yo me asusté y colgué porque no sabía quién era. Creí que había sucedido algo contigo.
— ¿Qué te dije de estar llamándome cuando quieras? Sabes bien que no puedes hacerlo y deja de hacer cosas para que las enfermeras te dejen. No estaba cuando llamaste, atendió alguien más.
—Yo... lo siento, simplemente estoy aburrida de estar aquí adentro. ¿Adivina qué? Hoy por fin me quitaron mi último medicamento, pero debo de seguir tomando los que uso para dormir aunque ya no los necesito tanto—Ella estaba desviando la atención de lo que realmente Bang le había dicho con anterioridad, pero de igual forma no le prestó mucha atención, ya que, otro sentimiento extraño se abrió paso y pudo deducirlo como que una parte de él estaba bien, se encontraba bien por saber que su hermana ya no dependía de tantos medicamentos como tiempo atrás. Él aún puede recordar la forma en la que parecía ser un zombi y como se la pasaba durmiendo más que nada.
—Me alegra saber que has dejado la gran mayoría de tus medicamentos, también me alegra saber que ya estás un poco mejor sobre todo esto. Sabes que lo que sucedió, no es tu culpa...
—Es lo que dice mi psiquiatra en las sesiones y sip, lo sé. También debes de saber tú que tampoco fue tu culpa. Ahora... ¿quién es la persona que atendió ayer?—Su tono se escuchaba curioso y Bang no pudo escuchar alguna otra cosa que le dijera que Narae intentaba algún tipo de manipulación para saber quién era la persona con la que había hablado la mañana anterior. Pero lo sentía muy pronto, sentía que era muy pronto hablar de Felix como parte de su vida aunque quería hacerlo, más que nada, también sabía que debía de esperar un tiempo más.
—Ya lo conocerás, lo prometo, pero debes esperar... todo a su tiempo—Murmuró mientras rascaba la parte trasera de su nuca, sus dientes jugando con el piercing de su labio inferior.
— ¿Es tu novio o algo así?
—Algo así.
—Entonces sí es tu novio. Ow, Chanie enamorado ¿eso puede ser verdad? ¿Te ha cambiado estar en prisión?
— ¿Cómo...? ¿Cómo mierda sabes en dónde estoy?—Preguntó brusco mientras apoyaba su espalda contra la fría pared frunciendo su ceño.
—Bueno, hay veces que Changbin piensa que no lo escucho cuando sí lo hago. Escucho cada cosa que él dice y sigo cada consejo que suelta, pero a veces, es... ¿insoportable escucharlo tanto? Habla mucho y en ocasiones es molesto, sin embargo no puedo ir y decirle que cierre su boca porque respeto a uno de mis hermanos mayores...
—Al punto, Narae. Tú también hablas mucho.
—Hace mucho tiempo que no te veo, quiero contarte todo, pero bueno... él creyó que lo dijo por lo bajo, Changbin no sabe hablar por lo bajo ¿entiendes?
—Sí. Que imbécil.
Escuchó la risa de su hermana y negó con la cabeza, molesto. La razón por la que no quería que Narae se enterara que estaba en la prisión era por el hecho de que ella aún no estaba bien mentalmente (seguía sin estarlo del todo) en el momento que ingresó y los médicos del psiquiátrico le habían recomendado que lo mejor era no decirle nada, para no perjudicar su salud más de lo que estaba y Chan respetó eso, y creía que Changbin también, pero estaba algo equivocado. Aunque también podía entender el por qué su mano derecha lo había soltado, había días en donde se estresaba mucho y hablar con él mismo era un forma mínima de aliviar el estrés que vivía.
—En fin.... ¿Cómo se llama mi cuñado?—Bang sintió las mejillas calientes y extraño, se puso a pensar en la reacción que había tenido por ese simple apodo que Narae había dicho.
—Bebé, ¿estás bien?—La voz de Felix a su espalda lo hizo girarse un segundo para luego asentir con su cabeza al tiempo que le daba una pequeña sonrisa.
—Uh, te llamo otro día, Chanie. Ve con tu chico, saludos—Y la llamada se cortó dejando a Bang sin entender muchas cosas.
—Yo lo estoy, ¿tú lo estás?—Preguntó poniendo el celular en el bolsillo trasero del pantalón al tiempo que ponía sus manos en la cintura de Felix, atrayéndolo hacia él y besando su boca de una manera suave, lenta, atrayente y devastadora.
Chan suspiró en los labios contrarios. Felix notó que había sido un suspiro lleno de algo que le hizo sentirse como el hombre más afortunado del planeta, amado y hermoso gracias a esta persona que estaba frente a él. Y el brillo en la mirada oscura de Bang lo llenó de esperanza, ver eso le hacía saber que en un futuro podía verla llena de estrellas asimilando una galaxia en esa oscuridad inminente.
