día 11: muero por besarte.
A Felix le dolía el rostro y los brazos. Si se bajaba la ropa podía ver las marcas de los dedos que los tipos habían dejado ahí. Y mientras Jisung lo curaba, él tenía un extraño brillo cada vez que lo miraba que hacía sonreír al más bajo. Se encontraban en la enfermería, Changbin y Bang también estaban ahí, observando todo lo que ellos hacían.
— ¿Está bien que le hayas cortado los dedos?—Había preguntado el enfermero mientras le proporcionaba material a Jisung para que siguiera curando las heridas de Felix.
—No me interesa—Murmuró el mayor cruzándose de brazos, pero la realidad es que no podía quitarse de la cabeza como es que había encontrado a Felix. Él había estado tan asustado y en el momento que lo abrazó con fuerza como si su vida dependiera de Bang, algo le dijo que nada bueno saldría de eso. No sería nada bueno si Felix comenzaba a depender de él, porque Bang no era bueno para nadie y lastimarlo era lo único que él iba a hacer, lo único que sabía hacer en realidad.
El molesto pensamiento de que ellos podían hacerle lo mismo que a Narae no lo dejaba en paz. Su cabeza estaba constantemente fijándose en eso mientras los recuerdos le rompían la poca cordura que tenía. Se agarró con fuerza del costado de una de las camillas que estaban cerca de él, estaba molesto y sabía que no funcionaba de buena manera cuando eso sucedía. Changbin lo observó con el ceño fruncido unos segundos antes de entender la situación.
— ¿Fueron los Capello?—Preguntó el enfermero. Sus ojos de dragón observando a Felix que hacía una mueca cada vez que Jisung pasaba el desinfectante por la herida de su sien.
—El menor de los hermanos. Nicolo es quien controla todo desde afuera—Changbin había visto a Bang una sola vez enojado y realmente enojado, muchas veces estaba molesto y siempre buscaba sacar ese malestar de muchas maneras, y deshacerse de sus enemigos era una—. ¿Cuándo vas a sacarme?—Preguntó. Su voz saliendo dura y molesta.
—Tienes que esperar—Le contestó Changbin, mirándolo unos segundos antes de seguir con lo que había empezado—. Te dije que no te enamoraras de tu amante. No es bueno, Bang. Va a arruinar todo—Una risa baja y sin gracia se dirigió en su dirección antes que Changbin lo mirara, tragando saliva cuando comenzó a dirigirse en su dirección.
Bang era como una pantera. Enorme y oscuro con sus facciones siendo ensombrecidas por la cólera que sentía en ese momento, sus ojos oscuros y fríos observando a su mano derecha encogerse en su lugar porque el aura que rodeaba a Bang era molesta, asfixiante y oscura. Tan oscura que Bin dudaba que realmente él tuviera un alma humana, parecía algún tipo de demonio que se alimentaba del miedo humano. Era sigiloso, con sus pasos casi no sonando en el suelo a pesar de las pesadas botas que tenía puesta. Su mano jugaba con los enormes anillos que tenía en sus dedos y con sus dientes mordía el piercing negro que decoraba su labio inferior.
— ¿Quién mierda dijo que me enamoré de él?—Preguntó bajo mientras se cernía en su gran altura sobre Seo, no estaba hablando fuerte porque no quería que nadie escuchara lo que él tenía para decir—. Solo lo estoy cuidando por lo bien que se traga mi polla ¿entiendes? Cuando pueda comerme su culo voy a desecharlo—Soltó.
— ¿Acaso tienes un alma?—Preguntó Changbin, no quería sonar burlón, pero es exactamente como había sonado.
—Bang—Llamó Jisung cuando notó que él cerraba su puño dispuesto a golpear a Changbin— ¿puedo hablar contigo un momento?
Quiso negar, pero terminó asintiendo. Hablar con Jisung era agotador y molesto porque él tenía muchas preguntas para hacer y no se cansaba nunca de hablar. Bang lo conocía desde hace mucho tiempo y siempre había sido lo mismo, aunque le pidiera que cerrara su boca, él volvería hacer lo mismo unos minutos después. Salieron de la enfermería y se colocaron en un lugar en donde no pudieran ser vistos.
—Quiero tu consentimiento—Murmuró jugando con sus pequeñas manos mientras miraba hacia los lados, asegurándose de que nadie venía—. ¿Puedo contarle a Felix cómo es que te conozco?—Jisung sabía a la perfección que a Bang no le gustaba hablar de su pasado porque era eso y las cosas del pasado se quedaban atrás. Para él no era bueno seguir recordando esto—. Solo si tú quieres, Bang.
