día 29: la muerte de salvatore. (!)

+18 | Las escenas a continuación contienen sexo explícito, lenguaje vulgar así como muertes explícitas. Si todo esto no es de tu agrado, te pido por favor que dejes de leer y te ahorres tanto comentarios como peleas innecesarias.

Felix se deslizó por el cuerpo de Bang, besando su cuello antes de chupar con fuerza sus pezones de tal forma que hizo gruñir al mayor, logrando que los dedos de sus manos se enroscaran. Esa lengua traviesa hizo pequeños círculos en su botón rosita mientras sus ojos se conectaban, mirándose fijamente. El pequeño rubio haciéndolo delirar cuando delineó con su músculo sus abdominales besando la parte baja de su vientre antes de ayudarlo a bajar los pantalones de la prisión. Su bóxer gris, ya mojado gracias al presemen.

— ¿Estás seguro, bebé?—Felix asintió con la cabeza antes de dejar un suave beso sobre la tela de la ropa interior, pasando su lengua por todo el largo del pene que resaltaba tan grande y podía ver como el glande se asomaba por el elástico del bóxer.

Con sus delicados dedos bajó la ropa interior del mayor de un tirón, viendo como su erección pegaba en su abdomen, rosa y goteante de presemen. Pasó su lengua desde sus testículos, pasando por el largo de su falo hasta llegar al glande en donde dio círculos tomando en su boca tanto como podía. Movió su cabeza de adelante hacia atrás, llevándose el gran pene del mayor hasta la garganta, masturbando lo que quedaba con su mano y jugando con sus bolas. Bang tenía sus gruesos muslos clavados contra el suelo mientras se sentía completamente tenso por culpa de este muchacho que hacía un gran trabajo con su boca, mientras lo chupaba de esa forma, él tenía que pensar duro en no venirse a los cinco minutos que comenzó con su mamada.

Retenía sus gemidos mordiendo su labio inferior con fuerza mientras Felix seguía con su pene en su boca, mirándolo con esos ojitos mieles llenos de lágrimas por culpa de la intromisión en su pequeña cavidad. Chan sabía que ese muchacho sería de él por siempre, marcaría ese cuerpo como suyo, estaría a su maldita merced así la vida se le fuera en ello. Con los ojos conectados en el otro, Felix bajó su cabeza de a poco mientras movía su músculo en círculos en las bolas del mayor.

—Ah, Felix—Gimió mientras ambas manos se enredaban en el cabello rubio, encajando sus gruesos dedos en las perfectas ondas del menor, tirando de su cabeza más a su erección—. Sí, bebé, así. Me gusta tanto cuando te comes mi verga de esa forma—Acarició con suavidad la mejilla contraria mientras veía como sus lindos labios color cereza se estiraban a medida que su pene entraba, cada vez más y más adentro. El sonido de sus arcadas cuando su pene entraba hasta el fondo de su garganta y el cómo se agarraba de sus muslos cuando sabía que no podía más, pero de igual forma lo seguía chupando.

Bang apretó una de sus manos en el cuello contrario haciendo que Felix dejara de chuparlo, sacó su pene de la boca contraria antes de besarlo con fiereza en los labios. Siendo tan brusco como solo él sabía serlo, chupando con fuerza su belfo inferior antes de recostarlo en el futón. Lo acarició con parsimonia cuando le quitó el uniforme por completo, delineando con sus manos cada curva, cada lunar y cada estría que tenía en los costados de su abdomen, admirando cada parte de su cuerpo, deseándolo tan fuerte y el fuego que se acrecentaba en sus ojos cada vez más y más caliente.

Delineó con su prominente nariz el costado de su cuello antes de pasar su lengua, lamiendo la dermis dorada y sudada para morder después, chupando con fuerza, renovando marcas que parecían querer perderse, pero la realidad era que él odiaba cuando comenzaban a aclararse. Fue bajando despacio por su cuello, marcando también parte de su mandíbula y cuello. Una sonrisa cansada se formó en sus labios en el momento que vio la marca morada de sus dedos, orgulloso por ser él, el causante de todo eso. Felix tembló con fuerza cuando la lengua de Bang se paseó por sus pezones y sus dientes mordieron con algo de fuerza estos, estirándolos antes de seguir con su lengua delineando su estómago besando la parte superior de su ombligo.

—Chan—Gruñó cuando chupó la parte baja de su estómago antes de bajar con fuerza sus pantalones y ropa interior, bajando directamente hacia su pene erecto.

