Lluvia y anillos

Temática: Propuesta de matrimonio

Número del one-shot: 6

Ok, ok, se supone que esta es la propuesta de matrimonios 100% definitiva... 

Atentos! Este one-shot tendrá relación con el ultimo one-shot, la cena con el suegro. A ver quién se acuerda cuando llegue el momento...


Nada más entrar, rápidamente subió las escaleras bajo las miradas confusas de sus padres, quienes disfrutaban de una charla en su mesa hasta que su hija entrara a la casa y con un rápido saludo corrió escaleras arriba.

-¿Que día es hoy?- le preguntó la señora Hofferson a su esposo, teniendo una ligera idea de la causa del comportamiento de su hija. El señor Hofferson solo alzó los hombros sin saber que decir y la mujer se levantó para mirar el calendario que había en la estantería. Entonce sus sospechas se confirmaron.

-¿Que ocurre, mujer? Me tienes en ascuas- bromeó.

-¿No te acuerdas, Bjorn? Hoy es el aniversario de Astrid y Hiccup.

-Ah... pues claro que me acordaba, el chavalín de Estoico y ella...por supuesto.

-Tampoco sabes cuánto llevan juntos ¿verdad?

-Ni idea.

-Pues calcula, llevan desde los dieciocho...a los veinte, y poco antes de la muerte de Stoick cumplieron dos; más el año que celebraron por primera vez con Valka, más el tiempo desde la ida de los dragones...

-Cuatro- completó Bjorn girando la oveja que tallaba en la madera- No me esperaba que fueran durar.

-¿Como puedes decir eso? Ya viste como estaba Astrid por ese chico- dijo la mujer haciendo recordar a su esposo cuando la rubia suspiraba por el castaño, esa época oscura para papá Hofferson...

-No, yo no dije eso... bueno sí. Es solo que despues de tardar tanto, Agda, realmente pensé que ese canalla jugaba con los sentimientos de Astrid.

-Que paranoico eres.

-Tu hermano era peor- le recriminó recordando al tío de Astrid por parte materna, el mejor amigo de su hermano, Finn Hofferson, y su cuñado. 

-¿Sabes que? No voy a discutir contigo, después de esto voy a invitar a Hiccup a cenar.

-¿Que?- el Hofferson mayor resopló- Bueno, lo que sea con tal de asustarlo y hacer que le pida matrimonio a Astrid cuanto antes.

Mientras, en el piso de arriba, Astrid corría por prepararse para la cita. Se le había pasado la hora entrenando con el hacha. Se acordó de la cita con Hiccup cuando se encontró con Valka y esta, siendo una mujer que no sabía muy bien guardar secretos, le dijo que Hiccup estaba muriendose de los nervios porque tenía una sorpresa. Se lamentó por dejar a Valka con la palabra en la boca y despedirse con un simple "adios" pero le quedaba menos de media hora para la cita. Se miró por un momento en un espejo de piedra pulida y se vio horrorosa; estaba toda despeinada, sudorosa, llena de manchas... No era una chica que se preocupara mucho por su aspecto pero sí quería ir algo más decente a un cita de aniversario con su novio. 

Sacó de su armario una camiseta azul más, tenía muchas como esas, y una chaquetilla roja. Limpió sus hombreras y sus cierres del barro. Se puso otras mallas que no tuvieran restos de hojas secas y polso en sus rodillas, y otra falda que no oliera a sudor. Peinó su pelo y lo dejó suelto, si su típica trenza detrás porque no creía que Hiccup se diera cuenta en lo más mínimo e iba tarde. 

Una vez lista, bajó la escaleras y tomó una manta de colores rojizo que esperaba preparada y doblada en la cocina.

-¿Ya te vas, cariño?- preguntó su madre desde la mesa.

-Si, tengo que darme prisa porque voy tarde. Adiós- Tras eso se dirigió a la puerta pero frenó cuando sintió que le faltaba algo. Pensó durante unos segundos y recordó porque iba a quedar con Hiccup.

Dio media vuelta para regresar a su habitación. Abrió allí un cajón que había al lado de su cama y sacó un manojo de lana que al deshacerla se convirtió en una bufanda.
Sonrió abiertamente. Su madre había insistido en que aprendiera a tejer después de haberle enseñado a coser cuando era una niña. En un principio Astrid pensó que coser si era necesario para poder saber suturar heridas y ropa pero ¿Tejer? Eso era otro berenjenal.

