día 16: el malentendido. pt. 2

SEGUNDA PARTE:

Era entrada la madrugada cuando Bang volvió a la enfermería, mirando en dirección a la camilla en la que Felix estaba descansando, a Jisung, que se encontraba a un lado, durmiendo. Él no había querido despegarse del lado del chico de piel dorada en el momento que le dijeron que todo estaba bien y que lo único que el oficial Minho podía hacer, era pedir una orden para llevar al muchacho al hospital más cercano para simplemente confirmar que todo estuviera bajo control. Jisung se encontraba exhausto luego de todo lo que había llorado, Bang nunca lo había visto preocuparse de esa manera por alguien como ese día.

Sentado en la silla del escritorio de Changbin, Bang tenía sus ojos pegados en el rostro dormido de Felix. Su expresión tan grácil mientras su pecho subía y bajaba suavemente. Un oficial cuidaba la puerta mientras Minho hacía el trabajo de buscar al responsable o responsables de lo que había sucedido. Chan no podía mantenerse quieto, sus piernas querían correr en dirección a la persona que había realizado esto y sus manos picaban por tener entre estas su cuello hasta apretarlo con toda su fuerza.

—Changbin—Llamó un tiempo después. Las tenues luces ensombrecían su rostro a medida que sus ojos registraban todo el lugar. El fiscal Choi se encontraba leyendo un libro con los lentes de lectura resbalándose por el puente de su fina nariz—, no voy a irme—Soltó sorprendiendo al enfermero a pesar de que debía de esperarse algo como esto. Sus ojos de dragón observaron a los sin vida de Chan antes de tragar saliva con fuerza, atreverse a enfrentarse a su jefe era algo que nunca se hubiera animado hacer, pero ahora, todo parecía ir contra reloj y él lo haría sin importar qué pensara Bang.

— ¿Estás seguro? Sabes las veces que te lo repetí, fueron muchas veces que dije que no debías de enamorarte de Felix porque él no es parte de nuestra vida, Chan. No lo arrastres a esto, él no merece que tú o cualquiera joda con su cabeza hasta arrebatarle su estabilidad mental—Soltó un suspiro. Él realmente no quería que Bang lastimara a Felix, lo conocía y sabía cómo se manejaba. Bang no amaba y dudaba mucho que en algún momento aprendiera hacerlo—. Piénsalo. Sé que tú tampoco quieres arrastrarlo a tu vida, él tiene una carrera para sacar adelante, tiene toda una vida por delante.

— ¿Y entonces qué quieres que haga?—Preguntó brusco y en tono bajo que alteró los nervios de Changbin—. Será la misma mierda si me quedo o si me voy. Pero ten por asegurado que si salgo de aquí sin él, todos ellos se creerán con el derecho de que pueden lastirmarlo solamente por el hecho de que es mi amante. Ellos siguen creyendo que estamos juntos desde hace mucho tiempo y no entienden—Su mano derecha lo miró unos segundos antes de desviar la mirada.

— ¿Cuánto tiempo te quedarás?—Arregló algunas cosas que se mantenían esparcidas por todo su escritorio y luego, miró fijamente a Bang.

—No lo sé, debo de preguntarle al oficial Minho cuántos días lleva Felix aquí adentro.

— ¿Él te gusta?—Preguntó directamente mientras tomaba asiento en una silla de plástico que estaba en el lugar. Sus miradas se enfrentaron y Bang solo pudo sonreír con sarcasmo—. ¿Te gusta? ¿Sí o no? Es una respuesta fácil de responder.

—No lo sé—Dijo echando su cabeza hacia atrás en el respaldo.

Se lo había preguntado, claro que lo había hecho y a pesar de que había puesto a su cabeza a pensar, no había encontrado un respuesta. No entendía los sentimientos que estaba sintiendo y aunque intentaba tratar de entenderlos, no podía. ¿Felix realmente le gustaba? Podía ser porque se comportaba extraño cuando estaba a su alrededor y había quedado cautivado de esos ojitos mieles desde la primera noche que los había visto. Él no lo decía, pero contaba cada peca que Felix tenía esparcida en sus mejillas y le encantaba admirar esos belfos color cereza que no se cansaba de mordisquear cuando los tenía para él. Abrazarlo... cuando lo abrazaba parecía flotar sobre sus pies y él no entendía bien por qué. Pero también podía ser todo de su trastorno y simplemente era un engaño en donde él solo estaba tratando de manipular a Felix.