Con sus lenguas enredadas entre sí, formando una lasciva guerra entre ambas, logrando que sonidos de chasquidos se escucharan en toda la celda, las manos siendo invasivas en el cuerpo del otro mientras Felix apretaba la carne dura de los músculos de Bang entre sus delicados dedos. Sus bocas se mantenían unidas porque parecían que no podían estar separados el uno del otro por mucho tiempo, el cuerpo entero de Felix se llenaba de escalofríos cuando las frías manos de Chan se posaban en su cintura, en su cuello, en sus manos, en sus piernas e incluso cuando le acariciaba las mejillas con una suavidad sumamente atrayente, delirante, cuando lo tocaba por todos lados y lo besaba de esa forma que solo él sabía.
Lo tenía a su merced, sobre sus rodillas y con su boca abierta, esperando por ese pedazo de carne que podía tenerlo tocando el cielo con los dedos, disfrutando del mejor placer que nunca antes nadie se lo había dado. Chan era un experto, con sus manos, con su boca e incluso con su pene y él estaba tan deseoso de ese hombre que no podía llenarse por completo, parecía no cansarse nunca de tenerlo solamente para él.
Con sus manos y tomando el pedazo de carne del mayor, lo masturbó antes de llevar sus labios al glande en donde besó con suavidad antes de pasarle la lengua por todo el largo del falo, delineando las muy marcadas venas delicadamente provocando a Bang que lo miró desde arriba frunciendo el ceño y negando con su cabeza, molesto porque él no comenzara a chuparlo como le gustaba. Felix lo hizo sufrir, dando pequeños y suaves besos que tuvo a Chan apretando sus manos en puños a los costados hasta que tomó el cuello del menor, apretó con fuerza moderada sabiendo cómo tenía que hacerlo y la forma en la que Felix gemía cuando lo hacía.
— ¿Quieres que te ahorque de esta forma? ¿Serás una puta por mi verga, bebé?—Mantenía su mano aún en el cuello contrario, escuchando la forma en la que Felix aceptaba todo lo que le proponía asintiendo y respondiendo tan sumisamente—. ¿Vas a saltar sobre mi verga? Sé bueno y chúpame. Chúpame como sabes y como me gusta, nene.
Felix abrió su boca y sacó su lengua, mientras soltaba un gemido cuando la mano de Bang se cerró en un puño sobre su cabello, acomodando su cabeza para pasar su pene por los labios entreabiertos del rubio antes de que sonriera con burla. Separó sus belfos del todo e introdujo el pene contrario en su boca hasta la empuñadura, haciendo una mueca cuando sintió como le estiraba la boca y un poco de dolor se instalaba en su mandíbula, sin embargo, no le dio importancia y movió su cabeza de arriba abajo.
Bang gimió, fuerte mientras mordía su labio inferior con fuerza hasta hacerse sangrar porque siempre iba a decirlo, Felix era un maldito experto al momento de hacer mamadas y realmente tenía que hacer todo lo que podía para no venirse al momento que comenzaba a chuparlo.
Chan se subió al cuerpo de Felix, tratando de no aplastarlo y siendo paciente cuando el menor avergonzado tapó su rostro sonrojado. Una mueca se colocó en sus labios cuando el mayor ingresó de golpe, soltando un pequeño grito por la repentina intromisión en su apretado interior. Bang lo miró a los ojos cuando él se movió con fuerza, entrando y sacando casi todo su pene de su interior para luego empujarse con una fuerza brutal que tenía a Felix clavando sus uñas con fuerza en su espalda para luego arrastrarlas por toda esta, sintiendo las protuberancias de cicatrices bajo sus falanges cada vez que Chan entraba y salía con brusquedad.
Lloró placenteramente mientras mordía el hombro del mayor con cada embestida que él le daba. Y Bang se empujó en él mientras besaba sus labios y luego bajaba a su cuello mordiendo la dermis dorada de este para luego chupar con fuerza, admirando unos segundos la marca roja que dejaba. Cambiaron de posición un tiempo después, Felix boca abajo con su culo elevado y Bang detrás suyo empujándose en su interior una y otra vez mientras su mano derecha iba al cuello contrario, apretando con la fuerza necesaria, escuchando los gritos y gemidos que salían de la boca del menor.
—B–Bang—Lloriqueó Felix mientras se aferraba a los antebrazos con fuerza, las lágrimas de placer cayendo por sus mejillas, sintiéndose tocar el paraíso cuando Chan se empujó y golpeó ese punto que lo hizo enroscar los dedos de los pies antes de soltar un fuerte gemido que llamó la atención de más de uno fuera de la celda.
