Día 5.

—¿Qué es toda esa sangre? ¿Qué están haciendo? —preguntó mi madre.

Mi madre nos miró, ahora teníamos escrito el nombre de Candice en el brazo.

—Ana, contéstame —mi madre más que enojada estaba preocupada, pero no sabía que responderle.

—No estábamos haciendo nada, señora —dijo Hanna muy nerviosa.

—A mí no me hacen tonta, a ver la mano —mi madre extendió su mano para tomar mis manos.

Inmediatamente las escondí detrás de mi espalda, pero ella miró a Hanna y tomó su brazo.

—¿Qué es esto? ¿Por qué Candice?

—Por nada, señora —Hanna tan solo mantenía su cara agachada, estaba apenada. —Tengo que irme, Ana.

Hanna salió corriendo.

—¡Mamá, sal de mi habitación!

—¡No me vuelvas hablar así, Ana! —gritó mi madre y me soltó una bofetada, luego salió de la habitación.

Maldita sea, ¿Por qué tuvo que entrar? ¡Maldita sea! ¿Qué rayos le diré? no quiero que sepa de los 50 días, ellos podrían matarla.

Rápido me tire en la cama, solo quería olvidar lo que había pasado.

***

—¡Ana, despierta! —Jessica estaba tocando fuertemente la puerta de mi habitación.

Me levanté y comencé a alistarme para la escuela, hoy será el último día, por fin el último día, todo sería perfecto si no estuviera en este estúpido reto.

Cuando bajé a la cocina, mi madre no me dirigió ninguna palabra, ella se irá hoy a ver a una tía, no la veré por todo el fin de semana, no quiero que se vaya molesta.

—Mamá, ¿Puedo hablar contigo? —pregunté acercándome a ella.

—Iras a ver a un psicólogo el lunes —dijo y siguió preparando el almuerzo.

—¿Para qué? Yo no lo necesito —me negué rápidamente.

—Ana, lo necesitas, la gente no puede estar cortándose así nomás, se lo dije a la madre de Hanna, ella ira contigo.

Oh Dios, ahora la madre de Hanna lo sabe, solamente eso faltaba, es mi culpa, debimos cerrar con seguro mi habitación de esa forma mi madre no habría entrado a la habitación sin tocar, además quien le da el derecho de no tocar, debe respetar mi privacidad.

—¿Quién se cortó? —preguntó Jessica llegando a la cocina.

—¡Buenos días! —vaya, al menos Paola mantiene una buena actitud aquí, a pesar de que su padre está muerto por mi culpa.

—Nadie Jess —respondió mi madre algo seria, podía notarlo, ella está molesta conmigo, no sé si por lo que hice, o porque cree que no le tengo confianza para contarle lo que me pasa.

Salí de casa, tengo que ir a casa de Hanna, en verdad creo que mi madre debe saberlo, pero tengo miedo de contárselo, no quiero que le pase nada.

Al llegar a la casa de Hanna, ella ya no estaba, solo estaba su hermana pequeña, Danny.

—Hanna no está —La pequeña dijo abriendo la puerta.

—Está bien, la veré en la escuela.

—Ana, me caes muy bien —ella sonrió y cerró la puerta.

Danny es muy tierna, ella tiene 12 años. Es 5 años más pequeña que Hanna.

Me dirigí a la escuela, al llegar mire a Grace, ella estaba conversando con Pablo, lo cual era algo extraño, nunca los había visto juntos.

Mi curiosidad fue tanta que caminé hasta ellos.

—Hola chicos —saludé.

—Hola Ana, ¿Cómo llevas el reto? —preguntó Pablo, luego miro a Grace.

—Supongo que bien —dije, noté a Grace algo distante, ni siquiera me miraba a la cara. —Grace, ¿Estás bien?

—Sí, estoy bien, gracias por preguntar, Ana.

Ella se miraba muy nerviosa, tanto que estaba jugueteando con su celular, no tardó mucho en que este cayera al suelo.

Rápido me agaché para recogerlo, en la pantalla pude ver que estaban viendo un video.

—¿Qué hacen con esto? —pregunté asustada.

—Por favor no me mates, Ana, no haré nada con él, lo juro —exclamó Grace muy asustada, tanto que empezó a retroceder.

Algunas personas presentes nos miraron un poco raro.

—Grace, por favor guarda silencio.

—El video me lo mando Rosa —mencionó Grace muy nerviosa. —No hare nada con él, lo juro.

—¿Qué? Se suponía que tu no usabas WhatsApp —dije rápidamente.

—Tranquila Ana, ya le expliqué lo de los 50 días, ¿Lo mataste por eso? —preguntó Pablo.

—Eso es obvio, Pablo, yo no quería hacerlo.

Y espero que jamás me vuelva a tocar otro reto igual.

—Tranquila, este video no lo vera nadie —Grace pareció más calmada, así que me tranquilice.

—Oh gracias, por favor elimínalo.

Me sentí tan aliviada, espero y Grace este diciendo la verdad, o Hanna y yo estaremos en graves problemas.

