día 27: me gusta tanto. (!)

+18 | Las escenas a continuación contienen sexo explícito, lenguaje vulgar y temas que tal vez no le gusten a muchos, si estas escenas no son de tu agrado te pido amablemente que te retires y dejes de leer. Vamos a ahorrarnos comentarios y peleas innecesarias.

Chan sonrió con una maldad excitante. Era una sonrisa que apenas mostraba sus dientes y que a Felix le encantaba verla siempre. El mayor lo besó con brusquedad como solo él sabía hacerlo, metiendo su lengua dentro de la cavidad del menor, enredando ambas y logrando una guerra. Todo afuera estaba en silencio y dentro de la celda, el sonido de los chasquidos de sus besos y los bajos gemidos que Felix soltaba llenaban el espacio por completo.

—Mgh... no muerdas—Se quejó bajo, pero la realidad era que le encantaba tanto tener los dientes de Bang mordisqueando su cuello.

Chan chupó con fuerza la dermis dorada del cuello de Felix, dejando una marca roja que sabía en poco tiempo se volvería violácea y él sonreiría tanto cuando lo viera a la mañana siguiente con su cuerpo completo marcado gracias a su boca, a sus mojados besos. Comenzó a desabrochar con algo de parsimonia la parte superior de su uniforme, mordiéndose el belfo inferior al notar lo erectos que sus botones cafés se encontraban. Su lengua perforada se encontró con el pezón que tenía una barra atravesada, la pasó en círculos antes de tomarlo con sus dientes y estirarlo suavemente. Los gemidos de Felix se escuchaban por toda la celda y los pantalones de Bang se volvían cada vez más y más ajustados.

—Dime—Murmuró Bang mientras volvía a su boca, dándole cortos besos en los hinchados labios color cereza—, ¿me quieres dentro o quieres jugar un poco?

—Juega conmigo, bebé—Dijo mientras lo miraba a los ojos, el color miel chocando con el negro mientras le sonreía dulcemente, pero esa sonrisa... Bang sabía que era dulce, pero escondía tantas cosas.

Se besaron bruscamente de nuevo, chocando sus belfos con los contrarios mientras el calor aumentaba con cada beso que se daban. Las manos de Bang subieron por su cuerpo y se colocaron en su cuello mientras los besos seguían, apretando en ese lugar porque sabía lo mucho que a Felix le encantaba cuando lo hacía con la fuerza justa que lo hacía soltar un ronco gemido desde el fondo de su garganta. Chupó justo en donde su pulso estaba antes de pasar su lengua por el largo de su cuello.

La parte superior de ambos desapareció y cuando menos lo estaba esperando, Felix estaba encima suyo besando y marcando su cuello mientras sus manos acariciaban sus brazos y su ancha espalda, moviéndose en círculos sobre su dura erección, soltando jadeos y echando su cabeza hacia atrás para darle el espacio justo al menor. Las manos de Chan apretaron la carne gruesa de los muslos contrarios, deleitándose por lo gruesos que estos eran, quería tanto morderlos y marcarlos. Acarició cada parte del cuerpo del menor que estaba con y sin ropa, suavizando su tacto cuando pasó por la curva de su cintura haciéndole cosquillas cuando sus pulgares dieron suaves caricias en la piel de su estómago.

Felix saltó sobre su duro pene, moviendo sus caderas de adelante hacia atrás sonriendo con burla cuando vio como Bang contraía su rostro al no aguantar más, quería que entrara en él, pero también quería atragantarse con esa dura y grande verga. Lo ayudó a bajar sus pantalones, la venosa erección chocando contra el duro y marcado abdomen. Felix se arrodilló cuando Chan se paró tomando su pene entre su mano, acariciando el glande rosa e hinchado con su pulgar, masturbándose suavemente antes de golpear con su pene los labios de Felix, mirándolo desde su gran altura. El menor estaba tan deseoso, se lamía los labios y los ojos le brillaban llenos de lujuria.

— ¿Qué crees que haces?—Preguntó Bang, lo tomó de las mejillas con su índice y pulgar apretando mientras lo hacía sonreír con burla. Antes de soltarlo dejó un beso en sus labios y luego se movió a buscar las esposas—. Tus manos detrás de la espalda—Dijo mientras Felix hacía una mueca, pero de igual forma decidió hacer lo que él decía. Chan ajustó las esposas, pero no fue brusco, trató de encontrar un punto justo que fuera cómodo para Felix y no lo lastimara.

