Día 40.
El cuerpo de Paola cayó al suelo, un charco de sangre rápido se formó debajo de su cabeza.
—¡Noo! —grité, ella no puede estar muerta, ella nos salvó, yo no hice nada para ayudarla, maldito juego.
—¡Fue lo mejor! —Candice sonrió.
—Gracias, Elena —dijo Henry palmeando la espalda de Elena, como si hubiese hecho un gran logro.
—Para que sepan que soy leal —mencionó Elena.
Ariana se acercó al cuerpo de Paola, lo tomó de los pies y comenzó a arrastrarlo.
—Eso fue todo, recuerden los peores retos son los últimos, me hubiera gustado que lo hubiera sido desde antes, pero todo se complicó.
—Solo quiero que esto termine para ya no tener que ver tu estúpida cara, Candice.
—¡Vaya, Ana si sabe enojarse! —exclamó Manuel para luego reírse.
Ya no soporto esto, solo quiero que termine, ya no quiero que nadie muera.
—¡Pablo! —gritó Ariana.
Pablo caminó hacia ella.
—Ana, tenemos que irnos ya, tengo que buscar a Isaac —Rosa me tomó de la mano para jalarme hacia la salida.
Casi lo olvido, espero que Isaac y Lizbeth estén bien.
—Pueden irse, espero estén listos para mañana.
—Cualquiera que trate de oponerse a los próximos retos, morirá en segundos —dijo Pablo.
—¿Tú? ¿Por qué dices eso? —preguntó Gaby confundida.
—Ahora soy de la parte ganadora, de los jefes, de los sobrevivientes —Pablo sonrió. —Ahora solo lárguense de aquí.
Comenzamos a caminar a la salida, creo que Pablo tiene razón, espero poder hacer los siguientes retos, Carlos me tiene que contar de que son, él los venció, eso espero.
Después de un rato de caminar, llegamos al parque, Rosa quiere buscar a su hermano.
—¿Dónde creen que estén? —preguntó Rosa.
—Él se los llevó de casa de Hanna, espero estén cerca, tal vez en casa de Marcos —Isabella tiene razón.
—¿De qué están hablando? —preguntó Valeria.
—De Lizeth y de Isaac, Marcos se los llevo, él está obsesionado con Liz.
No puedo creer que ella siendo inocente terminó embarrada en todo esto, aunque sinceramente ella fue la que decidió ir con nosotros ese día a casa de Marcos.
—Me siento muy mal por Paola, ella no merecía morir —mencionó Hanna.
—Si, Hanna, nadie merecemos morir, mi hermano murió, todo por culpa del estúpido Pablo —Valeria estaba molesta y triste.
—Ahora que Pablo esta con los malos, él nunca fue un buen amigo, cuando encontramos a Nuria, él quería irse y no buscar a nadie —Emily estaba molesta también.
—Yo también quería irme, pero por el miedo —dijo Isabella. —Incluso por todo el temor que tenía maté a un hombre inocente, al pobre de Hugo.
—Inocente no Isabella, lo mismo creía de Elena y mira, ella mató a Paola.
—Tienes razón, Ana.
¿Dónde podrá tener Marcos a Isaac y Lizbeth? Ahorita no se me ocurre ningún lugar, solo su casa, pero no creo que sea tan estúpido para ir ahí.
—¡Ana! —gritaron desde el otro lado de la calle.
Rápido me giré y miré a Saúl, el caminó hacia nosotros.
—Saúl, tenías razón, Manuel no está muerto, él está vivo, él creo el juego —dije rápidamente.
—Ya me lo temía, había muchas incongruencias con todo eso de su muerte —mencionó Saúl. —Ana, tienen que irse, los siguientes retos son los peores.
—Amigo, ya nos dijeron —dijo Isabella acercándose hasta Saúl.
—Es lo que nos repitió mucho Candice —Ian rio.
—Él es Saul —dije para luego decir los nombres de cada uno de mis amigos.
Estoy muy cansada, mis ojos me duelen, pero tengo que hacer esto por Rosa.
Decidimos irnos a casa de Hanna, de ahí cada uno iría a buscar en algún lugar.
—Bueno, ahora que todos tenemos nuestro lugar, tenemos que irnos ya, Ana tú iras a casa de Marcos, es lo menos peligroso, ya que en verdad debería estar estúpido para ir ahí.
Todos salieron, decidí ir por un poco de agua, me dolía un poco la cabeza, me senté un instante en el sofá, es muy cómodo, me recargué hacia atrás, este sofá es muy cómodo.