—Has lo que quieras—Soltó y encogió sus hombros—. Si tú crees que es lo correcto, has lo que quieras... Solo no hables de más—Amenazó y Jisung asintió con su cabeza—. ¿Cuándo hablarás con él? ¿Seguirá quedándose en tu celda?
—Mañana. Siento que mañana será un buen día. ¿Qué sucede Bang? ¿Estás celoso de que esté conmigo y no contigo?—Preguntó burlón y Bang puso sus ojos en blanco antes de que comenzara a caminar nuevamente a la enfermería.
—Vete a la mierda, Hada.
Volvieron a la enfermería y Felix se encontraba hablando con el oficial Minho cuando ambos entraron. Con el ceño fruncido, Chan se acercó a ellos cruzando sus brazos sobre su pecho mirando inquisitivamente al oficial.
—Entonces, ¿ellos fueron a molestarte en las horas de las duchas?—Felix asintió haciendo una mueca molesta.
— ¿Dónde mierda estabas tú? Permitiendo que los idiotas del otro pabellón vinieran a este—Minho frunció el ceño porque podía escuchar esas palabras venir de Bang, no de Jisung. El pequeño rubio tenía una mirada ruda mientras miraba a su amante.
—Tuve que trasladar a alguien a la fiscalía—Murmuró Minho sonriendo suave porque la actitud de chico malo no iba para nada con Jisung, pero le encantaba que lo intentara.
—Esos hijos de puta vinieron y sobrepasaron el límite—Dijo el rubio. Felix haciéndole señas para que se calmara.
— ¿Qué hiciste Bang?—El oficial observó al recluso que encogió sus hombros. Y le hizo una seña para que fueran a hablar hacia otro lugar.
— ¿Quieres ir a mi celda o te quedaras con Bang?
— ¿Puedo quedarme en tu celda? No creo que Bang me quiera cerca—Su cuerpo entero dolía, pero más lo hacían sus rodillas, había visto grande cardenales morados en ambas y él bien sabía que habían sido cuando lo habían obligado a que se arrodillara. Changbin y Jisung le habían conseguido un nuevo uniforme, y estaba realmente agradecido con eso, el suyo había quedado hecho añicos.
—Seguramente él va a ir a buscarte más tarde, ¿estás bien con eso?
—Si es así, no tengo problema.
Ambos salieron de la enfermería y Changbin hizo una mueca. Felix era hermoso y se notaba a kilómetros que no pertenecía a ese lugar, sabía que estaba estudiando psicología y que por ese motivo él no había quedado tan traumado con la situación que había vivido, él sabía llevarlo y sabía qué debía de hacerlo. Aunque Felix hiciera todas esas cosas, estaba seguro que algo iba a seguir jodiendo con su cabeza. Le aterraba que Bang se enamorara de él aunque no tuviera idea si su jefe sabía cómo amar. Bang era peor que el diablo con alguien que simplemente era cercano, alguien que él consideraba su familia cuando no compartían ningún lazo sanguíneo, ¿cómo sería él con alguien que realmente amaba? Le daba miedo siquiera pensarlo.
El oficial Minho hizo una mueca. Bang le había confesado lo que había hecho, pero también le había dicho lo que Fabrizio se había atrevido hacer. Le dijo como lo había encontrado, obligando a Felix a que le chupara la polla. Y Minho lo entendía, Felix era su amante y estaba dispuesto a todo por él porque haría lo mismo si se atrevieran a lastimar a Jisung de esa manera.
—Por ese cuerpo soy capaz de asesinar. Nadie más se atreverá a tocarlo y nadie tiene que sobrepasar el límite porque voy a hacerlo sufrir hasta que me ruegue que lo asesine—Bang le había dicho antes de retirarse y esas palabras se habían quedado grabadas en la cabeza de Minho.
Fabrizio se había llevado una pequeña parte de lo que Chan realmente podía hacer y los rumores en las calles de la ciudad se esparcían rápidamente, llegando a las ciudades aledañas en donde muchos temían por sus vidas, temiendo cruzarse al tal Bang en su camino. Minho conocía los rumores y antes de ser penitenciario había estado en muchas escenas en las cuales Bang había sido el principal sospechoso; Eran grotescas y aterradoras.
—Otra vez estás pensando mucho—Murmuró Jisung entrando a la habitación en donde Minho estaba. Nuevamente, una taza de café lo acompañaba.
—Hey—Dijo bajo, alejándose un poco de la mesa. Jisung entendiendo todo. Se sentó en su regazo y besó cortamente los labios contrarios.
— ¿Qué sucede esta vez?
—Nada. Bang me dijo algunas cosas que me dejaron pensando.
— ¿Pudiste adivinar cómo es que él se sacó las esposas?