—Mierda, bebé. Tan apretado, tan precioso para mí. Quiero tenerte así todo el tiempo, nene—Murmuró mientras lo follaba con más fuerza—. Eres mío, mi amor. Eres tan mío que no pienso compartirte con nadie y sabes muy bien que mataré y moriré por ti—Lo besó cuando Felix colocó la parte trasera de su cabeza en su hombro, agotado y lloroso.
Tenía los ojos colorados por las lágrimas, saliva corría por su comisura derecha y una sonrisa cansada se abrió paso por sus labios. Bang se deleitó con esa imagen y besó los belfos hinchados del menor porque no podía soportarlo más, no podía soportar la idea de verse alejado de Felix por mucho tiempo. Y lo aceptó ahí mismo, él moriría y mataría por ese muchacho porque ya no importaba nada, creía su vida resuelta al estar en ese momento con él.
—Vamos, ¿vas a venirte? Quiero que te vengas dentro de mí, bebé. Quiero tanto tu esencia en mi culo, quiero que me hagas tuyo porque ya sé que eres tan mío.
Se vinieron al mismo tiempo, luego de embestidas duras y palabras sucias. Chan salió de su interior viendo como su semen se chorreaba de la entrada contraria y cuando Felix se dio vuelta, lo besó. Se recostaron en el futón mientras entre caricias y besos se calmaban.
—Quiero decirte tantas cosas—Murmuró Chan enredando sus dedos en las hebras rubias, echando su cabello hacia atrás para poder verlo bien a esos ojos mieles que tanto jugaban con su cabeza y su corazón—. Eres precioso, ¿lo sabes? Eres muy precioso, bebé. Y eres solo mío, nadie puede tocarte más que yo y nadie puede hacerte lo que yo te hago. ¿Vas a obedecerme solo a mí?
Felix sonrió burlón antes de acercarse a su boca y dejar un pequeño beso al tiempo que decía—: Solo a ti, quiero que seas mi amo y obedeceré todo lo que me pidas.
—En este momento siento tantas cosas y me siento tan extraño cuando te miro a los ojos. Me gusta la forma en la que mi corazón late cuando te acercas de esa forma y puede sonar como mentira, pero creo que te quiero. Nunca me había sentido de esta manera con nadie y la mayoría de veces las personas me aburren, pero tú llegaste en ese momento que amaba mi soledad aunque odiaba estar todo el tiempo solo... Realmente nunca me planteé si sería bueno para otra persona, pero tú haces que me replantee hasta mi propia existencia ¿entiendes?—Soltó un suspiro mientras miraba hacia otro lugar. Felix acarició con su nariz uno de los bíceps contrarios mientras sentía el aroma a sal que su piel desprendía—. Tenía un control en mi vida, Felix. Tú llegaste a desordenar todo, mi vida dio un giro tan extremo que a pesar de que debía odiarlo, no puedo hacerlo. Me gusta tanto lo que llegaste hacer que a veces me pregunto si realmente puedo llegar a hacerte feliz. No quiero dañarte, realmente no quiero hacerlo, pero en ocasiones me da miedo no tener control de mí mismo y lo mucho que voy a cuidar de ti porque sé y en este momento puedo afirmarlo, no voy a dejarte ir, no tan fácil. Lucharé por ti y lucharé por ambos, bebé. Lo prometo. En esta y en otras vidas, mi alma buscará la tuya hasta volver a tenerla a su lado.
No supo en qué momento o por qué esas palabras le habían conmovido tanto, pero Felix se volvió llanto. Las lágrimas cayendo como cascadas por sus mejillas, sintiéndose tan querido y negando en su interior lo que Bang provocaba, las miles de sensaciones que albergaba en su pecho, siendo tan consciente de las suaves caricias que Bang le estaba brindando.
—No, bebé. No llores—Dijo creyendo que había dicho algo que lo molestó o algo por el estilo—. ¿Dije algo malo?—Preguntó, su tono de voz rebalsado de preocupación.
Felix negó con su cabeza y se aferró al cuello de Chan, besándolo en la boca. Él estaba ahí escuchando todas y cada una de las cosas que este hombre estaba diciendo y realmente estaba amando cada faceta que le mostraba, la forma en la que se abría sin saber muy bien si estaba haciéndolo de buena forma o no, sin saber de sentimientos correctos y buenos, sin entender la mitad de cosas que sentía. Chan estaba tan cambiado y Felix amaba tanto esto nuevo que estaba conociendo de él que deseó con todas sus fuerzas que las promesas que un momento se hicieron se volvieran realidad sin romperse ninguna.
Abrazados, Felix aun llorando por lo bien que se sentía y Bang haciendo todo lo posible para calmarlo aún sin entender bien si había hecho algo mal o no, ambos supieron que sus almas tal vez habían estado unidas desde mucho antes de que ambos se conocieran e incluso nacieran. Se sentían tan cómodos, tan conectados que probablemente serían del otro hasta que el momento final de ambos, llegara.
Espero que les haya gustado el capítulo<3
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