Se paró frente a Felix nuevamente, mirándolo siempre a los ojos, conectándose a esa mirada miel que parecía hacer que se pusiera de rodillas frente a él porque estaba seguro que lo adoraría hasta que no pudiera más, incluso él sabía que podría adorarlo hasta el día que muriera. El menor tenía las mejillas sonrojadas y la respiración agitada a causa de la excitación que todo eso le estaba causando. Gimió bajito cuando Bang se acercó un poco más a él y con su dedo pulgar delineó la comisura de sus labios, paseando con este por todo su belfo inferior hasta que la lengua del menor se deslizó por la falange dando pequeños círculos alrededor de esta antes de introducirlo en su cavidad chupando con fuerza cuando Chan sacó su dedo.

— ¿Quieres tenerla en tu boca, bebé?—Se acarició de arriba abajo lentamente mientras sonreía con burla. Los ojos de Felix brillando cada vez más, llenándose de una lujuria extrema que lo quemaba y lo excitaba tanto—. ¿Te gusta lo que ves?—Preguntó mientras se mordía el labio inferior y con su mano seguía masturbándose, tentando a Felix que abrió su boca y asintió con la cabeza—. Eso, abre tu boquita—Se acercó muy lento, torturando al menor, causándole escalofríos por todo el cuerpo por como su voz salía de ronca.

Cuando Felix sacó su lengua, él colocó su glande en esta, moviéndose en una falsa embestida antes de deslizarse fuera. Felix se quejó, gimiendo de frustración antes de negar con la cabeza y fruncir el ceño.

—Abre—Pidió en tono duro mientras su dedo pulgar estiraba su labio inferior, Felix lo obedeció sin quejarse porque quería tanto de ese pene dentro de su boca, necesitaba chuparlo como sabía que le gustaba, necesitaba ver con urgencia como Bang ponía sus ojos en blanco mientras lo tenía en su boca.

Chan se empujó dentro de su húmeda cavidad hasta la garganta y follo su boca, fuerte y a veces lento, escuchando como se atragantaba con su pene, viendo como los ojos se le llenaban de lágrimas. Felix pasó su lengua por todo el largo de su falo, tratando de mantener el equilibrio para no caer por culpa de las esposas enganchando sus manos en la parte trasera, chupó el glande y delineó con su músculo las marcadas venas de su polla. El menor ahueco sus mejillas y metió en su boca el pene del mayor, moviendo su cabeza de arriba abajo rápido escuchando gruñir a Bang desde el fondo de su garganta.

Le encantaba. Le encantaba ver como temblaba cuando lo tenía en su boca, como ponía sus ojos en blanco cuando lo llevaba hasta el fondo de su garganta, como gruñía de esa manera tan profunda y lo tomaba del cabello formando un puño cuando estaba cerca de venirse. Podía tener a este hombre como quería y le encantaba tanto saber que podía hacerlo gemir su nombre con tan solo chuparle la polla. Felix lo tenía, él sabía que lo tenía, pero le atormentaba tanto pensar en que en algún momento podía perderlo y era horrible la forma en la que parecía depender de él cuando conocía muy bien que no era bueno hacerlo. Chan era más, tanto para Felix como para todo el mundo que lo conocía. Se metía en tu cabeza y debajo de tu piel tanto, que era imposible después sacarlo. Y el rubio también estaba tan aterrado porque sabía que al final el único perjudicado sería él y nadie más, no había razón por la que Bang se sintiera mal, culpable o incluso triste.

—Ch–Chan—Gimió cuando el mayor sacó su pene de su boca, un hilo de saliva apenas visible uniendo sus labios con el glande rojo e hinchado. Bang lo miró y él juró que pudo ver como nunca antes un pequeño brillo en sus ojos oscuros, pero no podía asegurarlo porque estaban vidriosos gracias al placer que sentía.

—Ponte en cuatro.

Demonios, Chan podía ordenarle todo lo que quisiera y Felix iba a obedecerlo sin atreverse a llevarle la contraria porque ese hombre que parecía no tener sentimientos, ese que tenía su mirada apagada y se asemejaba a la de un muerto, le mostraba sus mejores fases, le mostraba que podía ser buena persona y era atento, tierno y él lo quería tanto que llegaba a doler, y, a molestar en lo profundo de su cabeza.

