2 | Telepatía

Telepatía: la capacidad de escuchar y transmitir pensamientos de uno mismo y de los demás.

Multimedia: Atticus Castavet interpretado por Evan Peters

Disfruten :)

  🔮🔮🔮  

S.E // La 7 Suprema

"Eso marca el final de la clase de hoy. Nos vemos mañana".

Pasos resonaban en toda la sala de conferencias como los estudiantes comenzaron a salir, despidiéndose de mi en el camino. Un suspiro contenido dejó mis labios mientras recogía mis cosas en la gran mesa de roble, apagando el proyector. Tuve la suerte de que yo no tenia más clases por el resto del día, es decir, yo era libre de irme a casa. Por suerte, yo ya había hecho todo mi trabajo para la siguiente clase, lo que significaba que estaba libre esta noche.

"Um Sra Everett?" Una voz familiar habló desde la puerta, lo que hizo que levantara la cabeza.

"Josh," Le sonreí cálidamente al estudiante de ojos azules de pelo oscuro quien estaba de pie cerca de la puerta con timidez.

"Siento molestarla, pero estara bien si puede corregir mi ensayo y decirme si hay algo que necesito mejorar?" pidió, y yo simplemente asentí con la cabeza, haciéndole señas para que venga.

Dejó su MacBook en mi escritorio mientras tomaba asiento. Mis ojos comenzaron a leerlo a través del ensayo poco interesante basado en Adolf Hitler y su ascenso al poder, antes de escuchar los pensamientos de Josh en mi mente. Ella es tan jodidamente hermosa, le oí pensar, haciendo que una pequeña sonrisa creciera en mis labios mientras apague mis pensamientos apagado y me centre en el ensayo.

"Esto es muy bueno, Josh. Pero tienes que tratar de proporcionar un argumento equilibrado, y también me gustaría ver más hechos," concluí, sonriendo mientras él empujo sus pensamientos a un lado y asintió vigorosamente.

"Gracias Sra. Everett, haré eso", sonrió ampliamente, recogiendo su ordenador portátil y cerrando la tapa mientras se alejaba con torpeza, casi tropezándose con sus propios pies.

Mientras se alejaba, otro visitante familiar apareció en mi puerta. Una sonrisa se formo en mis labios al ver a mi mejor amigo, inmediatamente poniéndome de pie y corriendo hacia él.

"Atticus, dios te he echado mucho de menos", lo capture en un cálido abrazo, de puntillas como me apretó los hombros con sus brazos.

"Yo también te he echado de menos, Sage," se rió profundamente, alejándose para alborotar mi cabello rizado. Fruncí el ceño, golpeando con fuerza su mano con molestia.

La razón por la que no he visto a Atticus en un tiempo tan largo era porque el era un ingeniero de sonido. Su trabajo consistía en viajar por todo el mundo y experimentar conciertos y festivales de música, e inspeccionar si el nivel de ruido es demasiado alto o no. Sí, existe ese tipo de trabajo. Le rogué a mi tía Sephy que me permitiera viajar con él durante al menos un par de festivales, pero ella siempre se negaba.

Ya no se me permitiría salir de Nueva Orleans, Louisiana hasta que estaba prácticamente muerta. ¿Por qué? Te puedes preguntar. Debido a que estaba siendo cazada. Los Salvadores y muchas otras organizaciones de caza de brujas me querían muerta, con la cabeza en un palo, lo que significaba que tenía que tener una bruja o brujo cuidándome a cada hora del día, toda la semana. Atticus era un brujo; ya que su madre era la bruja directora de la Escuela De La Señorita Castavetpara dotados de chicas jóvenes.