***
Día 40.
—¡Ana! —escuché que decían, abrí poco a poco los ojos y ahí estaba Rosa.
—Buenos días, Rosa —aún tengo mucho sueño.
—¿No estaban? —preguntó Rosa.
Abrí los ojos como platos, Dios mío me quedé dormida.
—No, no había nadie.
—¡Maldita sea!
—Lo siento, Rosa, te mentí, no fui, me quede dormida, lo siento.
—¿Qué? No puede ser Ana, solo te pedí ayuda en una pequeña cosa.
***
POV Lizbeth.
No puedo creer que Marcos me haya traído otra vez a su sótano, tengo mucho miedo.
—Tranquila, Liz, pronto saldremos de aquí, estoy seguro que Rosa hará lo posible por encontrarnos.
—No sé, no quiero que nadie salga herido por mi culpa.
Isaac me miró con algo de lastima, luego pareció recordar algo.
—Cuando Marcos nos trajo aquí, miré al amigo de Ana, creo que es Carlos, él nos vio, tal vez fue por ayuda.
—Eso es genial, Isaac.
Espero Carlos les avise que estamos aquí, no quiero morir.
***
POV Ana.
—Lo siento mucho, Rosa, ahorita mismo voy.
Rosa solo se quedó callada, los demás llegaron, dijeron que no había señales de Marcos donde ellos buscaron.
—Deberíamos pensar en llamar a la policía —propuso Emily.
—La policía no sirve de nada, ellos lo están buscando desde hace mucho, y dime, ¿Qué han hecho?
Rosa tiene razón, no es como que la policía de la ciudad sea muy eficiente.
Mi celular comenzó a sonar, inmediatamente supe que era mi reto número 40.
Mensajes:
Candice: Hola, Ana, ya estás en la recta final, tal vez te interese ver esto.
Candice envió una foto.
Foto:
En la foto están los padres de Ana sentados en una silla con las manos y los pies atados y con una venda en los ojos.
Ana: Maldita, déjalos ir.
Candice: Claro, Ana, solo dime a quien de los dos.
Ana: ¿Qué? A los dos, estúpida, por favor, Candice, no les hagas nada.
Candice: Que yo recuerde en el reto del día 35, tu preferiste a tu padre, ¿Estás segura de eso?
Ana: Candice por dios, yo no dije nada, por favor déjalos ir.
Candice: Solo uno de los dos se va, pero vamos Ana, ¿A quién prefieres?
Ana: Por Dios, por favor, los elijo a los dos.
Candice: Entonces ninguno, es uno o nadie.
Ana: Eres una maldita, perra.
Ana: La elijo a ella, a mi madre, déjala ir.
Candice: No quiero imaginarme como se sentirá tu padre cuando le cuente a quien preferiste.
—¡Ella tiene a mis padres!
—Lo sentimos, Ana —Hanna me miró con lastima.
Maldita, Candice, lo siento mucho, papá, yo no quería decidir.
—¡Vamos, Ana, a casa de Marcos!
Salimos de casa de Hanna, minutos después, ya estábamos enfrente de la casa de Marcos.
—¿Es Carlos? —pregunté confundida.
—Si, es él.
Caminamos hasta donde estaba, él estaba saliendo de la casa.
—¿Hay alguien?
—No, nadie, está completamente vacía —Carlos parecía desilusionado.
Miré a toda la casa, se ve igual a como la última vez que vinimos, miré la pequeña ventana que era del sótano, comencé a caminar hacia allá.
—¡Ana, no hay nadie! —gritó Carlos tomándome del brazo.
—Carlos, ¿Como te fue en tu ultimo reto? —preguntó Hanna sonriendo.
—Pues bien, míralo, yo lo veo con vida —Ian comenzó a reír.
—¿Mi último reto? —preguntó Carlos, pude notar que estaba nervioso. —Aún me faltan.
Qué raro, ayer estuve haciendo la cuenta, el día que nos conocimos él iba en el 15, creo, el ya debió terminarlos.
—Carlos, tu hiciste tu reto 50, hace un día.
—No, eso no es verdad, aun me faltan muchos —dijo Carlos nervioso.
—¿Ana, estás bien? —preguntó Hanna.
—Carlos está mintiendo.
Miré a la pequeña ventana.
—¡Es Isaac!
Él estaba asomándose por la ventana, Dios mío, Carlos es un maldito mentiroso.
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Espero y les haya gustado.
¿Carlos está mintiendo?
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