Tardó casi dos meses en poder hacer aquella bufanda, su primera creación ( bueno, hizo también unos guantes de cuatro y siete dedos, pero esos decidió no contarlos como válidos) y estaba muy orgullosa del resultado, por eso se la iba a regalar a Hiccup guardada en una cajita de madera.

Ahora si lista, salió por la puerta y se dirigió a casa de Hiccup. La aldea estaba tranquila a esa hora de la mañana. El cielo estaba nublado y corría un suave brisa, Bucket predecía lluvia pero no parecía que fuera a llover, solo que sería un día nublado como muchos otros en New Berk. Gran parte de la aldea aún estaba en construcción, las casas estaban construidas para que nadie tuviera que dormir más en tiendas de tela o también lugares como el almacén o el Gran Salón. Pero la escuela, la pequeña biblioteca, el ayuntamiento del consejo y la enfermería, aún no estaban terminados en su totalidad. El puerto llevaba más de medio año en funcionamiento y no dejaban de llegar nuevos mercaderes con provisiones.

La isla era de lo más rara, tenía un terreno muy escarpado e irregular, pero se las habían arreglado para construir grandes edificios de casa que llegaran de un desnivel de la isla al nivel principal. Grandes plataformas que se encontraban al borde del acantilado llamaban la atención a cualquiera que pasara en barco cerca. Para llegar del puerto a la aldea, habían unas grandes escaleras de piedra que en ocasiones eran interrumpidas por placeletas donde la gente se sentaba a descansar o donde se montaban pequeños puestos. Incluso había quien había puesto un restaurante en una de esas plazas. 

Se maldijo a sí misma cuando recordó que al contrario de lo que le dijo Hiccup, planeaba traer algo de comida. Hiccup insistió en encargarse de la comida y que ella trajera el mantel pero quería traer algo para su novio. Planeaba hacerlo ese día pero de nuevo la memoria se la jugó. 

Finalmente llegó a la casa del jefe. Una construcción de dos pisos con su sótano donde Hiccup tenía su pequeño estudio, con un precioso porche donde solía haber una pequeña hoguera sobre una base de piedra que Valka, quien también vivía ahí, había insistido en colocar, y con pequeño huerto a su lado lleno de flores.

Tocó un par de veces y escuchó la voz de Valka diciendo que estaba abierto. Suavemente abrió la puerta y encontró en medio del salón a Valka cerrando un par de bolsas que parecían ir llenas.

-Valka ¿vas a algún lado?

-¿Que? No, bueno sí- dijo terminando de cerrar la última bolsa- Espera un momento que le aviso a Hiccup que estás aquí.

Se acercó a una cuerda que había en el suelo y estiró de ella abriendo la trampilla del sótano para meter la cabeza adentro.

-Hiccup, Astrid está aquí. 

-¡Astrid!- oyó exclamar a su chico. Luego de eso escuchó un golpe seguido de un estruendo. 

-¿Hiccup, estás bien?- preguntó poniéndose al lado de Valka quien le pasó el aguantar la trampilla abierta a ella y se alejó.

-Sí, sí, tranquila mi lady- contestó. Segundos después asomó la cabeza con un sonrisa resplandeciente- Buenas tardes, preciosa. 

-Buenas tardes, babe- le tendió la mano libre para ayudarlo a salir de la trampilla. Una vez estuvo afuera se acercó a él y lo besó suavemente sintiendo como ponía sus manos en su cintura- Feliz aniversario.

-Feliz aniversario- murmuró de nuevo sobre sus labios.

Se separaron y dirigió su mirada a Valka quien intentaba ser ajena a la situación y no observar. Luego volvió a su mente el tema de las bolsas.

-Valka ¿y estas bolsas?

-Oh, no es nada cielo, solo es que me voy a mudar.

-¿Mudar? ¿A donde?

-A casa de una amiga, sus hijos ya viven en sus casas con sus esposas y su marido murió hace tiempo así que me mudo con ella. Es lo que suelen hacer las madres cuando sus hijos se hacen mayores y están por casarse.

-Mamá...-se quejó Hiccup sonrojado. 

-¿Que? Yo solo digo que la casa se va a quedar muy vacía después de que me vaya- se dirigió a ella-Podrías mudarte con él.

Los colores se le subieron a la cara a Astrid y Hiccup salió en su ayuda- Hay que estar casados para vivir juntos, mamá, es la tradición.

-En ese caso yo solo veo un solución- se encogió de hombros- Bueno, os dejo que lo penseis, yo me voy yendo.

