¡Fue él!

— ¡Mira lo que haz hecho! ¡tú la matáste! ahora irás a la cárcel... — dijo lleno de ira.

— Claro, siempre soy yo... 

— ¡Maldito infeliz! 

Echaron la puerta abajo y la casa se llenó de policias armados.

Rodearon al hombre por completo mientras los policias descubrían el cadáver de la mujer un par de metros más adelante.

— Estás en problemas... — se burló con un canturreo. 

— ¡Tú hiciste esto! 

Los policias lo inmovilizaron. Y minutos después, se lo llevaron. 

— ¡No! ¡¿qué hacen?! ¡fue él quien lo hizo! ¡fue él! — Gritó apuntando al culpable, quien le hacía señas con una mano mientras sonreía.

Los policias que quedaron dentro de la casa, se miraron entre ellos, y  miraban al hombre apuntar con su dedo detrás de ellos mientras seguía gritando. 

— ¡Fue él! — continuó gritando.

Los policias voltearon, para solo quedar frente a frente con el espejo de la sala.


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