Yo tenia dos trabajos, uno como conferenciante de historia en la Universidad de Nueva Orleans, el otro como una maestra de brujería en la Escuela De La Señorita Castavet. Insistí en trabajar en la universidad, ya que me daba la sensación de normalidad, por alguna extraña razón. Así que, a veces, cuando terminaba de enseñar en la universidad; enseñaba en la Escuela durante un par de horas. Me encantaban ambos trabajos, tal vez la brujería un poco más que la historia ya que aquí siempre tengo estudiantes tratando de tener algo conmigo.

"Oh, mierda, tengo que visitar el estudio de arte," gemí, recordando que le había pedido a uno de mis estudiantes que haga una pintura para mí.

"¿Para qué?" Atticus cuestionó como cambie de dirección y comencé a dirigirme hacia el estudio de arte.

"Le pedí a Serina, ya sabes esa chica de la que te hablé, que tiene una especialización en arte e historia, que me pintara un retrato de Bast," le informé cuando nos acercamos al estudio rápidamente.

"¿Bast? ¿El gato de Sephy?" Atticus recordó como nos detuvimos frente a las puertas dobles que llevaban al estudio de arte. Miré en el interior, notando que estaba vacío, lo cual me pareció bastante extraño.

"Sí, el cumpleaños de la tía Sephy está a punto de llegar, así que pensé que una pintura de su amado gato la haría feliz", le expliqué haciéndolo asentir.

"Está bien, suena bien. Anda, voy a esperar aquí por ti", me indicó a la puerta, antes de abrir una para mí.

El estudio de arte era enorme, un lado de la pared hecho de vidrio, que actuaba como una ventana. La luz del sol cayó sobre las numerosas piezas de fascinante obra de arte por toda la habitación. Mis ojos miraban alrededor de la pintura del gato, tratando de recordar la descripción del mismo, como se lo conté a Serina. Pronto localizado, sonreí cuando me acerqué a él y lo recogí. Era completamente hermoso, sólo tenía que enmarcarlo y luego envolverlo como el regalo perfecto.

Tan pronto como me di la vuelta, me encontré con un pecho duro, dejando escapar un grito sorprendió al sentir la hoja de la pintura caer de mis dedos. El desconocido con el que acababa de chocar afortunadamente tomo la pintura, lo que me hizo suspirar en alivio y tratar de tomarla de sus manos. Cuando el hombre se apartó, por fin pude mirar hacia él con los ojos entrecerrados, sólo para que mi expresión parpadeara cuando me di cuenta de lo diabólicamente guapo que era.

Era delgado y musculoso, con una cara casi simétrica. Tenía ese tipo de cara que casi hacia que las piernas te temblaran. Rizado y despeinado cabello castaño oscuro le cubría la cabeza y terminó justo por encima de sus hombros, los rizos torciéndose debajo de su oreja y cuello. Sus ojos eran de un tono verde bosque, brillantes y alerta y un poco intimidantes. Su mandíbula y pómulos eran prominentes, al igual que sus fuertes bíceps, tatuados en negrilla, su pecho y abdomen firme. La vista de sus labios me tenía en trance; eran alarmantemente rosa, rollizo, pero no demasiado gruesos ni delgados, simplemente perfecto. Se veían tan besables.

"Ummm, gracias. ¿Puedo por favor tener mi pintura de vuelta?" Le pregunté en voz baja, tratando de reunir la confianza para mirar de nuevo a sus pálidos ojos color jade. Su mirada era totalmente intimidante.

"¿Pintaste esto?" él respondió con una pregunta, en lugar de responder a mi pregunta. Soplé impaciente, mordiéndome los labios antes de sacudir la cabeza.

"No, un alumno mío lo hizo", le dije mientras daba un paso hacia atrás ligeramente para examinarlo.

Mis ojos examinaron a escondidas su cuerpo, mirando a su ropa en el proceso. Estaba vestido muy casual, luciendo una camiseta negra de manga larga y pantalones vaqueros negros simples que se adherían a sus firmes muslos. Parecía muy joven, alrededor de mi edad, asumí. ¿Era un estudiante?