Con una rudeza placentera, la mano de Chan tomó la nuca contraria antes de inclinar su cuerpo suavemente hasta el suelo, doblando su cabeza un poco y apoyando su mejilla contra el suelo. La mitad de su cuerpo quedó levantado, su culo empinado para él en una posición genopectoral* que le daba la mejor vista del maldito lugar. Dejando la nuca del menor y soltando un suspiro tembloroso, Bang acarició toda su columna vertebral para luego dejar suaves caricias en sus nalgas. El golpe lo hizo saltar en el momento que llegó, llenando el lugar con ese sonido antes de gemir cuando Chan escupió en su entrada y con su pulgar acarició todo el anillo de músculos logrando que Felix se contrajera unos segundos por el toque que el otro le estaba proporcionando.

—Estás tan listo para mí—Murmuró el mayor mientras seguía dando caricias alrededor de la entrada antes de ingresar su dedo pulgar, sintiéndolo apretado, pero ajustándose tan bien a él—. Quiero escucharte, bebé. Gime para mí—Soltó antes de sacar su dedo e ingresar el índice y corazón de golpe, sacándole un pequeño gemido al sentir la intromisión tan repentina.

El segundo golpe en uno de sus globos de carne le hizo pedir más y Bang realmente no se detuvo a pensar si estaba bien volver a golpearlo o no. Su mano quedó marcada en la dorada piel, formando un relieve por como la zona afectada se iba inflamando. Sus dedos se movieron dentro en forma de tijera mientras rotaba su muñeca un poco, tratando de llegar a ese lugar que sabía ponía a Felix a temblar mientras curvaba los dedos de sus pies y lloraba por tener algo más grande que lo empujara al abismo del placer antes de explotar en pequeños fuegos artificiales.

—Chan, no me hagas esto—Pidió con la voz temblorosa, el susodicho sonriendo con burla mientras seguía moviendo sus dedos más y más rápido. Felix apretó sus manos y sintió dolor en sus muñecas, pero no se quejó porque todo eso se veía mínimo al como Bang lo hacía sentir siempre. Su culo se encontraba con la palma de la mano del mayor cada vez que sincronizaba las embestidas tirando su cuerpo para atrás—. Chan—Dijo en medio de un lloriqueo—, Chan, bebé, por favor.

— ¿Por favor qué?—La burla en su tono se voz ponía los pelos de punta a Felix que ya no aguantaba más tener simplemente los dedos de Bang dentro de él—. ¿Vas a montarme? Hum... quiero que me montes, bebé.

—Quiero tu pene dentro, por favor—Pidió soltando un quejido molesto cuando Bang sacó sus dedos.

Chan escupió sobre el glande de su pene, esparciendo la saliva por el largo de su falo mirando como Felix hacía lo posible para mirar hacia atrás, pero no podía más que apoyar un poco más su mejilla en el suelo, teniendo una muy poca visión del hombre que estaba a punto de entrar en él. La embestida fue dolorosa, pero pudo calmarse en el momento que Bang comenzó a moverse suave dentro de él colocando una de sus manos en su nalga y apretando la carne de ese lugar, estrujando y estirando mientras sus movimientos se volvían feroces.

— ¡Ah! ¡Mghm!—Gimió con fuerza mientras se clavaba las uñas en la palma de sus manos, las esposas enterrándose en la piel de sus muñecas.

— ¿Te imaginas así, en esta posición, pero atado con sogas? Bebé quiero tanto tenerte de esa manera con tu culo gordo viéndose de esta forma. Me vuelves un demente y me gusta tanto, nene—Sus caderas se encontraron con las nalgas de Felix que rebotaron tanto gracias a ese movimiento.

Y él seguía creyendo que no podría obtener todo lo que quería de este chico, aunque supiera que estaba bien, él siempre querría más y más sin cansarse nunca. Quería llenarse tanto de él, conocerlo de todas las formas posibles, saber cuándo algo le molestaba o le gustaba, quería aprender a leer sus facciones y la forma que tenía en cambiar estas cuando no estaba conforme o sí lo estaba con algo. Quería... no, necesitaba que le contara todo de él, necesitaba que le hablara siempre de sus miedos hasta sus sueños y necesitaba que nunca se cansara de él, que nunca cambiara su forma de ser luego de un tiempo de conocerse, que nunca le dejara esperando por él porque Bang no sabía si podría aguantar si en algún momento decidía irse. No estaba buscando nada, pero Felix parecía haber llegado en el momento justo, en ese momento en donde amaba su soledad, pero de igual forma se sentía mal estar todo el tiempo solo. Felix llegó a él de forma rápida, violenta, derrumbando todo tipo de protección que en algún momento él había puesto. En verdad, él no quería nada, pero ahora sí lo quería todo y lo quería todo con él. No dormía por pensar si le podría dar un buen futuro, se torturaba a él mismo preguntándose si iba a ser bueno para Felix o si lo haría sufrir.