Por la puerta de la escuela, miré a Rosa, ella estaba acompañada de Nuria, ella se acercó a nosotros.

—¿Listos para su quinto día? —preguntó Rosa sonriendo.

—No —dije inmediatamente, no estaré lista para ninguno, solo tengo miedo.

—Tu eres una maldita aguafiestas —anunció Rosa rodando los ojos.

—Eso sin duda —respondió Nuria riendo junto a Rosa.

¿De qué me perdí? ¿Desde cuándo Rosa y Nuria son amigas?

—Rosa, maté a una maldita persona, ¿Cómo diablos quieres que me sienta bien con el maldito reto? —pregunté, nada de esto está bien.

Lagrimas querían salir de mis ojos, no quería llorar, tengo que ser fuerte.

—Lo siento mucho, Ana —mencionó Grace.

—¿Qué hacen con esta estúpida? —preguntó Rosa señalando a Grace.

—Recuerda que le mandaste el video —me alejé de ellos, no quería estar ahí, Rosa ya no es la misma persona, yo creí que ella me iba apoyar, pero no, mejor se buscó otra maldita amiga.

Mi celular comenzó a sonar, seguro es Candice.

Mensajes:

Candice: Hola Ana, ¿Quién te hizo llorar? ¿Tú mamá? ¿O Grace?

Ana: Nadie, ¿Quién es Grace?

Candice: Por Dios, Ana, lo sé, ella recibió tu video, ¿Crees que ella haga lo que le pediste?

Ana: Déjame en paz, Candice.

Candice: Claro, solo te faltan 46 retos, y serás libre, mientras tanto, tu quinto reto.

Candice: Reto: Reunirte con tus estúpidos amigos, tienen que hacer exactamente lo que les diga, tienen que robar.

Ana: Eso es poco para lo que me hiciste hacer anteayer.

Candice: Espera, Ana, aun no te he dicho que quiero que robes.

Ana: ¿Qué?

Candice: Un auto, específicamente un auto, más tarde te envió los datos, quiero que trabajen en equipo, recuerda que es muy importante.

Rápido me levanté de donde estaba sentada, corrí con los demás, ellos estaban también en su celular, cuando terminaron de leer, todos me miraron.

—¿Listos para robar? —Rosa nos miró enarcando una gran sonrisa.

***

Cuando ya era de noche, Candice me mando los datos del auto, todos quedamos en que nos veríamos en el parque.

Cuando llegue ahí, ya estaban todos, Isabella, Pablo, Rosa, Nuria, Hanna, Ian y Emily, esto está muy mal, todos estamos metidos en esta estúpida pesadilla.

—Hasta que llegas, Ana, estábamos a punto de irnos sin ti —mencionó Ian antes de que yo pudiera decir algo.

—No exageren, apenas llego dos minutos tarde —mencioné molesta.

—Bueno, hagamos esto —mencionó Isabella.

—Vamos a robar, jamás he robado algo en mi vida —Emily estaba nerviosa.

Caminamos hasta una tienda de servicio, el auto que tenemos que robar es de un chico malo llamado Marcos.

Según Candice, el vende droga en la esquina del centro comercial, tenemos que hacerlo sin que nos mire, o alguien de nosotros podría morir hoy.

Cuando llegamos a dicha esquina, efectivamente ahí estaba el auto. Pablo e Ian comenzaron a tratar de abrir la puerta.

—Chicos, estoy aquí por Candice —dijo Carlos, él fue el que me ayudo a lo del profesor.

—Ayúdales, tenemos que salir de aquí rápido —Carlos me hizo caso e inmediatamente se unió a ellos.

Los tres comenzaron a mover un pequeño alambre, después de muchos intentos el auto se abrió.

Hanna, Rosa, Emily y yo nos metimos al auto, Isabella y Nuria se quedaron vigilando aún, ahora solo tienen que hacer que el auto encienda y todo estará listo para irnos.

—Chicos, Marcos ya viene —gritó Isabella y se subió al auto.

El auto encendió y todos se subieron como pudieron, todos estábamos muy apretados.

—Hey, ¿Qué hacen? ¡Dejen mi auto! —ese chico, Marcos, empezó a gritar.

Carlos aceleró y nos fuimos de ahí, pero no todo era fácil, Marcos comenzó a seguirnos en otro auto.

—No quiero morir —Hanna comenzó a repetir una y otra vez. —No quiero morir.

—Cállate, me desconcentras —Carlos dio un fuerte grito que hizo que Hanna guardará silencio.

—¿Tu quién diablos eres? —preguntó Pablo. —Si mal no recuerdo, él está en tu video Ana.

—Así es, él también es jugador —dije.

Después de mucho conducir, por fin perdimos a Marcos o eso creo.

—Todo está bien, ahora no hay de qué preocuparse —mencionó Carlos.

—¡Cuidado! —gritó Isabella.

El auto comenzó a dar vueltas tras un impacto, justo en el lado donde se encontraba el copiloto.

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Espero y les haya gustado.

Voten y comenten.

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