𝟬𝟬𝟬. prólogo

𝘊𝘖𝘚𝘔𝘖𝘚 !

                                      𝘊 𝘖 𝘚 𝘔 𝘖 𝘚     ( 🪐 )

                                           

[ advertencia por
sangre y violencia ]

𝟬𝟬𝟬. ────
hogar arrebatado ❜






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en algún rincón del Cosmos. . .

AL UNIVERSO, siempre lo retratan de majestuoso. 

Con sus nubes de polvo. Sus cometas. Nebulosas. Desbordando poder, goteando en magia y misterio. 

Pero todo ello, solo es la punta del iceberg una vez que te adentras en él; nadie menciona los rincones oscuros. Donde almas perdidas, con corazones corrompidos por sobrevivir, albergan deseos de tener una vida tan majestuosa, en un lugar como ese.

Era el deseo de Diego, un alma errante del Universo.

Aquel “bar” galáctico derrochaba aroma a bebidas estimulantes. Con sus luces neones en aguamarina. Vertiendo una sensación de calidez densa sobre las cabezas de las criaturas.

Un astariano bebía animadamente sobre la barra del lugar. Tan ensimismado en la charla con su compañero, que no notó cómo cierto terrano se acercaba lentamente hacia él; fingiendo estar concentrado en la pantalla táctil de su muñeca.

Con pasos sutiles, el ojimarrón divisó, del cinturón de su víctima, un colgante preciado; reluciente, proveniente de la Asteria misma. Pensó rápidamente, que con ello podría vivir bien unos meses.

Alzó el mentón, acercándose cada vez más. El tumulto de voces, las personas yendo y viniendo, eran la oportunidad perfecta.

━━━¡Pasando! ━advirtió, extendió la última vocal. Abalanzándose contra el costado del sujeto para intentar tomar la botella, que estaba del otro lado. 

El sujeto arremetió contra él bruscamente, siquiera y dejando que tocara la bebida. 

Su voz grave y rostro destilante de enojo fueron las consecuencias. ━━━¡Fijate! ━escupió, dándole un manotazo en su pecho, que le hizo dar dos pasos hacia atrás.

Diego elevó sus manos en señal de rendición juguetona, con una sonrisa de lado. ━━━Bajale, hombre. Solo quería la botella ━se encogió de hombros, notando cómo su sonrisita hizo que el sujeto le gruñera━. ¿Quieres otro traguito para bajar ese humor?

Bromeó, pero antes de que pudiera disfrutar de su propia broma, el astariano se puso de pie bruscamente, tirando la banqueta al suelo. 

Diego dio otro paso, sin bajar las manos; el hombre le replicó tan toscamente, que presintió que también iba a golpearle para rematar. ━━━Lárgate, terrano. 

El susodicho asintió, encogiendo ambos hombros toscamente. ━━━… Si tú me lo pides.

Se burló por última vez, volteándose por donde había venido al girar sobre sus talones.

Captó miradas curiosas ante la escena que había provocado. Pero tan pronto como fue al otro lado del lugar, una amplia sonrisa estiró sus labios, sacando de su bolsillo delantero del pantalón, el colgante dorado del astariano. 

Era de la mitad de su palma, revestido en oro; óvalo con el símbolo de Asteria: un Sol. Para los de aquel planeta era símbolo de su valor, para Diego, su boleto a vivir bien por unos meses.

Ladeó la cabeza, con una mirada triunfante, dirigiéndose con amplios pasos a una mesa casi en un rincón; donde su compañía le esperaba.

Una ráfaga de confianza le recorría por las venas cuando estaba en lugares así. Los consideraba “una mina”; podía robar a diestra y siniestra, aprovecharse de la gente sumida en su propia miseria. Era su especialidad, robar cual desquiciado, sin una gota de empatía.

Pero a Zaire Fahem, eso no le agradaba.

Divisó a la susodicha con labios sellados y sonrientes. Estaba sumida en su plato de comida, pero cuando el de mirada pícara se detuvo frente ella, no tardó en elevar la suya; apartando uno de sus mechones de cabello para verlo mejor.