—Hum, no. Eso es algo que tampoco poder adivinar—Sonrió con los labios pegados antes de pasar su mano de arriba abajo en la espalda de Jisung quien sintió escalofríos.
—Deberías de preguntarle, él no va a negarte esa información porque lo estás ayudando ¿entiendes? Si fueras otro oficial, lo primero que hubieras hecho es acusar a Bang porque aquí creen que los italianos son mejores que él—El pequeño negó con su cabeza antes de poner sus ojos en blanco.
— ¿Y tú por qué dices que Bang es mejor que ellos?
—Porque lo es, Honnie.
—Él realmente se preocupa por Lee.
— ¿Bang?—Soltó una risa alta que llamó la atención del oficial—. Bueeeno, sí realmente él se preocupa por Felix. Él se molesta mucho cuando se pone a pensar de que algo malo le puede pasar a Felix, se enoja en verdad—Pero Minho no sabía la gran mentira que Jisung le estaba contando y mucho menos podría hacerlo si es que quería descifrar su rostro, él estaba realmente serio.
—Confías tanto en él que me hace molestar mucho—Soltó—. Ten cuidado ¿sí? Si hay alguien molestándote no dudes en decírmelo, le daré una lección a cualquier idiota que quisiera pasarse de listo.
—Yo... Tengo muchas cosas para contarte de mi pasado y el cómo conocí a Bang. Me decidí, voy a contarle a Felix y también te lo contaré a ti.
— ¿En verdad?—Preguntó pasando su mano sobre el muslo de Jisung, acariciando este con suavidad antes de que apretara la suave carne que el muchacho tenía.
—Sí—Minho se estiró a besar los gruesos labios de Jisung, fundiéndose ambos en ese ambiente tan cómodo y hermoso para ambos.
El oficial Minho se encontraba buscando a Bang unas horas después. Había supuesto que se encontraba en la enfermería, pero cuando llego a esta el enfermero le dijo que desde que se habían ido todos él no había vuelto aparecer. Entonces, se movió a la celda del recluso encontrándolo en ese lugar. Chan estaba sentado contra la pared con una pierna flexionada y el tobillo de la otra apoyado contra la rodilla contraria, era una pose relajada mientras ojeaba una carpeta.
—Bang—Murmuró entrando al lugar.
—Oficial Minho ¿qué quiere?—Cerró lo que estaba leyendo y lo colocó a un lado mientras miraba a Minho.
—Hay algo que quiero saber—Colocó sus manos en el cinturón donde estaba la macana y su arma reglamentaria—. Ese día que te llevé para que el director hablara contigo, ¿cómo has logrado sacarte las esposas?—Bang sonrió. Esa sonrisa llena de maldad que puso nervioso a Minho.
—Cuando tenía quince mi padre me dislocó ambos pulgares y no me llevó nunca a algún lugar para que pudiera curarme correctamente. Sanaron mal, obviamente y ahora puedo dislocarlos sin ningún problema, cuantas veces quiera—Y le demostró la forma en la que lo hacía, el oficial haciendo una mueca—. Al principio dolía como si me los hubieran dislocado por primera vez. Aprendí a sobrellevar el dolor y ahora puedo hacer eso como ves.
—Tu padre fue un hijo de puta—Soltó sorprendido, ahora podía entender un poco la actitud que Bang tenía—. Lo siento—Rascó su nuca, el recluso negó.
—Realmente lo fue e hizo cosas peores—Sonrió con burla y encogió sus hombros.
No podía entender cómo es que él había normalizado todo eso. Se veía tan cómodo diciendo que su padre era un hijo de puta, que le había dislocado los dedos pulgares cuando tenía tan solo quince años. Minho no hubiera aguantado las cosas que Chan sí.
Se mordió el labio inferior cuando volvió a acomodar sus dedos. El oficial Minho se había ido hacía un tiempo y él simplemente se había quedado perdido en los recuerdos de lo que su infancia y adolescencia habían sido. Todo había sido una puta mierda, pero él no tenía por qué mierda quejarse.
Cansado y molesto se levantó del suelo antes de salir a su celda. Hyunjin y Kyle lo saludaron con un asentimiento cuando pasaron por su lado, él les devolvió el saludo. Caminó con paso duro hasta la celda de Jisung y soltó un suspiro cuando vio a Felix dentro, no tenía puesta la parte de arriba del uniforme quedando solo en la remera de tirantes blanca que estaban obligados a usar, se encontraba mirando los dedos marcados en sus bíceps con una mueca en el rostro.
—Mierda—Lo escuchó decir Bang mientras con su dedo índice tocaba uno de los moretones.
— ¿Te duele?—El menor saltó en su lugar mientras abría sus ojos. Con sus manos puestas en los bolsillos de su pantalón y apoyado contra el marco del umbral de la puerta de la celda, estaba Bang mirándolo fijamente.