Lo chupó despacio, bajando su cabeza suavemente por toda su extensión hasta la empuñadura, besando el glande rosa e hinchado cuando lo sacó de adentro de su cavidad. Delineó con suavidad las venas del pene contrario con su dedo pulgar antes de mirar como temblaba bajo su toque, delicado como nunca. Bombeo con su mano de arriba hacia abajo mientras Felix mordía su labio inferior con impaciencia y fuerza, el cosquilleo construyéndose en su bajo vientre.

—Ba-Bang—Gimió cuando lo chupó de nuevo hasta llevarlo hasta su garganta. Sonriendo con orgullo y algo de burla.

Chan masajeo las nalgas del menor mientras su dedo pulgar delineaba la entrada, dando suaves masajes por el anillo de músculos, soltando el pene de Felix unos segundos antes de escupir sobre su rosa y apretada entrada para segundos después ingresar su falange. Lo siguió chupando mientras su dedo salía e ingresaba de su interior, Felix volviéndose un manojo de gemidos que se retorcía por lo bien que eso, le hacía sentir aunque fuera poco, aunque no pudiera disfrutar realmente del pedazo de carne de Bang en su interior.

Con un suspiro y tomando el cabello largo de Bang entre sus manos, empujó su cabeza mientras sus muslos se empujaban contra el suelo, el orgasmo cosquilleando con fuerza mientras le avisaba que pronto se rompería.

— ¿Estás cerca, bebé? Porque yo lo estoy—Se arrodilló frente al menor mientras juntaba sus erecciones, masturbando a ambas.

Felix tapó sus ojos mientras sus caderas se levantaban para tener más contacto. Necesitaba con urgencia más, quería más, pero se conformaba con tan solo esa excitante imagen, se conformaba tanto con tener a Bang de esa manera; Con las mejillas sonrojadas, sudando y gimiendo bajo su nombre mientras sus ojos brillosos lo miraban unos segundos antes de que se estirara a besarlo, sus erecciones frotándose entre sí.

— ¿Lo sientes?—Felix asintió en medio de un gemido antes de abrazarse a sus hombros y volver a su boca de nuevo.

—Voy a venirme, bebé—Murmuró antes de besarlo con suavidad y meter su lengua en la cavidad contraria gimiendo el nombre de Bang entrecortado.

Se vinieron juntos, manchando el abdomen contrario con su semen, gimiendo sus nombres, apretando la carne contraria y mordiendo en los lugares justos.

—Eres todo mío, bebé—Soltó Felix mientras lo besaba con suavidad, acercando su pecho al contrario—. Tan mío que no voy a dejar que nadie te robe de mi lado—Bang sonrió y a Felix le encantó mucho más porque lo hizo con naturalidad, sonrió realmente y él se preguntó si podía enamorarse de una sonrisa de esa forma. Sus dientes blancos, los frontales sobresaliendo un poco más que los otros. Tenía una sonrisa aniñada que le arrugaba las esquinas de sus ojos oscuros y el brillo que tenían ya no era de placer, era mínimo, muy mínimo, pero brillaban y Felix lo decidió ahí mismo.

Una vez más Felix eligió a Chan, por sobre todas las malditas cosas.

Era después del mediodía cuando los sacaron al patio, cada reo teniendo su círculo de conocidos y reuniéndose en los lugares que ya predominaban como suyos. Los rumores corrían rápido, pero Bang no estaba enterado de nada de lo que estaba sucediendo.

Felix estaba en las piernas del mayor mientras este tenía una de sus manos enredadas en su cintura y su nariz oliendo el delicioso aroma a jabón. Miró a su alrededor atento, sus ojos cruzándose con los de Salvatore unos microsegundos en donde el italiano desvío su mirada lo más rápido que pudo, sintiéndose tan intimidado por solo mirarlo. Bang apretó la mandíbula molesto porque ese idiota aún siguiera vivo, pero como la rata que era no podía mantenerse mucho tiempo a vista de otros, se la pasaba escondiéndose de celda en celda, esperando que algún idiota se apiadara de él y lo refugiara en su lugar. Ese imbécil estaba tan equivocado si creía que tenía una oportunidad para seguir viviendo, lo que más quería Bang era verlo cuando la vida dejara sus ojos, quería que lo último que viera fuera su rostro antes de arrastrarse a las penumbras del maldito infierno.

Ya todos sabían a quiénes debían respetar si realmente valoraban su vida y querían, algún día, salir de ese lugar de mierda. Siendo el rey que era, Bang tenía beneficios que los demás envidiaban y matarían por tenerlos, pero sabían cuáles eran sus lugares y como debían de respetar el del más grande. El grupo que siempre estaba con Chan era el más respetado e incluso algunos se sentían intimidados con simplemente cruzar mirada con alguno de ellos. Y cuando se hablaba de su amante... los reclusos realmente no querían ni siquiera chocar su maldito hombro, sabían lo que había sucedido con Bae Seokmin y realmente no querían pasar lo mismo que él, Bang era un diablo y las formas de torturas que tenía eran incluso dolorosas de tan solo escucharlas.