━━━A que no adivinas lo que conseguí, Zari. ━dijo, ocultando el colgante entre sus manos detrás de la espalda. Zaire negó, presionando sus labios. Claro que sabía qué se traía, pero le gustaba seguirle el juego.

Por lo que dejó que Diego tomara asiento frente a ella, con el respaldo del mismo dando hacia la mesa, y sus piernas abiertas.

Se tomó unos momentos, pero al cabo, terminó mostrándole el objeto; con una expresión de asombro juguetona.

Zaire suspiró. La desaprobación destiló su voz. ━━━Sabes lo que pienso sobre esto ━vaciló con la mirada, que contrastaba con la incisiva de compañía━. Prometiste que no lo volverías a hacer.

Diego exhaló dramáticamente. ━━━Yo lo llamaría, ser más precavido ━señaló con el índice, pero Zaire le miró de lado. Sabía muy bien qué significaba esa mirada, por lo que descansó hacia adelante; haciendo una mueca de labios━… Bien. Lo siento.

Dijo, rodando sus ojos. Zaire se limitó a suspirar. No quería hacerlo sentir culpable en realidad. ━━━No quiero que te pase nada malo, Diego ━replicó, jugueteando con la comida enfrente suyo━. Siempre acabas mal cuando haces estas cosas.

━━━Si lo dices por Rowan, no te agüites eh ━replicó, ladeando su mano. Zaire elevó su vista hacia él ante la mención del nombre━ Tengo todo bajo control.

Le guiñó un ojo, tratando de aflojar su rostro sereno. Zaire negó; podía llegar a darle cólera inofensiva su actitud. ━━━No es cierto. Tienes deudas. Tenemos ━dijo, queriendo sostenerle la mirada, pero no lo logró━ ¿No quieres decirme… porque no confías en mí?

Diego frunció sus cejas, extendiendo una de sus manos hacia ella, casi tomándola. ━━━Claro que confío ━aseguró, en un tono gentil━. ¿Cómo no lo haría? 

Las palabras de compañía no tardaron en replicar para poner a prueba ello mismo. ━━━Entonces déjame ayudarte, Diego. No tienes que conseguir tú solo el dinero ━casi murmuró, ensimismada en lo que decía━… No de esta manera.

Exhaló, negando ante ellos. Sabía perfectamente que desaprobaba sus métodos para conseguir las cosas de cada día, pero no dejaría de hacerlo. No sabía cómo encontrar otra manera. ━━━Esta es mi manera, Zari ━replicó, en un tono apenas severo; jamás sería cruel con sus palabras con Zaire━. Es la forma en la sobrevivimos.

Compañía se encogió en su asiento, queriendo ocultar su cólera; pero sus ojos la delataban. ━━━¿Y el límite? ¿No recuerdas lo que pasó con esos kree? ¿O con Yondu? ━su respuesta trajo recuerdos a la mente de ambos; cada encuentro con los susodichos había dejado marcas en la mente de Zaire, y golpes en Diego━. No podías respirar bien de los golpes. Creí que morirías.

Diego rechistó. Ladeó sus manos juntas, en un gesto propio de él. ━━━Pero no, ¿ta’ bien? No voy a morir ━casi declaró, sosteniendole la mirada. Notó entonces, que se había precipitado con su voz━. No voy a dejarte sola…

La mirada de Zaire se apagó, y miró a un lado suyo. 

Diego era consciente del miedo que tenía, producto de aquel accidente hace seis años. Cuando asesinaron a sus secuestradores frente a ellos. Zaire había palpado el miedo en carne viva, había sido salpicada de la sangre de ellos; al igual que Diego. Solo que él, lo había enterrado en lo más profundo de su mente, por instinto. Algo natural que hacía con los sucesos traumáticos de toda su vida. Lo que había aprendido desde pequeño.

Pero sabía que el trauma había marcado a la menor, por eso tenía miedo cada vez que él se arriesgaba de esa manera. Pero él vivía con el peligro respirandole en el rostro.