-¿Te ayudamos?- le propuso Astrid intentando que sus mejillas regresaran a su color habitual.

-No es necesario, cielo, solo son tres bolsas- dijo cargando una mochila en su hombro y llevando las otras dos en las manos.

Dicho esto, le dio un beso a Hiccup en la frente y un abrazo, y salió por la puerta dejándolos solos. Ambos se miraron y sonrieron. 

-Siento lo de mi madre, parece que Gobber le ha pegado esa obsesión por el matrimonio...

-No, tranquilo, ya no es un tema que me incomode como hace unos meses- sonrió pasando la mano que no sostenía su regalo y el mantel por detrás de su cuello-  Solo quiero que nos lo tomemos con calma. 

Se acercó para besarla pero su mirada se desvió de sus labios a la caja de madera que traía. Una cajón plano de tablas de madera con pequeños detalles de pintura y un cierre de hierro.

-¿Ese es mi regalo?- preguntó con una sonrisa burlona. 

-Sí pero aún no te toca verlo, tendrás que esperar.

-¿Que es?

-No te lo voy a decir- rió- ¿Y el mío? ¿Dónde está?

-Guardado, mi lady, tú también tendrás que esperar.

-Estoy impaciente.

-Entonces deberíamos irnos ya ¿no te parece?- preguntó dándole un rápido beso.

-Estoy de acuerdo.

La pareja salió por la puerta una vez Hiccup comprobó que en la cesta estaba toda la comida. Salieron de la casa de la mano y se adentraron en el bosque dispuestos a encontrar un lugar donde pasar un buen aniversario. Normalmente celebraban sus citas en la cala donde Hiccup y Thooless se habían conocido pero ahora, estando en una tierra nueva, necesitaban un nuevo rincón apartado. 

Su nuevo lugar favorito eran las orillas de un lago de poca profundidad perfecto para baños que era protegido en su mayoría por la sombra de los altos árboles. Además Hiccup había construido con el tiempo un pequeño muelle donde acostumbraba a pescar perfecto para un tiempo de paz.

Ambos llegaron y admiraron el paisaje por un momento. El cielo nublado hacía que el agua no luciera como otros días y la apetecible sombra ya no era proyectada por los árboles. La brisa había dejado de ser una brisa y ya era una corriente de viento como los dioses mandaban. Pero tendría que caer el diluvio para poder arruinarles ese día. 

-Vamos a celebrar por estos cuatro años de felicidad- dijo Hiccup mirándola dulcemente.

-Y por muchos más.

Astrid extendió el mantel sobre la hierba y se sentó sobre él mientras Hiccup sacaba la comida y la destapaba de la tela que la cubría. 

-Quería haberte preparado algo para comer pero se me olvidó por completo.

-No te preocupes, mi lady- contestó nervioso, se había librado de una muerte muy desagradable.

-¿Cual es el menú?

Hiccup sacó una olla cerrada y un par de tazones- Esto es cocido, también he traído hidromiel en la vasija, una ensalada, pan y un poco de queso. 

-Suena genial.

-Prueba esto- le acercó una cucharada del cocido de la olla ya abierta. Astrid tomó la cuchara y probó el cocido, sonrió abiertamente al ver que su sabor era buenísimo. 

-Está delicioso, Hiccup.

-¿De verdad?

-Por supuesto.

-Me alegra oír eso- decía mientras rellenaba un tazón para la rubia.-Por cierto, te ves fantástica con el pelo suelto.

-Gracias- dijo sonrojada- Pero estoy pensando volver a las trenzas tal vez me haga dos. 

-Ese es otro nivel- rió el castaño- Igualmente, mi lady, te quedarán genial.

-No tan bien como a tí- dijo divertida señalando las pequeñas trenzas en la nuca de Hiccup.

Ambos comieron felizmente entre risas y juegos. El tiempo pasó rápidamente y acabaron tirado sobre él suelo viendo el cielo y hablando de cualquier cosa. Les encantaba disfrutar de ese sentimiento de facilidad para hablar con otra persona.

-Bien, me toca ¿te gustaría más oler a yak todo el día para siempre o no poder volver a comer...pescado?- preguntó el castaño a la rubia. 

-Este juego se te da fatal, tienes que preguntar cosas que realmente supongan un duelo. Pero contestando a tu pregunta, puedo sobrevivir sin el pescado pero si oliera a yak todo el día ni siquiera tú quisieras acercarte a mí- explicó imaginando la situación acercando sus labios a los de su novio- Me toca... ¿preferirías casarte con la mujer más guapa del mundo o tener que esperar cien años para casarte conmigo?