—Sabes que alguien con tu trastorno puede amar, Chan—Dijo Changbin mirándolo—. Nunca te lo has permitido porque no sabes cómo hacerlo ¿entiendes? Nunca tuviste a alguien que te demostrara lo que era amor y no, Narae no cuenta—Bang puso sus ojos en blanco—. Si estás seguro que él te gusta, quédate. Pero si simplemente estás intentando manipularlo por gusto tuyo para hacerte creer que puedes tener a todos debajo de tus pies, tú en una semana te estás yendo de este lugar. Lamento hacer esto, pero no voy a permitir que lo arruines porque él no merece toda la mierda que pasó por tu culpa.

Mordisqueando su labio, Chan soltó una risa sarcástica y miró el techo fijamente. Changbin estaba esperando una respuesta, pero por primera vez en su vida no sabía qué decir. Cruzó sus brazos sobre su pecho y golpeó su pie, calzado con una de sus ya tan comunes y pesadas botas, contra el suelo. El golpeteo constante resonando por todo el lugar, molestando en los oídos de Changbin y el fiscal Choi, que a pesar de que había hecho todo lo posible para no escuchar, ambos hablaban fuerte.

—Tienes unos cuantos días antes de realmente darme una respuesta. Trátalo de pensar y averígualo por ti mismo qué mierda es lo que está pasando contigo y tu cabeza. Aunque para todos los demás es más que obvio, Chan.

Arrastrando la silla por el suelo y haciendo un ruido estridente, y, molesto que hizo hacer una mueca a Changbin. Su mano derecha lo fulminó con la mirada antes de negar con su cabeza porque Bang, nuevamente, estaba huyendo.

—Vete a la mierda, Changbin—Soltó. Esa sonrisa de burla nuevamente estaba en su rostro mientras caminaba directamente hacia la puerta de la enfermería para salir de ahí.

Volvió a la enfermería después del mediodía, se había dado una ducha y había tomado algunas cosas antes de asegurarse que Changbin no estaba rondando por el lugar. Y descubrió que su mano derecha había ido hasta otro pabellón al este para obtener algunas cosas que en su lugar faltaban.

— ¿Por qué sigue durmiendo?—Jisung frunció el ceño mientras la pregunta iba dirigida al fiscal Choi.

— ¿No lo sabes?—Preguntó el hombre—. Le saqué una navaja del estómago cuando todo su estado de euforia se fue, Chan. El dolor fue insoportable, tanto que habrá agotado hasta sus energías de reserva. Su cuerpo incluso temblaba cuando estaba recostado en la camilla y estaba suturando aun cuando tenía anestesia en la herida. El calmante que Changbin colocó en su vía le ha ayudado a extender su sueño—Explicó con sus ojos en su libro.

Jisung observó a Bang unos segundos antes de hacerle una seña para que se sentara frente a él, a la silla que estaba en el lado izquierdo de la camilla. Felix seguía durmiendo profundamente y la luz tenue parecía resaltar sus pecas que Bang se encontró admirando y nuevamente contando en su cabeza.

— ¿Alguna vez has tenido una conexión inexplicable con alguien?—Preguntó Jisung suavemente. Bang frunció su ceño sin entender a qué se refería—. Es cuando sabes que conectas con alguien desde el momento cero, pero no puedes dar una explicación de por qué tienen esa conexión. Tengo una conexión con Felix—Chan lo miró sin ninguna expresión en su rostro antes de que Jisung soltara una baja risa—. No una conexión de amor o pareja sino más bien que estamos conectados para ser amigos. Buenos amigos. Es increíble ver como una persona cualquiera puede tener tanto en común contigo, es caótico y aterrador, pero tan hermoso a la vez. Sé que tal vez se vio como una exageración, pero realmente sentí que perdía una parte importante de mí ayer. Cuando vi que habían apuñalado a Felix, lo único que mi cabeza pudo pensar es que iba a morir. Estoy feliz y aliviado que no haya sido nada—Soltó un suspiro. Bang notó sus ojos hinchados de haber llorado tanto ayer hasta quedarse dormido.

—Nunca te vi preocuparte por nadie de la forma que lo hiciste ayer—Murmuró Bang con ese aire altivo que Jisung tanto odiaba.

—Lo sé, pero Felix se volvió realmente importante—Miró sus manos encima de la camilla y aliso las arrugas que se encontraban en la sábana blanca—. A ti también te importa Felix. ¿Puede ser él la segunda persona que realmente te importa en tu vida?

—No lo sé—Respondió rápidamente porque realmente no sabía qué contestar, no tenía claro nada—. ¿Cómo sabes cuándo te gusta una persona?—Jisung admiraba la forma de ser Chan. Él no conocía de un filtro entre su cerebro y su boca, él simplemente soltaba lo primero que se venía sin ponerse a pensar mucho qué pasaría si lo soltaba de esa manera.