"Un estudiante? ¿Es usted una profesora de arte aquí?" me preguntó con curiosidad atada a su tono. En ese momento me pregunté si alguien más estaba en el estudio, pero curiosamente no había nadie aquí.

"Profesora de historia, y tu?" Arquee una ceja de forma interrogante, haciéndolo levantar las cejas antes de entregarme de vuelta el lienzo.

"Lo siento, soy Harry, Harry Styles. Soy el nuevo profesor de arte", se presentó, su mano extendiéndose para ser agitada.

"Oh," dije, antes de sonreír cortésmente y tomar su mano. "Es un placer conocerte Harry, soy Sage," Agite con firmeza su mano. Recordé que el decano me había dicho que había un nuevo profesor de arte que llegaría poco después del anterior, el Sr. Cho, quien se fue a Corea por algunos negocios familiares urgentes.

"Sage ..." se detuvo, en silencio pidiendo mi apellido.

"Everett," me reí con torpeza, haciendo que él finalmente formara una pequeña sonrisa. "Lo siento."

"Está bien, y el placer es mio. Tienes un hermoso nombre", me felicitó, sonriendo un poco. Su sonrisa y profunda voz ronca causaron una profunda agitación en mi abdomen.

"Gracias", le sonreí ligeramente, encontrando su mirada. "Entonces, ¿eres nuevo en este lugar? Nueva Orleans quiero decir."

"Sí, lo soy. ¿Y tu?" preguntó con interés.

"He estado aquí toda mi vida," le dije, antes de detectar a Atticus haciéndome señales a través de las ventanas rectangulares en las puertas dobles. "Oye, me encantaría quedarme a charlar, pero tengo que irme. Fue un placer conocerte."

"Igualmente," sonrió una vez más, antes de que su lengua se asomara para mojar sus labios en forma de corazón. "Te veré por ahí."

Yo simplemente sonreí en respuesta, caminando hacia las puertas dobles antes de empujar una de ellas abierta con el hombro. Mientras me acercaba a Atticus, el me lanzó una pequeña sonrisa.

"Entonces, ¿quién es?" Atticus se rió, como rodé los ojos en busca de las llaves en mi bolso como caminamos hasta el aparcamiento.

"El nuevo profesor de arte, y antes que preguntes, no, no estoy interesada en él," dije con firmeza sabiendo lo que iba a sugerir, como abrí la puerta de mi negro BMW I8.

"Está bien! No necesitas ponerte toda ágil! Yo sólo pensaba que podrías pensar que valía la pena sentarse en su cara", Atticus se encogió de hombros, haciendo que sonriera con diversión moviendo la cabeza.

"Deja de leer mi mente," Espete en broma, golpeando su brazo, antes de que mi expresión cayera como recordé mi conversación con Harry.

"¿Qué?" Atticus se dio cuenta de mi expresión reflexiva.

"No pude leer sus pensamientos," acabo de recordar. Por lo general escucho pensamientos de la gente, sin tratar de sintonizarme con ellos, pero no podía oír los de Harry en absoluto.

"¿Por qué no?" Atticus frunció el ceño mientras encendí el motor y comencé a retirarme de la zona de aparcamiento.

"No sé, había algo bloqueando sus pensamientos o algún tipo de campo como para esconder sus pensamientos de mí. De cualquier manera no podía escucharlo, lo que es raro," Mordí mi labio inferior pensativamente cuando empecé a conducir de vuelta a casa.

Casa era la Escuela De La Señorita Castavet. La escuela era algo así como un internado, que tenia lugar en la Mansión Buckner. Mi verdadero hogar era la mansión justo a su lado, donde yo vivía con mi tía Sephy. La mansión era gigante, 20.000 pies cuadrados de madera de marfil con columnas estriadas de ciprés, un sinfín de terrazas, adornado de hierro fundido y ventanas que empiezan en el techo y terminan en el suelo.