━━━No me gusta que estés en peligro… ━agregó, mirando a la nada. Las voces en el bar eran música atenuada por un momento; podía oírla con claridad, pero no le gustaba a dónde se dirigió con ello━ No… No quiero perderte como esa vez… ━elevó su vista, apacible━. Creí que moriríamos el día en que mataron a los mercenarios, y a Gabriela.

No tardó en suspirar, negando. El recuerdo era un sabor desagradable en su boca, como la sangre que se acumulaba en la misma al ser golpeado por pasarse de listo.

Desvió la mirada, descansando su mentón sobre sus brazos sobre el borde del asiento. ━━━Eran nuestros secuestradores. No les debíamos nada ━replicó, sereno━. Solamente puedo agradecerles que no nos entregaran a Génesis.

El nombre casi fue escupido de sus labios. Génesis era para quienes los habían arrancado de la Tierra en primer lugar. Una Organización retorcida, en quien apenas y quería pensar.

La voz de Zaire fue un consuelo extraño. ━━━Ella nos crió… ━recordó, pero él no estaba dispuesto a hacerlo. Su muerte era una herida aún abierta; una que estaba tardando demasiado en cicatrizar.

━━━No quiero hablar de ellos. Sabes que no me gusta ━encolerizó, poniéndose recto en el asiento abruptamente. Sus ojos ardieron sin intención, pero no pudo contenerse━. Además, ya pasaron seis años de eso. Supéralo.

Expulsó, mirándole incisivamente. Presionando su dentadura en cuanto Zaire bajó la mirada al suelo.

Se maldijo por dentro, cerrando los ojos con un suspiro. Odiaba dejarse llevar por ello. Se consideraba un imbécil por ser así de impulsivo. Zaire no tenía la culpa de su poca tolerancia con las cosas.

Negó, buscando su mirada. ━━━Perdóname. Soy un imbécil, ¿si? ━arremetió; no quería ser sentimental, pero tampoco soportaba verla así por su culpa━. Solo… quiero protegerte a mi manera.

Zaire suspiró, asintiendo casi desganada. ━━━Solo… ten más cuidado. ━casi ordenó, elevando ambas cejas. No queriendo darle relevancia a su actitud. Ignoraba su terquedad cínica, porque sabía que ocultaba el dolor debajo de ella.

Diego asintió, rodando sus ojos igual de desganado; pero volvió a posar su vista sobre ella.

Sus idas y vueltas habían aumentado en el último tiempo, pero porque los cobradores de sus deudas estaban pisándole los talones.

No quería lastimar a Zaire, hiriendo sus sentimientos por mostrar cuánto temía por su vida; era consciente que su capacidad para sobrevivir era nula, aunque le doliera admitirlo.

Nunca fue cruel con ella, pero necesitaba que se esforzara por ser fuerte. Por tener el mismo fuego que él tenía por querer sobrevivir. Pero era consciente, de que sobrevivía a su manera.

La amaba, y no toleraría si le pasara algo. Era lo más cercano a una hermana que tenía.

Carraspeó. Extendiendo sus manos sobre la mesa, jugueteando con el collar en sus manos. Su mirada en el mismo, pero su voz, dedicada a la pelinegra. ━━━… En Asteria, su pueblo tenía de símbolo un Sol, ¿sabes por qué? ━contó, ganándose su mirada curiosa. Elevó sus orbes castaños━ Porque son son imbéciles engreídos, como los kree.

Bromeó, pero Zaire solo suspiró reprimiendo la sombra de una sonrisa. ━━━Diego. ━regañó.

El susodicho sonrió, al ver que al menos le había arrancado un fragmento de su fina sonrisa. Mordió su labio inferior, antes de continuar. ━━━… Porque simboliza, según ellos, “no temer a vivir” ━continuó, aminorando su tono en uno serio━. Es un símbolo de valor… De sobrevivir.

Su mirada tierna recayó en él, ensimismada en lo que le decía. Depositó una de sus finas manos sobre la mesa, dejando que la cálida de Diego apoyara el colgante en su palma. Relucía en dorado, haciendo que lo examinara con la mirada baja. Estaba frío.