— ¿Por qué?—Preguntó el pequeño rubio que se asemejaba a una hada.

—Changbin me preguntó si Felix me gustaba. Él no va a permitirme quedarme si simplemente estoy buscando manipularlo.

—Changbin muchas veces puede ser un imbécil, pero cuando él dice algo así estoy totalmente de acuerdo con su punto de vista. Él no conoce las cosas que tú y yo sí ¿entiendes?—Sonó los huesos de su mano y respiró hondo—. ¿Cómo sé cuándo una persona me gusta? Es difícil de explicar. Cuando una persona te gusta, muchas veces tienes ganas de pasar tiempo con específicamente solo esta persona. Sientes atracción y tensión sexual, disfrutas de estar en su compañía, en ocasiones te sientes nervioso cuando ves a esa persona entrar en algún lugar. Si esa persona te aporta calma y bienestar así como alegría y diversión, entonces, te gusta—Jisung vio a Chan tragar saliva mientras sus oscuros ojos miraban el rostro de Felix—. ¿Sientes algo de eso cuando estás con él?

—No lo sé. El oficial Minho me dijo que te dijera que fueras a descansar a tu celda o si quieres que pases a verlo. Creo que será lo mejor—Soltó esquivando los inquisitivos ojos de Hada.

—Bien—Dijo y Bang agradeció que por una vez él no se pusiera a pelear—. Averígualo con calma, Bang. No es bueno cuando quieres descubrir la verdad de algo de forma rápida, si te gusta Felix primero pregúntatelo. Pero apuesto mi libertad a que él hizo que perdieras tus pantalones.

Simplemente lo dejó ir mientras seguía sentado en la silla. Sintió un movimiento a su lado y el fiscal Choi estaba ahí, mirándolo fijamente con una pequeña sonrisa en sus labios.

—Ten, si el oficial Minho puede averiguar a quién pertenecen estas iniciales, sabrás quién hizo esta mierda.

—Nicolo—Murmuró—. Y Salvatore—Soltó seguro—. El oficial Minho me dijo que Nicolo vino a visitar a Salvatore el día de ayer, ¿por qué crees que lo hizo? Estoy seguro que el plan era que se deshicieran de mí, pero Salvatore es un imbécil que piensa con la cabeza de la polla.

—Entonces, ya tienes la respuesta y a quién debes de sacar de tu camino para que no vuelvan a lastimar al muchacho.

—Salvatore no se ensució las manos, pero hay unos cuantos idiotas del pabellón norte que sí.

El fiscal no dijo nada y volvió a su camilla, Bang tampoco necesitaba que dijera algo más.

Felix abrió los ojos cuando el sol estaba en su punto más alto y mientras miraba a su alrededor, una mueca se instaló en sus labios al intentar mover su brazo recordando que tenía una intravenosa en ese lugar. Movió la mirada hacia un lado, encontrándose con la mirada inyectada en sangre de Bang.

—Hey—Murmuró con la voz ronca mientras le daba una pequeña sonrisa. Su cabeza trayéndole recuerdos del rostro lleno de preocupación de Chan—, ¿qué sucedió?—Preguntó con la garganta seca. Intentó moverse un poco más arriba de donde estaba y un dolor invadió todo el costado de su abdomen.

—Dijo el viejo que no te muevas mucho, los puntos pueden abrirse. Sentirás un poco de dolor, pero con algunos calmantes tiene que pasar—Felix asintió con la cabeza—. No fue tan profundo, el tejido adiposo de tu estómago impidió que fuera más profundo y dañara algún órgano o músculo. Es lo que... dijo el viejo—Rascó la parte trasera de su nuca antes de desviar su mirada. Había cerrado las cortinas porque Changbin había vuelto y realmente no quería verlo en ese momento.

—Entonces tener unos kilitos de más fue algo bueno—Chan frunció el ceño. ¿Él estaba queriendo decir que estaba gordo o había entendido mal?—. Es una broma Bang, deja de fruncir el ceño tanto. Sí, tengo kilitos de más, pero no me molesta.

—No los tienes—Soltó. Felix lo miró fijamente unos segundos—. No tienes esos kilos de más que dices tener. Tú... estás bien de esa forma—Murmuró.

Changbin desde su escritorio quiso soltar una estruendosa carcajada simplemente para molestar a Bang y su mala manera de tratar de comunicarse con las personas. Pero no lo hizo porque muchas veces la estabilidad mental de su jefe dependía de un hilo y él no sería quien se arriesgaría a que esta se rompiera del todo. Él estaba bien con sus uñas, sus extremidades e incluso su cabeza, no quería arriesgarse a perder ninguna.