El barrio donde se encontraba la mansión era un poco más lejos de la ciudad, una viaje de unos veinte minutos desde la universidad en la que trabajaba. El área tenía muchas otras mansiones, con más brujas ocupandolas. El barrio era una especie de comunidad donde las brujas vivían, por lo que sabemos. Nosotros, las brujas eramos como una familia y nos esforzamos para mantenernos seguras entre sí. Había un hechizo sobre el barrio que nos avisaba de los cazadores de brujas que entraban en el compuesto.

"Hogar dulce hogar", Atticus suspiró en voz baja cuando llegamos a la mansión.

Hacía unos tres años desde la última que Atticus visito a su madre y la escuela. Había crecido aquí, en Nueva Orleans, como yo, aprendiendo a dominar mis poderes junto con él desde que éramos niños. Mis padres y la madre de Atticus querían que tuviéramos una educación real y solo querían tener una vida normal, así como la vida de una bruja y brujo. Íbamos a la escuela normalmente durante la semana y los fines de semana y, a veces después de la escuela, íbamos Escuela De La Señorita Castavet para aprender acerca de la historia de brujas y todos los diferentes tipos de poderes.

Cuando Atticus se fue para perseguir su título en ingeniería de sonido, su madre se volvió un poco loca. Ella quería que se quedara y ayudar a servir como protector de las brujas aquí en la escuela, a pesar de que nosotras, las brujas eramos plenamente capaces de protegernos a nosotras mismas sin la ayuda de ningún ser humano. Por mucho que Atticus quería hacer eso, él también quería vivir su vida y estudiar lo que quería. Pero una vez que consiguió su trabajo, le prometió a su madre que donde estuviera en el mundo, él ayudaría a las brujas necesitadas, reclutandolas y enviándolas a Nueva Orleans para que estuvieran seguras.

"¿Ha habido alguna noticia sobre Los Salvadores?" Pregunte en voz baja mientras apagaba el motor y saqué la llave.

"Sí, no mucho, ya han pasado dos años desde que el 6 hombre mato a la 6ª Suprema. Todavía te está buscando", Atticus habló con gravedad, sus ojos firmes mientras me miraba.

Suspiré profundamente. En el exterior, puede que me viera bien, pero en la realidad y en el interior, estaba un poco asustada. El 6 hombre era el celebre cazador de brujas que ha sido conocido por haber matado a seis de las siete Supremas en el mundo, y un sin número de otras brujas. Ninguno de nosotros sabe qué aspecto tiene porque nadie vive para advertirnos. Si alguna bruja lo ve, el se asegura de matar a cada ser que sabe de él. Podía ser cualquier hombre normal caminando en la calle, o bebiendo en un bar, y eso era lo que más me aterrorizaba. Nunca se sabe si está cerca de ti.

Él era mortal; nada ocurría cerca de el sin que lo supiera. ¿Cómo se sale con la suya asesinando a seres humanos estaba más allá de mí, pero todo lo que sabía era que iba a venir por mí y que tenía que estar lista para enfrentarme a él y ponerle fin.

"¿No crees que es raro que, literalmente, ninguna bruja sabe como el 6 hombre se ve?" Le pregunté a Atticus como entramos en el pavimento. Mi mente forzó las puertas para abrirlas mientras miraba a Atticus por su respuesta.

"Lo es, pero nadie vive para decirnos. Ya sabes que el mata a cada bruja en cualquier comunidad cuando persigue a Las Supremas. Ni una bruja escapa de sus garras," Atticus me dijo, haciendo que me estremeciera ligeramente a medida que subimos los escalones del porche. "¿Por qué estás pensando en él, de repente?"

"Pienso en él todo el tiempo, Atticus. El hombre está cazandome y tengo miedo de caer en su trampa sin saberlo," Hablé con mi mirada en el suelo.

