Cliché viviente

Temática del one-shot: Cliché a tope

Número del one-shot: 2

Bueno... no puedo decir nada que pueda expresar realmente lo que vais a leer xd...

Apenas miró a sus padres aquella mañana, ellos tenían la culpa de su actual desgracia. Porque definitivamente, lo que le estaba pasando era un completa y absoluta desgracia.

La noche anterior se había quedado hasta tarde leyendo una novela nueva de Wattpad que había encontrado navegando aburrida, uno más de esos clichés que en secreto amaba. Claramente en secreto porque nadie podía saber que Astrid Hofferson era una cursi de principio a fin, sería terrible. Se había labrado una dura apariencia de chica ruda y mala para que ahora todo se echara a perder por sus estúpidos gustos hacia lo romántico. 

Tras su lectura, el capitulo había quedado en suspense y durante las siguientes cuatro horas había estado dando vueltas en la cama imaginando diferentes situaciones que podía ocurrir a los protagonistas a partir de ese momento. 

Ahora sus ojos estaban decorados con unas hermosas y grandes ojeras. Algo maravilloso para tu primer día de colegio.

-¿Que? ¿Tan emocionada por tu nueva escuela que no has podido dormir?-preguntó su madre cuando la vio sentarse con el ceño fruncido y la mirada perdida en algún lugar que no eran sus cereales.

-Seguro- contestó sarcásticamente.

-Se que no te gusta esto pero... no lo hicimos por nuestra propia voluntad.

-Lo sé, la otra escuela es muy cara...

Su antigua escuela, Dragons Academy, había sido prácticamente destruida durante el verano, un terrible incendio. Y tan terrible, pensó Astrid. Estuvo la mitad del curso haciendo clases online y sacando unas notas excelentes, pero hacía un mes le habían comunicado que la escuela no tenía fondos para reconstruirse... Ahora todos deberían encontrar nuevas escuelas. Profesores despedidos, alumnos sin colegio, problemas económicos... todo eso había sido desencadenado por un fallo en el sistema de electricidad.

Pronto una escuela, Berk School, ofreció docenas de plazas para aquellos alumnos. Una nueva y prestigiosa escuela sonaba muy bien para Astrid y sus amigos. Pero todo comenzó a desmoronarse cuando sus padres, personas con trabajos no tan bien remunerado como los de sus amigos, le confesaron que aquella escuela era muy cara... Encima la empresa de su padre estaba teniendo problemas económicos y un retraso en la nómina de Bjorn Hofferson. Estafadores, pensó Astrid.

Y la luz se hizo, o al menos para los padres de Astrid. Una escuela pública, Berserker's, sí tenía plazas libres. Cercana a su casa y con buenas reseñas, parecía una opción perfecta para los Hofferson.

Astrid no pensó lo mismo. Todos sus amigos, incluso Punzi, irían a Berk School, y ella no. Estaría  sola en una nueva escuela. Ella era feliz en su antiguo colegio, tenía un gran grupo de amigos, buenas notas, era parte del equipo de fútbol, y un estatus elevado de popularidad ¿Porque los dioses debían arrebatarle todo aquello?

Sin borrar aquella mueca molesta de su cara, se dirigió a su habitación, se cambió, tomó su mochila y sus pertenencias y salió de la casa con una leve despedida a sus padres. Estaba enfadada, sí, pero en verdad no podía culparlos, ellos si las estaban pasando canutas.

Bajó las escaleras del edificio rápidamente  porque, sorpresa: el ascensor estaba estropeado. Miró su reloj para controlar que no llegaba tarde al autobús pero la agujas estaban paradas. Le dió un par de toquecitos intentando que volviera  funcionar pero solo consiguió que una de las manecillas se cayera. 

-Mierda.

Sintiendo que toda esa situación ya la había visto en algún lugar o en algún momento, Astrid apretó el paso para poder llegar al autobús con antelación su llegada. Lo que más le preocupaba era el cielo repleto de grises nubes que se extendía sobre ella y que amenazaba con lluvia. Su paraguas se había quedado en la entrada de su casa, expectante de que volviera por ella. Pero no lo haría, fijo que perdería el autobús.  

Entonces, el mundo decidió sonreír un poco y vio la parada a menos de trescientos metros de ella, solo cruzando una calle y caminando un poco podía asegurarse un asiento frente a la ventana acompañada de su música.

Pero como una broma del destino el autobús apareció en la parada estando Astrid suficientemente lejos como para correr a su máxima velocidad y no alcanzar el vehículo.

La sensación de deja vu apareció de nuevo sobreponiéndose a la indignación de haber perdido el autobús. Sentía que había visto aquello en algún lado...