-¿100 años?

-Son muchos.

-Si lo pienso bien creo que elijo la primera.

Astrid se incorporó sorprendida- ¿Preferirías casarte con la mujer más guapa del mundo antes que esperarme?

-Bueno, tu eres la mujer más guapa del mundo- rió Hiccup acariciando el brazo de su novia. Astrid entendió de inmediato su respuesta y se sonrojó enormemente- ¡Ouch!- se quejó Hiccup.

-Eso por un tonto ingenioso- tras eso le dió un corto beso en los labios- Y esto por ser mi tonto ingenioso. 

-La primera parte merece totalmente la pena si es por conseguir la segunda- la miró sonriente. El castaño también se incorporó para estar a la altura de su lady- Oye ¿qué te parece un baño?

Astrid giró su vista hacia el lago y sonrió. En cuestión de minutos, ambos estaban el ropa interior, y el frío ambiente se notaba, al menos para Astrid porque Hiccup parecía estar perfectamente. El castaño corrió por el muelle y se lanzó al agua. 

-Vamos, As, está buenísima. 

-¿Seguro?

-Como que me llamo Hiccup.

La rubia estiró un pie lo metió en el agua pero lo sacó en seguida, estaba helada ¿Quién diría que el peor enemigo de Astrid Hofferson, después de la cocina, sería el agua? 

Mientras Astrid debatía consigo misma, Hiccup salió un momento del agua silenciosamente

-Hiccup, creo que mejor yo me quedo afuera.

-No lo creo- dijo apareciendo por detrás y tomándola por las piernas.

-¡Hiccup, no!

-¡Allá vamos!

Y el castaño se lanzó al agua con su novia. Cuando ambos salieron a respirar, el castaño se giró riendo hacia la rubia y su risa se cortó cuando vio la mirada furiosa de Astrid.

-Eeeh... ¿amor?

-Yo si que te voy a dar "amor" ¡Ven aquí!- dijo lanzándose hacia él pero Hiccup, la esquivó y comenzó a nadar para huir de ella pero Astrid tenía cuatro impulsos y una condición física envidiable, Hiccup solo tenía tres.

Cuando lo pilló se lanzó a su espalda y lo hundió por unos segundos. Luego decidió que había acabado y se cruzó de brazos molesta para sentarse en sus piernas aprovechando que Hiccup aún llegaba al fondo.

-Vamos, no te pongas así, mi lady- dijo intentando encontrar sus labios pero Astrid se los negaba- ¿Me sigues queriendo? Yo sé que sí. 

-No- dijo muy segura, pero una sonrisa asomó en sus labios- Te amo.

-Y yo a ti, muchísimo- dijo antes de besarla cariñosamente acariciándola por la cintura.

Ese beso se convirtió en muchos más que acabaron con una pareja de jóvenes adultos sonrientes, agitados y con las frentes juntas.

- Me encanta poder estar así contigo- habló Astrid.

-¿así como?

- Así de cariñosa, no es una actitud que suelo mostrar pero contigo es... increíblemente fácil.

-Me alegra saberlo, contigo, Astrid, siento que no debo esconderme, puedo ser yo mismo y contarte cada maquinación de mi mente porque sé que tú me escucharás.

Astrid sonrió conmovida y volvió a besar a Hiccup. Entonces un trueno resonó y una ligera lluvia comenzó a caer sobre ellos. En un primer momento no les importo y se siguieron besando como dos adolescentes. Astrid puso sus manos tras la nuca de Hiccup y acarició sus trenzas mojadas y casi deshechas. Pero entonces la rubia cayó en algo importante.

- ¡La ropa!- exclamó separándose de Hiccup y corriendo a intentar de sus prendas no se mojaran.

Parece que la lluvia iba a más porque en tan solo el trayecto de Hiccup y Astrid de salir del agua, pasó de ser una lluvia ligera de primavera a ser una tormenta.

-No podemos quedarnos aquí, deberíamos irnos- dijo Hiccup, aún medio desnudo, guardándolo todo en la cesta.

-Nuestra ropa está mojada pero tendremos que conformarnos.

- Mierda, si hay una cosa que odio en este mundo son los pantalones y calcetines mojados.

- No te quejes, que tú solo llevas dos- dijo abrochando su falda.