—Yo... Realmente creí que iba a morirme, me dolía como la mierda y quería quitarlo a toda costa. Debo de agradecer a todas las personas que me ayudaron—Felix cruzó su mirada con la de Bang y con mucho cuidado le hizo una seña con su mano para que se acercara. Desconfiado, Chan lo hizo, apoyando su mano sobre la camilla mientras su ceño se mantenía fruncido.

Felix tomó la mano contraria entre la suya y apretó un poco. Nunca creyó que una persona como el hombre que estaba frente suyo lo era, podía demostrar esa expresión de angustia en su rostro por alguien como él. Felix sabía que Chan no era buena persona y no tenía ni un poco de empatía, pero también sabía que se había preocupado por él sin saber realmente qué hacer.

—No te metas en problemas por mí—Susurró—. No alargues tu condena haciendo algo por alguien como yo—Apretó su agarre en la mano contraria y sonrió suave.

— ¿Por alguien como tú? Que te haya sucedido algo como esto es por mi culpa—Soltó y quiso decir algo que rompiera las esperanzas de Felix, algo que lo hiciera soltar su mano para perder el cálido toque que le infundía, algo que le hiciera perder esa sonrisa que parecía arremolinar cada célula de su cuerpo. Sin embargo, se quedó callado porque por alguna razón que no sabía, no quería hacerlo. Por primera vez en su vida no quería causarle daño a tan hermoso ser.

—Yo lo sé, pero también es mi culpa por involucrarme contigo ¿no? Desde un principio me advirtieron sobre ti y no quise hacer caso a lo que los demás dijeron.

¿Y eso qué tenía que ver? Porque bien sabía, Bang podía hacer su vida como más quisiera. Él podía tener cuanto amante quisiera dentro de la prisión y nadie debía de verse con el derecho de lastimarlos por el simple hecho de que lo querían a él. Él no iba a quedarse brazos cruzados mientras veía como seguían lastimando a Felix por su culpa, él se vengaría y sería de la forma en la que siempre lo hizo; Hacer sufrir hasta que rueguen porque los asesine.

— ¿Por qué?—Preguntó un tiempo después Bang, inquieto por sentirse tan cómodo con el agarre que Felix tenía en su mano.

—No lo sé. Tal vez me ilusioné creyendo que en el fondo puedes ser una buena persona—Y realmente no lo dudaba, pero le daba tanto pesar los ojos sin vida de Chan. Parecía que el simplemente funcionaba para una cosa y era hacer sufrir a los demás a costa suya.

—No lo soy—Dijo el mayor—. No soy una buena persona y nunca voy a serlo. Soy un hijo de puta y me encanta serlo, nadie me puede hacer cambiar la opinión que tengo sobre mí mismo y la vida que llevo.

—Y lo sé—Soltó el agarre con suavidad. Bang cruzó sus brazos en su pecho mientras seguía teniendo su mirada fija en el rostro de Felix—. Nadie va a querer cambiar tu punto de vista y yo tampoco porque eso sería cambiarte por completo, y puedo saber que es algo que no quieres.

Esa charla se sentía tan profunda, pero no le molestaba y mientras seguía con sus ojos puestos en el rostro de Felix, no dudó en acercarse. El muchacho de piel dorada lo miró confundido sin entender muy bien la cercanía, hasta que Bang estampó sus labios contra los suyos. Y se dejó llevar, relajándose ante las fuertes manos del mayor que lo besó suave, sin apresurarse ni buscando algo más. Sus lenguas jugaron juntas y mientras Chan tenía una de sus manos apretando con suavidad su cuello, las suyas propias fueron a la nuca del moreno, tratando de hacer pocos movimientos porque su abdomen seguía doliendo un poco.

Changbin vio todo, pero no dijo nada. Simplemente una pequeña sonrisa se posó en sus labios antes de negar con la cabeza. Estaba camino a revisar el suero de Felix cuando se encontró con la escena y bien sabía que Chan no era de hacer estas cosas. Él supo, sin esperar una respuesta de parte de su jefe, que Felix le gustaba en verdad y estaba dispuesto a quedarse en ese lugar hasta que el muchacho saliera en libertad, sano y salvo.

Se separaron y respiraron profundamente, sus frentes tocándose suavemente. Bang miró a esos preciosos ojos mieles y quería decir algo, pero no podía, simplemente ese pensamiento se quedó molestando en su cabeza.

Creí que iba a perderte.

Espero que les haya gustado :3

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