━━━No sabía que creías en esas cosas. ━replicó al cabo de un momento, tomando el objeto con ambas manos, como si fuera una galleta ovalada. Elevando una ceja hacia Castañeda.

El susodicho bufó. Notó cómo su tono cambió. ━━━Sabes que me gustan las historias de otros planetas. ¡Los asgardianos son mis favoritos! ━exclamó, casi irónico y con aires de broma. Zaire no pudo evitar sonreír con labios sellados. Diego bajó sus manos a la mesa, para continuar━. Consérvalo… Lo necesitas más que yo.

Afirmó, en un tono suave que sorprendió a la oji marrón. Presionó sus labios, acariciando el símbolo con sus pulgares. Su tono imitó al de Diego. ━━━Gracias.

Diego dejó que Zaire le endulzara el corazón con su sonrisa. Mirándole el rostro, casi recordando el momento en que la había conocido en el orfanato, junto a otra niña igual de peculiar.

Zaire era su ancla entre el Universo. Entre el caos que reinaba a su alrededor. La razón por la que aún no se había rendido ante la crueldad y el egoísmo de su corazón. 

La única, que pudo mantener el equilibrio en su vida desde los 14 años. Pero los Cosmos, tenían otros planes para ambos.

Un sonido retumbante hizo que ambos se sobresaltaran en sus lugares. Zaire abrió sus ojos, buscando la fuente de aquel sonido; al igual que compañía. Los seres en el bar no tardaron en ponerse de pie, inquietos y murmurando cosas entre sí.

Diego frunció el ceño, viendo por las ventanas hacia el exterior del lugar casi anochecido. Había una nave, una enorme nave ónix estacionada justo enfrente de ellos. De ella, no tardaron en descender personas con trajes oscuros, armas en mano, y cascos cubriéndoles el rostro por completo. Acercándose al bar, a paso firme.

Su corazón palpitó en pavor. Volviendo su vista a Zaire, quien le miraba con el mismo sentimiento detrás de sus ojos. 

No lo dudó. Tomó su mano con el colgante en ella, oyendo cómo abrían la puerta del bar. 

Diego esperaba que no fueran ellos. Que no fueran agentes de Génesis. Para quienes los habían secuestrado los mercenarios desde un principio.

Zaire presionó su mano con fuerza, viendo algo detrás suyo.
No tardó en tomar una profunda inhalada de su propio miedo, ante el barullo que se había hecho a su alrededor; y por la figura del agente, posicionándose justo a su izquierda. Como una sombra que le provocó el peor de los sentimientos en su pecho: iban a llevárselos.

━━━Sujeto E-003. En nombre de la Organización Intergaláctica Génesis, les ordeno que me acompañen a la nave, por su propia voluntad ━habló el agente, con una voz resonando lo tétrico; impostada, grave. 

Diego presionó aún más el agarre de Zaire; viendo cómo sus ojos se cristalizaban al mirarle━. De lo contrario, será sedada y llevada a la fuerza.

Llevada.
Llevada.
Solo la querían a ella.

Zaire negó apenas, con su labio inferior vacilando, viendo cómo Diego se removía en su lugar; poniéndose de pie lentamente. Tan precipitadamente. Tan propio de su cínico impulso de supervivencia. Diego le guiñó un ojo, con sus propios ojos ahogados en lágrimas.

Relamió su labio inferior tras soltar la mano a la joven, posicionándose frente al agente. Ganándose su mirada detrás del casco que se ajustaba a su rostro por completo. Presionó sus labios, negando; la adrenalina se agolpaba contra sus venas.

━━━Creo que tu jefa estará muy decepcionada, porque volverás con las manos vacías, guerito. ━susurró, entrecerrando sus ojos.

El agente torció su cabeza a un lado. El corazón de Diego se estrujó en ansiedad, pero sus manos estaban listas para arrebatarle el arma que tenía en su cinturón. Casi a su merced.

━━━Sujeto A-002 no tiene… ━pero antes de que pudiera continuar, Diego ya le había quitado el arma y disparado directo en el pecho.