-¿Es en serio, Astrid? ¿Chistes de piernas ahora?

- Tenía que aprovechar- río la rubia en respuesta.

Cuando todo estuvo recogido, se dirigieron de nuevo a la aldea ¿El obstáculo? La lluvia no dejaba ver nada. Todo eran hojas cayendo, barro por todas partes, humedad...

Finalmente Hiccup decidió que podía ser peligroso avanzar con tal temporal así que nada más encontró una cueva grande y accesible, entró junto a Astrid.
Una vez adentro, Astrid comenzó a escurrir su pelo y su ropa y ayudó a Hiccup a hacer lo mismo. El castaño tomó el mantel, lo colocó sobre el suelo mojado y se sentaron a admirar la lluvia como caía afuera.

- Si no recuerdo mal los delirios de Bucket, sería una lluvia fuerte pero no dudaría más que unas horas, esperaremos a que amaine un poco y saldremos.

- Suena bien, podría ser peor: podríamos no estar juntos.

- Eso sí sería un problema.

Astrid sonrió y apoyó la cabeza en su hombro- Podemos aprovechar este tiempo.

-¿Como?

- Dándonos los regalos.

- Oh, eeeh...vale.

-Toma- dijo muy emocionada dándole la caja de madera.

Hiccup abrió la caja muy contento y se sorprendió al encontrar la bufanda de color rojo. Además en el fondo de la caja había escrito: "Para el mejor líder, amigo y novio del mundo. Feliz aniversario, jefe"

Hiccup sonrió enternecido al ver la bufanda. Él sabía de cómo Astrid se había esforzado en aprender a tejer; cuando algo le salía mal a la rubia, Hiccup era como si lugar feliz al que ir a decir todas las maldiciones posibles en nombre de la lana y desahogarse.

-¿Te gusta?

- No tengo palabras, Astrid, gracias.

- Todo es poco para mi jefe- dijo acercando los labios a los suyo y dándole un lento y suave beso. Cuando se separaron ambos se dieron un tierno abrazo pero Hiccup no pudo evitar sentir como Astrid temblaba de frío. Ella siempre fue más friolera y estar a la lluvia con ropa muy mojada no era nada bueno para ninguno de los dos pero mucho peor para la rubia. Por lo cual, sin perder tiempo, se quitó la bufanda que Astrid ya había enrollado en su cuello y se la puso a ella.

- Hiccup ¿Qué haces? Es tu regalo.

- Mi lady, el mejor regalo que me puedes hacer hoy es ponerte esta bufanda para que pases menos frío- dijo cuando terminó de colocar la bufanda en el cuello de su chica para pasar su mejilla. Entonces su regalo le vino a la mente- Yo también tengo una cosa para tí.

- ¿Sí?- dijo divertida.

- Necesito que te levantes un momento- Astrid así lo hizo siendo seguida de Hiccup- Astrid, se que no es la mejor situación ni el mejor lugar pero sí creo que es el momento...

-¿Babe?

-Eres el amor de mi vida, Astrid, la luz de mis ojos. Fuista la primera en confiar en mí, y desde ese momento nunca te alejaste, siempre luchaste a mi lado. No imagino un mundo sin ti y tampoco imagino una felicidad ni un futuro si tu no estás en él. Sé que Gobber y mi madre están un poco pesados con el tema y sé que nunca fue una de tus prioridades pero...

Entonces Hiccup se arrodilló y sacó de un bolsillo una cajita de madera y la abrió mostrando un sencillo anillo de metal con dijes vikingos grabados.

-Astrid Hofferson ¿Quieres casarte conmigo?





Como siempre tenemos nuestros Chapter Facts (hechos del capítulo)

1) Este one-shot tiene relación directa con el ultimo one-shot que publicaré, la cena con el suegro y creo que es obvio el porqué.

2) El primer espejo (tal y como lo conocemos) se inventó por el siglo 19 pero antiguamente ya se utilizaban espejos con piedras pulidas como la obsidiana.

3) No hay una fecha oficial para su aniversario (creo) pero por el clima que hace y la fecha cercana, la cual es el día más largo del año (hablo del capítulo de Rtte "El día más largo"), se puede deducir que están a mediados o finales de verano cuando empezaron a salir.

Aviso de que mi historia de "El Misterio de la Luna 2" acaba de entrar en la recta final de temporada. Pronto conoceremos el final de una etapa la historia de Hipo y Astrid.

Ahora sí Chaooo

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top