Entonces decidió ignorar aquel pensamiento y aligerar el paso aún más para poder llegar a la escuela a tiempo.
Aburrida y fastidiada abrió a Wattpad dispuesta a seguir leyendo alguna lectura que había dejado olvidada.

Su mirada se desvió del móvil y por un instante al ver un brillo en el suelo. Cuando la luz dejó de dar de lleno al pequeño objeto descubrió que no era más que una chapa de botella de cerveza.
Hizo su caminar a un lado para poder darle una patada a la chapa. Está avanzó metros hacia delante hasta que se paró y Astrid la siguió con la mirada para poder ubicarla y seguir pateando la chapa.

Sintió entonces que un chico aparecía a su lado, parecía tener la misma edad que ella y miraba muy concentrado al suelo. Astrid no le hizo mucho caso.

Llegó hasta donde estaba la chapa pero justo cuando levantó su pierna levemente dispuesta a lanzar de nuevo el pequeño objeto, el chico de pelo rubio se avanzaba rápidamente y se cruzaba delante de ella.
El robusto adolescente se agachó para coger la chapa del suelo haciendo que Astrid tropezara con sus piernas.

-Lo siento, lo siento- dijo levantándose nerviosamente.

- ¿Pero qué haces?- exclamó antes de ver cómo escondía la chapa en una bolsa que contenía varias de ellas.

-Yo...

- ¿Sabes que? No me respondas- contestó molesta mates de dar media vuelta y alejarse del chico. Una vez estuvo lo suficientemente lejos susurró- Rarito.

Encendió de nuevo el móvil y navegó por su biblioteca de Wattpad intentando encontrar algo que el llamara la atención. Entonces la vio.
Su historia favorita de Wattpad, aquella que se sabía de memoria "Too soon, too late". Rememoró los acontecimientos que le ocurrían a la protagonista, Piper, y todo comenzó a cobrar sentido.

Un cambio de escuela, el ascensor estropeado, un reloj roto con las manecillas caídas, perder el autobús, y un extraño sujeto que se le cruza para recoger algo del suelo... Todo lo que le había ocurrido a Astrid aquella mañana, también lo vivía Piper en su novela.

Como si estuviera escrito en el destino, su móvil comenzó a sonar apareciendo la foto de su amiga castaña en la pantalla, quien compartía el amor de Astrid por las novelas de chick-lit y específicamente la novela en la que Astrid pensaba

-¿Que hay, Punzi?-saludó cuando descolgó.

- Hey Astrid.

-¿No deberías estar ya en la escuela?

- Si, estoy en un baño, y estoy aburrida.

-¿Por?

-Porque Ana está enferma y Elsa acaba de conocer a un chico muy guapo llamado Jonh, o Jockson, no sé...

-¿Jackson, tal vez?- preguntó riendo.

-Si, eso... El caso es que ambos están babeando por el otro y me he quedado solita. Aquí no está permitido entrar a las canchas de fútbol a menos que estés en el equipo y fuera de los horarios de clase, así que no tengo con que pasarlo bien por eso he decidido llamarte ¿qué tal tu mañana?

-Terrible. El ascensor estaba roto, he perdido el autobús y se me ha roto el reloj...

Ambas quedaron en silencio, nadie a ningún lado de la línea decía palabras ya que estaban pensando en cómo se asemejaba la desastrosa mañana de Astrid con el principio de "Too Soon, Too Late"

-¿Estamos pensando lo mismo verdad?- preguntó Astrid casi seria.

-Sí, cuéntame más.

-Realmente no hay nada más que comentar solo se me ha cruzado un chico para recoger una chapa. 

-En el libro es un botón pero me sirve-dijo pensativa- Espera un momento, estoy intentando rememorar que pasa a continuación. 

-¿Realmente crees que esto es cierto?

-Calla- la silenció mientras ponía a prueba sus habilidades de lectora y su gran memoria- Si no recuerdo mal, ahora mismo deberías ser casi....

Punzi no pudo seguir hablando ya que fue interrumpida por un grito de Astrid. La castaña se asustó por su amiga pero luego escuchó como esta alejada del teléfono insultaba a alguien también a gritos.

-Idiota...

-¡Astrid! ¿Que ha pasado?

-Casi me atropella una loca en bicicleta.

- En el libro pasa lo mismo- exclamó emocionada- Dios mío, Astrid, estás viviendo un perfecto cliché.

-Wowowow, para el carro. Una cosa es que lo que me pasé le pase al personaje de un libro, y otra cosa, muy diferente, es que pienses que por eso todo lo que pasa en la novela se vaya a cumplir.

-¿Que nos apostamos?

-Un merienda, paga la que pierda- sentenció Astrid.

-Hecho. Si todos los hechos básicos se cumplen o asemejan a tu realidad, gano yo. Si no, pues ganas tu. 