El bar explotó en gritos y huidas hacia la puerta principal. Diego tomó la muñeca de Zaire, impulsándola a que saliera corriendo junto a él sin perder tiempo alguno.

Temor se diluía en sus cuerpos escurriéndose entre la multitud, para salir por el otro lado del lugar. A empujones, quejidos y griterío; sonidos de armas siendo disparadas. Diego sabía que no lograrían escapar de ellos.

Aferró a Zaire a su mano, sintiendo cómo clavaba sus uñas en él. 

Divisó la puerta cuando el último ser le golpeó el hombro al correr en dirección contraria. Volteó para divisarla, pero cuando lo hizo, su corazón quedó en vilo al ver que un agente los había estado persiguiendo hasta entonces. 

Quiso apartar a Zaire, pero el agente la tomó de los cabellos en cuanto se detuvo. La lanzó hacia atrás, donde otro logró tomarla antes de que saliera huyendo de nuevo.

Diego apuntó con el arma hacia el primero, logrando dispararle varias veces en el pecho; en un arrebato desesperado de adrenalina y miedo. 

Los gritos de Zaire perforaron sus oídos. Otro agente se le abalanzó, soportando los últimos disparos que le quedaban. Queriendo detenerlo golpeándole con el arma, el agente que le doblaba en tamaño no permitió siquiera que le asestara un golpe; embistiendo su cuerpo. 

Cayó de espaldas violentamente contra el suelo, con él sobre su pecho, quitándole el aliento. 

No dudó en golpear el rostro, el pecho. Se retorció bajo él con cada grito que Zaire expulsaba. Se la iban a llevar. La iban a torturar. Nunca más iba a verla.

La adrenalina y la cólera nublaron su juicio por completo, obligándolo a arremeter con golpes más violentos contra el sujeto encima suyo. Pero apenas y podía contra él, porque e asestó un golpe en el rostro. 

Seco, violentamente preciso, que le hizo voltear el rostro a un lado. Su mejilla ardió en cuanto volvió a verlo, queriendo devolvérselo, pero el segundo no tardó en llegar.

El rostro de Diego fue golpeado por el agente, repetidas veces, mientras le sometía con su mano libre; y apartaba sus intentos de puñetazos.

Zaire se quedó sin aire con cada llanto que brotaba de sus labios. Retorciéndose desesperada en brazos de su secuestrador; viendo, con el corazón quebrado, cómo el rostro de Castañeda era azotado sin piedad con golpes; con la sangre saliendo de su nariz, de su boca. Con los puños enguantados del agente teñidos de carmesí.

Diego había sido golpeado innumerables veces desde que llegó a los Cosmos. Ya había degustado su propia sangre. Había sentido el mismo entumecimiento en su rostro. Pero nunca la sensación desesperanzadora en su pecho.

Tosió a un lado, sangre, descansando el rostro en sí mismo. Viendo, con ojos ahogados y doloridos, como Zaire sollozaba en los brazos del agente, que la arrastraba a la salida a la fuerza.

Tomaba bocanadas de aire, tratando de que la sangre de su nariz no fluyera por su garganta. Tratando de respirar, con todo enmudeciendo a su alrededor.

Entreabrió sus labios, viendo por última vez el rostro de Zaire mientras lloraba su nombre. Queriendo gritar el suyo por igual. Queriendo desesperadamente hacerlo. Con la impotencia de la realidad, obligándole a que llorara entre su propia sangre. 

A que extendiera su mano hacia la dirección donde se llevaron a la pelinegra. Casi sintiendo, que todo era irreal.

Volvió su vista al sujeto encima suyo, ya casi ni sentía su propio cuerpo. Ni tampoco sintió, el último golpe que le proporcionó. Uno seco.
Uno, que daría comienzo a su nueva vida de sobreviviente.





























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n/a:

ujuuu ya inicia la cosa uwu
recuerden pasarse por los demás fics publicados para entender la cosa <3

pero prometo que habrá más info
cuando comiencen los caps

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