—Un poco—Murmuró—, duelen más mis rodillas—Trató de sonreír mientras volvía a colocarse la parte superior.
—Vamos—Soltó. Se había escapado de su boca sin realmente quererlo y mientras observaba a Felix, estaba dispuesto a darse la cabeza contra la pared.
— ¿Qué?—Preguntó él, con una risa de por medio.
—Vamos a mi celda. No puedes quedarte solo aquí, Jisung siempre desaparece para encontrarse con Minho.
—Es lo mismo que estar en tu celda, tú también desapareces—Puso sus ojos en blanco mientras se levantaba del futón en donde estaba.
—Esta vez no—Murmuró. Rascó la parte trasera de su nuca, incómodo.
—Si así lo quieres—Felix fue el primero en salir de la celda, Chan lo siguió de cerca mientras miraba hacia todos lados, su vista fija en todo idiota que se le quedaba mirando.
Bang lo acorraló contra la pared que se encontraba al lado de la puerta, mirándolo de cerca, sus ojos oscuros peleando con los mieles contrarios. Su nariz delineó suavemente su mejilla izquierda mientras la bajaba lentamente a su cuello, el aroma a alcohol y jabón permanecía en su piel, Chan queriendo morder, succionar la dorada dermis tan tentadora que tenía frente a él. Tomó las cosas que Felix tenía en sus manos y las tiró hacia alguna parte de la celda antes de entrelazar sus dedos con los contrarios, llevando sus manos por encima de la cabeza del menor. El rubio miraba hacia arriba, a la gran altura que Bang tenía y mordió su labio inferior con fuerza cuando este lo besó. Y Felix no sabía que este hombre podía besar de esa forma, tan suave y delicado, haciéndole poner los ojos en blanco con solamente eso mientras mordisqueaba sus belfos.
—No creo que sea buena idea—Dijo con la respiración errática por culpa del beso que le estaba dando. Se sentía embriagado, por el aroma que Bang poseía y la forma de besar que él tenía.
—Lo sé—Soltó el mayor, mordiendo su cuello—. Solo déjame besarte, quiero hacerlo desde hoy a la mañana—Volvió su boca a la contraria—. Muero por besarte—Siguió besando al menor, embriagándolo de esta forma, logrando que pusiera sus ojos en blanco y se abrazara a Chan de sus hombros al desentrelazar sus manos. Chan se aferró de esa cintura pequeña que tenía una preciosa curva que quería delinear con su lengua.
Y se maldijo por estar haciendo eso, pero no podía evitarlo, su pecho se sentía ligero cuando tenía a Felix entre sus brazos, cuando podía besarlo de esa manera, cuando lo abrazaba y lo marcaba. La forma en la que el rubio gemía para él, en la que se retorcía por tocarlo. Y Felix murmuraba cosas inentendibles porque su mente se ponía en blanco cada vez que Bang metía su lengua dentro de su cavidad y cuando lo tocaba con sus enormes manos con un tacto tan suave, tan delicado quería que lo hiciera por siempre, podía morir por ese toque en su cuerpo.
—Chan—Susurró estirando su cuello para que la boca del mayor se encontrara mejor con este—. Espera—Intentó sacarlo, pero el otro tenía más fuerza que él—, dijiste que... hum dios... dijiste que no haríamos nada—Y a Felix le encantaba perder la razón con los besos que Chan le daba.
—Mierda, pararemos aquí—Felix lo tomó de las solapas de la parte de arriba del uniforme antes de acercarlo nuevamente a su boca, dejando un largo beso antes de dejar otros pequeños sobre los labios rojos e hinchados de Bang.
Se separaron un tiempo después, pero se seguían mirando a los ojos. Felix perdiéndose en ese denso color que parecía leerle todos los pensamientos, sus ojos fríos se movían por todo su rostro y no le importaba quedarse así, él quería quedarse de esa forma. Pero era una mala idea, él se iría pronto y no era buena idea empezar a depender de Bang, lo que empezó ahí debía de terminar en ese lugar por más cosas que quisiera cumplir junto al mayor, sus fetiches más que nada. Él se iría, retomaría su vida y lo olvidaría.
Bang siguió moviendo sus ojos por el rostro de Felix, notando lo lunares que tenía en su pómulo, en la línea del agua inferior, en la punta de su nariz y el de su labio. Notó las pecas esparcidas en sus mejillas y su nariz suavemente. Y se dio cuenta que él era una tentación que no se arrepentía de probar.
Después de tanto tiempo vengo con nueva actualización :v
Tratare de editar mas esta historia para terminarla <3
¡gracias por leer!
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