"No lo harás. Has estado aprendiendo desde hace años, has perfeccionada casi todos los tus poderes. Sabes que eres difícil de engañar, eres la nuez más difícil de roer!" Atticus rió ligeramente, tratando de mejorar mi estado de ánimo un poco. "No te preocupes, Sage. Nos tienes a Sephy, Rowena, mi madre, y a mi, tienes a muchas personas que te quieren y lucharán para protegerte."

"Lo sé, pero no quiero que nadie muera tratando de protegerme. No voy a dejar que eso ocurra", le dije de forma estricto, haciéndolo soltar un pequeño suspiro.

"No vamos a hablar acerca de esto, me esta deprimiendo", Atticus habló en voz alta, aplaudiendo antes de envolver los dedos alrededor de la manija de la puerta y abriéndola.

Tan pronto como lo hizo un destello de piel blanca y gris paso junto a mí y se lanzó sobre Atticus. Cayo con un grito de sorpresa, antes de reír cuando mi perro le lamió la cara.

"Nymeria, mi amor, te he echado mucho de menos," sonrió ampliamente, sus dientes a la vista como tomó ambos lados de la cara del perro.

"Por favor, deja de hablarle a mi perro como si fuera tu amante," Me encogí, antes de silbar en voz alta, diciendole a Nymeria que se bajara de Atticus.

"Esta enorme!" Atticus exclamó, empujándose a sí mismo fuera del piso, con una sonrisa hacia el perro.

"Sí, porque es prácticamente parte lobo," me reí, entrando en la mansión con Nymeria detrás.

Nymeria era una mezcla entre un Husky siberiano y un lobo. Ella estaba bien entrenada en la detección de cazadores de brujas y derribarlos. Ella era viciosa cuando se trataba de eso, pero cuando no, ella era la bola de pelusa más tierna que alguna ves verías.


"Quiero tener un perro pero me mudo demasiado, así que es difícil," Atticus se quejó caminando por delante de mí,como me di la vuelta para cerrar la puerta.

Pero, de repente, Nymeria ladeó la cabeza, las orejas levantándose cuando de repente ladro y me esquivo antes de correr fuera. Su ladrido resonó en toda la zona callada como seguía corriendo. Le dije a Atticus que siguiera y vea a su madre, antes de salir corriendo después de Nymeria.

"Nymeria detente!" Grité, resoplando con furia cuando empecé a quitarme los tacones para poder correr.

Pero entonces recordé que simplemente podía teletransportarme a mí misma. Sin embargo, a pesar de que este barrio estaba lleno de brujas, todavía había algunos seres humanos normales que vivían en estas mansiones. No podía permitir que ninguno se enteraran simplemente porque no quería perseguir a mi perro.

Empecé a correr, maldiciendo en voz baja porque detestaba el atuendo con el que estaba corriendo. Nymeria desapareció en una puerta abierta de una mansión poco familiar, y rápidamente corrí detrás de ella. Pero, de repente, sentí algo agudo pinchar mi pie derecho, haciendo que me quedara sin aliento en el dolor y me detuve inmediatamente. Mis ojos se movieron al suelo, gimiendo cuando me di cuenta de que había pisado trozos de cristal de una botella rota.

Poniendo los zapatos en el suelo, me agache en la acera, sentándome en el borde mientras trataba de examinar la herida abierta debajo de mi pie. Sangraba un poco, la sangre corriendo a lo largo de la parte inferior del pie y goteando en la carretera. Me hubiese curado yo misma y hubiese seguido en búsqueda de Nymeria, pero estaba segura de que habían pequeños fragmentos de vidrio pegados a la piel, que necesitaban atención médica. 

Justo cuando decidí cojear de vuelta a casa con cuidado, una voz grave y profunda habló desde detrás de mí, haciendo que me congelara.

"Sage?"

Tragué saliva, volviendo la cabeza hacia atrás para contemplar el extraño que me había reconocido, mis cejas subiéndose cuando lo reconocí.

Era Harry.

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