Sonando los dedos de sus tiernas manos Jisung se paró del lugar en donde estaba sentado y se puso frente a Bang y Felix quienes lo miraron con el ceño fruncido sin entender muy bien el comportamiento que estaba adoptando.

—Bang tengo que decirte algo—El mayor hizo una seña con su cabeza mientras sus dedos se clavaban en la piel del muslo de Felix. Hyunjin se paró al lado de Jisung y le hizo burla por su estatura antes de que este se molestara en broma y lo empujara juguetón—. Yoongi me dijo que hoy traerán a Yong para llevarlo al pabellón de la muerte, tiene su sentencia para dentro de dos meses.

— ¿Ya?—Preguntó Kyle y el rubiecito asintió—. Wow—Dijo antes de negar con la cabeza. La realidad es que no sentía pena por Yong porque estaba ahí por ser un asesino en serie, el cual, solo asesinaba porque se encontraba aburrido y él realmente era un monstruo, despistaba a la justicia de distintas formas y dejaba evidencia repartida por toda la ciudad e incluso por todo el país, no era tan buscado como Bang, pero él también tenía una gran recompensa por su cabeza, vivo o muerto.

—Creí que tardarían un poco más—Soltó Hyunjin sentándose en el lugar en donde estaba antes posando uno de sus dedos en su barbilla mientras negaba con su cabeza—. ¿Realmente lo dejaran estar en el patio? Ese tipo puede dar pesadillas—Murmuró lo último mientras escuchaba la risa burlona venir por parte de Bang.

Los murmullos se intensificaron mientras un grupo de oficiales salían al patio, algunos armados con grandes y pesadas escopetas, poniéndose a cada lado de la puerta del lugar y vigilando todo lo que sucedía a sus alrededores, asegurándose de que ningún reo se quisiera pasar por listo. Algunos reclusos levantándose de sus lugares cuando vieron lo que sucedía.

Con la parte superior del uniforme algo abierto, su metro noventa siendo construido en un enorme monstruo que miraba todo atentamente mientras sonreía con burla al oficial que estaba quitándole las esposas de las manos, los grilletes en sus tobillos molestaban, pero realmente no podía pedir mucho más que eso.

— ¿Qué sucede?—Preguntó Felix cuando bajo sus manos sintió los músculos de la espalda de Bang tensarse. Este negó con su cabeza ansioso por lo que pasaría a continuación, anticipando todo por cada extremidad de su cuerpo, esa sonrisa llena de maldad abriéndose paso por sus labios, siendo tan grotesca así como aterradora. Jisung, Hyunjin y Kyle atentos a Yong, que miraba a su alrededor, buscando algo con su mirada. Cuando sus ojos se cruzaron con los de Chan, el condenado a muerte hizo un asentimiento con su cabeza, saludando y mostrándole el respeto que no tenía con otras personas. Bang le devolvió el saludo con el mismo motivo que el de Yong.

Yong no podía moverse más que unos centímetros, los policías alarmándose cuando simplemente estiró sus brazos sobre su cabeza soltando un bostezo. Nuevamente su mirada café buscó a alguien con la mirada, pero no podía realmente encontrarlo. Pudo ver a un grupo de italianos, Fabrizio sentado encorvado mientras lo miraba entre sorprendido y molesto, Yong sonriendo cuando vio su mano vendada sabiendo a la perfección que Bang se había encargado de realizar eso cuando él decidió tocar a su chico, cruzando ese límite que todo el mundo ahí adentro conocía a la perfección y que por más que lo odiaran de igual forma respetaban.

—oficial Minho—Llamó Yong con esa aterradora y ronca voz. Minho se giró y lo miró haciendo una seña para que hablara—, ¿puede llamar a Salvatore? Quiero hablar con un viejo amigo antes de que vuelvan a meterme a ese nido de ratas y en unos meses me maten—Pero tanto el oficial Minho como Yong sabían que no hablaba en serio porque odiaba al hijo de puta de Salvatore así como odiaba a los demás hijos de puta de los italianos. Él estaba ahí por culpa de esos bastardos y juró nunca perdonarle nada mientras estuviera ahí dentro.

Minho le hizo una seña con su cabeza a otro oficial y este asintió antes de apurar su paso hasta donde Salvatore estaba quien lo miró con una ceja enarcada, sus ojos llenos de hipocresía mientras sonreía tan falsamente.