-Hecho, pero ¿sabes que el libro acaba con la protagonista casandose?

-¿Crees que voy a esperar a que te cases?-preguntó la castaña orgullosa.

-Has hecho una apuesta.

-Pero no me refería a...

-Lo siento mucho Punzi, nos veremos en mi boda. 

-Eres una tramposa, así es muy difícil.

-Se siente, amiga- rió Astrid sabiendo que en un mes o dos Punzi le pagaría una merienda- Dime ¿que se supone que pasaría ahora?

-Según mis bastos conocimientos, ahora mismo deberías encontrarte una rata muerta en tu camino a la escuela.

-¿Te vale un pájaro?- preguntó asqueada viendo al animal muerto en medio de la vía pública.

-Que rapidez. Pero sí, me vale.

- Continua.

-En poco deberías llegar a la escuela.

-Quedan unas cuantas calles, hablemos de algo.

-¿Has visto lo nuevo de Riverdale?

-No, hazme spoiler. 

Así, Punzi y Astrid siguieron hablando sobre la serie favorita de la primera y que también había conseguido enganchar a la rubia. 

-Bien Punzi, he llegado a la escuela ¿que es lo siguiente?

-Esto te va a gustar, se supone que ahora mismo te deberías chocar con un chico.

-¿Un chico?-preguntó asustada ya sabía como acababa aquello.

-Un chico muy guapo. 

Astrid tragó saliva, preparada para lo peor. Llegó a la escuela, los pasillos de pintura blanca descuidada hacían resaltar el suelo de de piedra grisácea. Las taquillas eran de color verde y parecían antiguas, el oxido rezumaba de sus bisagras y estaban ligeramente boyadas. No había ni un alma en los pasillos, seguramente todos estarían en clase ¿cómo era posible que se fuera a chocar con un chico allí? Astrid sonrió, al final parecía que se iba a ganar una merienda completa. Además, estaba lista para esquivara a cualquier persona, fuera chico o chica. 

Finalmente llegó al número de su taquilla correspondiente y la abrió sin problemas, y todo ello sin encontrarse con el supuesto amor de su vida.

- Me parece, Punzi, que me debes una merienda.

Le pareció entonces escuchar pasos cercanos pero con la voz de su amiga quejándose en su oreja y los malabares que estaba teniendo que hacer para poder meter todos sus libros en la taquilla, no, realmente no estaba para centrarse en ello.

Miró su reloj en el móvil, no llegaba tarde. Llegaba tardísimo.

Cerró su mochila y seguidamente su taquilla. Dió media vuelta y de la nada, la apuesta regresó a estar a favor de Punzi.

Cayó al suelo hacia atrás junto a su teléfono, que viajó varios metros lejos. Alzó la vista aturdida y encontró enfrente de ella un chico. Estaba igual que Astrid, tirado en el suelo e intentando ordenar de nuevo la gran cantidad de papeles que se habían caído

- Dios mío, déjame ayudarte- dijo Astrid apenada.

La rubia se puso de rodillas y ayudó al chico a juntar todos los documentos en un gran taco de nuevo.

- Gracias- le dijo el castaño una vez se pusieron en pie.

Ambos se miraron con una sonrisa y Astrid no pudo evitar admitir que era muy guapo. No era moreno como el James del libro, su piel era mucho más blanca y su cara estaba llena de pecas. No era muy alto, tendría la misma altura de Astrid. Sus brazos no eran grandes y musculosos, todo lo contrario. Sus ojos no eran oscuros ni misteriosos, sino verdes y simpáticos. Y su pelo... su pelo era hermoso, no era un pelo perfectamente peinado en un alto tupe. Su pelo era largo, alocado, rebelde y perfecto. 

-Venía a preguntarte ¿Por casualidad no serás Astrid Hofferson? - le preguntó el chico de pelo perfecto sacándola de sus pensamientos.

-Si, soy yo- dijo con su mejor sonrisa una vez recogió su teléfono, Punzi había colgado.  

-Soy Hiccup Haddock, y soy quien se encargará de mostrarte la escuela y responder a todas tus preguntas- terminó con una encantadora sonrisa, se notaba demasiado que no estaba improvisando-. ¿Se nota mucho que lo he ensayado, verdad?

-Un poco- contestó Astrid riendo.

-Bueno, se supone que deberías haber llegado hace casi una hora pero...

-Lo siento, seguramente ahora estáis en clase.

-Sí, tenía que entregar esto papeles en secretaría, te he visto y he dicho ¿no será esta hermosa chica mi encargo?- bromeó haciendo que las mejillas de Astrid se calentaran.

-Siempre puedes enseñarme la escuela en la hora del descanso.

-Por supuesto, mi lady, soy tu guía.