No había tenido muchas relaciones y las pocas que había tenido eran simplemente para pasar el rato, otras pocas se mantenía con esa persona porque de alguna u otra forma la necesitaba para algo, saber manipular le había traído muchos grandes logros en sus años de vida, aunque a veces encontrarte a alguien que sabía hacerlo tan bien como tú, era... molesto. Pero Felix... él le hacía sentir como que todo en su vida en cualquier momento iba a mejorar, que esto que estaban haciendo era lo correcto y que nada podía arruinarlo. Él incluso sentía que Felix era el correcto.

— ¡Ah Chan! Por favor, bebé. Fóllame como sabes hacerlo. ¡Ah sí! Así, nene, así—Bang se movía rápidamente mientras golpeaba ese punto dulce que lo hacía temblar y que las lágrimas placenteras cayeran por sus mejillas.

Se quejó alto y fuerte cuando el mayor salió de su interior, acomodándose en el futón y haciendo una seña cuando Felix lo observó tan solo unos segundos. Lo ayudó a levantarse y luego a que se deslizara por su polla, gimiendo y temblando. Tomó una posición que no fuera incómoda mientras Bang lo sostenía por las muñecas para que no cayera hacia adelante. Su cuerpo empezó a moverse y ese pedazo de carne salió y entró en su interior tantas veces que no pudo evitar gemir lleno de placer, con sus pezones erectos y en busca de la tan ansiada liberación.

Sus manos atadas en su espalda y la forma en la que seguía moviéndose hacia adelante y hacia atrás o incluso cuando saltaba de esa manera que a Bang le ponía como un loco por tocar ese cuerpo, ese culo que rebotaba con cada embestida que se daba a sí mismo. Las manos del mayor se mantenían en las caderas contrarias, apretando con fuerza la carne de ese lugar mientras jadeos escapaban de su boca, deleitándose de la forma en la que su pene entraba y salía.

—Bebé—Soltó el mayor, el orgasmo construyéndose en la parte baja de su abdomen.

—Sí, sí, lo sé—Jadeo con fuerza antes de levantarse y sacar la polla de su culo para luego deslizarse por completo siendo tan brusco y ágil que Bang tuvo que apretar sus dientes en el momento que su entrada lo apretó con fuerza.

El primero en venirse fue Felix que tembló en los brazos de Bang mientras este mordía su hombro por la forma tan abrasiva que tenía su entrada con su pene. Agotado y apoyando la parte trasera de su cabeza en el pecho de Chan, este dio unas cuantas embestidas antes de venir dentro de Felix gimiendo su nombre con fuerza haciendo que el menor se sintiera tan querido con tan solo eso.

— ¿Estás bien, bebé?—Preguntó el mayor cuando estuvieron limpios y Felix ya no tenía las esposas puestas.

Tomó las delicadas manos bronceadas entre las suyas y las observó. Había una marca roja en las muñecas contrarias y podía ver unas pequeñas gotas de sangre, pero se apresuró a curarlas y taparlas un poco. Felix se abrazó a su pecho sin decir nada, simplemente admirando el cómo respiraba tranquilamente y la forma en la que sus dedos dejaban suaves caricias por su espalda desnuda.

En ese momento eran ellos dos. Parecían estar juntos contra el maldito mundo y contra todos los imbéciles que parecían estar dispuestos a hacer cosas para lastimarlos. Chan, sabía, que iba a cuidarlo sin importarle nada, sin pedir nada a cambio y en el momento que Felix decidiera irse no iba a reclamarle nada y mucho menos iba a obligarlo a quedarse. Podía ser una copia exacta de su padre, pero nunca haría las mismas cosas que él, obligar a su pareja a quedarse a través de manipulaciones y amenazas o incluso golpeándola para que no se atreviera a dejarlo, Bang odiaba tanto eso que muchas veces se maldijo y maldijo a su madre por haber aceptado todo eso y por haberse quedado al lado de una persona que realmente no la quería.

—Ahora estoy bien, cariño—Dijo y se abrazó a él un poco más dejando un pequeño beso en el grueso cuello de Chan antes de escuchar a su corazón latir con algo de fuerza en su pecho.

Y nuevamente, a ambos no le importaba nada más que ellos y la efímera felicidad que parecían tener ahí mismo. La conexión que parecía hacerse mayor en el momento que ambos conectaban sus miradas, mierda, se sentía tan lindo y no querían que nada ni nadie lo arruinara. Se gustaban tanto y parecía ser un error decirlo en voz alta.

Espero que les guste 😏♥

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