—Yong quiere hablar contigo.

Las palabras se atropellaron unas con las otras y murieron en la punta de su lengua, esa sensación extraña y los escalofríos que sentía bajar por su columna vertebral, le ponían los pelos de punta, pero sin demostrar nada de eso se acercó hasta el condenado a muerte.

—Hey, viejo amigo... Come stai?—Dijo con esa voz tan ronca e intimidante. Salvatore frunció su ceño y lo miró fijamente, temblando en su lugar cuando se acercó más él.

Se quedó quieto, todo su cuerpo congelado cuando su cerebro decodifico las señales de miedo, anclando sus pies al suelo, sus piernas sin querer dar un maldito movimiento porque su aura era tan amargamente asfixiante, violenta y estúpidamente aterradora. La gran mano de Yong se posó en su nuca, apretando con suavidad en ese lugar mientras lo miraba fijamente a los ojos, su expresión neutra sin ningún rastro de la sonrisa que antes tenía en sus labios. Yong era enorme a su lado y demasiado intimidante para una rata asustadiza como él lo era.

— ¿Recuerdas cuando nos conocimos?—Tenía quince minutos para respirar aire podrido, mirar otras caras maleantes y sentir el sol contra su rostro antes de que lo encerraran en un celda oscura hasta el día de su muerte, pero era suficiente para lo que su cabeza estaba pensando con tanta maldad—. Eras una rata intimidada como justo en este puto momento, ¿lo recuerdas? Seguramente ibas y te refugiabas en brazos de papi mientras él te decía que estaba orgulloso de ti cuando en realidad no sentía más que vergüenza—Sus dedos se clavaron en la piel de su nuca, haciendo que Salvatore hiciera una mueca de dolor. Su otra mano se posó en el hombro izquierdo, una pequeña sonrisa curvando sus labios.

Bang corrió a Felix muy suavemente y le hizo una seña para que apoyara su culo a su lado, antes de levantarse del asiento. Felix entrelazó su mano con la contraria, Chan mirándolo de forma extraña antes de negar con la cabeza.

—No haré nada, bebé. Quédate tranquilo—Besó sus labios cortamente antes de separarse y moverse más cerca de Yong y Salvatore.

Yong clavó tanto los dedos en la nuca de Salvatore que se quejó por el dolor mientras hacía un movimiento para soltarse, pero antes de que pudiera hacerlo, el reo lo retuvo más fuerte.

—Dile adiós al diablo que me dio esta idea—Dobló su cuello un poco para que Chan entrara en su campo de visión. Con una sonrisa llena de burla y satisfacción, Bang se encontraba a unos metros con sus brazos cruzados en su pecho, esperando ese golpe final que daría Yong.

Los oficiales se hicieron para atrás cuando Minho les dio la señal. Fue un rápido movimiento con toda su fuerza que realmente no le dio a Salvatore tiempo a reaccionar. Lo llevó hasta el suelo rápidamente, golpeando su frente contra el concreto del lugar no una sino tres veces, los oficiales viendo, pero realmente no sabiendo muy bien qué hacer para detener a la bestia que Yong era. Lo levantó del suelo con su mano echa puño en su cabello, la sangre chorreando por el medio de su frente mientras algo mareado y con la visión borrosa, Salvatore observó a Yong y luego a Bang antes de que el condenado a muerte colocara sus manos debajo de sus orejas y con un rápido movimiento doblara su cuello, las vértebras haciendo ruido mientras se rompían una a otra. El cuerpo inerte del italiano cayó al suelo y alguien gritó de alegría mientras que Fabrizio se quedó paralizado en su lugar, observando el ahora, cadáver de Salvatore. Cuando la mirada clara del menor de los Capello observó a Bang, él lo supo todo. Chan había planeado esto y había tenido el apoyo de uno de los más temidos (incluyéndolo) en la prisión, se dio cuenta que ellos no eran nada comparados a este hombre que parecía tener el poder del mundo en sus malditas y sucias manos, parecía no haber nada que lo hiciera realmente caer.

Los oficiales volvieron a ponerle las esposas a Yong y ellos realmente no hubieran podido hacer nada, seguían estrictamente las órdenes que el director Mang daba. Con una sonrisa de autosuficiencia, Yong se retiró escoltado hacia el lugar que sería el último.

Bang sonrió con tanta burla, tanta maldad mientras sus ojos se cruzaban con los de Fabrizio. Le hizo una sola seña antes de volver a su lugar, eso iba a ser suficiente para que el idiota que estaba a cargo de la mafia de los Capello supiera que contra él no iba a poder nunca.. 

Espero que les haya gustado<3

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