-¿Le dices mi lady a todas la chicas a las que guías?

-Solo a las chicas que me parecen guapas- ¿realmente ese chico y ella estaban ligando?

-Nosborn, que galán- rió la rubia- ¿Entonces te acompaño a secretaría y me guías a mi clase?

-Me parece bien- dijo para dirigirse junto a Astrid hacia al otro lado del pasillo antes de frenar en seco- Un momento ¿has citado un meme en una conversación entre casi desconocidos?

-¿Sí?- contestó algo nerviosa.

-Creo que me acabo de enamorar.

-Mierda-pensó Astrid cuando sus mejillas se tiñeron de rojo. Punzi no podía ganar.

.....

La música se había animado y la gente comenzaba a salir a bailar. Un para de gemelos rubios asaltaban la mesa de postres y la gente se quejaba de que no quedara casi nada porque todo estaba en la bolsa nevera que Ruffnut había traído. 

Astrid miraba todo la mar de contenta desde una esquina de la habitación con un pedazo de tarta en la mano. La noche prometía ser divertida y un par de trozos de tarta más. 

Su amiga Heather ya estaba bailando con su novio Fishleg , pero Astrid podía disfrutar de un rato de soledad. Había sido un día de lo más caótico desde su principio. 

Entonces se acercó a ella una castaña elegantemente vestida. En silencio se puso a su lado y comenzó a beber de su copa feliz.

-Me debes una merienda- dijo simplemente. Astrid dejó su tarta en el plato y se giró indignada a su amiga.

-¿Yo? Yo no te debo nada. Tras conocer a Hiccup no pasó nada más que se pareciera al libro.

-Y aún así aquí estamos, he ganado.

-No, la apuesta era que todo se desarrollara como en el libro. Y según yo recuerdo, Hiccup y yo no rompimos, ni él me salvó de morir atropellada, ni me embaracé antes de tiempo...

-Ok, ok, lo he entendido. Pero te has casado con él, el final si es el mismo. Además de que Heather si resultó ser la chica de la bicicleta y Fishleg el chico de las chapas. 

-La boda del libro fue en París, y no sé si lo sabes, Punzi, pero seguimos en Berk.

-Detalles.

-Pues no te voy a invitar a nada, esta es tu merienda- dijo Astrid con una sonrisa orgullosa.

-¡Eso es trampa, Astrid!

-¿Quién está pagando por esto?- Punzi no contestó solo se cruzo de brazo. Astrid sonrió victoriosa, de alguna manera ambas habían ganado. Pero entonces Punzi, no satisfecha con su victoria, alargó la mano y le robó su pedazo de tarta a Astrid-¡Oye..!

-Disculpen, señoritas- las interrumpió una aguda voz.

-Ahí viene el novio- rió Punzi dándole un bocado a la tarta de boda de su amiga.

-Punzi ¿te importaría si te la robo un minuto?

-Es toda tuya, Haddock, quedatela esta noche si quieres.

-¡Punzi!- exclamó Astrid sonrojada tomando la mano de su novio, ahora esposo.

-¿Acaso he dicho alguna mentira?

Astrid sonrió por las tonterías de su amiga y se lanzó a abrazarla. Punzi se sorprendió, Astrid no solía ser muy afectuosa, pero gustosa correspondió el abrazo. 

-Gracias- susurró Astrid antes de separarse de Punzi e ir con Hiccup a bailar.

Punzi sonrió mientras lo veía alejarse y mezclarse entre los invitados, quienes se apartaban cuando reconocían el vestido blanco de Astrid y sabían que era ahora del baile de los novios. Tal vez no había ganado una merienda como acordaron hacía siete años, tampoco había vivido un cliché real como lo vivió la mejor amiga de la protagonista, pero su mejor amiga era feliz ¿que más podía pedir?



Ok, ok ,ok

Se que esto no es técnicamente un cliché pero la gracia del reto es descubrir nuestras capacidades creativas y ver que podemos hacer con un tema concreto. Por eso he decido reirme un poco de los cliché y utilizarlo como recurso más que como tema principal.

Espero que os haya gustado, estoy muy satisfecha con este trabajo y me ha costado de los lindo. Creo que es la primera vez que expreso tan bien mis ideas en un solo capitulo. 

Tengo que decir varias cosas:

1) El libro de Punzi "Too Soon, Too Late" no existe de verdad. Si se busca en internet se podrá encontrar una canción y un libro de autoayuda para familias. Cualquier parecido con alguna obra es pura coincidencia.

2) Realmente no sé como funciona el sistema educativo en Noruega, así que no se como se trataría los alumnos y profesores en caso de que una escuela se destruya. He adaptado las situaciones a la historia. 

Ahora sí, Chaooooo. 











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